Quito (Ecuador). 25 nov 95. En una Consulta Popular que ha
sido calificada de innecesaria, extemporánea, y manipulada
políticamente, la pregunta segunda, que tiene que ver con la
posibilidad de escoger libremente el régimen de seguridad
social al que se acoge el trabajador, ha sido la única que ha
movilizado a la ciudadanía. Las razones de este inusitado
interés son, sin duda, múltiples y contrapuestas. Todas
expresan la preocupación sobre un tema esencial que ha
terminado convirtiéndose en el eje de la consulta.

Los que pujan por el Sí

Los motivos de la preocupación ciudadana tiene que ver con
aspectos claves de la seguridad social. Los sectores
empresariales a través de las Cámaras, el sistema financiero
nacional, las autoridades monetarias e, incluso, organismos
como el Fondo Monetario Internacional, decidieron apostar por
el Sí.

La campaña de estos grupos que se sintetiza en la consigna:
"Por un país sano, vota Sí", aparentemente denota un interés
por mejorar los servicios de salud y otras prestaciones como
la jubilación por ejemplo, oculta un objetivo de fondo.

Este sería acceder a los 90 mil 57 billones de sucres, que
actualmente generan las aportaciones, y que son considerados
"ociosos". El control de estos recursos por el sector privado
al dar paso al funcionamiento de las AFP dinamizaría, en
efecto, el mercado de capitales y fortalecería el aparato
productivo, creando las condiciones de ahorro interno para un
crecimiento sostenido.

Esta propuesta, avalada por el caso chileno presenta, sin
embargo, problemas. En un reportaje de la revista América
Economía de noviembre de 1994, Pablo Bachelet, al analizar los
sistema privados de pensiones de Chile, Perú, Bolivia,
Argentina y Colombia, señala los errores cometidos en el
proceso de privatización, los cuales arrojaron como resultado:
sobredimensionamiento de número de afiliados a las AFP, gastos
excesivos en marketing, errores de reglamentación.

Concluye, ante las dificultades y limitaciones de las AFP, que
los ejecutivos de estas empresas "se equivocaron en sus
proyecciones, probablemente porque confiaron en una repetición
de la experiencia chilena". Como dijo un filósofo del pasado,
la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la
segunda como farsa.

Incluso las AFP chilenas, cuyo éxito financiero es innegable y
que aporta al ahorro interno con 21 mil millones de dólares,
no han podido proporcionar servicios de salud a los
trabajadores afiliados de más bajos ingresos. Al respecto, el
gerente general de la Isapre Compensación, en un artículo
publicado en la revista América Economía de septiembre del 95,
titulado Inseguro de Salud, refiriéndose a los servicios
hospitalarios, señalaba que "es cierto que hay un exceso de
camas, pero para los niveles más altos, no para los sectores
medios o bajos".

Por su parte, César Oyarzo, director de Fonasa, en ese mismo
artículo destacaba que el esquema previsional chileno padece
de graves carencias y "funciona sólo porque el Estado actúa
como un seguro implícito, recogiendo a las personas que dejan
de ser rentables para las Isapres". Esto es, los trabajadores
que tienen ingresos inferiores a una 400 dólares por mes.

Lo preocupante, en este sentido, de la campaña a favor del Sí
es que más allá de resaltarse las bondades abstractas de un
sistema privado que tiene como telón de fondo el acceso a una
impresionante cifra de recursos financieros, ignora los
problemas sociales vinculados a una efectiva prestación de
servicios por parte del sistema de seguridad social, entre
ellos el servicio de salud.

Distribución en porcentaje de PEA por afiliación a un seguro y
nivel de ingreso * (de menor a mayor nivel de
ingreso)

NIVELES*
1 2 3 4 5 TOTAL
Seguro Privado 2.3% 10.2% 9.0% 15.8% 62.6% 0.9%


Los que pujan por el No

En oposición a los sectores empresariales se han presentado
las centrales sindicales y sus dirigentes, el movimiento
indígena y campesino, la burocracia estatal y los propios
trabajadores del IESS.

Las razones que esgrimen son diversos. Por un lado, la
probable desaparición del IESS al trasladar las aportaciones
de los que más tienen a las administradoras privadas con lo
que, prácticamente, éste se desfinanciaría debiendo atender al
universo cada vez más grande de afiliados que, precisamente,
son los que por sus bajos ingresos no podrían acceder a las
aseguradoras privadas.

Por otro lado, enfatizan, que un esquema privatizador a
ultranza atentaría contra el principio de solidaridad que,
actualmente, está asociado al de obligatoriedad, y que ha
sido, aparentemente, el que ha estado en la base del sistema
actual. El principio de solidaridad se manifestaría sobre todo
en el seguro campesino, que ha permitido a grupos sociales
históricamente postergados, contar con un sistema de salud
complementario.

