Quito. 20.02.94. Por veinte años, de los cuales ya dos han
pasado, la compañía petrolera Maxus trabajará en el denominado
Bloque 16, alrededor de 400 hectáreas de terreno localizadas en
pleno Parque Nacional Yasuní (limitado por los ríos Napo y
Curaray, en la Amazonía ecuatoriana). Gran parte de este bloque,
además, está ubicado en territorio de la reserva Huaorani, que
comprende tierras dentro y fuera del parque.

Uno de los primeros trabajos emprendidos por la compañía ha sido
la construcción de una carretera de 180 kilómetros de largo que
se extenderá desde Pompeya Sur (población ubicada a 45 minutos de
Coca -en canoa-) hasta Iro, al final del Bloque 16. Al momento,
la carretera ha avanzado hasta el kilómetro 70 aproximadamente...

Siendo territorio que pertenece a un parque nacional y además
ocupado por nativos huaoranis, el Bloque 16 es una zona de gran
riqueza. La Maxus, por lo tanto, debe trabajar bajo las más
estrictas condiciones de cuidado ambiental y de respeto a los
derechos y la cultura de los Huaorani.

En estos días, sin embargo, se ha vuelto público el desacuerdo
entre los líderes huaoranis frente a la intervención de la Maxus
en sus tierras; mientras que, por otra parte, ha llegado a HOY la
denuncia de que a periodistas de las cadenas CBS y NBC de los
Estados Unidos la compañía les impidió el ingreso a la zona en
cuestión y se negó a proporcionarles información sobre su plan de
manejo ambiental... ¿por qué?

Un plan difuso

"La Maxus ganó la licitación para explotar el Bloque 16 porque
impresionó con su plan de manejo ambiental... pero en realidad es
un plan muy general, tanto que pudo haberlo elaborado cualquier
persona con un poco de sentido común y sin mayor especialización
en la materia", dijo a HOY un informante que prefirió mantenerse
en el anonimato.

Según él, esta falta de una política ambiental clara y precisa ha
generado problemas y contradicciones al interior de la Maxus,
pues aunque la compañía haya establecido ciertas reglas de
control ambiental hace falta un programa de conscientización que
impida que los cerca de 8000 empleados que hoy trabajan en el
Bloque 16 se vayan por encima de ellas.

Los principales problemas se dan con las empresas subcontratistas
a las que la Maxus ha encargado trabajos específicos.

"La firma Andrade-Gutiérrez, por citar un caso, tiene que ver con
la construcción de la carretera. Ellos, supuestamente, trasladan
su basura hasta Shushufindi... pero cuando uno va por la
carretera la encuentra llena de esos deshechos. Los empleados
botan las tarrinas de su almuerzo en plena selva y el incinerador
para basura de alimentos los usan también con deshechos
plásticos... y emanan gases tóxicos. La Maxus siempre multa a
Andrade-Gutiérrez, pero su comportamiento no cambia, porque no
hay política ambiental, solo castigo", cuenta nuestro informante.

Desde su punto de vista, el Departamento de medio ambiente -que
funciona con unos 10 empleados- es mantenido en la empresa
formalmente, por requisito, y no tiene un poder real, pues en
general sus acciones son obstaculizados por tortuosos trámites
burocráticos al interior de la misma compañía.

"Según el plan de manejo ambiental, la carretera debía ser
planeada en base a previos estudios de flora, fauna,
arqueológicos, etc. pero esto no se hizo. Recién ahora, cuando la
carretera ya está en plena construcción, biólogos y arqueólogos
se adelantan un poco al curso de la vía para ver que no se cometa
alguna barbaridad... pero siempre es difícil conseguir que la
carretera desvíe su marcha".

La precaria situación del departamento de medio ambiente al
interior de la compañía habría determinado -según lo afirma
nuestra fuente- su permanente carencia de equipos para actuar en
casos de emergencia (como derrames) y un tipo de trabajo que
podría denominarse "política de parches", pues el departamento no
previene, sino que actúa cuando ya los problemas se presentan...
"como ahora -dice nuestra informante-, cuando habiéndose
comprometido a no deforestar más que 400 ha. de selva con la
construcción de la carretera, se encuentran con que solo en el
kilómetro 60 ya se cumple ese tope".

La Maxus y los huaoranis

Tal como lo exige Petroecuador, la Maxus mantiene también un
programa de relaciones comunitarias en el que alrededor de veinte
"relacionadores" contratados por la compañía cuidan la marcha del
contacto entre la Maxus y los nativos afectados por su presencia:
los huaoranis y los quichuas (que sin estar dentro del Bloque 16
han visto atravesadas sus tierras por un tramo de la carretera
que actualmente construye la Maxus).

