Johanesburgo. 24.12.93. El año que finaliza respetó la tradición
de los anteriores en Africa al caracterizarse por los
enfrentamientos militares que afectaron el proceso democrático
comenzado en el Continente hace tres años.

Aunque hubo una solución precaria en algunas crisis -Chad,
Mozambique, Liberia, Ruanda y Burundi, por citar solo unos
ejemplos-, se teme el estallido de nuevos conflictos armados o
que los anteriores se reanuden en cualquier momento.

Ese temor explica la reciente creación del Comité para la
Prevención y Solución de Conflictos de la Organización de la
Unidad Africana (OUA), cuyo éxito, sin embargo, dependerá de la
mejora de la economía africana, prácticamente paralizada desde
mediados de la década de los años ochenta.

Guerra liberiana: comienzo de solución

En agosto, la guerra civil liberiana, que comenzó en 1989, tuvo
un principio de solución gracias a la mediación de la Comunidad
Económica de Estados de Africa Occidental (CEDEAO), aunque
resulta aventurado afirmar que vayan a celebrarse las elecciones
previstas para febrero próximo.

El rechazo del desarme por los diversos grupos guerrilleros, el
retraso en la llegada de observadores internacionales, así como
la continuación de los combates en la frontera con Sierra Leona,
hacen temer que Liberia pueda sumirse de nuevo en la crisis.

La crisis liberiana condiciona la paz en Africa Occidental,
principalmente en Sierra Leona, invadida en 1991 por el Frente
Revolucionario Unido (FRU), respaldado por la guerrilla
liberiana, aunque el ejército oficial, respaldado por soldados
nigerianos y guineanos, infligió últimamente severas derrotas a
los rebeldes en en diversas partes del país.

De la solución de la crisis liberiana dependen las relaciones
entre Costa de Marfil, acusada de respaldar al Frente Patriótico
Nacional de Liberia, y Nigeria, Sierra Leona, Guinea y Ghana,
principales integrantes de la fuerza de interposición de la
CEDEAO desplegada en Liberia.

Se agrava crisis en Chad

En Chad, nunca la situación fue tan ambigua desde el asesinato
por el ejército del líder guerrillero Abbas Koty, acusado de
querer derrocar al presidente Idris Deby, con el que firmó un
acuerdo de paz escasos días antes.

La crisis chadiana se ha agravado a causa de la negativa al
diálogo del Movimiento de Democracia y Desarrollo (MDD),
favorable al expresidente Hisen Habre, y de la resistencia del
capitán disidente Moise Kete, en el sur del país.

Congo, Burundi, Ruanda

Los recientes enfrentamientos ente el ejército congoleño y los
"NINJAS" y "COBRAS" -milicias armadas de la oposición- han
agravado la crisis política y han puesto de relieve que las
elecciones han servido de muy poco o de casi nada.

La crisis es también latente en Burundi, donde en octubre fue
asesinado el presidente Melchior Ndadaye, vencedor de las
elecciones de junio, lo que provocó enfrentamientos entre hutus y
tutsis con un saldo de cerca de 200.000 muertos.

En Ruanda, pese a la firma de los acuerdos de paz del pasado 4 de
agosto entre el gobierno y el Frente Patriótico Ruandés (FPR),
los obstáculos, así como los recientes incidentes en el centro
del territorio, demuestran que al país le queda aún un largo
trecho para establecer la estabilidad.

Pronósticos reservados

En Africa Oriental, al margen de la gravedad de la crisis de
Somalia, Sudán siguió en 1993 sumida en su guerra civil,
comenzada en 1983, y Kenia, considerada anteriormente "ejemplo"
de estabilidad en la región, vive actualmente enfrentamientos de
carácter tribales que han costado hasta ahora mas de 2.000 vidas.

Otros países viven una situación de crisis: Costa de Marfil, por
la rivalidad para sustituir al recién fallecido presidente Felix
Hufuet Buani; Nigeria, a causa del regreso de los militares al
poder; y Zaire, debido al estancamiento del diálogo entre el
gobierno y la oposición.

¿El fin del apartheid?

En un hecho sin precedentes, el líder del Congreso Nacional
Africano, Nelson Mandela, y el presidente de Sudáfrica, Frederick
de Klerk, recibieron conjuntamente el pasado 10 de diciembre el
Nobel de la Paz. El año 1993 representó para Sudáfrica la
posibilidad de poner fin a la política racista de un gobierno
colonial blanco contra los negros de ese país, quienes por
primera vez enmás de 200 años podrán votar y ser electos.

