Quito. 28 ene 2000. El denominado Frente Patriótico convocó a un
"alzamiento popular". La medida, así como la protesta indígena,
apunta al desconocimiento de los tres poderes del Estado. Las
autoridades dispusieron la movilización de 35.000 efectivos de
la fuerza pública para mantener el orden. La movilización social
perdió fuerza luego de la dolarización de la economía.

La protesta popular, que durante las dos semanas previas
mantuvo un carácter parcial y aislado, se intensificó a partir
de este lunes.

En primer lugar, se cumple un levantamiento indígena de carácter
indefinido, convocado por la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador, CONAIE, y la Coordinadora de Movimientos
Sociales, CMS, que ha significado el bloqueo de carreteras y
caminos, principalmente en el callejón interandino. Al tiempo,
se ha dado inicio a una multitudinaria marcha sobre Quito, que
se asume arribará a la capital cuando se publique esta edición
de Tiempos del Mundo.

Paralelamente, el denominado Frente Patriótico, FP, que agrupa
a sindicalistas, maestros, estudiantes y campesinos, renovó su
llamado a un "alzamiento popular", cuya manifestación más
sensible fue una paralización parcial administrativa y operativa
de la industria petrolera, que sólo pudo ser conjurada merced a
la masiva militarización de todo el complejo hidrocarburífero del
país.

Ambas protestas, que se realizan por separado debido a
diferencias entre sus dirigentes, coinciden en el pedido de
renuncia de los tres poderes del Estado.

En el caso de la Conaie y la CMS, han procedido a la instalación
de los denominados "parlamentos populares", a nivel nacional y
provincial, de donde se supone emanarán las resoluciones del
nuevo poder constituido.

"Es hora del cambio total, quizá ésta sea la última oportunidad
que nos brinda la historia para salvar a la patria; cuando los
electos traicionan el mandato de la ciudadanía, la democracia
debe regresar a su fuente: la soberanía popular", reza una
declaración de estas organizaciones.

En una primera demostración del gobierno de que aplicará mano
dura, a tenor del decreto de emergencia nacional vigente desde
la semana anterior, procedió a capturar a tres de los líderes del
Frente Patriótico; concretamente, a su presidente, Luis Villacís;
al dirigente sindical José Chávez y a Ciro Guzmán, presidente del
Movimiento Popular Democrático, partido político de extrema
izquierda que controla el FP.

Para hacer frente a la protesta popular fueron movilizados
alrededor de 35.000 efectivos de la fuerza pública,
principalmente del Ejército y la Policía.

El general Carlos Mendoza, jefe del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas, reiteró su pedido para que se evite la
apropiación de bienes privados y la violencia. Advirtió el riesgo
de que en las manifestaciones se hagan presentes elementos
armados, en actitud francamente subversiva.

Uno de los empeños del militar es mantener habilitadas las vías
de circulación interprovincial, a fin de evitar el posible
desabastecimiento de víveres y la consiguiente carestía en las
ciudades.

Por su lado, el presidente Jamil Mahuad ratificó su compromiso
de preservar la paz y el orden de la República, recordando a los
grupos contestatarios que para ejercer el poder, de acuerdo con
la Constitución vigente, es necesario ganar una elección.

Destacó que en la protesta identifica a tres sectores: políticos
frustrados que buscan protagonismo, los indígenas, que no pueden
pasarse sobre la ley, y un grupo armado de estudiantes que
intenta revivir vanamente la guerrilla urbana.

Los analistas estiman que la decisión del gobierno de dolarizar
la economía le quitó piso a la protesta, toda vez que generó una
respuesta favorable de poderosos gremios como el empresariado y
los transportistas, que de manera previa también habían demandado
la renuncia del mandatario.

"Al fin se tomó una decisión que, aunque dramática, le da un giro
a las expectativas; pensamos que ahora se le puede dar una nueva
oportunidad al gobierno", destacó Joyce de Ginatta, presidenta
de la Cámara de Pequeños Industriales del Guayas (Guayaquil).

De igual manera, influyentes sectores políticos como el Partido
Social Cristiano, PSC, y el Partido Roldosista Ecuatoriano, PRE,
avalaron abiertamente la tesis de la dolarización, con lo cual
el régimen recibió un espaldarazo en un momento crucial.

Incluso un firme opositor al gobierno como el alcalde de
Guayaquil y ex presidente León Febres-Cordero, salió en defensa
del orden establecido. "Ahí veo unos cuantos payasos presidiendo
estos parlamentos (populares). Aquí hay un solo Parlamento que
es el que nace de la Constitución, el resto son mamarrachadas y
ridiculeces", declaró en tono enérgico.

Como era de esperarse, la propuesta de dolarización ha sido
rechazada categóricamente por los movimientos sociales
involucrados en la protesta, que la convirtieron en una de sus
principales banderas de lucha. "La dolarización sólo va a servir
para hacer más pobres a los pobres", sentenció Antonio Vargas,
presidente de la Conaie.

Medidas ante la hiperinflación

El país ingresó abruptamente a la dolarización. De esta manera,
el gobierno intentó detener la hiperinflación. Mahuad anunció el
reemplazo del sucre por el dólar, en medio de los rumores sobre
su propia caída.

Partidos políticos, organizaciones gremiales y movimientos
sociales de derecha e izquierda se prestaban a expulsar al
Presidente por su supuesta incapacidad para detener el
vertiginoso deterioro de la economía. Sólo en 1999, el sucre se
devaluó un 200%, y desde que asumió el poder Mahuad, en agosto
del 98, la devaluación sobrepasó el 250%.

Cuando se anunció la dolarización, los precios cambiaban en el
día. Un boticario que vendía una medicina lo hacía bajo cálculos
de equivalencia con el dólar, cobraba en sucres y salía a comprar
divisas. El círculo vicioso de descrédito del sucre dislocó la
economía y empezó a causar acaparamientos de productos
fundamentales como las medicinas.

El proceso devaluatorio frenó a raya con la decisión de dolarizar
la economía. La escalada alcista del dólar se detuvo de un día
para otro y la población experimentó algo que parecía increíble:
que el solo anuncio lograra lo que no pudieron la elevación de
las tasas de interés al más del 400%, la subida del encaje
bancario al 24% y la promesa de que Ecuador iba a suscribir un
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para concretar un
programa de salvataje financiero.

El gobierno dispuso que los bancos comiencen a canjear sucres por
dólares con la garantía de respaldo del Banco Central. Y las
tasas en los bancos comerciales para inversiones a 30 días
cayeron del 40 al 33%, y las de créditos corporativos del 80 al
63%. También bajaron los tipos de interés por créditos personales
del 75% al 66%. (Texto tomado de Tiempos del Mundo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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