Quito. 20 jun 97 .- En la segunda etapa del Plan Financiero de
1997, el Presidente de la República definió 7 lineamientos para
reducir el déficit fiscal al 2,7% del PIB. En virtud de la falta
de claridad en las explicaciones dadas y de sus incongruencias
respecto a la información que se diera el viernes 28 de febrero,
el CEA contribuye con un análisis muy puntual sobre esta delicada
situación.

Al cabo de 15 días de haber asumido el Gobierno y luego de un
intenso monitoreo sobre el manejo de todas las cuentas fiscales,
el Presidente explicó que el déficit heredado del Gobierno de
Bucaram alcanzaba el 6,6% del PIB equivalente a 1.300 millones
de dólares. Se propuso reducirlo al 2,5% con la adopción de 7
medidas que fueron:

Reducción del gasto público en 400 millones de dólares. Ello se
conseguiría con la supresión de vacantes (100 mil millones de
sucres) y reducción de otros gastos (1.480 millones).

Mejoramiento de la recaudación aduanera y tributaria que incluía
recuperar ingresos por 150 millones de dólares y nuevos tributos
por 50 millones de dólares; incremento del 4% a los aranceles;
pliego tarifario revisado.

Cobro de la deuda de Emelec al Estado; comercialización de
hidrocarburos y optimización del SOTE; restitución del impuesto
del 8% a los rendimientos financieros.

Con la disminución de gastos, el Presupuesto del Estado debía
bajar a menos de 17 billones de sucres. Es obvio que la certeza
de las acciones anunciadas por el Gobierno imprimió confiabilidad
en los agentes económicos lo que determinó que se desacelere muy
rápidamente el ritmo de inflación y la política cambiaria
provoque una importante reacción puesto que retornarán más de 200
millones de dólares que habían fugado en el régimen de Bucaram.
La inflación mensual bajó rápidamente del 6,4% en enero al 3,5
en febrero, al 1,5% en marzo y era de esperarse que continúe ese
proceso sobre todo por la estabilidad cambiaria.

La decisión de convocar a una consulta popular y la presencia de
elementos especulativos generados por una campaña desorientadora
orquestada desde Panamá, volvió a generar incertidumbre y
desconfianza lo que afectó el desarrollo de las actividades
productivas, provocando una nueva escalada inflacionaria del 2%
en abril, cuyos efectos se proyectan en mayo con una inflación
del 1,5%, con lo cual la inflación anual subió en más de 2 puntos
porcentuales.

En el programa de Gobierno anunciado a fines de febrero se
determinó que habría una disminución de gastos de casi 1.6
billones con lo cual el monto de egresos alcanzaría a 16,8
billones.

Sin embargo, los egresos que ha proyectado el Gobierno para 1997
alcanzan a 19.4 billones, lo cual estaría demostrando que el
abultado presupuesto expedido en el régimen de Bucaram por 18,4
billones no bajaría en su ejecución real sino que sería superada
en un billón de sucres más. La razón del crecimiento del gasto
podría estar, en una primera apreciación, porque el tipo de
cambio promedio bajo el cual se estructuró el Presupuesto de 1997
fue de S/. 3.800 por dólar, cuando el tipo de cambio promedio
efectivamente será de S/. 4.000 por dólar. Este hecho ocasiona
que el servicio de la deuda externa se encarezca en poco más del
5,2%; sin embargo, como también los ingresos provenientes de la
deuda externa mejoran en el mismo porcentaje, el efecto neto
sería de un incremento de gastos de 145 mil millones en el gasto.

Los 200 sucres de diferencia en el tipo de cambio promedio, por
otro lado, incrementan los ingresos por ventas de petróleo crudo
y de derivados, aumentándose en el 5,26%. Sin embargo, habiéndose
estimado en 16 dólares por barril el promedio de precio del crudo
de exportación, en la medida en que disminuya ese valor, bajan
también esos recursos. En caso de terminar el año con un promedio
de 15 dólares por barril, el efecto neto será una rebaja del 1%
es decir alrededor de 20 millones de sucres.

Por las razones que anteceden, no se encuentra una explicación
razonable para que de un gasto reajustado a fines de febrero a
16,8 billones, los egresos reales superen en 2,6 billones, pues
como se acaba de demostrar el incremento de gastos por la
subestimación de S/. 200 en el tipo de cambio promedio
alcanzarían a 165 mil millones de sucres y, dista mucho del
incremento de gastos en 2,6 billones a partir del 28 de febrero
cuando el Presidente anunció los recortes presupuestarios.

