Quito. 02.02.94. Los orígenes del fútbol o fútbol asociación son
al mismo tiempo muy fáciles de rastrear y profundamente oscuros.
Fáciles de rastrear porque se sabe perfectamente cómo empezó. En
la segunda mitad del siglo XIX, cuando las distintas escuelas
inglesas que lo jugaban cada una con sus reglas, terminaron por
aprobar un reglamento unificado y se separaron en 1863 de los
partidarios del uso de las manos. Y oscuros, porque las
especulaciones sobre el origen del juego pueden prolongarse hasta
el infinito, ya que el dar patadas a una pelota aunque sea una
pelota de mimbre, como ocurría en la antigua China es una
actividad lógica en el hombre. También puede reivindicar el
origen de este deporte Roma, Japón o Grecia.
Es posible que los primeros partidos internacionales fueran
jugados entre chinos y japoneses. El museo etnológico de Munich
posee un texto escrito por Lee Ju que vivió unos 50 años antes de
Cristo, en el que se habla de partidos entre chinos y japoneses,
jugando cada uno según sus reglas respectivas. Existen
documentos reveladores de que en 1004 D.C., los japoneses jugaban
una especie de fútbol sobre un pequeño campo marcado por árboles
en cada una de sus esquinas. Los chinos tenían un juego que
consistía en dar patadas a una pelota de cuero, al parecer
rellena de cabello femenino y también es cierto que en Kyoto,
antigua capital japonesa se jugó un partido de fútbol en el año
611 D.C.
Entre los antiguos griegos era muy popular el juego de pelota
llamado Episciro, que fue adoptado por Roma al igual que otras
tantas cosas griegas, denominándolo Harpastum, y se dice que
César lo jugó e incluso ganó una apuesta de 50 talentos a
Cecilio, con la desaprobación de Virgilio y Horacio, que se
enteraron; Ovidio se pronunció contra su práctica por parte de
las mujeres.
En realidad era un deporte duro que consistía en llevarse la
pelota contra la oposición de todos los demás participantes.
Las legiones romanas lo llevaron, quizá, a Gran Bretaña y una
leyenda sostiene que el año 276 D.C., un equipo inglés venció a
otro legionario en una victoria famosa.
Ya en la Edad Media había echado raíces una ruda clase de fútbol
para disgusto de los monarcas que preferían que la gente se
aplicase a las artes marciales.
De ello hay documentación abundante, según relatos de
Fitz-Stephen, los escolares de Londres jugaban al fútbol en la
tarde del "Martes de Carnaval".
En 1314, el rey inglés Eduardo II promulgó su famosa prohibición
del juego en la ciudad, bajo pena de prisión y Ricardo II tuvo
que retirar la prohibición en 1389 ya que estaba claro que la
popularidad del juego provocaba una resistencia pasiva.
El monarca se lamentaba de que perjudicaba la práctica del tiro
al arco.
La citada Ley fue confirmada por Enrique IV en 1401 y por Enrique
VIII, en el siglo siguiente.
En Escocia también lo condenó Jacobo I, pero se sabe que en abril
de 1497 el Tesorero Mayor de Jacoto IV había comprado dos pelotas
para que el rey pudiera jugar fútbol.
EN 1572 le tocó el turno de condenar el juego a la Reina Isabel
de Inglaterra.
Un escritor de la época Sir Thomas Eliot se quejaba de que el
fútbol era "un pasatiempos absolutamente reprobable para toda
persona noble, ya que no produce diversión sino furia y violencia
bestiales". Los que hoy deploran estas cualidades del juego
deben tomar nota de que ya se consideraba así desde un principio.
El anticuario Spubbs no era mucho más aficionado, pues lo tachaba
de amistosa forma de pelea, en lugar de ser una distracción o
recreo, al tiempo que otro contemporáneo soltaba la memorable
frase de "práctica sangrienta y asesina" para referirse al fútbol
jugado por los aprendices de las zonas de Crooked Lane Cheapside
y Covent Garden.
Los partidos de fútbol en "Martes de Carnaval" aumentaron de
popularidad en amplias zonas de Inglaterra, donde grandes grupos
vagaban y alborotaban por ciudades y pueblos, jugando unos contra
otros, con las metas en ambos extremos de la villa. Una noticias
de un partido de esta clase Derby Shire en el año 1829 hablaba
de "Espinillas y cabezas rotas, ropas destrozadas y sombreros
perdidos".
