Quito. 14 feb 2002. (Editorial) Anteriormente, la llegada de cualquier
nuevo embajador de Perú al Ecuador, despertaba sentimientos de
desconfianza o aprensión, dado que generalmente sus misiones conllevaban
la ejecución de consignas particulares, siempre orientadas a su difícil
tarea de negar las justas aspiraciones del Ecuador sobre los territorios
amazónicos, y generalmente implicaba hacer frente a las permanentes y
recurrentes crisis de nuestros dos países, que durante casi dos siglos no
pudieron ponerse de acuerdo sobre sus fronteras.
El Acuerdo de Paz logrado en Octubre de 1998 entre Ecuador y Perú, si
bien sigue siendo motivo de controversia interna en los dos países,
permitió inaugurar un nuevo tipo de relaciones entre nuestros pueblos y
construir un ambiente de mayor confianza, entendimiento mutuo, y
cooperación económica.
Hoy, el comercio entre los dos países se ha incrementado
significativamente, a $500 millones anuales, y el nuevo acuerdo logrado
en Bolivia, de acelerar el proceso de integración regional, hace prever
que este intercambio se dinamizará mucho más, especialmente si existe la
voluntad política de los gobiernos para que suceda así realmente.
En estas circunstancias, a mediados de 1999 llegó al Ecuador, el
embajador Oscar Maúrtua de Romaña, representando al Perú, luego de
cumplir funciones similares en Canadá, Bolivia y Tailandia. Doctor en
Derecho Internacional, especializado en las Universidades de San Marcos y
Oxford. En Ecuador ha sido designado profesor invitado en la Universidad
Andina Simón Bolívar. En dos ocasiones ha recibido el título doctor
honoris causa en Derecho de las Universidades de Winnipeg-Canadá y
Assumption de Tailandia. Es autor de varias publicaciones relacionadas
con su especialidad y la experiencia de sus misiones en Asia y Ecuador.
"Las Nuevas Relaciones Bilaterales Perú-Ecuador" y "Perú y Ecuador,
Socios en el Siglo XXI", son las más recientes.
Durante su gestión en estos últimos tres años, ha impulsado con
entusiasmo y dedicación, la ejecución de los acuerdos, la conformación de
ocho Comités Técnicos Binacionales que procuran, en distintos y variados
temas, una verdadera integración y una mayor cooperación mutua, haciendo
posible la iniciación de diversos proyectos, hasta por un monto de $3 000
millones, que tienen y deben ser ejecutados en los próximos años. Entre
ellos, la construcción y mejoramiento de cinco ejes de interconexión
vial, manejo y desarrollo de cuencas hidrográficas, interconexión
eléctrica, equipamiento y desarrollo en las áreas de salud, educación,
mejoramiento urbano, medio ambiente y facilitación de turismo recíproco.
En comercio bilateral, los avances son notables, no solo en volumen, sino
en variedad de productos. Perú exporta hoy a Ecuador más de 1 150
partidas diferentes, a su vez nosotros hemos comenzado a enviarles
además de petróleo y derivados, productos agrícolas, atún, tableros
aglomerados, industrializados de línea blanca, incluso automóviles
ensamblados en nuestro país. En el aspecto cultural, el embajador Maúrtua
se ha preocupado también de impulsar festivales, exposiciones, programas
de becas y preparación de profesionales en diversas disciplinas.
Muy merecido el reconocimiento y condecoración que el Gobierno de Ecuador
ha impuesto al embajador del Perú, al término de su misión en nuestro
país.
Ojalá que quien lo reemplace continúe la gestión emprendida por él, e
impulse, sin mayor dilación, la operación de los Centros de Comercio y
Navegación en Saramiriza y Pijuayal, que constituirán, sin duda alguna,
el logro más efectivo de la paz acordada, y la realización de nuestro
viejo anhelo de compartir la navegación en el gran río Amazonas.
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