Quito. 20.02.94.La radio fue el medio que convirtió en apasionados
aficionados al tango a dos ecuatorianos: Pedro Montero, presidente del
Tango Club-Quito y Leonardo Chiriboga, miembro de esta agrupación.
Con ellos Domingo conversó en tándem, para conocer sus opiniones
sobre la presencia del tango en el país.
"Yo soy de 1930, es decir que comencé escuchando tango desde esa
década - declaró Pedro Montero-. Nací en un ambiente tanguero y
algunas veces mi papá me llevaba al cine, a ver películas
argentinas. En el 40 las emisoras de Buenos Aires llegaban muy
claro al Ecuador. Entonces a las 6 de la tarde sintonizaba a
Alfredo de Angelis. Así la afición por el tango fue creciendo.
Después vinieron los discos, que los colecciono, y el estudio.
Tengo una rica colección, una de las mejores del Ecuador. Serán
unos 2 mil long plays y mucha literatura. Esta es mi pasión y es
mi hobby".
Igual le sucedió a Leonardo Chiriboga, nacido en el 38. "La
radio ecuatoriana trasmitía permanentemente programas de música
argentina y yo veía a la Argentina como la nación latinoamericana
que podría enfrentar a la potencia del norte. Y como soy un
hombre extremadamente sentimental, algunos tangos me recordaban
ciertos hechos particulares de mi infancia. Soy guayaquileño y en
mi ciudad todos escuchan música a gran volumen. Entonces de
niño, aunque ya estuviera dormido, si oía los tangos "Silencio" o
"Caminito" de inmediato me despertaba e iba a tratar de captar
la radio de mi casa".
- ¿Cuándo llegó el tango al Ecuador?
- El tango ya estuvo presente en Ecuador, en Guayaquil y en
Quito, en la mitad de la década del 10, a poco de su nacimiento.
El tango no se divulgó propiamente en Buenos Aires porque allí no
fue bien visto porque era proletario, malevo y tenía sabor a
cabaret. Tuvo que salir a París, una sociedad más liberal, para
ser aceptado. El tango "Mi noche triste" que cantó Carlos Gardel
en 1917, dicen que fue la partida de bautismo del tango. Esa
canción ya se cantó en Quito en 1919. Guayaquil recibió más
temprano la influencia tanguera por ser puerto. Después, con el
advenimiento del cine en la década del 30, Gardel llegó con mucha
claridad a Quito. En esa década toda América y Ecuador cantaban
lo que entonaba Carlitos Gardel: "El día que me quieras", "Por
una cabeza", "Amargura", "Silencio". Gardel tenía prevista su
visita a Ecuador. Lamentablemente se nos fue en Colombia.
- ¿Hubo igual afición en Quito y en Guayaquil?
- El tango pegó igual en Quito y Guayaquil. En ambas ciudades hay
cultores del tango, bailarines, cantores, coleccionistas. Y en
las dos se han producido muchos programas radiales, aunque quizá
más en Quito. Aquí tuvimos al famoso Gardelito ecuatoriano (un
señor de apellido Villagómez) que imitaba a Gardel, y a un
maestro zapatero que abrió una academia de baile en la calle
Vargas, cerca del colegio de La Salle. Este hombre, que
confeccionaba zapatos de fútbol, cerraba su taller a las 5 de la
tarde y salía muy elegante a su academia a enseñar a bailar el
tango argentino.
En los años 30 el profesor Humberto Jácome creó la primera típica
en Quito. Y en los 40 y 50 se conformó la gran orquesta de Luis
Aníbal Granja que tenía por pianista a José Molestina, quien
murió en el famoso incendio de El Comercio. Carlota Jaramillo,
las hermanas Mendoza Suasti, las Naranjo Moncayo cantaron tangos.
Potolo Valencia también. Y no digamos nuestro Julio Jaramillo
que tiene muchos tangos grabados, incluso algunos con mucho éxito
en la propia Argentina.
- ¿A Ecuador llegó con esa fama de perversión, de pecado, conque
fue inicialmente asociado?
