Quito. 23 ago 98. Aunque son capaces de paralizar los
hospitales durante varios meses para obtener mejoras
salariales, los trabajadores de la Salud agonizan junto a todo
el sistema sanitario nacional.

Amparados por el Código del Trabajo, los técnicos auxiliares
de odontología, enfermería, siquiatría, alimentación,
autopsia, laboratorios, farmacia y radiología, los choferes,
jornaleros, mecánicos, motoristas y guardianes, encargados de
los trabajos manuales, anunciaron el inicio de una nueva
paralización.

En total son 14.034 personas, amparados por el Código del
Trabajo y organizados en dos instancias que se disputan a
muerte la condición de ser los únicos representantes: el
Sindicato Unico de Trabajadores de la Salud (Suntramsp) y la
Federación de Trabajadores de la Salud (Fetsae), que ha pasado
a denominarse Asociación Sindical Unitaria de Trabajadores del
Ministerio de Salud Pública (Asuntramis).

Una de las más largas paralizaciones ocurrió en 1997, cuando
los trabajadores mantuvieron en vilo a la Salud durante tres
meses, aunque los dirigentes dicen que solo fueron 45 días de
paralización. Se estima que, durante ese período fueron
aplazadas tres millones de consultas externas y emergencias.

Como resultado de esta paralización, los sindicatos
consiguieron del ex Ministro de Salud, Asdrúbal de la Torre,
la firma de un Acta Transaccional con beneficios adicionales a
los establecidos en el 'Séptimo Contrato Colectivo'.

LA GRANN BATALLA

Pero, esta solo fue una pequeña batalla. La madre de todas
ellas está a la vuelta de la esquina, cuando se inicie la
negociación del "Octavo contrato colectivo", cuyo debate se ha
postergado debido a que las organizaciones gremiales aún
deben demostrar que representan a la mayoría.

El martes pasado, el Sindicato Unico organizó una marcha al
Ministerio de Finanzas para demandar el pago de los sueldos
del mes de julio. Los servidores rurales de Salud realizan un
paro de varias horas, todos los días.

Las demandas planteadas en el "Octavo contrato colectivo" se
encuentran archivadas en el Ministerio del Trabajo. Por el
momento, existen dos versiones: una de cada sindicato.

Santiago Yagual, dirigente de la Asuntramis, afirmó que las
aspiraciones de los 14 mil trabajadores se orientan a lograr
que los beneficios del Sindicato pasen de 50 mil millones a
124 mil millones de sucres.

De estos beneficios se excluye a quienes se encuentran
protegidos por la Ley de Servicio Civil y Carrera
Administrativa (7.047 personas), Ley de Escalafón y Carrera
Docente del Magisterio Nacional (80), Ley de Escalafón
profesional (3.317) y a otros 1.844, contratados bajo
distintas modalidades.

La pugna creada entre dos sindicatos proyecta paralizaciones
en el sistema de la Salud. Por el momento, frente a los
sindicatos, los ministros han elegido la posición del péndulo.
En el centro, hacen grandes concesiones.

LOS PAROS UNA FABRICA DE BONOS

"Hemos conseguido el número de bonos que nos corresponde",
comentó a BLANCO y NEGRO Santiago Yagual, de la Fetsae, al
referirse a los seis salarios mínimos que el ministro de Salud
se comprometió a pagar durante 1998, por el día de fundación
del glorioso Ministerio.

En general, la presión de los sindicatos de la Salud al
Gobierno se expresa en los incrementos de la lista de
bonificaciones que hacen parte del rol de pagos.

Esta concesión del ex ministro Asdrúbal De la Torre, fue el
resultado de un paro que se inició en abril del año pasado,
cuyos coletazos se extendieron hasta el 23 de julio de 1997,
luego de una negociación que tuvo como intermediario al
ministro de Trabajo, Edgar Rivadeneira.

Otra de las concesiones estuvo orientada a garantizar la
estabilidad. "En caso de despido, el Estado se compromete en
pagar, además de las indemnizaciones establecidas en el Código
de Trabajo, una cantidad equivalente a cinco meses de
remuneración por cada año de servicio en la institución y el
cien por ciento de las remuneraciones por el tiempo que
faltase para el fin del período de la estabilidad".

