Quito. 05.05.95. Descrito como enemigo de Quito por el
Prefecto de Pichincha, Federico Pérez, a causa de su campaña
anticentralista, el director del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos, Juan José Illingworth, 40 años,
guayaquileño, obtuvo un masterado en Matemáticas, con
especialización en Lógica, por la Universidad de Lovaina, en
Bélgica, una de las más prestigiosas del mundo. Fue el mundo
de las matemáticas el que lo vinculó hace veinte años con
Alberto Dahik, y el que lo ha llevado en convertirse en el más
radical fustigador de lo que él llama "una burocracia dorada
que se queda con el 54% del presupuesto del país".

Profesor universitario y empresario de programas de
computación antes de ingresar a la vida pública, Illingworth
ha estado ya antes envuelto en la polémica. En 1989 acusó a
los promotores de "La gran jugada" (una lotería privada que
competía con la de la Junta de Beneficencia de Guayaquil), de
"inconsistencia en el esquema probabilístico de entrega de
premios". Estos a su vez lo acusaron de injurias, por lo que
un juez lo sentenció en primera instancia a seis meses de
prisión. Después de la apelación, logró transar: reconoció que
nunca había dudado de la honestidad de los promotores y éstos
desistieron de la demanda. Con todo, el gobierno de Rodrigo
Borja desautorizó la rifa. "Fue el triunfo del interés
colectivo ante el individual", dice ahora que es acusado de
atentar contra la unidad nacional desde el INEC, que dirige a
pedido del vicepresidente Dahik. "Acepté la dirección del
INEC, pensando en la posibilidad de generar una transparencia
informativa", dice, "un proceso de sinceramiento nacional, en
el cual nadie me iba a detener, y eso desde siempre lo supo el
economista Alberto Dahik, porque yo le comenté en que ámbito
se iba a dar, que yo no iba a ocultar nada".

¿Lo que usted llama campaña de transparencia parte de la tesis
de que Quito se enriquece a costa del resto del país?

Si usted analiza el nivel de bienestar medio en servicios
básicos, va a encontrar que los que hay en Quito son muchas
veces superior al resto del país. Quito tiene el 96 por ciento
de las viviendas con red pública de agua potable, mientras
centros urbanos como Pedro Carbo, sólo tienen el 2% de sus
viviendas con ese servicio. En el área rural de Pichincha hay
más teléfonos instalados que la zona rural de toda la costa
junta más Azuay y Cañar. Yo no tengo nada contra Quito, pero
el Ecuador no se agota en Quito. El 97% de los embajadores de
la Cancillería, por ejemplo, son quiteños, y por todos es
conocido que nuestras embajadas promocionan de manera
exclusiva los lugares de turismo que giran alrededor de
empresas turísticas quiteñas. Porque hay intereses, hay
empresas...hay una importantísima empresa quiteña que sabe
utilizar al Estado en su crecimiento.

¿Se refiere a Metropolitan?

Así es. Metropolitan Touring tiene el mérito de pertenecer a
un empresario importantísimo de Quito, pero ese y cualquier
otro negocio, se apoyan de manera casi inexorable en el
Estado. Vea lo que ocurre en riego. En 1993 se invirtió en un
solo cantón, en Tabacundo, que es uno de los cantones de
Pichincha, más del doble de lo que se invirtió en riego en Los
Ríos y Guayas juntos.

¿Usted habla del INERHI?

El INERHI invirtió 1.315 millones de sucres para hacer canales
de riego en Tabacundo, donde todo el país conoce que ciertos
políticos de la Democracia Popular tienen sus plantaciones de
flores.

¿A quién se refiere?

Casi todos los políticos importantes de la Democracia Popular
tienen intereses en las flores. Carlos Vallejo, por ejemplo,
que era ministro de Agricultura en esa época, y de quien
dependía el INERHI, aceptó públicamente en el Congreso que él
era socio de una empresa Pazcore S.A. Yo no sé de dónde venga
la palabra Pazcore, pero sé que en ese negocio está toda la
crema y nata de la DP.

Usted insiste en lo de INERHI. Pero no dice que en la costa
hay grandes proyectos de riego estatales como los de CEDEGE,
en Guayas y la CRM.

El INERHI es instituto nacional y no puede alegar que porque
exista CEDEGE o la CRM haya perdido jurisdicción en Guayas o
Manabí. Además, CEDEGE es nacional, y sirve a parte de la
provincia del Guayas y cinco provincias de la sierra. El
problema es que se oculta la verdad. El INEC, por ejemplo, no
puede analizar las inversiones del Estado, porque el
ministerio de Finanzas no publica el presupuesto liquidado por
provincias desde hace más de diez años. Esta es la manera de
conocer lo que realmente se gasta, porque la ejecución final
del presupuesto termina siendo muy diferente de la proforma
presupuestaria. Yo pedí la información al ministro Robalino y
luego al ministro Correa. Con mucha paciencia, porque como
director del INEC podría pedir hasta la privación de la
libertad de quien oculte la información. Pero el ministro
Modesto Correa me respondió que si él me daba la información
el país se incendiaría. Yo le respondí, que se incendie.