- Ya no llegó así. Para ser aceptado, el tango fue pulido y
perdonado, aunque siguió cantando al cabaret, a la mujer que se
desvió, a la traición. El tango prohibido es el que no pasó del
suburbio al centro de Buenos Aires. Ese fue el tango con ese
cariz pecaminoso. Para poder escucharlo en los otros niveles se
fueron modificando ciertos términos. En las letras de Gardel ya
casi no hay ni lunfardo, peor palabras de bajo fondo. Cambiaron
incluso muchas letras, porque al inicio podríamos decir que hasta
fue pornográfico, porque utilizaba un lenguaje muy atrevido,
vulgar. En el tiempo de Perón obligaron a cambiar algunas letras
originales. La dictadura militar también prohibió la ejecución
de otras. Había un tango que cantaba "cumpliste 20 años en el
cabaret"; le modificaron por "cumpliste 20 años, total para qué".
De esas letras con un lenguaje crudo pienso que no hay
grabaciones. Pero sí ha quedado mucho el lunfardo. Y no
olvidemos que para que el tango fuera aceptado en la sociedad
incluso el papa Pío X levantó la prohibición de la iglesia
católica para escucharlo y bailarlo. Se dice que como se le
equiparaba con el acto sexual, el papa llamó a una pareja a que
lo bailara en su presencia, le gustó y le dio la bendición.
- ¿Se "santificó" por completo?
- Pero existieron poetas que siguieron insistiendo en esa línea
inicial. Por ejemplo Enrique Santos Discépolo -el autor de "Uno",
"Cambalache" o "Gira, Gira"- usa términos que se refieren al
cabaret. Es decir el tango nació en el suburbio, se lo refinó
pero paralelamente conservó su origen prostibular. Ese sabor de
su nacimiento no ha perdido vigencia. Incluso en el tango
moderno, que vino con Astor Piazzola, persiste el lunfardo. Ahí
está el famoso tango "Balada para un loco", donde se usa la
palabra piantado, que significa loco.
- ¿Por qué esta aceptación del tango en Ecuador?
- Porque el tango es una historia en sí. A veces mucha gente se
identifica con la letra del tango. Tal vez ha vivido momentos que
encuadran muy bien con esa música. Además, el tango tuvo el
acierto de cantar grandes temas, por ejemplo a la madre o al
barrio.
- ¿Qué enganche tiene el tango en las nuevas generaciones?
- Definitivamente el tango tiene que luchar en desventaja: es
razonable que lo moderno guste. Pero siempre hay una guardia
vieja que al cumplir los 30 ó 40 años se abraza al tango y toma
la posta.
- ¿Para que el tango llegue a la juventud haría falta algún
cantante como Luis Miguel que hizo que los boleros fueran
gustados por los adolescentes?
- Es posible. En Buenos Aires hay gente nueva que a propósito se
está preparando para cantar tango y atraer a los jóvenes. Porque
también en Buenos Aires es muy difícil vivir del tango. En el
Tango Club-Quito vamos a emprender en un programa para buscar al
cantor de tangos. Es una idea de Ernesto Moreno, el bandoneón
del cuarteto "Los muchachos de antes", que forma parte de la
programación para este año. Vamos a convocar a un concurso para
buscar la nueva voz del tango. Eso también va a constituir una
encuesta para ver qué atractivo mismo tiene el tango.
- ¿El tango continúa innovándose?
- Así es. Mariano Mores, por ejemplo, se desprendió del
clasicismo de la típica y empezó a introducir modalidades en la
orquesta hasta formar la famosa orquesta lírica popular, que la
integraron 60 personas, con coros y arreglos. Entonces, un tango
con esa orquestación es precioso, aunque sale de todos los
esquemas. Mores incluso utiliza el sintetizador y otras orquestas
utilizan batería y guitarras eléctricas.
- ¿Trabajan así con la intención de incorporar a las nuevas
generaciones al gusto por el tango?
- Indudable, al punto que sobre todo han tenido mucho éxito en
Europa, por los cambios no solo orquestales y de interpretación
sino en la partitura misma. Estas manifestaciones modernas del
tango, que comenzaron mucho tiempo atrás, se arraigaron en
Europa.
De ahí entenderíamos el gran éxito que tuvo Piazzola, que fue
considerado uno de los músicos más geniales de la época.
- ¿Ese tango moderno gusta en Ecuador?
- Mucha gente en el club es muy clásica: no admite variación casi
en el tango. Hay aficionados muy tradicionalistas. Dentro del
club tenemos un socio que a propósito daña los discos para
escucharlos como si fueran tocados en el fonógrafo. Y él
disfruta mientras nosotros aprovechamos de la técnica moderna
para escuchar con mayor pureza la música.