Legalización del Consejo Nacional Africano

Los principales acontecimientos que desembocaron con la
aprobación de la nueva Constitución se dieron en agosto de 1989,
cuando F.W. de Klerk asumió el poder. El presidente promete
reformas y a los seis meses legaliza el Congreso Nacional
Africano y más de 60 grupos y pone en libertad a Nelson Mandela,
luego de 27 años de prisión.

En este marco comenzó el diálogo que intenta poner fin a la
violencia racial mediante un Consejo Ejecutivo de Transición, en
el que negros también tienen cargos, que entregará el poder a los
ganadores de las elecciones plurirracistas del 27 de abril de
1994.

Pese a la buena recepción general de la nueva Constitución
sudafricana, las negociaciones con la extrema derecha blanca y
los conservadores negros serán difíciles y peligroso el camino
que queda por recorrer hasta las elecciones.

Solo el Partido Conservador (CP, ultraderecha) y los diputados
mestizos cercanos al partido Inkatha (mayoritariamente zulú)
votaron contra el texto constitucional.

EL CP, sus aliados neonazis del Frente del Pueblo Afrikaner (AVF)
y el Inkatha han formado una Alianza de la Libertad que también
incluye a los "bandustanes" (territorios autónomos negros) de
Ciskei y Bofuthatswana.

Las negociaciones de última hora entre la Alianza, el gobierno y
el Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela no dieron
resultado.

Constitución en un contexto de crisis

Según el diario Business Day de Johannesburgo, la nueva
Constitución, llamada a poner fin a tres siglos de poder
minoritario blanco, "nace en un contexto de crisis". "Aunque
dijeran un emocionado adiós a su Parlamento, los diputados
blancos sabían que la Constitución que acababan de aprobar no es
definitiva y que acaso tengan que reunirse en enero para
enmendarla".

El gobierno del presidente Frederik de Klerk, el ANC y la Alianza
deben reunirse del 1O al 24 de enero para tratar de definir las
condiciones en que la extrema derecha podría incorporarse al
proceso de democratización y no descarta que la Carta Magna sea
enmendada.

Sin embargo, el foso entre la Alianza y el ANC sigue siendo muy
hondo. El miércoles, tras la adopción de la Constitución, los
diputados del CP entonaron su himno Afrikaners Die Stem, mientras
los partidarios del ANC coreaban su lema "Amandla, awethu" (El
poder es nuestro).

Así las cosas, si bien se ha dado uno de los pasos más grandes
para la pacificación de Sudáfrica, la tarea no ha terminado.

Los retos del siglo XXI

- La última cosa en descolonizarse en Africa serán las fronteras
de la colonización. Por conservar las fronteras coloniales de
países como Nigeria, Saire, Sudán y de cierta forma Etiopía han
muerto en guerras civiles por lo menos dos millones de personas.

- Tres razones modificarán las fronteras: La autodeterminación de
grupos étnicos con la formación de pequeños países o la
integración regional en la que se jugará el nacimiento de
comunidades políticas o económicas.

- Las tercera será el retorno de la colonización bajo una nueva
forma: la etiqueta de la intervención en pos de la ayuda
humanitaria.

- Luego del fracaso de la represión contra la autodeterminación ,
ahora Africa post-colonial se interroga sobre la validez de las
tribus y la posibilidad de una federación. Tema que ha sido tabú
en casi toda Africa con excepción de Nigeria.

- El multipartidismo es otro de los cuestionamientos. Casi todos
los nuevos países se han fundado en un partido único, pues el
continente ha estado caracterizado por las grandes tendencias
ideológicas.

- Junto con Africa, los países desarrollados se cuestionan,
además, hasta qué punto ha sido válida la ayuda al desarrollo
destinada al continente. ¿Habrá que superar el antagonismo entre
modernización y tradición?

- Luego de la abolición del apartheid, Africa meridional puede
dirigirse comercialmente hacia Sudáfrica. Este mismo país puede
también convertirse en una federación uniendo a Lesoto o Botsawa
y Namibie, por ejemplo. Todas son posibilidades que pueden
cristalizarse en el siglo XXI.

- Europa puede jugar su rol. Si el siglo XX el viejo continente
ha pasado enseñando a Africa el concepto de Estado Nación, ahora
puede enseñar el de uniones más grandes. Un reto para el siglo
XXI.

- Dada la implicación y el crecimiento de Europa, oriental y
occidental, Francia disminuirá su influencia en Africa occidental
y se verá reemplazada por Nigeria, una potencia hegemónica más
natural en ciertas partes de Africa.

- Africa posee una triple herencia religiosa: indígena, musulmana
y cristiana. La indígena tiene un contextos tribal y por lo tanto
no panafricana. El cristianismo ejerce un poder de movilización
por solidaridad política en sus creyentes, pero el campeón en
solidaridad, sin duda, es el islam.

