Quito. 31 ago 98. A la Cancillería se la critica por haber
pedido un parecer vinculante cuando se sabían dos cosas: que
la Comisión iba a trabajar sobre datos jurídicos técnicos y
que el arreglo con el Perú pasaba forzosamente por un arreglo
político.

El país había venido insistiendo desde hace muchos años en la
necesidad de que terceros independientes puedan conocer de
esta materia y resolverla a través de una mediación o un
arbitraje: son tesis ecuatorianas que en distintas épocas han
sido exhibidas y nunca fue posible conseguir.

El grupo jurídico técnico da un parecer respecto al cual el
Ecuador está en desacuerdo. ¿Qué hacemos? El Ecuador hace uso
del mismo cronograma para decir que esa no es una opinión
obligatoria porque así quedó establecido. Por esa razón, los
Garantes, en cumplimiento de sus compromisos y obligaciones,
lo convierten en un tema fundamental.

De modo que la Cancillería ha hecho todo lo imaginable para
defender los argumentos, las posiciones, las tesis
ecuatorianas y los derechos ecuatorianos. De eso no creo que
haya quién pueda, de buena fe, dudar.

Usted comparte la tesis de quienes dicen que la negociación se
encuentra en otro nivel, el político, y que los campos técnico
y jurídicos están superados...

Creo que si nos ponemos simplemente en el plano de los
procedimientos acordados, descritos con claridad en el
cronograma, la negociación sigue abierta.

Allí se dice que si la comisión tercera no se pone de acuerdo
sobre una propuesta, los Garantes intervendrán para presentar
fórmulas, iniciativas y buscar el entendimiento. Estamos en
eso y si una primera sugerencia de los Garantes no da
resultado tendrán que venir una segunda, una tercera, una
cuarta...

En el sentido estricto de la aplicación del cronograma, la
negociación está abierta.

En todos los niveles

Sí, en todos los niveles.

En un momento se tuvo la impresión de que el Perú estaba
supeditando las negociaciones en la Comisión de Libre Comercio
y Navegación a lo que ocurría en la Comisión de fijación en el
terreno de la frontera común. ¿Se ha avanzado en ese campo?

Honestamente, los países actúan en defensa de sus intereses
utilizando todos los métodos a su alcance. Uno de ellos es
frenar la marcha de un punto que para un país tiene menos
interés, a sabiendas de que en el otro tiene mayor interés.
Eso se ha aplicado y eso eventualmente se sigue aplicando. No
es un mecanismo ilegítimo, digámoslo así.

Lo que puede ocurrir es que sea un mecanismo inconveniente y
que no se adapte a la realidad de las circunstancias o a la
voluntad negociadora que sí existe en ambos países. Entonces
ese es un mecanismo peligroso porque si frenan el Tratado de
Comercio y Navegación, el Ecuador puede reciprocar en el tema
de la fijación de la frontera

Hay que tener la suficiente seriedad y buen juicio como para
no crear obstáculos innecesarios en un proceso de negociación
que, a la larga, desemboca en un acuerdo global.

En ese tema, sí se puede decir que no se ha filtrado mayor
información al país.

Algo importante es señalar, por ejemplo, que el Ecuador tendrá
accesos al Marañón y Amazonas. Esos accesos tendrán esa
cuádruple característica tan importante: gratuidad,
continuidad, libertad y perpetuidad.

Hay que señalar que faltan acuerdos en algunos puntos
relativos a esta importante materia no en lo tocante a la
navegación, no en lo tocante a comercio ni a esas cuatro
características sino a otros temas que son importantes.

Mientras no concluyan en términos satisfactorios para el
Ecuador, no habrá acuerdo y habrá que continuar buscando el
entendimiento. De modo que por eso es que la información ha
ido hasta el punto que estoy diciendo ahora, pero no puede ir
más allá porque yo no puedo informar sobre aquello que todavía
no existe.

A la luz de su gestión, ¿cómo calificaría lo que sucedió entre
los presidentes Mahuad y Fujimori en Asunción?

Asunción es un hito importante en la historia de este proceso
de negociación por dos razones fundamentales.

La primera porque se pusieron en contacto los presidentes del
Ecuador y el Perú y sostuvieron un diálogo muy franco, muy
directo, muy respetuoso, del que emergió el convencimiento de
que había realidades nacionales en el Ecuador y en el Perú que
los dos presidentes tenían que reconocer como válidas, como
reales. Esa primera constatación resultó trascendental.

¿No se había dado antes?

Pienso que sí. El presidente Alarcón avanzó este proceso con
gran eficacia, con una enorme actividad y una voluntad de
hacer todo por el país. Ha sido un patriota
extraordinariamente decidido a hacer todo por el bien del país
y avanzó en este proceso.

Pero se trataba de un nuevo Presidente y de una circunstancia
en la que por razón de los cambios políticos internos en el
Ecuador se había obtenido que el Perú acepte que el ritmo del
proceso disminuya.

Había la duda, en algunos sectores del Perú, de que a lo mejor
esta no era sino una táctica dilatoria ecuatoriana.

Este primer encuentro, del presidente Mahuad y del presidente
Fujimori, establece la clarísima imagen de que nadie busca
dilatar el proceso, de que todos buscamos que se desarrolle al
ritmo normal tomando en cuenta las realidades objetivas de
ambos países para llegar a un entendimiento mutuamente
aceptable.

Usted hablaba de dos puntos. ¿Cuál es el segundo?

Es el haberse conseguido el acuerdo sobre la separación de
fuerzas. Eso es de una importancia extraordinaria porque los
dos países estuvieron al borde de un enfrentamiento militar
que habría sido catastrófico para ambos. Esos enfrentamientos
a veces ocurren por accidente y eso podría haber prendido una
mecha. Entonces esos dos hechos crean por un lado un clima de
distensión para el tratamiento de problemas de fondo y un
clima de confianza entre los dos primeros mandatarios para
intervenir directamente.