- Comparativamente, ¿dónde hay ahora mayor interés: en Quito o
en Guayaquil?
- Todo espectáculo de tango que llega a Quito agota su boletaje.
Y uno tiene que ir a la reventa. Eso revela el interés. Pero
quizá hay mayor acogida en Guayaquil, donde hay una cantidad de
gente tanguera. Allá hay varios sitios donde escuchar el tango.
Hay por ejemplo dos muy buenos: El Show y El Cuartito Azul, que
siempre se llenan. Allí están presentando tango nuevo. En Quito,
mientras tanto, solo hay un lugar para deleitarse con el tango.
El dueño es un ex jugador de fútbol uruguayo, que vino para el
Aucas hace 20 años.
- ¿Como está la actividad del Tango Club-Quito?
- En julio del 92 el Tango Club-Quito estuvo en Guayaquil con el
cuarteto "Los muchachos de antes", en una presentación auspiciada
por la Casa de la Cultura, e hicimos un llamado para fundar allí
el Tango Club-Guayaquil. Además del éxito en la cobertura de la
prensa, la asistencia fue masiva y hubo mucha gente joven. En
Quito el grupo no ha hecho todavía una presentación masiva como
aquella de Guayaquil. Nuestra actividad ha sido mucho más
privada hacia nuestros socios, no hacia el público. Pero en una
oportunidad cuando difundimos una de nuestras actividades por la
prensa, nos pusimos en apuros, pues nos vinieron más personas de
las que cabían en el local. Obviamente no hubo juventud, pero su
presencia reveló el interés que existe en el medio sobre el
tango.
- ¿Se ha perdido la costumbre de bailar el tango, una danza tan
complicada?
- Cuando arribó el tango al Ecuador, éste se volvió protagonista
principal en los bailes familiares. Nuestros jóvenes hacían los
firuletes y los demás pasos del baile y se lucían, demostrando su
habilidad. También en los salones de baile el tango era la
atracción. Lo que sucede es que para cualquier ritmo todos
necesitamos una habilidad innata. Hay gente que nace con pies
ligeros, otros no. Realmente para aprender a bailar el tango con
todos los pasos que existen, que son más de 20, tenemos unos
lindos videos, incluso uno didáctico de cómo bailar el tango, en
el Tango Club-Quito.
aficionados al tango a dos ecuatorianos: Pedro Montero, presidente del
Tango Club-Quito y Leonardo Chiriboga, miembro de esta agrupación.
Con ellos Domingo conversó en tándem, para conocer sus opiniones
sobre la presencia del tango en el país.
"Yo soy de 1930, es decir que comencé escuchando tango desde esa
década - declaró Pedro Montero-. Nací en un ambiente tanguero y
algunas veces mi papá me llevaba al cine, a ver películas
argentinas. En el 40 las emisoras de Buenos Aires llegaban muy
claro al Ecuador. Entonces a las 6 de la tarde sintonizaba a
Alfredo de Angelis. Así la afición por el tango fue creciendo.
Después vinieron los discos, que los colecciono, y el estudio.
Tengo una rica colección, una de las mejores del Ecuador. Serán
unos 2 mil long plays y mucha literatura. Esta es mi pasión y es
mi hobby".
Igual le sucedió a Leonardo Chiriboga, nacido en el 38. "La
radio ecuatoriana trasmitía permanentemente programas de música
argentina y yo veía a la Argentina como la nación latinoamericana
que podría enfrentar a la potencia del norte. Y como soy un
hombre extremadamente sentimental, algunos tangos me recordaban
ciertos hechos particulares de mi infancia. Soy guayaquileño y en
mi ciudad todos escuchan música a gran volumen. Entonces de
niño, aunque ya estuviera dormido, si oía los tangos "Silencio" o
"Caminito" de inmediato me despertaba e iba a tratar de captar
la radio de mi casa".
- ¿Cuándo llegó el tango al Ecuador?
- El tango ya estuvo presente en Ecuador, en Guayaquil y en
Quito, en la mitad de la década del 10, a poco de su nacimiento.
