Quito. 13.12.93. "La democracia es un tarea de todos los días,
es una meta a la que hay que aproximarse impaciente,
perseverante, militantemente.....".

La frase corresponde a un lider indiscutible de la Izquierda
Democrática, ID, y es propicio recordarla en momentos de gran
espectativa para esa agrupación, abocada a una Convención
Nacional para remozar las instancias directivas, en un hecho que
ratificaría el ejercicio democrático hacia adentro.

Pero también es interesante pasar revista a las acciones que ha
desarrollado de cara a lo que está ocurriendo en el Ecuador, pues
no son pocos los que piensan que la dirigencia socialdemócrata ha
reemplazado el espacio de lucha en la centro-izquierda, por un
inexplicable silencio.

Y es a consecuencia de esta actitud que, sistemáticamente, la ID
ha visto decrecer el rol protagónico que, como partido, ostentaba
desde su fundación, hace más de 20 años, y que lo había
convertido en eje de la tendencia.

En esta circunstancia los más disímiles sectores de la sociedad
ecuatoriana han evidenciando su extrañeza por este comportamiento
que trastoca la génesis misma del partido: "expresar y promover
los anhelos, ideas y aspiraciones de los trabajadores manuales e
intelectuales del Ecuador", tal reza su ideario.

Y buscando una explicación han ensayado algunas hipótesis como
aquella de que tras ese comportamiento existe una actitud
premeditada ya que la ID es corresponsable de los problemas que
afectan al país, porque vienen de dejar el poder y por que el
gobierno actual los ha acusado como autores de la crisis, en la
que dicen encontraron a la nación. O porque, en la segunda vuelta
electoral, la ID entregó su apoyo al binomio Durán Ballén-Dahik.

Cierto o no la inculpación de ser responsables de la crisis,
sería un factor, junto a los siguientes, que han arrastrado a la
ID a la situación actual:

a) una no admitida lucha interna por el liderazgo, con miras a
los comicios del 94 y 96; b) el hecho que ideológicamente la
centro-izquierda haya perdido consistencia, más la crisis del
sistema de partidos políticos; c) la negligencia de sus
directivos o, d) todos los factores juntos.

Por lo que fuere, nadie pone hoy en duda que la ID atraviesa una
situación conflictiva, así admiten hasta los propios dirigentes.
¿Pero, qué mismo ha llevado a que el partido más grande del país,
(500 mil afiliados) que viene de ejercer el poder, padezca estos
males?.

Líderes socialdemócratas revelan que al término de su gobierno
hubo mucha gente resentida porque no se los dio cargos
burocráticos: "quedamos apaleados", dijo un dirigente que, con
honestidad, reconoce "que la voz del partido está debilitada
frente a los abusos del neoliberalismo".

¿Y tan fuerte ha sido la "resaca" del poder para casi inmovilizar
una estructura partidista como la ID?; ¿cuánto tiempo les tomará
restablecerse de traumas y heridas?; ¿16 meses no es tiempo
suficiente para reponerse de cualquier golpe?.

Lo único cierto es que han soslayado el clamor del sector de la
sociedad al que dicen representar y del que se sentían sus
voceros. Una cierta pereza intelectual y la incapacidad para
reaccionar frente a lo que está ocurriendo habría llevado al
partido "a tocar fondo". Por eso fuertes cuestionamientos se han
dado al interior de la organización provocando roces, no en vano
un diputado socialdemócrata reclamaba, hace poco, porque la ID ha
sido "incapaz de articular un proyecto alternativo al del
gobierno" y por la falta de un esfuerzo orgánico, coordinado y
permanente, que los ha mantenido "en un preocupante nivel de
anonimato".

El silencio y la inacción, reclamaba el diputado, "no pueden
constituir una adecuada táctica política", bien que esa debilidad
igualmente ha afectado a los otros partidos cuyos dirigentes
también han preferido callar.

Jorge Gallardo, una elección de consenso

Y como se ha anunciado, la Izquierda Democrática elegirá en la
Convención Nacional del 17 de diciembre, en Riobamba, al nuevo
director nacional del partido. El ungido será Jorge Gallardo, un
ex ministro de Finanzas del gobierno de Rodrigo Borja y ex
candidato vicepresidencial en fórmula con Raúl Baca. Es el único
candidato.

Han asimilado los cuestionamientos, la ID empieza a reaccionar,
con Gallardo comenzará la reactivación del partido pues "será
director nacional a tiempo completo", según adelantó un militante
naranja, curándose en sano porque como factor para la inacción de
la ID se ha argüido el que el director, Andrés Vallejo, ha tenido
demasiadas responsabilidades en tanto jefe de bloque en el
Congreso, director, portavoz, etc.

