Quito. 29.12.93 Estas épocas navideñas caracterizan a la ciudad y
mucho más a su parte central, entre otras cosas, por el
incremento notable de las personas que se dedican al comercio
callejero o ambulante, con la consiguiente ampliación y
difusión de su actividad sobre el espacio público: calles,
plazas, veredas, entre otros.

Año a año, se observa un aumento de las personas que se
dedican a estos menesteres, cuestión que ha conducido a que el
vendedor ambulante sea satanizado por sus detractores y
glorificado por sus defensores, cada uno sin tener un real
conocimiento de la situación, asumiendo más bien posiciones
interesadas. De allí que se necesario levantar un debate sobre
el tema y realizar investigaciones que le den sustento.

Por lo pronto, no se puede desconocer que la restricción de
las estructuras productivas que se aprecia con la actual
crisis y las respectivas medidas de ajuste que se vienen
aplicando desde principios de la década de 1980, han agudizado
la situación y establecido nuevas relaciones de los sectores
informales con los formales.

13.5 por ciento de desempleados

En Quito, según datos de la Dirección de Planificación
Municipal, el 63% de la población es subempleada y el 13.5%
desempleada. Si bien no hay una correlación mecánica entre
estos datos y el incremento de la venta callejera, no se puede
desconocer que una parte preciable de este segmento
poblacional tiende a insertarse laboralmente en el sector
terciario (servicios e intercambio) y localizados
preferentemente en la centralidad urbana (Centro Histórico y
Mariscal Sucre).

El Centro Histórico tiene una tendencia a concentrar la
actividad comercial en general, cuestión que en el actualidad
ya muestra ciertos grados de saturación.

Es peligrosa porque evidencia un proceso tendencial hacia la
existencia de una sola función, lo cual sería irse contra su
propia condición de Centro y desnaturalizaría muchos de sus
valores históricos.

Los Centros Históricos deben ser heterogéneos en sus diversas
dimensiones: las actividades urbanas, la composición social,
la expresión histórica y la condición económica.

Considerable primacía

Así tenemos que los 33 mercados y ferias (fijas y periódicas)
que tiene Quito, el 72.7% funcionan en el centro. Dentro del
conjunto de las actividades económicas que se realizan en el
Centro, el comercio estable tiene una primacía superior al
65%. El 70% de los consumidores de Quito adquieren en el
Centro.

Sólo el mercado de San Roque, columna vertebral del
abastecimiento de la ciudad, cumple con una triple condición:
es mercado mayorista, minorista y feria -ambulante-. Es una
estructura, una red compleja que, por ejemplo, vincula a los
centros productivos distantes (Ambato, Santo Domingo) con los
consumidores, con todo lo que supone en términos culturales,
económicos y sociales. Es un eje de comercialización de la
ciudad y, por lo tanto, del Centro Histórico.

Pero también está inscrito en un sistema donde San Roque actúa
como abastecedor general, el mercado Central se especializa en
la provisión de carnes, el de la Ipiales en productos
manufacturados.

Estos mercados fijos aparecen como prolongaciones inmediatas
para las ventas ambulantes, en ejes de proyección del comercio
callejero. Sin embargo y, de un tiempo a este parte, el
vendedor de la calle ha adquirido el don de la ubicuidad,
producto de la presencia de capitales proveniente de otras
latitudes.

Las ventas ambulantes y su crecimiento entran en conflicto

Es a partir de la presencia de capitales proveniente de otras
latitudes que la venta callejera y su crecimiento entran en
conflicto con las propias funciones de la centralidad,
patrimoniales y comerciales que le dan origen. Sin embargo,
siguen siendo funcionales para lo propios vendedores
ambulantes, los consumidores, los industriales y ciertos
capitales que pueden obtener ventajas de la informalidad.

Esta paradoja nos lleva a plantear que lo que puede ser un
problema para unos puede ser una solución para otros. De tal
manera que analizar el tema desde la perspectiva patológica,
como generalmente se lo ha hecho, no conduce a mucho. Es
preferible verla como es, parte de la funcionalidad que el
propio sistema establece.

Conteo de ventas

A fines de 1989 y principio de 1990 se realiza -por primera
vez- un conteo de venta ambulante en tres momentos: uno a
fines de noviembre, otro en navidad y el tercero fines de
enero, que arrojó los siguientes resultados:

De la información del cuadro N§1 se desprende que el número de
vendedores ambulantes, si bien es inferior al que generalmente
se utiliza, no deja de ser significativo. Si se incorpora
información de otras zonas de la ciudad, los puestos fijos y
semifijos que no fueron contabilizados, es muy probable que se
pueda afirmar que entre un 10 al 15% de los hogares de Quito
se nutren de esos ingresos.

La venta callejera es una actividad fundamentalmente femenina,
que tiende a disminuir en las épocas de mayor incremento de
ventas. Ello significa que es una actividad de subsistencia
que genera ingresos adicionales a la familia y que en momentos
de mayor venta tiene la capacidad de absorber a la población
proveniente de otros mercados con menor rentabilidad temporal.

La venta callejera es altamente elástica en el tiempo, porque
depende de un calendario ligado a la tradición histórica de la
rotación de las ferias regionales y urbanas, así como el
calendario de la cultural: las fiestas de Quito o Navidad,
apertura de clases, el carnaval, etc. De allí que el
incremento de los vendedores no solo se vincula al problema de
empleo, sino que también tiene que ver con otros aspectos, las
migraciones temporales.

Solo intermediarios

En el cuadro N§ 2, se puede percibir que la venta de
comestibles está relacionada con el tiempo de permanencia de
la población flotante, que llega al centro, para realizar
actividades que demandan una cierta permanencia, lo cual exige
un abastecimiento alimenticio en el lugar.

Pero quizás, lo que más llama la atención tenga que ver con la
gran flexibilidad de la mercadería, ya que eso demuestra que
los vendedores no son propietarios de los productos que
venden, sino intermediarios.

Por aquí se puede entender la presencia de ciertos capitales
foráneos que han ingresado de Corea, Panamá, Colombia, Brasil,
etc. y la formación de una transnacional de la informalidad
que encuentra en la necesidad de los sectores empobrecidos, el
caldo de cultivo para nuevas formas de acumulación.

No queda la menor duda de que el centro se ha convertido en un
polo de la terciarización e informalización del comercio
popular, que debe ser canalizado para que las tensiones se
atenúen, las causas del problemas se mitiguen y la
funcionalidad fluya. La represión no será nunca el mecanismo
que refuncionalice la situación.

CUADRO N§ 1

Número de vendedores ambulantes por sexo y edad

Noviembre 1989 Diciembre 1989 Enero 1990

% % %
Total de
vendedores 4746 100 7311 100 3402 100

Mujeres 3132 66 4752 65 2446 71.9

Hombres 1466 30.9 2420 33.1 888 26.1

Niños 148 3.1 139 1.9 68 2.0






CUADRO N§2

Puestos de venta por tipo de giro

Noviembre Diciembre Enero

Comestibles 39.8 21.8 39.3

Ropa 24.9 35.2 26.2

Bienes de
navidad 8.4 25.2 1.7

Otros 27.9 17.8 32.8

Fuente: Dirección de Planificación Municipal, "Diagnóstico del
Centro Histórico", Quito, 1992. (14A)



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en Ciudad N/D

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