Además, recibieron un aumento de 45 mil sucres y un subsidio
del cinco al siete por ciento del sueldo, luego del cuarto año
de trabajo.

También, aumentó la cantidad destinada a la canasta Navideña.

Esto torna más caótica la estructura salarial de los
trabajadores de la salud, dividida en una serie de
bonificaciones.

De un presupuesto de 701.587 millones de sucres, el Ministerio
de Salud destina 311.205 millones para salarios. Estas cifras
son el resultado de conquistas establecidas en los contratos
colectivos.

Los trabajadores amparados en la Ley de Servicio Civil y
Carrera Administrativa, utilizan 215.464 millones.

¿Cuál es el resultado de esta distribución? Por ejemplo, el
hospital Delfina Torres, de Esmeraldas, se ha convertido en un
elefante blanco que da empleo a 288 trabajadores, que no
tienen recursos para "hacer salud".

Contrariamente a lo que podría pensarse, los trabajadores de
la salud no tienen un elevado nivel salarial. El rol de pagos
de J. Párraga, administrador de Salud del Hospital Regional de
Portoviejo, se divide en: sueldo nominal, 298 mil sucres;
subsidio de antigüedad, 276 mil, horas extras, 23 mil;
subsidio familiar, 15 mil; bonificación complementaria, 336
mil; compensación por costo de la vida, 180 mil; transporte,
32 mil; bonificación de responsabilidad, 149 mil; bono de
comisariato, 30 mil; subsidio escolar, 21 mil; el décimo sexto
sueldo es de 37 mil sucres. Esto da un total de ingresos de un
millón 398 mil sucres.

El SEPTIMO CONTRATO COLECTIVO

- Subsidio familiar: tres mil sucres mensuales por carga
(cónyuge o conviviente), padres, hijos menores, hijos mayores
con alguna incapacidad. Límite: cinco cargas.

- Bonificación de responsabilidad equivalente al 50 por ciento
del salario básico.

- Subsidio educacional de 10.500 sucres mensuales por cada
hijo que curse estudios regulares. Límite: cinco.

-Vacaciones: 30 mil sucres anuales por cada trabajador.

-Bonificación por años de servicio: por diez años, 40 mil
sucres; por 15 años, 50.000 sucres; por 20 años, 60 mil; 70
mil sucres por 25 años; por 30 años de servicio, 80 mil
sucres.

- Bono por comisariato: a partir de julio de 1994, el
Ministerio entregará a cada uno de los trabajadores amparados
por el contrato colectivo la suma de 30 mil sucres.

- Al momento de la jubilación, según este contrato, se
entregará una bonificación equivalente a 18 meses de
remuneración, al momento de separarse del trabajo.

- En caso del fallecimiento de un trabajador, la familia
recibirá un millón de sucres; y en caso de muerte de la
cónyuge o conviviente, 400 mil sucres para gastos funerales.

- El 5 de agosto es día de descanso obligatorio por el
aniversario de la primera reunión de organismos sindicales,
efectuada en 1992.

- Alimentación en beneficio de todos los trabajadores.

- Aguinaldo y canasta navideña, de 40 mil sucres.

- Bonificación geográfica, equivalente al 41 por ciento del
sueldo básico para quienes laboran en las provincias
orientales, fronterizas e insular de Galápagos.

- Guarderías: el Ministerio de Salud pagará 10 mil sucres por
cada hijo hasta el número de tres.


EL PROYECTO DEL OCTAVO CONTRATO COLECTIVO

- En la misma línea del séptimo contrato y del Acta
Transaccional firmada en julio de 1997, el documento que los
sindicatos intentan suscribir se fundamenta en un incremento
de la remuneración de 180 mil sucres y plantea la elevación al
ocho por ciento del subsidio de antigüedad, que actualmente se
ubica en siete.

- Además, propone la elevación del bono de responsabilidad de
65 por ciento del sueldo básico que, actualmente, está en 50
por ciento.

