La Prensa Versus El Poder

Quito. 6 jun 97. El ejercicio de las información con frecuencia
se encuentra con el poder. La transparencia se confronta con la
opacidad con que se ejerce el poder. HOY ha debido, en distintas
circunstancias, confrontar las decisiones y las indecisiones de
los gobiernos. Y aquello le ha acarreado verse envuelto en los
torbellinos que crea el autoritarismo. Dos casos han sido, en
estos quince años, particularmente violentos. Dos gestos del
poder para intentar crear una ruptura entre HOY y la sociedad
ecuatoriana. Fue en el período de León Febres Cordero, cuando el
gobernador del Guayas, Jaime Nebot, elaboró una fugaz "placa de
la infamia" . Una manifestación de regionalismo para hacerle
pelear a HOY con Guayaquil. Años más tarde, Abdalá Bucaram recitó
frente a las pantallas de televisión todos los insultos que
supuestamente había recibido de este diario, y sacados de
contexto por un fiel testaferro. Pero la violencia y la
irracionalidad que denunció HOY habían provocado el inicio del
desmoronamiento de Abdalá. Y en la medida en que decrecía toda
credibilidad, HOY ganaba mayor confianza de la sociedad
ecuatoriana.

SE LE PUEDE CULPAR DE TODO MENOS DE ABURRIDO

Al gobierno del presidente Febres Cordero se le podría culpar de
todo menos de haber sido aburrido o de haber faltado con noticias
a los periódicos. La mina del acontecer -tanto en el sentido de
veta de materiales como de estallido- aparecía los viernes. El
presidente tomaba su avión y viajaba a descansar a Guayaquil. El
prólogo del reposo era un sacudón al género humano en el
aéropuerto de la Base Aérea, en donde empredía contra moros y
cristianos, y abría más frentes de combate que los lados y
aristas de un paralelepipedo.

Raro el ritmo presidencial con sus guerras de los viernes, día
en que los guerreros, luchadores y cachascansistas más bien
descansan, y se van de discoteca o cantina para olvidar los
sinsabores. LFC, los viernes tarde, dejaba sasonado el caldo para
la próxima semana. Los periódicos, naturalmente, detenían el
cierre de páginas y esperaban el gran titular.

Titulares, por ejemplo, en torno a las donaciones del Banco
Central, la compra de la deuda externa, las relaciones con
Blasco, el nombramiento de la Corte, los tanques en el Palacio
de Justicia, las Unidades Ejecutoras, la Perimetral, los paquetes
de leyes urgentes, la permanencia de Robles tras la censura, la
Gobernación de Nebot, el Taurazo. En fin, decía que por noticias
no faltó.

LA PERIMETRAL Y UNA NOTICIA QUE FASTIDIABA

Una madugada de 1986 apareció al pie del monumento a Vicente
Rocafuerte, en la Plaza de San Francisco de Guayaquil, una placa
como aquellas placas conmemorativas que honran a héroes y
mártires. Esta placa sin embargo era totalmente distinta. Se
identificaba a sí misma como la "placa de la infamia" en contra
de los "enemigos de Guayaquil". Una mano misteriosa la había
colocado sigilosamente al amparo de la obscuridad nocturna. El
texto de la placa "perennizaba" el nombre de quienes se oponían
a la construcción de la vía perimetral alrededor de la ciudad más
populosa del Ecuador: El Diario HOY, el periodista guayaquileño
Alfredo Pinargote y el diputado de la Izquierda Democrática
Alfredo Vera.

Desde diversas vertientes las denuncias sobre los supuestos
sobreprecios de la carretera alrededor del Puerto, su dudosa
prioridad y las revelaciones de que aumentaría a niveles de
ensueño los precios de los terrenos de allegados el régimen,
ocupaban el escenario de la discusión pública. El Diario HOY
había publicado reportajes sobre el tema basado en informes
técnicos adversos y mantenía una agria polémica con el régimen
gobernante. Vera en el Congreso y Pinargote en otros medios
exponían argumentos parecidos.

El atajo del regionalismo fue el camino que tomó el gobierno de
la época y sus amigos para defender una obra que lucía faraónica
y de menos urgencia que la dotación de alcantarillado y agua
potable a Guayaquil. Así apareció la placa de la infamia para
supuestamente detener las discusiones y satanizar a los
opositores. Pero el efecto fue contraproducente. Resultó
demasiado burda la maniobra. La gente protestó y la placa no
permaneció en el sitió más de dos o tres días. Fue retirada -esta
vez a la luz del día- por orden del gobernador, Jaime Nebot
Saadi.

Rara paradoja para el Diario HOY, cuya vocación nacional le había
llevado a crear ediciones especializadas de Costa y Sierra, y a
identificarse con el nombre del país -Ecuador- y no de ninguna
ciudad en particular, como su sede, resultar así tratado en forma
infamante y acusado de regionalismo en la placa anónima. Sin
embargo, en contraste con esa temeraria acusación, por esa misma
época comenzó el crecimiento espectacular de la circulación del
periódico en Guayaquil y en la Costa, que es habitualmente el
mayor gesto de solidaridad y amistad que los lectores pueden
expresas por un periódico.

La placa de la infamia, constituyó uno de los tantos episodios
en que los amigos del gobierno del presidente Febres Cordero,
mostraron su molestia con el joven periódico que no le daba
respiro frente a su estilo autoritario y a los tempranos
propósitos neoliberales del régimen.

LA FELICIDAD DE MI PADRE

Por Manolo Sarmiento

Sed, no era más que sed lo que hizo de mi madre, en esos primeros
años, la primera distribuidora del HOY en Manabí.