¿Qué se puede esperar del hecho de que los dos presidentes se
van a encontrar en Panamá a poco tiempo de Asunción?

Se demostró en Asunción que la diplomacia directa a nivel
presidencial resultó de una eficacia extraordinaria. En
consecuencia, creo que otro encuentro entre los presidentes
puede permitir dar mayor solidez a ese fenómeno.

El Ecuador está preparado para lo que el Presidente llama la
negociación interna y eso implica muchas cosas: afinamiento de
posiciones, etc. Esto lo vamos a manejar en los términos más
aconsejables en beneficio del país. Yo no puedo adelantar más
en cuanto al encuentro de Panamá. No creo que debamos tener la
percepción de que ahí van a salir grandes decisiones, pero sí
creo que es legítimo pensar que el encuentro pudiera ser tan
importante como el de Asunción.

A sabiendas de que la negociación es global, ¿cómo evalúa el
ritmo de las otras comisiones, pues podría haber la percepción
de que algunas, como las de integración y de confianza mutua,
se han dejado estar y han perdido impulso.

Francamente quiero decirle que la Comisión del tratado amplio
de integración fronteriza prácticamente ha culminado. Es una
comisión que está lista para que se pongan en práctica ya los
acuerdos logrados, es decir más de 150 proyectos que abarcan
comercio, turismo, vehículos y personas, agricultura,
problemas sociales. Esa comisión ha marchado a un buen ritmo y
está lista. Tal vez falta la última instancia, simplemente
escribir en un lenguaje apropiado el texto de lo que sería el
capítulo correspondiente al acuerdo final.

Pero al ver ejemplos de negociaciones como las de Guatemala y
El Salvador, existe la impresión de que la Comisión de
integración debería estar trabajando, ya no a nivel conceptual
sino operativo. ¿Usted considera una inconsecuencia
diplomática que la Comisión empiece a buscar los fondos antes
de que termine la negociación?

Creo que lo que ha ocurrido es que hemos logrado avanzar la
negociación con los organismos financieros internacionales
hasta un punto en el que prácticamente existe un compromiso.
Las reuniones con el Fondo Monetario, el Banco Mundial y el
Interamericano de Desarrollo; los compromisos asumidos por la
Unión Europea y por distintos países bilateralmente son
compromisos finales, no simplemente de buena voluntad.

Hay montos señalados, pero todo eso tendrá que adquirir
vigencia cuando se suscriba el acuerdo global. Habrá que
pensar que hay proyectos que podrán empezar a ejecutarse casi
inmediatamente, algunos otros proyectos requerirán estudios de
factibilidad y eso tomará tiempo. El proceso ha ido hasta el
punto al que puede llegar porque está condicionado en su
marcha futura al acuerdo global, pero estos organismo
financieros internacionales han ratificado su determinación.

¿Qué información tiene usted de lo que sería la actitud del
Gobierno de Estados Unidos? ¿Es verdad que estarían dispuestos
a dar inicialmente solo 20 millones de dólares?

Hay acuerdos, de modo que no hay que pensar en los 20 millones
de dólares sino en cifras mayores. Tampoco quiero sonar como
un gran desconocedor de la realidad internacional, conozco los
casos de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y puedo citar casos
en nuestro hemisferio en los cuales los procesos de paz fueron
estimulados con ofrecimientos financieros importantes, pero
cuando el proceso de paz culminó esos montos no llegaron al
menos con la rapidez que se esperaba.

Es un hecho que tenemos que contrarrestar con mucho dinamismo,
pero por otro lado también existen fondos que podrían ser
utilizados inmediatamente en cantidades significativas, para
los proyectos que pudieran ejecutarse de inmediato.

Pensemos, por ejemplo, en que la Corporación Andina de Fomento
(CAF), está lista para ayudarnos en aspectos vinculados a la
administración de capitales.

De modo que, sin caer en la idea irreal de que los 3.000
millones de dólares van a venir al día siguiente de la firma,
tampoco caigamos en la idea irreal de que no se van a cumplir
los ofrecimientos.

El Presidente de la República ha hablado de que hasta fin de
año, como mucho, habría un acuerdo final. ¿Hay hechos ciertos
que sustenten esta afirmación?

Hay que pensar que el Presidente de la República -un hombre de
una trayectoria conocida por todos- que ha puesto énfasis en
ciertos aspectos morales y éticos, en ciertos convencimientos
espirituales, jamás habría podido decir algo de lo que no está
total y absolutamente convencido con buenas razones.

¿Usted comparte la percepción de que este primer tramo de
explicaciones ha sido, de alguna manera, traumático, pero que
luego una visión pragmática va a terminar imponiéndose,
respetando y asumiendo que los negociadores han hecho lo mejor
para el país?

Pienso que es una lectura correcta, además porque la solución
no va a ir en contra de los intereses nacionales.

La solución, para que sea duradera y aceptable, debe tomar en
consideración esto. Pienso que sí habrá desacuerdos, no habrá
unanimidad, pero habrá grandes consensos nacionales porque en
definitiva el país ha venido buscando una solución aceptable
desde hace 180 años.

Usted dice bien: cuando el momento llegue no faltarán quienes
se asusten y piensen en la historia pasada, en la historia de
la Real Audiencia, en la historia de la República naciente, en
la historia del siglo pasado...

Pero la mayor parte de los ecuatorianos que ahora son jóvenes
está pensando en el futuro, y pensando en el futuro
comprenderán lo que han hecho el Gobierno y la Cancillería.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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