- Además, propone elevar el subsidio educacional de 10.500
sucres a 28 mil, aunque sugiere mantener los seis salarios
mínimos como bonificación por el aniversario del Ministerio.

- Los sindicatos pretenden que se incremente la bonificación
por años de servicio que eleve la base de 40 mil a 100 mil
sucres, hasta los 350 mil que recibirían quienes hayan
trabajado 35 años.

- Proponen, también, duplicar el bono del Comisariato y una
remuneración de 30 meses, en caso de jubilación, entre otros
beneficios.

- Respecto del 5 de agosto, día de descanso obligatorio por el
aniversario de la primera reunión de organismos sindicales,
además del día libre, los sindicatos proponen que cada una de
las organizaciones reciba 600 mil sucres.

- Sobre la bonificación geográfica se sugiere un incremento
del 41 al 50 por ciento del sueldo básico.

QUIEN NEGOCIA EL CONTRATO

FOTO: El 19 de diciembre de 1997, la Primera Sala del Tribunal
Constitucional resuelve mantener la aprobación ministerial del
Sindicato Unico de Trabajadores del Ministerio de Salud.
Resolución impugnada por los dirigentes de la FETSAE

El poder se diputa a dentelladas. Los dirigentes de la
Federación de Trabajadores de la Salud (FETSAE) y del
Sindicato Unico quieren el protagonismo de la firma del Octavo
Contrato Colectivo.

"Nosotros somos fundadores", aseguró Santiago Yagual,
dirigente de la FETSAE. "Nosotros estamos reconocidos por la
ley", dijo Joaquín Chiluiza del Sindicato Unico.

Mutuas acusaciones se cruzan las organizaciones. Según
Santiago Yagual, el Sindicato Unico fue reconocido por presión
del Gobierno Interino que deseaba devolver favores a los
partidos políticos que respaldan a esa agrupación, mientras
que Joaquín Chiluiza dijo que los dirigentes de la FETSAE
quieren eternizarse en el poder a la fuerza.

VIEJA HISTORIA

Según Juan Cabrera, de la Federación Nacional de Empleados y
Trabajadores de la Salud (FENETS), el problema de los
trabajadores se inició con la reforma de la Constitución, que
exige la formación de una sola organización que represente a
todos los sindicados.

Entonces comenzaron las negociaciones dentro de los
trabajadores y se creó la división. Un grupo liderado por Luis
Mazón formó el Sindicato Unico. Los trabajadores del Guayas,
liderados por Santiago Yagual, se opusieron y aseguraron que
solo ellos deben poner la firma.

Este "problema legal fenomenal". según Juan Cabrera, es parte
de una pugna dirigencial, de una lucha por el control total de
los 178 sindicatos de la salud, de su control administrativo,
económico, y de las negociaciones de los contratos
colectivos.

Es una disputa en la que se encuentran "todo tipo de intereses
de por medio" y que no pudo ser resuelto por las autoridades
de turno. "Si la balanza se inclina a favor de un sindicato,
el otro hace paro".

UN PlEBISCITO

Juan Cabrera cree que el conflicto podría dirimirse mediante
un plebiscito entre todos los trabajadores de la Salud para
que decidan qué organización debe representarlos. Sin embargo,
los dirigentes siguen lanzando acusaciones de corrupción y por
los dos lados aseguran que en sus proyectos del Octavo
Contrato Colectivo mejoran significativamente las masas
salariales y los subsidios. Mientras el sistema hospitalario
sigue a la deriva.

SINDICALISTAS SE ACUSAN DE COMPORTAMIENTOS MAFIOSOS

Según Joaquín Chiluiza, los dirigentes de la Asuntramis
quieren ser los negociadores del Octavo contrato colectivo
para mantener las mafias entronizadas en la cúpula sindical.

Según Chiluiza, por la firma del anterior contrato colectivo,
los actuales dirigentes de la Asuntramis cobraron a cada
trabajador 40 mil sucres. "Llegaron a recaudar 300 millones de
sucres, un aguinaldo de despedida", aseguró.

