SE DERRUMBA LA ECONOMIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

Washington. 02.01.91. El inédito endeudamiento de las
empresas, de los particulares y del Tesoro público en Estados
Unidos puede agravar y prolongar la recesión que se esboza,
destacaron esta semanan la mayoría de los analistas.

Algunos de éstos hablan del espectro de una crisis económica
de una amplitud comparable a la de los años 30.El peligro es
mayor porque el sistema financiero norteamericano es frágil,
agotado por la política de dinero barato y por el frenesí
especulativo de los años 60. El hundimiento de las cajas de
ahorro, la crisis financiera más grave desde la segunda guerra
mundial y ahora las crecientes dificultades de los bancos y de
las compañías de seguros, son muestras de esa vulnerabilidad.

El economista Henry Kaufman, ex director general de la firma
neoyorquina de inversiones Salomon brothers, advirtió que la
actual contracción de la actividad no es comparable a las
recesiones observadas desde el fin de la 2a guerra mundial
debido a "la extrema fragilidad del sistema financiero
estadounidense", minado por el endeudamiento de los actores
económicos, y a las pesadas pérdidas sufridas en el sector
inmobiliario.

Una larga y profunda recesión

En ese contexto, Kaufman, que expresaba la opinión de un
número creciente de analistas, prevé una recesión más larga y
más profunda de lo anticipado inicialmente, con un número
importante de quiebras. La recuperación, agregó ese experto,
será también, y por las mismas razones, más lenta.

Actualmente, el monto total de la deuda pública y privada
norteamericana representa dos veces y media el Producto
Nacional Bruto (PNB) del país, según cifras oficiales, es
decir que se sitúa al nivel más alto desde la gran depresión
de los años 30.

Una gigantesca deuda pública

A principios de los años 80, justo antes de la última recesión
de 1981-82, ese múltiplo era de sólo 1,7 veces el PNB. El
número había variado de 1,4 a 1,7 durante los tres decenios
que siguieron a la segunda guerra mundial.

En cuanto a la escalada de la deuda pública, el déficit
presupuestario estadounidense pasó de 50.000 millones de
dólares en 1980 a más de 220.000 millones en 1990. La mitad de
ese déficit es financiado por fondos extranjeros.

Hemorragia de capitales

Una recesión no puede sino agravar esa tendencia al reducir
los ingresos fiscales y al hacer huir a los inversores hacia
mejores tierras, sobre todo Alemania y Japón.

En tal eventualidad, estimaron los analistas, el Sistema
Federal de Reserva (especie de banco central norteamericano)
se verá probablemente obligado a hacer subir las tasas de
interés para frenar esa hemorragia de capitales, con lo que al
mismo tiempo agravará la recesión.

La salud financiera del sector privado también es precaria. Ni
las empresas ni los particulares aprovecharon la expansión
económica de estos últimos años para reducir sus deudas sino
que, al contrario, las aumentaron en forma neta.

El endeudamiento de las empresas representa actualmente más
del 46% de su capitalización, comparada a 34% diez años
después. A eso se añade la deuda de los particulares (créditos
al consumo y empréstitos inmobilarios), que llegan al 88% de
sus ingresos después de los impuestos contra 72% en 1980.

"La fiesta se ha acabado"

La acumulación de deudas de las empresas sirvió sobre todo
para financiar la ola de compras de sociedades en Wall Street,
la especulación inmobiliaria y la bulimia de consumo que
nutrieron la expansión de los años 80 e hinchó también el
valor de los títulos bursátiles, de las acciones de alto
riesgo y del sector inmobiliario, señaló el economista Gary
Shilling.

Pero ahora "la fiesta se ha acabado" y el globo parece
desinflarse rápidamente, prosiguió el analista. Ese reajuste,
agregó, ya sacudió el sistema financiero como lo muestra la
multiplicación de quiebras bancarias y la bancarrota de las
cajas de ahorro, cuya operación de socorro federal costará
hasta 500.000 millones de dólares a los contribuyentes.

Una gran parte de los activos de esos establecimientos se
derritió con la crisis del sector inmobiliario, sobre todo de
la parte comercial, en la que se habían comprometido
ampliamente.

Se estancan precios de las viviendas

El excedente de los locales no ocupados es tal que el precio
medio bajó ya 15% en los tres últimos años, según estadísticas
profesionales. Y la crisis se extiende ahora al sector de
viviendas como lo muestra el estancamiento del precio de la
vivienda, que había subido mucho.

Ningún sector se salva. Según un reciente estudio del
economista Ben Bermanke, de la Universidad de Princeton, el
servicio de la deuda (devolución del capital más intereses)
del conjunto de las grandes empresas norteamericanas, una
parte de cuyos activos también ha perdido valor, absorbe una
proporción tan importante de sus ingresos que una recesión,
incluso moderada, podría llevar del 20 al 25% de ellas a la
situación de insolvencia.

Ante tal perspectiva, esas firmas despedirían un buen número
de trabajadores, que a su vez se encontrarían en la
imposibilidad de pagar sus préstamos inmobiliarios y sus
cartas de crédito, lo que debilitaría más aún la actividad
económica, que depende a 70% de los gastos de consumo, y el
sistema bancario.

El economista Geoffrey Moore, experto en teoría de los ciclos
económicos de la Universidad de Columbia, respecto a la
situación actual subrayó las dificultades que se pueden prever
y la forma en que una crisis financiera afecta a la economía
real.

Pero, observó, "llega un momento en que los excesos
especulativos de una economía tienen que ser corregidos por
una recesión, e incluso una depresión como en 1929 y en los
grandes momentos de pánico del siglo XIX, lo que podría
eventualmente repetirse ahora". (AFP) (A-2).
EXPLORED
en Ciudad N/D

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