Sarajevo. 22.02.94. Una vez terminado el cerco serbio alrededor
de Sarajevo, ha quedado en evidencia una virtual división de la
ciudad. El ambiente de distensión que reinaba en la ciudad, el
día de ayer, dejaba entrever las delimitaciones territoriales
(serbias, musulmanas y croatas) en la capital Bosnia.

La fragmentación de Sarajevo quedó, aún más clara, por la
presencia de las fuerzas de paz de varios países de la ONU, que
se han repartido la vigilancia y el control de distintas áreas de
la ciudad.

Sarajevo, ¿un nuevo Berlín?

La mayoría de los ciudadanos de Sarajevo pasó despierta casi toda
la noche escuchando la radio, a la espera de noticias procedentes
de la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) en Bruselas sobre una eventual intervención contra los
asediantes serbios.

A las 01.30 hora local (00.30 gmt), los aviones de la Alianza
Atlántica sobrevolaron la ciudad, por primera vez después de que
expirara el plazo a las 00.00 gmt del lunes, y despertaron con
sus ensordecedores sonidos a los pocos habitantes que se habían
ido a dormir suponiendo que la Alianza Atlántica no cumpliría sus
amenazas.

La mayoría de las emisoras de radio menores e independientes
siguió al minuto el desarrollo de la situación y efectuó sondeos
entre sus oyentes, de los que prácticamente ninguno creía en que
los ataques de la OTAN llegaran a producirse.

La emisora de radio "Hayat", una de las más escuchadas en
Sarajevo, transmitió en directo el programa de la cadena de
televisión estadounidense CNN.

En los fríos edificios de la capital bosnia se organizaron
guardias de los vecinos para el caso de que las sirenas dieran la
alarma de peligro aéreo, anunciando los ataques de cazas aliados
contra las posiciones de los asediantes serbios.

Durante la noche no se registraron incidentes, a excepción de la
detención y pronta puesta en libertad de uno de los numerosos
equipos de televisión extranjeros llegados a Sarajevo, que
recorría la ciudad durante el toque de queda sin el permiso
pertinente.

A primeras horas de la madrugada, las emisoras de la capital
bosnia transmitieron la declaración desde Nueva York del
embajador bosnio ante la ONU, el musulmán Mohamed Sacirbey, quien
aseguró que "nada va a ocurrir".

"A algunas naciones occidentales les convendría evitar los
ataques contra los serbios, aunque creo que tal operación es
indispensable, ya que el peligro no amenaza sólo a Bosnia. Los
que conocen la esencia de los sucesos en la península Balcánica
estiman que esos países harán todo lo que puedan para evitar los
ataques aéreos", concluyó Sacirbey.

A las 06.00 hora local (05.00 gmt), los aviones de la OTAN
volvieron a sobrevolar la sitiada capital bosnia, engañando sólo
a escasas personas con la ilusión de que ese podía ser el
comienzo de una acción bélica de la alianza militar más potente
del mundo.

La mayoría de los 380.000 habitantes de Sarajevo ya no espera
nada.

La Televisión de Pale, sede de los serbios a 16 kilómetros al
sudeste de Sarajevo, transmitió durante la noche la llegada de
los "cascos azules" rusos que, procedentes de las zonas bajo
protección de la ONU en Croacia, fueron recibidos con cordialidad
por la población serbia, la cual les ofreció aguardiente y el
tradicional obsequio de bienvenida serbio, pan con sal.

En respuesta, los soldados rusos saludaban a los serbios con el
signo cristiano-ortodoxo de fraternidad, que hacían con tres
dedos de la mano derecha.

Las imágenes volvieron a reforzar las suposiciones de los
ciudadanos musulmanes más reservados de que los soldados rusos
durante su misión en Sarajevo no serán neutrales, sino que
favorecerán a la parte serbia.

Esta mañana los 400 soldados rusos llegados ayer, domingo, se
desplegaron por Grbavica, barrio de Sarajevo bajo control serbio,
con su cuartel en una escuela local.

Está previsto que los "cascos azules" patrullen en la línea del
frente que llega hasta el cementerio judío, una de las zonas más
violentas durante los 22 meses del sitio de Sarajevo.