A las comunidades quichuas afectadas por la carretera y sobre
todo al pueblo Huaorani, la compañía les ha hecho una serie de
ofrecimientos como programas de salud y educación. Al interior de
las comunidades quichuas esta situación ha generado conflictos,
pues aquellos grupos a los que no se les han ofrecido beneficios
(los supuestamente "menos afectados" por los trabajos) han
empezado a hacer reclamos. Los huaoranis, por su parte, muestran
actitudes divididas: por un lado está la Organización de
Nacionalidades Huaoranis de la Amazonía Ecuatoriana, ONHAE, y su
líder Enqueri, que mantienen una actitud favorable frente a las
acciones de la Maxus; y por el otro lado están líderes como
Nanto, Nenquimo y Moi, que guardan sus reservas frente al
comportamiento de la compañía y de la ONHAE. De ellos ha partido
la iniciativa de convocar a un congreso del pueblo Huaorani para
la primera semana de marzo: en él, según conoció HOY, el pueblo
entero -y no solo los líderes- intentará definir su posición
frente a la Maxus.

Según nuestro informante, en el marco de la interacción entre la
Maxus y los huaoranis, los relacionadores comunitarios se han
convertido en una especie de "niñeras" de los nativos, pendientes
de evitar un excesivo contacto entre éstos y la gente de los
campamentos, que tiene prohibido establecer relaciones de
cualquier tipo con los huaoranis a fin de evitar transformaciones
definitivas en ese pueblo.

Está prohibido, por ejemplo, el comercio de cualquier tipo entre
la gente de la Maxus y los huaoranis y, sin embargo, la misma
empresa ha establecido con dos familias de huaoranis un tipo de
relación que no solo podría generar cambios, sino también
dependencia... Varios miembros de estas familias cumplen la
función de guardabosques en las zonas de los ríos Tiputini y
Tivacuno, y por ello reciben de la Maxus un sueldo de 300 mil
sucres mensuales. En cuanto pueden, estos huaoranis se van al
Coca y compran allí prendas de vestir en precios inverosímiles, o
equipos de sonido impresionantes para los que se ven obligados a
adquirir también tremendas cantidades de pilas, porque donde
ellos habitan no ha llegado la red eléctrica...

Tratando de evitar que esto se dé, los relacionadores de la Maxus
se ocupan actualmente en la instalación de tiendas comunitarias
en el asentamiento huaorani de Toñaempadí.

Las innovaciones

Según nuestro informante, el plan de manejo ambiental de la Maxus
contempla ciertas medidas positivas que no han sido aplicadas
antes por las petroleras que han trabajado en territorio
ecuatoriano.

Están, por ejemplo, la ubicación del oleoducto bajo tierra y la
inmediata revegetación. Por lo general en estos casos, el
oleoducto -que corre junto a la carretera- se construye elevado
con algunos metros por sobre el nivel del suelo, y para ello es
necesario talar gran cantidad de vegetación no solo en el área
por donde va el oleoducto, sino también en las zonas que le
circundan inmediatamente, esto último con el fin de evitar que
accidentes como la caída de un gran árbol, por ejemplo, le causen
daños.

En este caso, sin embargo, se ha dispuesto que el oleoducto vaya
enterrado algunos metros y no elevado. Esto evitaría la necesidad
de eliminar la vegetación de las zonas circundantes al oleoducto
-que ya no podrían causar daños- y, además, posibilitaría la
revegetación, es decir, la siembra de pequeñas plantas nativas de
la zona en aquellos lugares que antes fueron "desvegetados" -si
cabe el término- para colocar el oleoducto.

Esta iniciativa, según supo HOY, parte de la fundación Jatun
Sacha que, impulsada por su interés en hacer estudios de
biodiversidad en la zona, se ha comprometido a revegetar el área
del oleoducto y los lados de la carretera, que también quedan
desprovistos de vegetación en el proceso de construcción de la
misma.

Otra medida innovadora es el uso de una fibra denominada
geo-textil en la base de la carretera. Lo usual cuando se
construye una vía en tierra tan blanda como la del Oriente es
talar gran cantidad de árboles en el camino, no solo para abrirse
paso, sino también para usar los troncos como "empalizada", como
una base dura que pueda sostener la carretera contrarrestando lo
blando de esa tierra.

Pero en la carretera que actualmente construye la Maxus se ha
eliminado al menos la deforestación causada por la necesidad de
esta empalizada. Grandes mantas de fibra geo-textil son colocadas
como base de la carretera y forman una especie de colchón duro
que sustituye a los grandes troncos y sostiene la vía a pesar del
suelo blando.

Además, la compañía ha contemplado la posibilidad de aplicar una
estrategia ecológica denominada geo-formas. El concepto de esta
medida es sencillo: con ayuda de mapas y fotografías anteriores a
la intervención del hombre y sus máquinas, se plantea la
posibilidad de reconstruir a imagen y semejanza de lo que antes
fueron aquellos lugares que resultan transitoriamente afectados
por la construcción de la carretera, del oleoducto, etc. (3C)
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 20/Febrero/1994

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el