Washington. 07 ene 2000. En el nuevo milenio, ¿cuántos países
latinoamericanos estarán en posición de tomar ventaja de los
enormes flujos de capitales que buscan oportunidades de
inversión? ¿Cuántos podrán evitar los peligros asociados a la
turbulencia económica, la volatilidad y los impactos financieros?
Pese a los resultados decepcionantes de la mayoría de las
economías de la región en esta década, la elección correcta para
los gobiernos es continuar con las reformas de mercado,
recomienda el Inter-American Dialogue.

Las crisis de los dos últimos años han motivado un enfoque severo
sobre los problemas y la incertidumbre en torno a las economías
de América Latina, afirma el décimo informe hemisférico del
Inter-American Dialogue, difundido esta semana.

El documento, que se emite cada dos años, es una de las
producciones más importantes de la institución, un respetado
"think tank" que reúne a importantes investigadores sociales de
Estados Unidos para evaluar el desarrollo del hemisferio
occidental en materia de política, sociedad y economía.

En su metodología de análisis, los miembros e investigadores
invitados del Inter-American Dialogue contraponen sus diferencias
y buscan establecer una agenda común, identificar soluciones
cooperativas para los problemas regionales y desarrollar
propuestas de consenso para la acción.

De acuerdo con el informe, el impacto de las crisis económicas
en Latinoamérica ha puesto al descubierto la vulnerabilidad de
la región ante los problemas internacionales.

"En países clave, Brasil, Argentina, Chile y México, entre ellos,
las economías reestructuradas de América Latina han mostrado una
considerable resistencia y han probado su capacidad para una
respuesta inteligente y efectiva. Sin embargo, la reciente
crisis, que comenzó en Asia en 1997, ha sido extremadamente
dañina", dice el informe.

Agrega que "aun en diferentes grados, cada nación de
Latinoamérica ha sido afectada por la salida de capitales de la
región, la falta de crédito externo y la caída de los mercados
de valores".

También afirma que "Brasil fue particularmente golpeado por la
crisis, y la caída de su economía repercutió rápidamente en toda
América Latina".

El Inter-American Dialogue sostiene que con excepción de México,
"debido a sus lazos cercanos con la creciente economía de Estados
Unidos", los ingresos por exportaciones cayeron en todas las
naciones de la región, como los precios y la demanda de productos
latinoamericanos.

"La caída resultante a nivel regional ha roto niveles récord de
desempleo, hundiendo los salarios y motivando severos recortes
en el gasto social" de los gobiernos.

"Esta reversión económica ha sido una aguda y decepcionante
realidad para América Latina", agrega Inter-American Dialogue.

"Tras una expansión del 5% en 1977 --la segunda tasa de
crecimiento más grande en dos décadas--, la economía de la región
cayó a un crecimiento de sólo 2% en 1998. Este año se proyecta
una contracción de 1 %, lo cual se traducirá en una pérdida per
cápita de 2,5%", señala el informe.

El documento sostiene que durante toda la década de los años 90,
la región crecerá en una tasa promedio menor al 3% anual. "Eso
es mejor que el porcentaje del 1% de la década de los 80, pero
es menos de la mitad del promedio del 6% alcanzado en la región
durante los años 60 y 70, pero también mucho menos de lo que
estaba previsto alcanzar a través de las reformas y la
reestructuración económica", añade.

Drama de la desigualdad

Inter-American Dialogue afirma que de las 33 naciones de América
Latina y el Caribe, sólo cuatro --Argentina, Chile, Perú y
Guyana-- crecieron con un índice anual del 5% o más durante toda
la década. Otras tres --República Dominicana, Panamá y El
Salvador--, superarán una tasa anual del 4%.

Sin embargo, "un inquietante número de países --incluyendo a
Venezuela, Colombia, Ecuador y Jamaica-- tendrán en el año 2000
un ingreso per cápita menor al que tuvieron diez años atrás",
afirma.

"Esta será la segunda década consecutiva en la que se ha
incrementado la pobreza en toda América Latina, dejando a la
mayoría de sus habitantes más pobres de lo que eran en 1980",
acusa el informe.

"Al mismo tiempo, agrega, las desigualdades en la distribución
del ingreso y la riqueza se han vuelto peores en casi toda la
región, de hecho ya afectada por enormes disparidades", señala.
Latinoamérica sufrió dos severas crisis económicas en un período
de tres años. El colapso del peso mexicano a fines de 1994
provocó también una profunda recesión en la economía de la
región, con una caída del crecimiento, que era del 6%, a sólo 1%
en 1996.