Del otro lado del río Miljacka, junto al puente que irónicamente
lleva el nombre de "Fraternidad y Unidad" en recuerdo de la
antigua tendencia comunista de que los tres pueblos
(musulmanes-eslavos, serbios-ortodoxos y croatas-católicos) vivan
en armonía, se encuentra un puesto de control de los "cascos
azules" franceses.

Se impone la pregunta de si la ciudad ya ha sido dividida, como
ocurrió con Nicosia o Berlín, o si se trata sólo de una torpe
decisión de las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas
(UNPROFOR).

Una asociación de ciudadanos musulmanes expulsados de Grbavica
amenazó con organizar una marcha, en la que todos sus miembros
pasarían por la fuerza junto a los soldados franceses para volver
a sus casas, de las que tuvieron que huir hace casi dos años.

El sitio de Sarajevo ha quedado roto al fin, pero persisten los
muros internos que amenazan con dividir totalmente la ciudad.

Se advierte en Sarajevo que, por primera vez desde la Segunda
Guerrra Mundial, las cuatro potencias vencedoras de aquella
contienda se han comprometido activamente en la solución de un
conflicto bélico en una misma ciudad. Todo recuerda al caso de
Berlín.

Bill Aikman, portavoz de UNPROFOR, asegura que el objetivo es
sentar las condiciones para una total libertad de movimiento en
Sarajevo y reitera que las fuerzas de paz están en contra de la
división de la ciudad en comunidades étnicas

El líder de los serbios bosnios, Radovan Karadzic, proclama que
la guerra ha concluido y sólo queda por establecerse un acuerdo
sobre la división definitiva de Sarajevo entre musulmanes y
serbios, mientras que los croatas conservarían un pequeño enclave
al oeste de la ciudad.

Recientemente el presidente del Parlamento de la autoproclamada
República Serbia Bosnia, Momcilo Krajisnik, propuso la
construcción de dos ciudades gemelas, una junto a otra, sin
explicar cómo financiarían tales obras unos habitantes agotados
por la guerra.

Desde el inicio de la guerra nunca las calles de Sarajevo han
estado tan llenas de gente como hoy, cuando los ciudadanos pasean
incluso cerca de la línea del frente por lugares en los que sólo
hace unos días serían blanco fácil de los francotiradores.

En la ciudad se han abierto nuevos los comercios con una modesta
selección de bienes, ante todo comestibles, que se venden en
divisas extranjeras, en especial marcos alemanes, a precios
asequibles sólo para los malversadores y nuevos ricos.

La única salida de Sarajevo, el túnel abierto por debajo de la
pista del aeropuerto de Butmir, permanece cerrada desde que se
anunció la posibilidad de ataques aéreos de la OTAN.

Muchos de los empresarios de la capital bosnia han propuesto que,
en el caso de que la parte serbia lo permita, se organicen
convoyes comerciales con los que se importarían productos para su
venta en Sarajevo a precios más asequibles.

Cierta paz se ha extendido por Sarajevo y todos esperan que la
misma llegue también a otras ciudades sitadas en Bosnia, como
Bihac, Tuzla y Mostar.

Correspondencia de guerra desde Bosnia

Darko Popovic escribe esta crónica desde Sarajevo, la capital
bosnia acosada por 22 meses de guerra. Popovic es de origen mixto
serbio y croata. Popovic se ha rehusado a ceder a las presiones
nacionalistas, decir cuales son sus orígenes y aliarse a uno de
los bandos.

Paralela a la crónica de guerra, transcurre la vida de los
habitantes de Sarajevo, ajenos al desarrollo del conflicto...

En los primeros meses de la guerra, se desvanecieron todas las
reservas de alimentos, bebidas y cigarrillos. Luego fueron
saqueadas todas las tiendas de la ciudad que sufría un bloqueo
total. Era imposible comprar nada.

En esos meses, eran pocos los sitios donde podía conseguirse pan,
y el mundo entero vio imágenes brutales desde las calles de
Sarajevo: granadas lanzadas contra las filas hambrientas, que a
veces, mataban a 20 o más personas.

Afortunadamente, la ayuda humanitaria llegó pronto. Al comienzo
llegó mucha, pero lentamente se fue reduciendo a 1,5 kilogramos
de harían, un cuarto de litro de aceite, una lata de algo (no
siempre se sabe que) y un poco de arroz. Todo debe durarle a una
persona 15 días, y a menudo más.

