El Puyo. 28 ene 2000. El intercambio comercial se fortalece con
la reapertura fronteriza. El desarrollo local tiene fortaleza
municipal.

La reapertura de la frontera Ecuador-Perú genera expectativas en
los 700 habitantes del puerto en el río Napo, a cuatro km del
límite internacional.

Somos el principio y fin de nuestro país en el Oriente, dice el
alcalde de Aguarico, Nelson Castillo. Para llegar a la cabecera
cantonal, Nuevo Rocafuerte, se requieren 12 horas en barcaza
desde Coca (capital de Francisco de Orellana), lo más cercano
adonde llega carro.

En medio de la verde y exuberante selva amazónica, la ciudad
cuenta con energía eléctrica, agua, teléfono y un hospital
tutelado por la Misión Capuchina. Su temperatura ambiental
fluctúa entre los 30 y 35 grados centígrados, aunque hay días en
que llegamos a los 40, dice Jorge Carvajal.

Los rocafuereños tienen en los vecinos de Perú una fuente de
ingresos, pero esperan que se elimine el tributo por atraco y
zarpe de la Capitanía del Puerto. El comerciante imbabureño
Francisco Tingo, que llegó hace seis años a trabajar como
profesor del colegio, dice que cuesta 112 mil sucres atracar y
zarpar, "esto desestimula la llegada de peruanos".

Para comprar ropa, calzado y víveres tenemos que viajar al
Ecuador, pero no lo hacemos porque ese impuesto encarece las
compras, sostiene Daniel Grefa, oriundo de Puerto Pantoja-Perú,
a una hora aguas abajo del puerto. Un promedio de tres
embarcaciones por día atraca en el lugar, donde el ancho del Napo
alcanza 1 500 m.

En ese sentido, la Dirección de Desarrollo Fronterizo y Asuntos
Amazónicos de la Cancillería encamina su gestión. Tiene base en
el acuerdo binacional del 22 de octubre pasado, que establece
exoneraciones para dinamizar la relación, según Juan Carlos
Ramírez. El funcionario de la Cancillería solemnizó la apertura
oficial de la frontera binacional, el viernes 21 de este mes, en
Nuevo Rocafuerte.

Pero también se impone un mejor trato de los comerciantes
ecuatorianos. La moneda que se utiliza para las transacciones es
el dólar, que se reconoce a 20 mil sucres, cuando la cotización
oficial es de 25 mil, dice Grefa. Ecuador, sin embargo, es un
mercado atractivo para los peruanos de Pantoja, ya que en su país
deben viajar seis días, pagar 60 dólares de pasaje -una sola vez
al mes-, para aprovisionarse en la ciudad de Iquitos.

Los precios son bajos para los vecinos peruanos: arroz a 4 500
sucres la libra (dos piladoras, una en Nuevo Rocafuerte y otra
en Puerto El Quinche, a 45 minutos aguas arriba) producen 200
quintales mensuales, el litro de aceite cuesta 30 000 sucres, la
libra de azúcar 10 000, la cola medio litro 8 000, el atún 15
000, la libra de papas 4 000, la de tomate 6 000, un atado de
cebolla paiteña 10 000, el galón de gasolina 20 000, el litro de
aceite de motor 40 000 sucres.

El motor central del desarrollo local gira en torno a la
inversión municipal. Todos los servicios están bajo su
responsabilidad y con subsidios onerosos para el presupuesto que
alcanza los 6 000 millones de sucres al año, más un aporte de 2
000 millones de las petroleras argentinas Pérez Compac (1 400)
y CGC (600 millones).

La planificada infraestructura física de la pequeña ciudad
impresiona al visitante. Sus viviendas son una simbiosis entre
la arquitectura colona con madera u hormigón y techos de zinc,
con la indígena de guadua, chonta y cubierta de paja. Los 3,8
kilómetros de calles limpias, rectas, uniformes, cuentan con
aceras y bordillos. Incluso 2,5 km son adoquinados, precisa
Castillo.

Toda construcción demanda superar un obstáculo supremo: la
distancia. Eso encarece la obra pública en un 60 ó 70 por ciento.
Por ejemplo, cuatro metros cúbicos de lastre (un volquete de
piedra con arena) valen en Coca 200 mil sucres, mientras en Nuevo
Rocafuerte 600 mil sucres.

Todos los materiales de construcción (cemento, hierro, zinc...)
se compran en Coca, y el traslado en la barcaza cuesta 20 000
sucres por quintal.

Para sus obras, el Municipio cuenta con un equipo caminero
conformado por dos tractores, dos volquetes y una cargadora, pero
por daños y falta de repuestos solo funciona un volquete y la
cargadora.

Nuevo Rocafuerte tiene energía eléctrica 12 horas al día. La
generación proviene de una planta termoeléctrica con capacidad
para 170 kilovatios-hora y los costos de operación y
mantenimiento demandan de 300 millones de sucres anuales.
"Recuperamos unos 150 millones, la diferencia subsidia el
Municipio, dice el alcalde Nelson Castillo. La tarifa básica para
los 90 abonados es de 25 000 sucres mensuales.Cada dos meses
recibe del Fondo de Solidaridad, a través de la Empresa Eléctrica
Sucumbíos, 6 000 galones de diesel, "que aliviana la inversión
municipal".

La guerra del 41 le cambió de lugar

Nuevo Rocafuerte es un reasentamiento poblacional -después de la
guerra de 1941-. El "viejo" estaba junto a Puerto Pantoja, en
Perú, cerca de la desembocadura del Aguarico en el Napo, una hora
aguas abajo de su actual ubicación próxima a la confluencia del
Yasuní.

El cierre de la frontera detuvo un dinámico proceso de desarrollo
comercial en esa región. De 1 500 habitantes que habíamos hasta
los 60s ahora somos 700, dice Banildi Bifarini, que nació allí
hace 63 años. Con su mirada sobre el caudaloso Napo, comenta que
hubo una gran explotación de oro. Esto le contó su padre Oswaldo
que vino desde Perugia-Italia.

En Arcadia, un caserío que hoy también es peruano, 45 minutos
aguas abajo de Nuevo Rocafuerte, el empresario Julio San Miguel
tenía una fábrica de fideo, aguardiente y panela, y vendía arroz
pilado. Esa es parte de una historia inédita que solo reposa en
su memoria. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad El Puyo

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