En Quito se habla ahora de bicentralismo

Eso es un invento bastante inteligente de la burocracia
quiteña. Hasta han escrito un libro. "El bicentralismo y la
pobreza", editado con ayuda del Estado. Porque casi todo lo
que se edita en Quito es con ayuda estatal. Hasta la película
La Tigra recibió fondos estatales. Y en días pasados, el
productor se quejó de lo difícil que es hacer cine en Ecuador,
porque ha esperado cuatro años para que le vuelvan a dar 420
mil dólares para hacer la película Entre Marx y una mujer
desnuda. Creo que tiene derecho a tener un hobbie, pero que no
lo financie con dinero del Estado.

Hablábamos del bicentralismo

Ese libro que menciono dice, por ejemplo, que en 1992,
Pichincha se llevó el 73% de las becas. Y Guayas, el 11% Y de
allí, concluye que las dos provincias se quedan con la mayoría
de becas. Esto es una falacia. Todos sabemos que Guayaquil es
grande, no por el Estado, sino por su capacidad empresarial.

¿Cómo propone usted acabar con el centralismo?

Nosotros proponemos entregar parte del presupuesto de los
organismos seccionales. Ellos están mejor calificados que el
gobierno central para dar servicios, por su cercanía. En
Noruega, el 51% del presupuesto se entrega a los organismos
seccionales. En los países europeos, el 30%. En los países
subdesarrollados, el 10% En Ecuador sólo se entrega el 5% a
los organismos seccionales. El 95% restante se maneja en
Quito.

No he dicho que se quede en Quito. Pero las investigaciones
demuestran que un 54% de ese dinero se queda efectivamente en
Quito. Y eso es bastante. El presupuesto asciende a 8.5
billones de sucres y somos sólo once millones de habitantes.
Hicimos una investigación con la ESPOL. La hipótesis fue que
del presupuesto general entregamos el 26% a los organismos
seccionales. El 20% de ese dinero sería para gastos
administrativos. El 80% restante para inversiones (la relación
20-80 no es hipotética, la está cumpliendo el Municipio de
Guayaquil).

Según los cálculos, en poco menos de seis años, ese dinero
alcanzaría para cubrir las necesidades básicas de la
población. Entre ellas agua potable, alcantarillado,
electricidad, teléfono, recolección de basura, servicios
higiénicos, camas hospitalarias y médicos por habitantes según
las recomendaciones de la ONU, doce años de escolaridad.
Obviamente esa plata se está perdiendo en algún lugar. La
burocracia centralista se queda con todo el dinero, y por lo
tanto, y escúcheme y no me importa que lo publique... en este
contexto, la evasión fiscal se ve totalmente justificada.

¿Justifica la evasión fiscal?

Mire, según las publicaciones del Centro Andino de Acción
Popular, el Estado pierde el equivalente al 6,93% del
presupuesto en los que se llama corrupción informal, esto es,
lo que la Contraloría no detecta. Eso equivale a 560 mil
millones de sucres. Ese nivel de corrupción se da todos los
años. Significa que todos los días laborables el centralismo
se roba 2 mil millones de sucres diarios.

Usted se refiere a la burocracia pero es la Cámara de Comercio
de Quito, la que pide al presidente que lo destituya.

Yo creo que ellos, como líderes de un sector, necesitan
propugnar otro tipo de mentalidad. No la Estado-dependiente
que existe en cualquier familia que vive en Quito, sino como
verdaderos representantes de la libre empresa. Creo que ellos
deben propugnar la idea de que Quito no necesita ser
dependiente del Estado para sus empleos, para sus ventas
cautivas, sino que generen empresas que busquen un mercado de
libre competencia, tal como, lo fue en su momento el ilustre
quiteño Antonio Granda Centeno, uno de los más grandes hombres
que ha tenido el país.

En Quito se percibe su campaña como de ofensa a la ciudad

No podemos generalizar. Yo vivo en Quito. No digo que soy
aclamado, pero en más de una ocasión se me han acercado
personas a decirme que tengo razón. Que ha veces no están de
acuerdo con la forma como me expreso, porque tengo un estilo
muy poco diplomático. Pero el quiteño es inteligente y sabe,
porque lo vive, que su bienestar es mucho mayor que el del
resto de ciudades. Y una verdadera unidad nacional no puede
darse con injusticia. Me repugna saber que unos tienen treinta
días de vacaciones y otros, la mayoría, sólo quince. Eso le
cuesta al Estado el 4% del presupuesto. Alrededor de 200 mil
millones de sucres, que es más de lo que recibieron todos los
Municipios del país al año pasado.

Se cree que está en campaña por una diputación por Guayas

No es cierto. Estoy trabajando "a full" para producir datos
estadísticos en un proceso de sinceramiento nacional, de
transparencia informativa. Sin querer decir de esta agua no
beberé, porque nadie es dueño del futuro, en este momento yo
no tengo ninguna aspiración política.

* TEXTO TOMADO DE REVISTA VISTAZO (PP. 14.15.16)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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