Según el dirigente sindical, el cobró se realiza en el rol de
pagos, antes de firmar el contrato, para la negociación, y
después, para el pago de los abogados. Chiluiza dijo que para
evitar el cobro a los trabajadores en la firma del Octavo
contrato, buscan financiar la movilización de los dirigentes,
para la negociación, con la venta de boletos para rifar tres
electrodomésticos.

Por su lado, Santiago Yagual asegura que deben cobrar, pero
para pagar a los cuatro abogados que negocian el contrato
colectivo. Sin embargo, dijo que por la firma del último
contrato no cobraron 40 mil sucres, sino solo 20 mil.

De los 20 mil sucres, cinco mil estarían destinados al pago de
los abogados, otros cinco mil a los fondos del sindicato y los
10 mil restantes para la movilización de los 30 dirigentes,
que también deben negociar el contrato colectivo.

Santiago Yagual, los dirigentes del Sindicato Unico quieren
destruir los 178 sindicatos de la Salud y eliminar las
conquistas conseguidas con la firmas de los siete contratos
colectivos anteriores.

EXCESIVAS DEMANDAS PARA UN MINISTERIO POBRE

De "mecanismo terrible" de presión en contra del Fisco
cataloga el ex ministro de Salud, Plutarco Naranjo, a las
demandas de los trabajadores del sector, que, cada vez,
reclaman mayores privilegios por la vía de la contratación
colectiva.

A manera de ejemplo, este médico que duró cuatro años en el
cargo (1998-1992), a diferencia de otros ministros cuyas
cabezas han rodado como consecuencia de los reiterados paros
de la salud, narra que las exigencias abarcan desde el
"derecho" a nombrar herederos en los puestos hasta bonos para
cubrir los gastos de los trabajadores recién casados.

El listado de "conquistas" es tan extenso que obliga a los
directivos a distraer la atención de otras actividades a fin
de emprender en prolongadas conversaciones, con la
intervención de funcionarios de los Ministerios de Finanzas y
Trabajo, para ajustar las demandas a la disponibilidad de
recursos y a la realidad laboral del sector público.

En la época de Naranjo existía la Federación de Trabajadores
de la Salud (Fetsae), que agrupaba 210 sindicatos, cada uno de
los cuales tenía sus propios dirigentes en uso de licencia
laboral facultada por el Código de Trabajo.

Pese a que le tocó suscribir el sexto contrato colectivo, el
entonces ministro tuvo que enfrentar dos paros nacionales,
algunos parciales y varias amenazas de suspensión de labores
"siempre por razones económicas", recuerda.

A criterio de Naranjo, este problema tiene varias aristas: por
un lado, el enorme gasto que demanda la atención de las
"conquistas" laborales; y, por otro, la falta de disposiciones
claras (de Finanzas) en lo relativo a la distribución de los
presupuestos de las instituciones de la salud.

En consecuencia, los hospitales destinan hasta el 80 por
ciento de los fondos en sueldos, lo cual es grave en un
Ministerio "pobre", que desde la administración Durán Ballén
bajó del ocho al tres por ciento en el Presupuesto General del
Estado, manifiesta Plutarco Naranjo.

INCONSISTENCIA SALARIA EN LA SALUD PUBLICA

"Los sindicatos han acabado al país, todos lo conocemos", dice
el director (e) del Hospital Eugenio Espejo, Washington
García.

Aunque reconoce que el trabajador es un miembro importante
para el funcionamiento del sistema, cuestiona las diferencias
salariales y de beneficios que existe entre sindicalistas y
profesionales de la salud.

En su calidad de médico tratante, especialista en
neurocirugía, con una antigüedad laboral de 23 años en ese
hospital, él gana un millón 500 mil sucres mensuales; cifra
cercana a la que percibe un auxiliar de servicios
administrativos, por las compensaciones establecidas en los
contratos colectivos.

Pero, ¿quién es el responsable de la desigualdad? "Los
Gobiernos de turno", sostiene, "porque han accedido a las
aspiraciones y conquistas de los sindicatos".

