Quito. 11.07.95. La Unidad Antisecuestros y Extorsión (UNASE) de
la Policía Nacional desarticuló una banda de secuestradores que
venía operando en el Ecuador desde hace un año atrás.

Dos presuntos secuestradores, miembros de esta banda, murieron
abaleados en medio de un rápido operativo realizado por la Unidad
Antisecuestros y Extorsión (UNASE), que concluyó con la
liberación de una joven secuestrada en Quito.

SECUESTRADORES DE NIÑO BARAONA

El jefe de la UNASE, mayor Fausto Terán, señaló que las
investigaciones han permitido establecer la identidad de otros
componentes de esta banda, que sería la responsable de por lo
menos cinco secuestros ocurridos en los últimos meses en
diferentes provincias del país.

Los investigadores de la unidad de élite de la Policía lograron
establecer que los miembros de esta banda, compuesta por
ecuatorianos y colombianos, son los responsables del secuestro
del niño Agustín Donoso Baraona, el que se registró a fines de
abril pasado, que conmocionó a la opinión pública y que
trascendió en el ámbito internacional.

Luego de los análisis y verificaciones que se han realizado,
explicó el mayor Terán, "se han establecido ciertas analogías que
permiten establecer que los delincuentes abatidos fueron los
mismos que intervinieron en anteriores casos de secuestros".

En el operativo que se realizó el fin de semana pasado, en un
barrio al sur de Quito, en la Argelia Alta, para rescatar a María
Martha Silva Larco, resultaron muertos dos sujetos, que según la
víctima, fueron quienes la secuestraron.

El ecuatoriano José Aníbal Arteaga Bastidas, (33 años), según el
mayor Terán, fungía de jefe de la siniestra organización
responsable de los secuestros del menor Marcelo Llerena Garzón,
hecho registrado en julio de 1994, en Ambato; del menor Carlos
Julio Pacheco Alvarez, en Santo Domingo de los Colorados, en
diciembre de 1994; de los hermanos Fuentes Navarrete, en enero
pasado en Quito; y, de origen chileno Agustín Donoso Baraona, en
abril pasado.

La identidad de la otra víctima no fue revelada ya que no portaba
documentación aunque versiones del vecindario recibidas por la
Policía aseguran que el fallecido tenía dialecto colombiano.

UNA PESADILLA PARA CONTAR

El lunes 3 de julio último, fue el comienzo de una pesadilla para
María Martha Silva Larco, 23 años. María Silva fue víctima de una
banda de delincuentes que a viva fuerza la secuestraron y la
mantuvieron en cautiverio por cinco días.

Todo comenzó en el parqueadero del edificio Xerox, ubicado en las
calles Borja Lavayen y Juan Pablo Sáenz, al norte de Quito,
frente al parque de la Carolina. A dicho lugar llegaron tres
sujetos, uno de ellos trajeado con uniforme camuflado de policía,
que inmovilizaron al guardián, a quien suplantaron en la entrega
de tickets en el estacionamiento.

El plan estaba previsto. La víctima era la joven María Silva,
quien trabaja en el mismo edificio y conduce su propio vehículo,
un Nissan Sentra del año.

Cuando María ingresaba al parqueadero fue interceptada por los
antisociales quienes huyeron con rumbo desconocido, utilizando el
propio vehículo de la víctima.

CORTOS

- El operativo fue rápido. Los agentes de la UNASE cubiertos los
rostros con pasamontañas sorprendieron a los delincuentes en un
'abrir y cerrar de ojos'. María Martha Silva Larco fue
encontrada en una habitación localizada en la parte posterior de
la casa.

- La joven tenía una fractura en el brazo izquierdo y estaba
custodiada por uno de los delincuentes quien armado de una
escopeta recortada calibre 16 quien, durante el cautiverio, trató
de abusar de la víctima.

- Aún asombrada por lo ocurrido, María Silva Larco, narró a los
investigadores que el delincuente identificado como José Aníbal
Arteaga Bastidas fungía como jefe de la banda y que era quien
realizaba los contactos telefónicos.

- Comentó que el otro antisocial que cayó abatido durante el
operativo fue quien la custodió durante todo el tiempo que duró
su cautiverio y que en el secuestro participaron dos hombres más.

- Hasta el momento el vehículos Nissan Sentra que conducía a la
víctima, el día del secuestro, continúa desaparecido,
presumiéndose que se halla en poder de los cómplices del delito.

- Los investigadores de la UNASE recogieron durante el operativo
documentos, nombres y otros datos, que se hallan en proceso de
verificación, evaluación y análisis, a fin de obtener otras
pistas o indicios que conduzcan a la captura del resto de los
integrantes de la siniestra organización.