- Sin embargo, esta solidaridad musulmana se da más con la causa
palestina o nacional, pero no panafricana. Y ese es otro de los
grandes retos de una Africa musulmana.

- La expansión del islam está favorecida por el fin del
colonialismo, el declive de la influencia cultural de occidente,
la tolerancia racial al islam -comparado con el comportamiento
racista de Europa cristiana. Pero esta posibilidad de integración
se ve amenazada por el remonte de un aprtheid global, que hace su
aparición después de la guerra fría.
(En base a "The Economist" y "Courrier International")

Somalia, un fracaso con sabor amargo

Somalia fue en 1993 un fracaso con sabor amargo para EEUU,
principalmente, y para la ONU. Sin ningún interés nacional
estadounidense aparente en peligro en Somalia, las fuerzas de
Washington se vieron envueltas en una lucha urbana con el grupo
del jefe militar Mohamed Farah Aidid, en el sur de Mogadiscio.

A más de los 44 soldados norteamericanos que perecieron en manos
de las milicias de Aidid y los 175 heridos, la fallida Operación
"Devolver la Esperanza" revivió una vez más en el pueblo
norteamericano el trauma de Vietnam y la administración Clinton
perdió a su secretario de Defensa, Les Aspin, pese a que éste
adujo renunciar por razones personales.

Se olvidó Devolver la Esperanza

La insistencia de Washington de capturar a Aidid -respaldada por
la prensa occidental- hizo que la atención se centrara en
Mogadiscio (dividida por una línea verde entre los leales a Aidid
y los leales al presidente provisional Alí Mahdi Mohamed)- y no
prestar atención a la Operación Devolver la Esperanza, en la cual
se basó su presencia en Somalia.

La operación pretendía proteger la entrega de ayuda humanitaria a
las víctimas de la guerra y detener la anarquía luego de que el
general Siad Barre huyera del país. El dictador presidía un
gobierno civil instalado por el Consejo supremo de la Revolución
Somalí, formado en 1969 luego de la destitución de Mohamed
Huseín.

La ONU autorizó la operación en diciembre de 1992, pero fue en
junio de este año cuando las tropas de Aidid mataron a 24 cascos
azules pakistaníes y con la posterior muerte de cuatro soldados
norteamericanos la caza de Aidid comenzó.

Según numerosos expertos norteamericanos coinciden en que los
altos mandos militares de este país suponían que lo de Somalia
iba a ser una misión rápida y fácil, y que una de las
consecuencias de ese exceso de confianza es que ahora tienen una
retirada al estilo de Vietnam,

La misma opinión pública norteamericana que llevó a efectuar la
operación contra el hambre, se revirtió cuando vio por la
televisión cómo los hombre de Aidid arrastraban a sus soldados
luego del enfrentamiento del 3 de octubre. Una vez logrado que
alrededor de 20 mil soldados regresaran a EEUU, ahora los
norteamericanos muestran total indiferencia sobre los
sufrimientos en Somalia.

Con los sucesos, el líder somalí Aidid salió revitalizado y de
jefe de milicias pasó a ser parte del diálogo con la comunidad
internacional, que todavía intenta mantener el cese al fuego y
continuar su misión humanitaria en un país devastado por la
guerra. En solo cuatro meses -junio a septiembre- murieron entre
6 mil y 10 mil somalíes en choques de facciones rivales y
enfrentamientos con fuerzas de la ONU.

Esperan una retirada honrosa

Sin embargo, todavía quedan ocho mil soldados norteamericanos en
Somalia, los cuales confían en una retirada honrosa para marzo de
1994. Asimismo, a pesar de que los niveles de hambruna han
disminuido, no se ha dado un progreso significativo en el desarme
de los grupos enfrentados a pesar del acuerdo de entregar su
material bélico en marzo. El país sigue sin gobierno -ni nada que
se le parezca- y aunque la economía se ha revitalizado tan solo
un poco y ya no hay gente muriéndose de hambre, todo dependerá si
los clanes vuelven a enfrentarse cuando se retiren las tropas
extranjeras.

La retirada el próximo año de las fuerzas estadounidense le
podría evitar a EEUU el fantasma de Vietnam, pero aceleraría la
salida de otros pacificadores en Somalia. "Si la situación no ha
mejorado para el momento de la salida de las fuerzas de EEUU, la
capacidad de la fuerza de pacificación de las Naciones Unidas
será puesta en peligro de manera severa", asegura el presidente
de la Organización de la Unidad Africana, Salim Ahmed Salim.
(En base a las agencias IPS y EFE) (12A)


EXPLORED
en Ciudad N/D

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