Una enfermera del mismo hospital afirma que "las decisiones
gubernamentales partieron a la rama de la Salud y los
beneficios fueron hacia el más fuerte".

Ella critica la creación de leyes que empezaron a regir a
fines de los 70s: la Ley de Servicio Civil y de Carrera
Administrativa, para los profesionales de la salud, y la
aplicación del Código del Trabajo, para los sindicalistas.

HERENCIA DEL CARGO

Uno de los aspectos más cuestionados, no solo por Washington
García, sino por Rosario Delgado, secretaria de Finanzas del
Sindicato Unico de Trabajadores y presidenta de la
Confederación Nacional de Auxiliares de Enfermeras, es el
hecho de que el trabajador amparado por el contrato colectivo
pueda legar su cargo, luego de fallecer o de jubilarse.

"Si un trabajador muere, debería darse su puesto a una persona
preparada. Solo así se daría solvencia al servicio que recibe
el usuario", expresa.

Así, dice que, conciente de ello, la Confederación de
Auxiliares de Enfermería obtuvo un acuerdo ministerial en el
que se establece que esas vacantes deben cubrirse con
auxiliares de enfermería preparados".

Al momento, ella está con permiso de año y medio y, "tal como
lo reconoce el Código de Trabajo", con derecho a sueldo.

Por ello, aprovecha su tiempo para delinear las estrategias
que aplicará su sindicato para lograr la firma del VIII
Contrato Colectivo.

Mientras, García advierte al Ministerio sobre la consideración
que debería hacer, antes de suscribir este contrato. "Tiene
que analizar cuáles son las pretensiones -de los
sindicalistas-, a dónde quieren llegar. ¿Es de beneficio para
las dos partes? Pues, pienso que la entidad debe dar, pero que
los sindicalistas también deben hacerlo; que no solamente
ellos aprovechen, porque eso implica el egreso de cualquier
cantidad de dinero de las arcas fiscales".

Amparados por el Amparados por la Ley Civil Contrato
Colectivo
y de Carrera Administrativa
(En sucres) (En sucres)


Subsidio Familiar S/. 3.000 por carga familiar
S/. 200 por carga familiar

Subsidio Educacional S/. 10.500 por carga familiar
S/. 20.000 por carga familiar

Comiariato S/. 30.000 por mes
Nada

Bonificación Complementaria S/. 386.000 por mes
Nada

Transporte S/. 48.000 por mes
Nada

7% del sueldo más S/. 5.000 5% del sueldo más 3.200
Antigüedad Monto tope: dos sueldos Monto tope: un
sueldo

Vestuario S/. 300.000 al año S/. 50.000 al año

SATANIZAN A UN SECTOR DE TRABAJADORES

La ex ministra de Trabajo, Guadalupe León, que impulsó durante
su administración las Mesas de Concertación Laboral, explica
que los sindicatos y las federaciones de la Salud negocian
directamente los beneficios adicionales.

"Ninguna de estas negociaciones son parte de una política de
desarrollo de empleo, de crecimiento productivo o de una
política de salarios, que se inserte en un plan nacional",
expresa León. Según la abogada, estos mecanismos conducen a
satanizar a ciertos sectores, a que algunos se sientan
injustamente tratados, y a que los trabajadores de la Salud,
lejos de sentirse actores de un proceso de cambio, se
conviertan en un enemigo por ser eliminado.

El problema de los sindicatos no es de responsabilidad
exclusiva de estos, sino de la ausencia de una política
nacional que fundamente la estabilidad en la reconversión
laboral.

León lamenta que no se invierta en educación ni haya una
verdadera política de descentralización que elimine la presión
laboral en los sectores públicos.

"La única alternativa es una concertación nacional que
establezca los compromisos concretos y que implique la reforma
del sector", agrega.
Las Mesas de Concertación deben funcionar con base en estudios
técnicos, mas no mediante la demagogia política. León explica
que el temor al desempleo provoca, casi siempre, una posición
defensiva de los trabajadores. (DIARIO HOY) (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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