También se nos entregan, en teoría, 233 gramos de pan al día,
pero solo con tarjetas de raciones y no en realidad en forma
cotidiana. Están comenzando a resultar normales los días en que
tenemos que arreglárnoslas con un poco de avena y un mendrugo.

La carne, las frutas, los vegetales,los productos lácteos, el
licor, son hoy simplemente sueños para las personas de Sarajevo.
Es cierto que estas cosas pueden adquirirse. Pero la carne cuesta
50 marcos alemanes el kilo, los vegetales 15 marcos, los huevos
entre tres y cuatro marcos cada uno, el aceite y el azúcar entre
30 y 50 marcos, y el alcohol más barato cuesta 100 marcos la
botella.

Algunas personas aún pueden darse estos lujos, pero son una
minúscula minoría.

Las mujeres se ajustaron con rapidez. Aprendieron a cocer una
variedad de platos casi al aire. De la noche a la mañana
aparecieron recetas de guerra, para preparar mayonesa, paté,
crepas, galletas, "schnitzel".

Los ingredientes principales: harina, aceite, leche en polvo y
boronas de pan. Las lecherías no han trabajado desde hace mese,
pero sabemos hacer leche, crema y queso de la leche en polvo.

Entre tanto, cada parque y jardín en Sarajevo se ha convertido en
una hortaliza. Sembramos cebollas, patatas, tomates y repollo.
Incluso se está sembrando en los balcones o en latas en el
alféizar de las ventanas. Las personas han perdido mucho peso.
Muchos pesamos solo 40 kilos.

Muchos se están enfermando. Pensionados, profesores y médicos por
igual escarban la basura en búsqueda de algo que mejore su dieta.
La única pequeña ayuda es el ocasional paquete que envía algún
primo en el exterior. Sin estos, hace muchos que se nos habría
olvidado que es el chocolate.

Los cigarrillos son un símbolo de la vida de guerra. Para muchos,
es más importante que opere la planta de tabaco que la panadería
de la ciudad.

Una cajetilla de cigarrillos cuesta 10 marcos o más. Los
cigarrillos son la forma más conveniente de efectivo, y los
precios a menudo se fijan por número de cigarrillos.

En lugar de tabaco, los fumadores recurren a cualquier cosa que
pueda ser enrrollada en papel. Muchos terminan por renunciar al
hábito, aunque es difícil saber cuanto se beneficiará su salud en
las circunstancias en que vivimos.

Los bebedores de café también han hallado una salida. En lugar
de los granos de café, que cuestan 100 marcos el kilo, tuestan
trigo o lentejas. Al menos tienen algo que beber cuando se reunen
los vecinos para charlar, como en el pasado.

A menudo pensamos en cuanto lanzábamos antes a la basura porque
había pasado la fecha de vencimiento. Hoy comemos cualquier cosa,
sin importar su estado, cuan viejo sea o cuales serán las
consecuencias para nuestros estómagos. Lo único importante es
llenarlos, o intentarlo.

Es probable que el arroz desaparezca de los hogares de Sarajevo
cuando todo esto haya terminado. Después de haberlo visto
hervido, horneado, envuelto en hojas de vid, preparado como
postre y en cientos de otras formas... pues bien, te nacería el
gusto por comer otras cosas.

Pero, con todos estos problemas, horrores e imposibilidades, las
personas de Sarajevo, sobre todo las mujeres, se mantienen
limpias y bien vestidas. Las jóvenes aún van a los cafés, y los
aficionados al cine y al teatro pueden ver una función casi todos
los días.

Los niños van a la escuela, los jóvenes a la universidad.
Seguimos adelante. Todavía hago lo que puedo estudiar.

De vez en cuando he pensado en como habría sido ser un
adolescente en las olimpiadas de invierno en Sarajevo, hoy casi
exactamente hace 10 años.

¿Cómo podríamos haber sabido que todo cambiaría tanto en 10 años?
Quise quedarme aquí, en mi hogar y con mi familia, incluso cuando
todo esto comenzó. Ahora no estoy tan seguro. (IPS) (EFE) (12A)_
EXPLORED
en Ciudad N/D

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