El tango no se divulgó propiamente en Buenos Aires porque allí no
fue bien visto porque era proletario, malevo y tenía sabor a
cabaret. Tuvo que salir a París, una sociedad más liberal, para
ser aceptado. El tango "Mi noche triste" que cantó Carlos Gardel
en 1917, dicen que fue la partida de bautismo del tango. Esa
canción ya se cantó en Quito en 1919. Guayaquil recibió más
temprano la influencia tanguera por ser puerto. Después, con el
advenimiento del cine en la década del 30, Gardel llegó con mucha
claridad a Quito. En esa década toda América y Ecuador cantaban
lo que entonaba Carlitos Gardel: "El día que me quieras", "Por
una cabeza", "Amargura", "Silencio". Gardel tenía prevista su
visita a Ecuador. Lamentablemente se nos fue en Colombia.
- ¿Hubo igual afición en Quito y en Guayaquil?
- El tango pegó igual en Quito y Guayaquil. En ambas ciudades hay
cultores del tango, bailarines, cantores, coleccionistas. Y en
las dos se han producido muchos programas radiales, aunque quizá
más en Quito. Aquí tuvimos al famoso Gardelito ecuatoriano (un
señor de apellido Villagómez) que imitaba a Gardel, y a un
maestro zapatero que abrió una academia de baile en la calle
Vargas, cerca del colegio de La Salle. Este hombre, que
confeccionaba zapatos de fútbol, cerraba su taller a las 5 de la
tarde y salía muy elegante a su academia a enseñar a bailar el
tango argentino.
En los años 30 el profesor Humberto Jácome creó la primera típica
en Quito. Y en los 40 y 50 se conformó la gran orquesta de Luis
Aníbal Granja que tenía por pianista a José Molestina, quien
murió en el famoso incendio de El Comercio. Carlota Jaramillo,
las hermanas Mendoza Suasti, las Naranjo Moncayo cantaron tangos.
Potolo Valencia también. Y no digamos nuestro Julio Jaramillo
que tiene muchos tangos grabados, incluso algunos con mucho éxito
en la propia Argentina.
- ¿A Ecuador llegó con esa fama de perversión, de pecado, conque
fue inicialmente asociado?
- Ya no llegó así. Para ser aceptado, el tango fue pulido y
perdonado, aunque siguió cantando al cabaret, a la mujer que se
desvió, a la traición. El tango prohibido es el que no pasó del
suburbio al centro de Buenos Aires. Ese fue el tango con ese
cariz pecaminoso. Para poder escucharlo en los otros niveles se
fueron modificando ciertos términos. En las letras de Gardel ya
casi no hay ni lunfardo, peor palabras de bajo fondo. Cambiaron
incluso muchas letras, porque al inicio podríamos decir que hasta
fue pornográfico, porque utilizaba un lenguaje muy atrevido,
vulgar. En el tiempo de Perón obligaron a cambiar algunas letras
originales. La dictadura militar también prohibió la ejecución
de otras. Había un tango que cantaba "cumpliste 20 años en el
cabaret"; le modificaron por "cumpliste 20 años, total para qué".
De esas letras con un lenguaje crudo pienso que no hay
grabaciones. Pero sí ha quedado mucho el lunfardo. Y no
olvidemos que para que el tango fuera aceptado en la sociedad
incluso el papa Pío X levantó la prohibición de la iglesia
católica para escucharlo y bailarlo. Se dice que como se le
equiparaba con el acto sexual, el papa llamó a una pareja a que
lo bailara en su presencia, le gustó y le dio la bendición.
- ¿Se "santificó" por completo?
- Pero existieron poetas que siguieron insistiendo en esa línea
inicial. Por ejemplo Enrique Santos Discépolo -el autor de "Uno",
"Cambalache" o "Gira, Gira"- usa términos que se refieren al
cabaret. Es decir el tango nació en el suburbio, se lo refinó
pero paralelamente conservó su origen prostibular. Ese sabor de
su nacimiento no ha perdido vigencia. Incluso en el tango
moderno, que vino con Astor Piazzola, persiste el lunfardo. Ahí
está el famoso tango "Balada para un loco", donde se usa la
palabra piantado, que significa loco.
- ¿Por qué esta aceptación del tango en Ecuador?
- Porque el tango es una historia en sí. A veces mucha gente se
identifica con la letra del tango. Tal vez ha vivido momentos que
encuadran muy bien con esa música. Además, el tango tuvo el
acierto de cantar grandes temas, por ejemplo a la madre o al
barrio.
- ¿Qué enganche tiene el tango en las nuevas generaciones?
- Definitivamente el tango tiene que luchar en desventaja: es
razonable que lo moderno guste. Pero siempre hay una guardia
vieja que al cumplir los 30 ó 40 años se abraza al tango y toma
la posta.