Sin embargo el llamado a la votación por el del No oculta los
problemas del IESS y de la seguridad social ecuatoriana. Los
datos hablan por si solos. El 70 por ciento de los
ecuatorianos no acceden a ningún sistema de seguridad. Menos
del 1 por ciento acceden a seguros privados, el 18.5 por
ciento al IESS y el 9.9 por ciento al Seguro campesino. Una
conclusión es evidente: la seguridad social actual es el
privilegio de una minoría.

No sólo es un problema de cobertura. Si se analiza, por otro
lado, la afiliación por niveles de ingreso se observa que el
71 por ciento de los afiliados al IESS, que lo consideran su
seguro general, pertenece a los grupos acomodados de la
población. Apenas el 2.6 de los afiliados pertenece al grupo
más pobre y son, probablemente, los que menos demandan los
servicios.

Se podrá argumentar que el Seguro campesino compensa esta
situación. Más, en este subsistema, que es prácticamente
gratuito, también el 24 por ciento de los afiliados pertenecen
a los niveles más altos de ingreso. De todos modos, la
situación es claramente diferenciada del seguro general.

El contexto del debate

La propaganda ha sido tan radical y sin argumentos de lado y
lado que se han desvanecido los puntos centrales de la
cuestión. Esta ha dado lugar a que las opciones que están en
el tapete miren (en el ambiente de incertidumbre que la crisis
ha desatado) más a intereses particulares que al problema
central de la seguridad social en el Ecuador. Además, hay que
considerar las denuncias de los médicos del IESS, ligando a
las aseguradoras privadas mesquinoz intereses de personas y
funcionarios que impulsan la privatización.

En este contexto, el triunfo del Sí podría dar paso a una
reforma salvaje del IESS en el cual los afiliadas pierdan y se
deje sin solución los problemas de la seguridad social
ecuatoriana, las bajas coberturas de atención y la
inseguridad.

Un triunfo del No, por su parte, podría ser interpretado por
la burocracia del IESS y los sindicatos con enormes
privilegios, como el respaldo a un sistema que de todas
maneras es caduco.

De todas maneras, no hay duda que la Consulta que convocará a
los electores el día 26, es el peor de los caminos para
enfrentar una reforma sólida y garantizada de la seguridad
social. La tarea, en este sentido, quedará pendiente y la
margen de los resultados que en ésta se obtengan.

La situación actual del IESS

Poca información confiable existe sobre situación del IESS. En
un debate eminentemente "ideológico" como el que se ha
producido en estos últimos años, los estudios serios han
escaseado. Ni la propuesta del CONAM, ni las propuestas de
reforma a las que han aludido varias veces los dirigentes
sindicales, han logrado analizar afectivamente la situación
del IESS.

Uno de esos pocos estudios ha sido el de Carmelo Mesa-Lago,
publicado en 1993, un experto en la materia que realizó un
minucioso estudio sobre el tema. He aquí algunos datos tomados
de su investigación:

- El IESS atiende únicamente al 17% de la población total y al
28% de la fuerza laboral. Esta cobertura ubica al Ecuador
entre los cinco países con más baja cobertura en América
Latina y el Caribe, y la cobertura legal para la familia de
los asegurados solamente supera a la de Haití.

- Alcanzar la cobertura universal con el sistema actual
llevaría ni más ni menos que medio siglo. Según Diego Borja,
el no hacer esta reforma le costaría al país 18.000 millones
de dólares en valor actual calculado, al país.

- El aporte salarial que mensualmente se descuenta a cada
afiliado es de 20. 5% , que representa el décimo más elevado
entre 30 países de América Latina y el Caribe.

- Existen doce diferentes tipos de cuotas y unos afiliados
pagan el doble que otros y existe inequidad en los beneficios
a los cuales los afiliados acceden. La pensión militar
jubilar, por ejemplo, es el doble de los empleados del sector
privado.

- Entre 1989 y 1991 las inversiones del IESS tuvieron un
rendimiento anula negativo del 25%. (Ahora, gracias a las
reformas legales existen algunos rendimientos, pero son de
orden especulativo en el mercado financiero ecuatoriano).

- Entre 1980 y 1990 el gasto real del IESS descendió, pero
esta reducción se hizo a costa del gasto en beneficios, que
disminuyó el 62% en tanto que los gastos administrativos
crecieron en un 93%.

- En 1990 el 41% de los gastos corrientes cubrieron costos
administrativos, ubicando al IESS en el tercer lugar de
América Latina y el Caribe por la proporción que alcanza este
tipo de gasto.

- De los 11 hospitales que se encontraba en construcción desde
1995 solamente uno estaba en pleno funcionamiento al comienzo
de la actual administración.

- El conjunto de este factores negativos que se traducen en
estas cifras condujo a que las reservas totales del IESS
desciendan en un 43% entre 1974 y 1992. (Economía) (Diario
HOY) (5A)
EXPLORED
en Autor: Carlos Arcos - [email protected] Ciudad Quito (Ecuador)

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