La revolución industrial dio un gran impulso al juego pero campo,
pelota y reglas conservaron sus peculiaridades según los lugares.
Fueron las escuelas las que civilizaron este rudo deporte al
igual que lo han hecho con otros muchos asuntos. Eton, Arrow,
Charterhouse, Winchester, Rugby y Cheltenham tenían sus
reglamentos propios y especiales, que se fueron unificando cuando
los muchachos pasaban a Oxford o Cambridge. Los Eton dieron al
fútbol su concepto del "fuera de juego" que ellos llamaban
"colarse" y también iniciaron la costumbre de cambiar de campo a
la mitad del tiempo, en vez de a cada tanto; en Harrow las metas
se colocaban separadas 134 metros, como claras precursoras de la
línea de ensayo del rugby.
En Cheltenham se iniciaron el saque de banda, la expresión
"Offside" y el larguero, pues en los demás lugares se utilizaban
unas cintas atadas entre los postes.
En 1862 empezaron a enderezarse las cosas cuando J.C. Thring, de
la Appingham School, redactó un reglamento de 10 reglas con el
título de "El juego más sencillo", que se creyó había tenido
origen en la Universidad de Cambridge. Todavía se podían usar
las manos, pero solamente para detener el balón, marcándose tanto
cuando se hacía pasar éste entre los postes y bajo el larguero o
cinta, pero no por lanzamiento; si se echaba el balón fuera, el
infractor tenía que volver al juego en línea recta. Una, por lo
menos, de las reglas era típica del rugby: todo jugador situado
por delante del balón estaba en "fuera de juego".
El fútbol y el rugby se separaron al año siguiente. Se dice que
la gente del Rugby quería mantener la desagradable costumbre de
dar patadas en las espinillas a los oponentes y los del fútbol
no. Así nació la Football Association Inglesa en la "Free Masons
Tavern" de la Great Queen Street de Londres.
Primeros reglamentos
Según los primeros reglamentos, el campo medía 200 yardas (181
metros) de largo, pero no había señalada anchura mínima. Los
postes de la meta ya estaban separados como en la actualidad pero
no había nada previsto en cuanto al larguero o cinta. No podían
darse patadas a las canillas ni estaba permitido correr con la
pelota.
Primeros clubes
Los primeros clubes tales como el Wanderers tenían muchos
seguidores entre los estudiantes. Gran parte de los jugadores y
equipos de tanto éxito como el Royal Engineers procedían de Eton
pero fue un antiguo alumno de Harrow, C.W. Alcock, quien en 1870
siendo secretario de la Football Association organizó el
campeonato de Copa.
Para entonces la longitud máxima del campo era de 200 yardas, con
una anchura máxima de 100 y las metas tenían cintas en vez de
larguero.
El juego se basaba en el "regate", en la posesión de la pelota y
en el individualismo, pero los escoceses siguiendo el ejemplo del
equipo aficionado Queens Park de Glasgow iniciaron el juego de
pases, cambiando así todo el estilo del fútbol.
Fue de Escocia, así mismo de donde salieron los primeros
profesionales buenos que empezaron a trasladarse hacia el sur,
allá por la década de los años 1880, en busca del dinero que
podían darles las "botas".
En 1885, después de intenso debate, la Asociación legalizó
produntemente el profesionalismo.
En 1888, William McGregror, un escocés trasplantado a Birmingham.
fundó la Liga y los clubes profesionales tuvieron un marco
económico en el cual actuar.
Desde entonces el deporte ya no retrocedió. El ejemplo de
Inglaterra cundió en el continente europeo -Austria jugó contra
Hungría en 1902- y en 1904 Bélgica, España, Francias, Holanda,
Suecia y su hija fundaron la FIFA.
Al llegar la primera guerra mundial, muchos países europeos ya
tenían competiciones nacionales de Liga y el fútbol estaba
sólidamente establecido en América del Sur.
Y en adelante el crecimiento ha sido constante tanto como deporte
de participación como deporte-espectáculo.
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