- Las primeras investigaciones ha permitido determinar que la
casa en que permanecía la víctima era arrendada por la familia
Arteaga-López y que el día martes 4 de julio de 1995, alrededor
del mediodía, José Arteaga Bastidas, llegó con una pareja de
desconocidos argumentando que la mujer necesitaba reposo porque
había sido intervenida quirúrgicamente de los ojos. Así
justificaba el hecho de que la secuestrada estuviera cubierta la
vista.

- Según Julio Arteaga Bastidas, hermano del delincuentes abatido,
ofreció recibir a los huéspedes pensando que realmente se trataba
de una calamidad. Para esto, habilitó una habitación
independiente, que fue aislada del resto de la casa con una tabla
triplex.

UN OPERATIVO DE ONCE SEGUNDOS

Varios testigos del secuestro alertaron a la Policía el hecho. El
caso, entonces, pasó a manos de la UNASE. Tras las
investigaciones la Policía incursionó y ultimó a los
secuestradores en un operativo que duró once segundos.

La investigación contó con el apoyo de la familia de la
secuestrada con lo que fue posible elaborar el retrato hablado de
uno de los delincuentes. Entonces los agentes de la UNASE fueron
divididos en grupos para llevar a cabo un plan que concluyó con
éxito.

Las llamadas

La misma tarde del lunes 3 de julio, los secuestradores empezaron
a comunicarse telefónicamente con la familia de la víctima.
Informaron que tenían en sus manos a la señorita y atemorizaban a
sus interlocutores para que mantengan silencio.

Al siguiente día, los secuestradores volvieron a comunicarse con
la familia de María Silva, esta vez, para exigir como rescate 300
millones de sucres. Los delincuentes recibieron la negativa de la
familia en vista que la cantidad era imposible solventar.

El martes 4 de julio, a las 18h30 los plagiadores llamaron a la
familia de la joven, para indicar que en el Estadio del Sur,
retiren un cartón en el que supuestamente enviaban la cabeza de
María Martha Silva Larco.

La familia, presa de la angustia, pidió a la Policía intensificar
las investigaciones.

Los oficiales y agentes de la UNASE acompañaron a los familiares
de la secuestrada hasta el sector indicado, encontrándose, con el
cartón señalado por los delincuentes.

No obstante, el contenido era unas prendas de vestir que la
víctima usaba el día del secuestro, lo que tranquilizó a todos.
El trabajo de inteligencia policial continuó a paso seguro.

Los días miércoles y jueves se mantuvieron nuevos contactos con
los secuestrados. Las exigencias fueron de más a menos hasta
quedar en 70 millones de sucres, más la entrega del vehículo
Nissan Sentra, como pago por el rescate de la víctima.

El trabajo de la UNASE permitió determinar, el viernes 7 de
julio, la identidad de uno de los plagiadores y el lugar en donde
se encontraba la víctima con las consecuencias conocidas.

A las 19h30, aproximadamente, se realizó una incursión en la casa
de la Argelia que permanecía vigilada por los efectivos de la
UNASE. Los secuestradores se encontraban armados y en el interior
del domicilio se hospedaba una familia, que incluía a cuatro
niños.

El jefe del operativa ordenó la incursión, que duró
aproximadamente once segundos.

RESULTADOS SATISFACTORIOS

El comandante general de Policía, Miguel Rosero Barba, destacó el
trabajo cumplido por la Unidad Antisecuestros y Extorsión (UNASE)
que logró establecer la identidad de la organización responsable
de por lo menos cinco secuestros ocurridos en el país en el
último año.

La primera autoridad policial destacó la colaboración brindada
por la familia de María Martha Silva Larco, que fue rescatada con
vida y sin haber pagado ningún rescate.

Esto, dijo, hace pensar "que la confianza que la ciudadanía puede
ofrecer a la institución posibilita esclarecer los casos de
extorsión y secuestro".

El general Rosero explicó que no sólo el caso de María Martha
Silva Larco ha sido descubierto por la UNASE y narró que en
Guaranda, el 1 de julio se reportó el secuestro de Augusto Veloz
Montero. En dicha provincia de la serranía central a UNSE tomó a
su cargo las investigaciones y logró determinar que se trató de
un autosecuestro.

Augusto Veloz Montero, afligido por el desamor de su esposa
decidió autosecuestrarse con la complicidad de algunos amigos y
planificó exigir un rescate de 80 millones de sucres a varios
amigos suyos.

"Los investigadores lograron localizar a Veloz Montero en la
ciudad de Ambato en donde quedó al descubierto el plan que tenía
como único fin lograr el amor de su esposa y recoger ochenta
millones de sucres para emprender un viaje al exterior", dijo.

El avivato fue puesto a órdenes del juez de lo Penal de Guaranda
que ordenó la prisión del sujeto. (2A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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