Lima. 11.04.95. El triunfo de Alberto Fujimori en la primera
vuelta de las elecciones presidenciales peruanas de este domingo
se habría debido a los éxitos que cosechó en su lucha contra la
guerrilla y la hiperinflación, coincidieron hoy los analistas
locales.

Reflejando esa opinión, el candidato Javier Pérez de Cuellar, que
llegó segundo detrás de Fujimori, dijo que "el pueblo ha
preferido premiar la derrota del terrorismo y de la
hiperinflación".

"¿Qué país es este? ¿Cómo es posible que obtenga casi el 64 por
ciento la reelección de un dictador, que no respeta los derechos
humanos, que suprimió la estabilidad laboral y eliminó la tarifas
sociales en los principales servicios públicos?", se preguntó a
su vez el izquierdista Ricardo Lets.

La sorpresa que revelan Pérez de Cuellar y Lets ante los
resultados electorales es compartida por los lideres de los
partidos políticos tradicionales, ninguno de los cuales consiguió
siquiera el cinco por ciento de los votos que les permitiría
permanecer en el registro oficial de partidos.

Pero el comportamiento del electorado y el triunfo de Fujimori,
en la proporción que finalmente tuvo (63 por ciento contra 21 por
ciento de Pérez de Cuellar) habían sido anticipados tres días
antes por las encuestas de opinión.

En su corto mensaje leído en la noche del domingo, Pérez de
Cuellar dijo que aceptó ser candidato presidencial para lavar la
imagen de Perú ante la comunidad internacional, afectada por el
autoritarismo de Fujimori.

En sus ocho meses de campaña electoral, Pérez de Cuellar no sólo
ofreció mejorar las condiciones democráticas en el país, sino
que, especialmente en los últimos tres meses, prometió utilizar
los recursos del Estado para aumentar los empleos y aliviar la
extrema pobreza.

ESTABILIDAD SOBRE TODO

Al rehusar la propuesta de Pérez de Cuellar los electores
peruanos no solo revelaron que la democracia les parece una
necesidad menos urgente que la estabilidad económica y la paz,
sino que tampoco creen en la solución de los problemas sociales
deba resolverse a través de la caja fiscal, indican analistas.

"Creí que en este país, de tan alto índice de desocupación, y en
el que el programa de ajuste extendió y agudizo la extrema
pobreza,los temas del empleo y del bienestar inmediato de los más
pobres tendría mayor acogida", comentó Fernando Rospigliosi, uno
de los asesores políticos de Pérez de Cuellar.

En su exposición ante la prensa, el ya reelecto Fujimori anunció
que se ocupará empleos, pero aclaró que será dentro del marco de
la economía privada.

"En nuestro esquema no hay lugar para las formas burocráticas de
producción. Utilizaremos las carencias de nuestro país, es decir
la necesidad de aumentar el número de escuelas, de postas médicas
y hospitales, de construir más carreteras, para contratar
empresas privadas", aseguró.

Señalando a su primer vicepresidente, el pequeño industrial
textil Ricardo Márquez, quien durante toda la campaña mantuvo un
perfil bajo, Fujimori dijo que "lograda la estabilización
económica y asentada la paz social, el despegue económico se
basará en su mayor parte en la pequeña empresa privada".

Las elecciones de este domingo no solo reflejan la opción de los
electores peruanos de mejorar su situación social dentro del
marco de la economía de mercado, sino también el rechazo a las
formaciones políticas tradicionales.

"Los partidos han perdido hasta el nombre. Si quieren participar
en nuevas elecciones deberán recabar 100.000 firmas de ciudadanos
para solicitar su reinscripción", comenta el analista Fernando
Barrantes.

En esa situación esta hasta el socialdemócrata partido Aprista,
la más antigua organización política de Perú, considerada también
la más sólida y mejor organizada.

En 1985, el Apra ganó las elecciones y colocó en el sillón
presidencial a Alan García, con el 53 por ciento de los votos,
pero este domingo no obtuvieron más del cuatro por ciento.

El candidato de Acción Popular, partido centrista que ganó las
elecciones de 1980 con 44 por ciento, consiguió esta vez menos
del dos por ciento, y el frente marxista Izquierda Unida (IU), 30
por ciento del electorado en 1985, no alcanzó el uno por ciento.k

El periodista Agustín Haya, candidato presidencial de IU, admitió
que será necesario "sentarse a estudiar la situación y reelaborar
una propuesta".

Las dos únicas organizaciones cuya inscripción en el registro
oficial de partidos sobrevive a los resultado electorales (el
movimiento Nueva Mayoría-Cambio 90, de Fujimori, y Unión por el
Perú, de Pérez de Cuellar) no parecen en condiciones de
reemplazar a los partidos en ocaso.

Todos los analistas vaticinan que el heterogéneo movimiento
creado para impulsar la candidatura de Pérez de Cuellar, en el
que figuran un banquero ultraconservador y dirigentes del Partido
Comunista, no sobrevivirá a la derrota, porque se disgregará en
tendencias en el curso de la práctica parlamentaria.

Por otro lado, luego de ganar la reelección, Fujimori reiteró que
sigue pensando que no debe convertir a su movimiento en un
partido, porque no lo considera "necesario ni conveniente".

"La partidocracia ha muerto", sentenció en su discurso de
reelección en el Centro Internacional de Prensa, aunque no
precisó la forma política que la sustituirá.

"Fujimori se siente cómodo en el papel de caudillo de un
movimiento que lo tiene a él como centro inapelable de
decisiones, pero eso no puede ser una fórmula permanente de
gobierno", comentó el sociólogo Alberto Panessi.

"En algún momento, el vacío creado por la declinación de los
partidos tradicionales y el eclipse de sus ideologías tendrá que
dar paso a alguna forma institucional de organización y
participación popular", concluyó. (3A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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