La implacable volatilidad económica ha afectado profundamente a
las naciones de Latinoamérica, así como el lento crecimiento. Esa
combinación, anota el informe, ha sido especialmente ruinosa para
las familias pobres, cuyos bajos ingresos, posesiones limitadas
y empleos inestables los convierten en altamente vulnerables.

Atracción de capitales

Para que las reformas en la política económica de los países de
la región impulsen el crecimiento y la estabilidad que alguna vez
prometieron, se deberá contar además con la habilidad de los
gobiernos para atraer y manejar prudentemente el flujo de
capitales internacionales.

"Este es un tema crucial y un reto para cada país. Nada afectará
más el futuro de las economías de América Latina que los
movimientos de capital hacia y desde la región", sostiene el
informe.

"Durante casi todos los años 90, América Latina recibió los más
altos flujos de capital. Al inicio de la década la inversión
extranjera directa de la región sumó 7.500 millones de dólares,
de los cuales la mitad fueron a México. En 1998 el flujo creció
a 54.000 millones, de los cuales sólo un sexto fue destinado a
México.

"Los capitales dirigidos a Brasil crecieron desde un virtual cero
en 1991 a más de 20.000 millones en 1998, en gran parte debido
a los esfuerzos de privatización masiva, y seguirán un ritmo alto
en 1999.

"Las inversiones en los mercados de acciones en América Latina
han crecido también de manera considerable, a pesar de que se
alcanzaron altos niveles de volatilidad.

"Esos flujos alimentaron el crecimiento en los 90 y junto con la
expansión de las exportaciones y el crecimiento del ahorro
interno, ofrecieron a la región su mejor esperanza para un avance
en el crecimiento económico y social sostenido hacia el futuro.
Sin ellos, las economías de América Latina se hubieran estancado,
como sucedió en los 80", asegura.

"Pero esos mismos flujos, cuando revirtieron su curso en 1995 y
otra vez en 1998, provocaron una recesión en toda la región".

El futuro

"La pregunta central, aún sin respuesta, es si las naciones de
América Latina podrán manejar efectivamente sus economías en un
mundo globalizado. ¿Puede América Latina evitar futuras crisis,
o sus economías están destinadas a moverse continuamente en
ciclos de crecimiento?", cuestiona el informe.

"¿Cuántos países están en posición de tomar ventaja de los
enormes flujos de capitales que buscan oportunidades de
inversión? ¿Cuántos de ellos podrán evitar los peligros asociados
con la turbulencia económica, la volatilidad y los impactos
financieros? ¿Podrán las empresas latinoamericanas tener la
capacidad de exportar más y ganar con las reglas mundiales de
comercio abierto?", preguntan los expertos.

"¿O se encontrarán a sí mismos desplazados por importaciones más
baratas y de mejor calidad? Y si América Latina tiene la
capacidad de tomar completa ventaja de la inversión foránea, qué
se puede hacer para distribuir los beneficios de la manera más
equitativa y proteger a los menos favorecidos?", agregan.

Esos son los principales desafíos para los líderes políticos y
los empresarios y encargados de las finanzas públicas. Muchos de
ellos están convencidos de que sus países pueden ser competitivos
en la economía mundial y para que ello suceda planean seguir
organizando sus economías y afinando sus políticas, apuntan.

"Las estrategias de mercado no sólo son consideradas el mejor
camino para lograr la estabilidad económica y el crecimiento
rápido. También generan ventajas políticas. Los candidatos
comprometidos con la reforma de los mercados han ganado casi
todas las elecciones en América Latina durante los últimos 12
años, y esa tendencia no ha dado muestras de abatirse", señala
el documento.

"Las economías disciplinadas y orientadas hacia los mercados
parecen ser políticas inteligentes. Pero los resultados han sido
elusivos. Sólo Chile ha logrado altos niveles de expansión
económica estable", asevera.

"La pobreza y el desempleo permanecen rampantes en América
Latina. La falta de igualdad es peor que en cualquier otra región
importante del mundo y el ingreso y la riqueza se están
deteriorando cada vez más", precisa.

Crecimiento sostenido

"Para reducir sistemáticamente la pobreza y la desigualdad, las
naciones latinoamericanas tienen que crecer más rápidamente y de
manera constante de lo que han logrado en el pasado. Ello sólo
podrá alcanzarse si América Latina permanece integrada a la
economía global", afirma el Inter-American Dialogue.