En uno de sus esporádicos viajes a Quito mi padre se había
entusiasmado con el nuevo periódico y lamentaba no poder leerlo
en Portoviejo.

Entonces, mi madre, comerciante y emprendedora como es, no dudó
en llamar a Quito. La idea era pedir una suscripción, pero le
dijeron que era muy difícil, que podían enviarlo una vez por
semana. Ella, ni corta ni perezosa, les replicó, "pues si no hay
quien lo distribuya, lo haré yo". Al día siguiente recibió los
primeros 15 ejemplares. La felicidad de mi padre no tenía nombre.
Creo que hubieran estado dispuestos a distribuirlo a pérdida con
tal de tenerlo cada día en casa. Ustedes no se pueden imaginar
lo que significaba tener el HOY en una ciudad tan remota y
aislada culturalemte como Portoviejo, en esos años.

Al principio sobraban, y durante meses no se vendió más de
treinta.

Costaba que lo aceptaran en los puestos tradicionales. A los
canillitas no les interesaba: "no, señora, yo vendo, es, El
Universo". Horacio Palma fue el muchacho que aceptó distribuirlo
a los "suscriptores", a los que mi madre fiaba el periódico, unos
145 al cabo de un año, en su vieja bicicleta (luego el negocio
permitió comprarle una nueva bicicleta). A los dos o tres meses
de falta de pago mi madre les enviaba, engrapada al ejemplar, una
tarjetita amarilla anunciando la suspensión del servicio. La
víspera de la suspensión del servicio la tarjetita era roja, "su
suscripción ha sido suspendida".

Ahora Horacio vive en Venezuela, es chofer de un millonario de
Caracas.
El periódico llegaba muy tarde, con el avión de TAME, que a veces
se retrasaba. Se probó trayéndolo por Guayaquil, pero la cosa no
mejoró.
Pese a todos los inconvenientes, en 1988 teníamos distribuidores
en Manta, Chone, Bahía, Rocafuerte, Jipijapa, Tosagua y Calceta,
y se vendía ya unos quinientos ejemplares.

El almacén de mi madre en el centro de Portoviejo era el lugar
de encuentro de los lectores del nuevo periódico. Un simple bazar
de regalos y perfumes, se convirtió en una tertulia intelectual
y cívica cada mañana, con el pretexto de la llegada del HOY. "¿Ya
llegó el HOY señora?, "no todavía joven, el avión llegó tarde",
y los consiguientes lamentos. En esos primeros años, ¡cuántos
elogios por la iniciativa!, y ¡cuánta admiración por el cajón de
sastre, por la página económica de Gonzalo Ortiz, los artículos
del Pájaro, de Simón Espinosa! Había los fanáticos, los
estudiantes de economía, de la UTM, el arquitecto Sigifredo
Velásquez, Iván Delgado, el viejo don Manuel Polit Centeno, el
Dr. Manuel Andrade, entre muchos otros.

En 1990 mi madre vendió el almacén y dejó la distribución, que
pasó a manos de una de sus empleadas. Ahora, le pregunto por qué
lo hizo, y me responde: "lo volverí a hacer, lo hice por el deseo
de que la gente lea, porque era el mejor periódico, porque se
notaba que se jugaba el todo por el todo, que decía las cosas
francamente, que no se cuidaba de lo que decía.
Todos comentaban en Portoviejo del nuevo periódico, con la
frustración de no tenerlo, era el colmo".

Porque esta historia es también de ustedes, la compartimos hoy,
con nuestras felicitaciones.

Mi madre se llama Mercedes Torres, mi padre Manuel Sarmiento
Cueva. Ellos viven en Quito ahora y siguen leyendo el HOY, al
cual critican y admiran, con la confianza de un amigo, o de un
pariente.

EDIMPRES NACIO CON 40 ACCIONISTA

El nacimiento de HOY, desde que la primera idea hasta la
aparición de la primera edición, fue sumamente veloz.

Javier Pallares, actual presidente del Directorio de Edimpres,
la empresa editora de HOY, recuerda que, en enero de 1981, Jaime
Mantilla le propuso la creación de la compañía para editar HOY.
Entonces Pallares se lanzó a la tarea de realizar los estudios
de factibilidad y buscar los accionistas.

En apenas un año se consiguió el terreno en el extremo norte de
Quito, se consiguieron las computadoras y llegaba una modernísima
rotativa Goss.

Pallares recuerda que había que tomar en cuenta un detalle: el
nuevo diario tenía que ser democrático, alternativo y pluralista
no solo en sus páginas, sino también en su organización legal.
Edimpres nació con 40 accionistas, para evitar que el capital se
concentrara en pocas manos. El diario creció periodísticamente:
es el más influyente del país por su línea editorial sin
compromisos. Pero también es una empresa sólida y en auge:
actualmente, Edimpres tiene 200 accionistas.

Esa apertura también ha permitido que HOY se convierta en una
escuela, en un diario formador de periodistas. Se empezó con
periodistas muy experimentados, pero también con gente joven. Esa
política empresarial se mantiene: la redacción actual de HOY es
prioritariamente joven.

NUESTRO FUTURO

HOY fax es otro de los servicios modernos que Edimpres ofrece a
sus lectores.

Es un mini periódico electrónico de dos páginas, que contiene
información económica, como índices de las bolsas de valores,
precios de productos, cotizaciones del dólar, tasas de interés,
etc.

Este servicio se localiza vía fax. (DIARIO HOY) (P. 1-B)