- ¿Para que el tango llegue a la juventud haría falta algún
cantante como Luis Miguel que hizo que los boleros fueran
gustados por los adolescentes?
- Es posible. En Buenos Aires hay gente nueva que a propósito se
está preparando para cantar tango y atraer a los jóvenes. Porque
también en Buenos Aires es muy difícil vivir del tango. En el
Tango Club-Quito vamos a emprender en un programa para buscar al
cantor de tangos. Es una idea de Ernesto Moreno, el bandoneón
del cuarteto "Los muchachos de antes", que forma parte de la
programación para este año. Vamos a convocar a un concurso para
buscar la nueva voz del tango. Eso también va a constituir una
encuesta para ver qué atractivo mismo tiene el tango.
- ¿El tango continúa innovándose?
- Así es. Mariano Mores, por ejemplo, se desprendió del
clasicismo de la típica y empezó a introducir modalidades en la
orquesta hasta formar la famosa orquesta lírica popular, que la
integraron 60 personas, con coros y arreglos. Entonces, un tango
con esa orquestación es precioso, aunque sale de todos los
esquemas. Mores incluso utiliza el sintetizador y otras orquestas
utilizan batería y guitarras eléctricas.
- ¿Trabajan así con la intención de incorporar a las nuevas
generaciones al gusto por el tango?
- Indudable, al punto que sobre todo han tenido mucho éxito en
Europa, por los cambios no solo orquestales y de interpretación
sino en la partitura misma. Estas manifestaciones modernas del
tango, que comenzaron mucho tiempo atrás, se arraigaron en
Europa.
De ahí entenderíamos el gran éxito que tuvo Piazzola, que fue
considerado uno de los músicos más geniales de la época.
- ¿Ese tango moderno gusta en Ecuador?
- Mucha gente en el club es muy clásica: no admite variación casi
en el tango. Hay aficionados muy tradicionalistas. Dentro del
club tenemos un socio que a propósito daña los discos para
escucharlos como si fueran tocados en el fonógrafo. Y él
disfruta mientras nosotros aprovechamos de la técnica moderna
para escuchar con mayor pureza la música.
- Comparativamente, ¿dónde hay ahora mayor interés: en Quito o
en Guayaquil?
- Todo espectáculo de tango que llega a Quito agota su boletaje.
Y uno tiene que ir a la reventa. Eso revela el interés. Pero
quizá hay mayor acogida en Guayaquil, donde hay una cantidad de
gente tanguera. Allá hay varios sitios donde escuchar el tango.
Hay por ejemplo dos muy buenos: El Show y El Cuartito Azul, que
siempre se llenan. Allí están presentando tango nuevo. En Quito,
mientras tanto, solo hay un lugar para deleitarse con el tango.
El dueño es un ex jugador de fútbol uruguayo, que vino para el
Aucas hace 20 años.
- ¿Como está la actividad del Tango Club-Quito?
- En julio del 92 el Tango Club-Quito estuvo en Guayaquil con el
cuarteto "Los muchachos de antes", en una presentación auspiciada
por la Casa de la Cultura, e hicimos un llamado para fundar allí
el Tango Club-Guayaquil. Además del éxito en la cobertura de la
prensa, la asistencia fue masiva y hubo mucha gente joven. En
Quito el grupo no ha hecho todavía una presentación masiva como
aquella de Guayaquil. Nuestra actividad ha sido mucho más
privada hacia nuestros socios, no hacia el público. Pero en una
oportunidad cuando difundimos una de nuestras actividades por la
prensa, nos pusimos en apuros, pues nos vinieron más personas de
las que cabían en el local. Obviamente no hubo juventud, pero su
presencia reveló el interés que existe en el medio sobre el
tango.
- ¿Se ha perdido la costumbre de bailar el tango, una danza tan
complicada?
- Cuando arribó el tango al Ecuador, éste se volvió protagonista
principal en los bailes familiares. Nuestros jóvenes hacían los
firuletes y los demás pasos del baile y se lucían, demostrando su
habilidad. También en los salones de baile el tango era la
atracción. Lo que sucede es que para cualquier ritmo todos
necesitamos una habilidad innata. Hay gente que nace con pies
ligeros, otros no. Realmente para aprender a bailar el tango con
todos los pasos que existen, que son más de 20, tenemos unos
lindos videos, incluso uno didáctico de cómo bailar el tango, en
el Tango Club-Quito.
Más en el