Explica que "los países de la región no ahorran lo suficiente
para financiar su propio crecimiento. Construir una mayor
capacidad para el ahorro interno es una prioridad importante en
casi toda la región, pero tomará algún tiempo. El capital foráneo
--proveniente del comercio, las inversiones y los préstamos-- es
esencial para un crecimiento económico sostenido en América
Latina".

Los expertos afirman que existen "grandes riesgos asociados a los
flujos financieros, particularmente el capital de corto plazo",
y agregan que "las economías en todo el mundo se han
desestabilizado cuando, por cualquier razón, ocurren retiros de
capitales".

"Muchas ideas han sido propuestas entre la comunidad
internacional para evitar, contener y responder a las crisis
económicas vinculadas con los flujos globales de capital. Muchas
de esas ideas son atractivas y debieran ser compradas, en los
niveles hemisférico y global. La tarea pendiente, sin embargo,
recaerá en cada nación", pronostica.

Añade que "ningún país en desarrollo puede protegerse plenamente
de una caída global. Pero es posible limitar el daño y hasta
recuperarse asegurando que las instituciones financieras sean
bien manejadas y cuidadosamente reguladas, que los agentes
públicos y privados sean fiscalizados y sus transacciones
transparentes, que las políticas económicas sean diseñadas para
mantener los déficits bajo control y que los pobres cuenten con
alguna protección contra los impactos de las crisis".

Lo que falta

El documento concluye que los esfuerzos de reformas económicas
deben profundizarse y afirma que deben hacerse "mejoras
substanciales en legislación laboral, políticas fiscales,
programas de educación y los sistemas judiciales".

Los controles de capital pueden funcionar en algunos lugares,
pero son muy difíciles de implantar, quizá no sirvan en todas
partes y pueden acarrear costos significativos, sostiene el
décimo informe hemisférico del Inter-American Dialogue.

Agrega que las naciones de Latinoamérica "deben construir y
mantener la confianza de inversionistas, domésticos e
internacionales".

"Un manejo económico prudente es el mejor antídoto contra las
crisis financieras y también el mejor modo de generar crecimiento
económico. La reciente crisis global le costó mucho a América
Latina. El precio, sin embargo, pudo ser mayor --como ocurrió en
Rusia y en varias naciones asiáticas-- si las economías de la
región no hubieran estado protegidas por una docena de reformas
políticas e institucionales", asegura.

Pese a los resultados decepcionantes de la mayoría de las
economías latinoamericanas en esta década, la elección correcta
para los gobiernos de la región es continuar con las reformas de
mercado, recomienda el Inter-American Dialogue.

"Necesitan expandirse profundamente, y consolidar reformas
económicas e institucionales, mientras al mismo tiempo se deben
tomar medidas para lograr una distribución más justa de los
beneficios", finaliza.

Cae la mortalidad infantil

BRASILIA. La tasa de mortalidad infantil brasileña bajo del 47
al 36 por mil.desde el principio de la década. Aún así, más de
21 millones de niños y adolescentes del país (35% de la población
total) viven abajo de la línea de la pobreza, según el boletín
Estado Mundial de La Infancia 2000, divulgado por el Fondo de las
Naciones Unidas por la Infancia. Sin garantizar el acceso
universal a la educación básica y con 49 millones de ciudadanos
sin acceso al agua potable en sus hogares, Brasil, la novena
economía mundial, recibió duras críticas en la publicación.

El principal problema es la desigualdad en la distribución del
ingreso en el país. Los ingresos anuales de los 10% más ricos del
país son 30 veces más altos que aquellos de los 40% más pobres,
señaló el organismo.

En los Estados Unidos, por ejemplo, esa diferencia es de cinco
veces.

Pese a eso, hay claros avances. La vacunación es una de las
mayores victorias del país en los años 90. El 96% de la población
es vacunada y la poliomielitis ya está erradicada. Pero los datos
sobre educación demuestran que los avances no siempre fueron
suficientes. De 1990 hasta hoy, el porcentaje de niños con edades
entre 7 y 14 años que no frecuentan la escuela cayó el 6%. Pero
ellos aún son 1,3 millones.

Una de las consecuencias más brutales de esa situación es la
explotación del trabajo infantil. El documento apunta como
inaceptable la existencia de 2,9 millones de niños con edades
entre los 5 y los 14 años que trabajan para ayudar a sostener sus
familias. (Texto tomado de Tiempos del Mundo)
EXPLORED
en Ciudad Washington

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