Cuando el Presidente informó a fines de febrero que había
heredado un déficit de 5,2 billones de sucres, se entendía que
numerosos elementos sumaban esa cifra. El primero correspondería
al arrastre de cuentas de la liquidación del ejercicio anterior
que según se ha podido conocer recientemente alcanza a 282 mil
millones excluyendo el servicio de amortización de la deuda
externa por 3,2 billones; en todo caso, los gastos de los últimos
días del año 96 y los primeros de 1997 deben ser materia de una
explicación clara y sistemática a fin de establecer el origen y
monto real del déficit, pues se trata de valores y no de
conceptos.

De acuerdo con recientes cálculos que permiten proyectar los
ingresos reales en 1997 en función de las políticas del Gobierno,
es decir, del nuevo tipo de cambio, de la inflación programada
y de la política de precios de combustibles y tarifas de
servicios, se llegó a conocer que los ingresos podrían alcanzar
17,4 billones en lugar de 18,4. Como se mantiene sin variación
el nivel de endeudamiento público, la diferencia del billón se
da básicamente en los ingresos del petróleo y derivados (67%) que
en lugar de alcanzar 6.377 billones serían del orden de los 5.708
y, en cuanto a los ingresos tradicionales, el impuesto a la renta
bajaría en 360 mil millones y el ICE en 50 mil millones, mientras
el IVA solo aumentaría en 40 mil millones (1,5%).

A criterio del Centro de Estudios y Análisis, el cálculo del
Ministro de Finanzas es conservador, porque el IVA aumentará
significativamente debido al rebrote inflacionario y la
estimación de un billón de sucres, por impuestos arancelarios no
se compadece ni con la devaluación programada del 21% , ni con
la tendencia de las importaciones que en el primer trimestre de
1997 frente a igual período del año anterior han crecido en el
9%.

De todas maneras aceptando los montos de ingresos
conservadoramente estimados por el Ministerio de Finanzas e
inclusive aceptando el incremento de gasto de 2,6 billones frente
al Presupuesto recortado a fines de febrero, el déficit estaría
en 2 billones de sucres, esto es el 2,5% del PIB y no alcanzaría
al 4,5% del PIB según se anunció la semana anterior. Por lo
tanto, debe enfatizarse en que la suma de las medidas de marzo
y junio deberían holgadamente permitir superar, de una vez por
todas, el déficit fiscal si los ofrecimientos de la austeridad
fiscal se cumpliesen, en alguna medida situación que al parecer
no se da.

La política presupuestaria ejecutada en los dos últimos años
lesiona gravemente el proceso de estabilización.

La inflación acumulada entre el 31 de diciembre de 1994 y el 31
de diciembre de 1996 fue del 55%, mientras los presupuestos de
los dos últimos años suben en el 126%. Tomando como base los
presupuestos reestimados del sector público, se advierte que la
suma de las proformas del Gobierno central, de las empresas del
Estado, de las instituciones financieras, del régimen seccional
y descontando de la sumatoria las transferencias para evitar la
duplicación de conceptos, el gasto de 1997 supera los 34 billones
de sucres, es decir el 42,5% del PIB estimado en 80 billones, lo
que estaría señalando que el país ha alcanzado al nivel más alto
de estatismo, situación que no se daba ni siquiera en los países
europeos que, bajo la influencia de la economía
centro-planificada, habían estatizado numerosísimas actividades
en la década de los setentas.

CONCLUSIONES

El Gobierno Nacional * debe estar consciente de que no puede
mantenerse un esquema tan desproporcionado entre un gasto público
creciente y una mínima contribución del Estado al Producto
Interno Bruto, que alcanza apenas al 20%. Lamentablemente, el
gasto público, no solo por el alto nivel de corrupción que se
genera, sino por su esquema inorgánico, tiende a generar
deficiencias crecientes.

El descomunal gasto público * por otro lado, generar una
dependencia inmensa de los ciudadanos del Estado. La capacidad
creativa se ve altamente frustrada porque las actividades
fundamentales en el área telefónica, eléctrica, hidrocarburífera,
de agua potable, alcantarillado, recolección de basura e
infraestructura vial, están en manos del Estado, que desatiende
en cambio servicios casi indelegables en materia de educación,
justicia, salud y seguridad pública. (TEXTO TOMADO DE EL
COMERCIO)
EXPLORED
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