No obstante para Vallejo tal silencio no es cierto; "hemos estado
al pie del cañón" pues con apenas 4 diputados y habiendo perdido
las elecciones del 92, no se puede hacer más, ha dicho, y
argumenta exhibiendo últimas encuestas que ubican a la ID como
partido de mayor aceptación en todas las provincias de la sierra
y un crecimiento importante en Esmeraldas, Manabí y El Oro.

Es Raúl Baca quien admite la "poca presencia del partido en el
país", aunque explica se debe a la generalizada apatía que hay en
Ecuador.

Pero Vallejo y Baca concuerdan en la importancia de la renovación
de las directiva. Por eso el actual director prefirió no
prorrogar sus funciones, porque "en un partido con exceso de
democracia", que elige sus dignatarios con votación secreta y
directa, es buena la renovación, dice Vallejo, mientras Baca
asegura que Gallardo logrará consensos en el partido.

Pero lograr adhesión para el candidato no ha sido tarea fácil,
los resentimientos, las heridas dejadas por el poder son reales.
En provincias como Guayas, se debió hacer "malabares" para
"rescatar" al partido y ganar la directiva provincial y en Azuay,
donde una cúpula se eternizó en el poder, hubo que convencerlos
de la importancia de unirse en torno a un nombre, mientras en
Imbabura se evitó que la salida de figuras como el prefecto Luis
Mejía y otros militantes, se suceda antes de la Convención.

Consolidar la candidatura de Gallardo ha sido un reto para la ID
en un partido que en 1988, para nominar candidato presidencial
tuvo dos opciones, Tener ahora un solo candidato a la dirección
nacional puede considerarse una regresión.

Raúl Baca explicó el dilema señalando que estatutariamente es
imposible la reelección, por lo que muchas figuras no pueden
volver a ese función.

Pero el hecho que Jorge Gallardo aceptó hacerse cargo del partido
absteniéndose de correr como candidato a diputado, habría sido
decisivo. "Gallardo será director, no candidato", confirmó un
dirigente naranja convencido de la necesidad de dedicarse a
tiempo completo a reactivar la organización, movilizar las bases
socialdemócratas, donde, dicen, descansa la fuerza del partido.

Mirando el 94 y 96

Pero lo que ha despertado a la ID del inexplicable letargo, -una
suerte de hilo conductor que les impulsa a reunirse y trabajar de
nuevo-, sería el convencimiento de que la "ley del péndulo"
funciona en el Ecuador, por lo que creen que la centro-izquierda
volverá al poder en 1996.

Otra motivación sería el argumento que "después de 4 años de
gobierno el neoliberalismo y la derecha serán malas palabras en
el Ecuador", según predice un socialdemócrata optimista de
regresar al poder.

Pero no todo es color de rosa, la misma espectativa de volver a
ser gobierno, puede provocar nuevas fisuras y, lejos de curar las
heridas, las agravaría; más de una figura de la ID aspira ser
ungido en el 96.

"Todo dependerá de los resultados que obtengamos en el 94", se
apresuró a comentar Andrés Vallejo, en tanto Raúl Baca no ocultó
su interés por retomar la candidatura presidencial de su partido.

Todo hace pensar, entonces, que como en 1988, la ID someterá a
votación interna la nominación del candidato presidencial, y
quizá no sean dos sino tres los pre-candidatos; quizá también
prevalezca la corriente que optaría por un gran frente de fuerzas
progresistas.

En todo caso las elecciones de diputados del año próximo donde
podrán exhibir su popularidad y, sobre todo, contar los votos,
base para una postulación en el 96, será el barómetro que mida el
futuro de cada líder.

De este modo, la lucha por el liderazgo, paradójicamente, será el
referente para la reagrupación de la militancia naranja, para que
retomen el protagonismo de siempre, por eso todos ven en la
Convención de esta semana, el fin del duro trance y el comienzo
de una nueva etapa.

"La democracia es participación popular". "Conviértanse, señores
dirigentes políticos, con su ejemplo y virtudes, en los
profesores de la democracia ecuatoriana". Al igual que el
inicial, son fragmentos del mensaje presidencial de Rodrigo
Borja, fundador de la Izquierda Democrática, cuando asumió la
Presidencia de la República, bien pueden ser ahora los cimientos
para la reedificación del partido. (6A)
EXPLORED
en Autor: Thalía Flores - [email protected] Ciudad N/D

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