Quito. 27.05.95. Durante el conflicto del Alto Cenepa, el
comandante del teatro de operaciones, general Paco Moncayo,
escribió un diario. Día a día, Moncayo fue plasmando en un papel
las experiencias que se vivieron durante esos días. Ahora, ese
documento ha salido a la luz y nuevos datos para la historia
militar ecuatoriana se revelan.

El 12 de Diciembre, el teniente coronel peruano Lazarte,
comandante del batallón de selva "Callao", presentó un ultimátum
al Teniente Coronel Aguirre, Comandante del Batallón de Selva
"Gualaquiza", amenazándole con desalojarle con las armas, de sus
bases en las cabeceras del río Cenepa, si no se retiraba ese fin
de semana. Preocupados por estas actitudes groseras y arrogantes
que, se pensó, podían deberse a una actitud personal de Lazarte,
se recurrió a un procedimiento que había sido usual en los
últimos años, para evitar indeseables choques armados en la
frontera: conversar telefónicamente con el jefe del comando
conjunto de las FFAA peruanas. El Sr. Gral. Víctor Manuel Bayas
realizó varias llamadas a Lima, pero el General Nicolás Hermosa
se negó a responderlas. La agresión estaba en marcha.

Ante lo peligroso de la situación, el Comando Conjunto dispuso la
defensa de las cabeceras del Cenepa. En el Ejército conformamos,
para este fin un agrupamiento de Selva, al mando del Comandante
de la Brigada 21, al que dimos el nombre del General Miguel
Iturralde, en memoria de nuestro ejemplar compañero y amigo,
prematuramente fallecido, en el cumplimiento de su deber. En mi
condición de Comandante del Teatro de Operaciones, viajé con las
tropas el 16 de Diciembre y supervisé la adopción del
dispositivo.

Como se mantenían los contactos a nivel de mandos del área, se
instruyó al Comandante de la Brigada, Coronel José Grijalva, para
que se reúna con el General López Trigoso, le exija suspender las
actividades hostiles y plantee los siguientes asuntos:

1) Continuar aplicando la Cartilla de Comportamiento acordado por
los dos Ejércitos:

2) Mantener el "statu quo" y dejar que sean las Cancillerías las
que resuelvan el problema; y,

3) Que se eviten acciones que puedan originar enfrentamientos
armados.

La respuesta del general peruano fue que el Protocolo de Río de
Janeiro y el Laudo Arbitral de Díaz de Aguiar establecían con
claridad que esos eran territorios peruanos y que no había nada
que discutir.

Cuando el 9 de Enero fue capturada una patrulla peruana, se
aplicó la Cartilla de Comportamiento. Regresaron los soldados
peruanos a Soldado Pastor, el destacamento peruano conocido
también como Puesto de Vigilancia 1 (PV1). Dos días después,
nuevamente fue interceptada otra patrulla, esta vez de 12 hombres
la que al ser requerida para que se detenga, respondió con fuego.
Fue repelida y se dispersó, abandonando sus equipos. En la tarde
se autorizó y se dio facilidades para que fuerzas peruanas
busquen a los soldados dispersos.

Pocos días después pudimos descubrir que todas estas patrullas
eran parte de la fuerza mayor que estaba infiltrando el ejército
peruano con el fin de crear destacamentos militares muy cerca de
la línea que ellos pretenden imponernos como frontera.

Con el afán de evitar que escale la violencia, el mando
ecuatoriano dispuso que se evite toda acción que pudiera
interpretarse como provocación. Se ordenó, entre otras cosas, que
los helicópteros no sobrevuelen el área. Los mandos peruanos mal
interpretaron esa actitud como signo de debilidad y comenzaron a
sobrevolar con sus helicópteros sobre nuestro territorio,
inclusive sobre áreas en la cuenca de Coangos, que ellas no las
reclamaban. Inicialmente se había ordenado disparar las armas
antiaéreas solamente con orden del Comando. En esta ocasión, se
advirtió al General López que si insistía en esa actitud, dichas
naves serían repelidas con el fuego.

5. Desarrollo del Conflicto

Casi por casualidad, los pilotos de un helicóptero que realizaba
un vuelo de abastecimientos, descubrió un desbroce muy cerca de
la línea de cumbre que divide las cuencas hidrográficas del río
Cenepa y del río Coangos. Se dispuso un reconocimiento y se
detectó que estaban desarrollando la infraestructura para
instalar un destacamento. Se trataba de una fuerza de alrededor
de un centenar de hombres. El 24 de enero se ordenó el desalojo,
el mismo que se cumplió el 26 de enero en las últimas horas de la
tarde. En el lugar se encontró varias construcciones con
materiales de la zona y abundantes víveres. La resistencia fue
débil y la tropa peruana abandonó el área. Ese día conocimos que
unidades de fuerzas especiales y helicópteros de ataque eran
traslados desde Lima a reforzar a la División de Selva y que se
alistaban fuerzas antisubversivas para enviarlas al sector del
conflicto.

Con el fin de que los mandos peruanos no se percataron de que
habíamos reforzado nuestro dispositivo, en la Cueva de los Tayos
que era la referencia para el encuentro de las fuerzas de los dos
países, se dejó una pequeña patrulla, la misma que la noche del
26 compartió sus abastecimientos con sus similares peruanos;
pero, a las seis de la mañana, cuando todavía se encontraba en su
rústico bohío, fueron atacados; casi simultáneamente atacaron
también los destacamentos de Teniente Ortiz, Soldado Monge Y Etza
Viejo. Una patrulla, posiblemente de las desalojadas de Base
Norte, combatió con nuestras fuerzas en la desembocadura del río
Tiwintza en el río Cenepa. Todos los ataque y encuentros fueron
repelidos con éxito. Tuvimos tres bajas y capturamos dos
prisioneros de guerra.

Las condiciones meteorológicas dificultaron las operaciones el
día 28; solamente Soldado Monge fue atacado con apoyo de
helicópteros, pero su guarnición pudo rechazar dicho ataque.

El 29 de enero, fecha aniversario de la suscripción del nefasto
Protocolo de Río de Janeiro, fueron atacados los destacamentos de
Coangos, Teniente Ortiz, Etza y las posiciones organizadas entre
la "Y" y la Cueva de los Tayos. Los ataques fueron repelidos,
fueron derribados dos helicópteros enemigos y las bajas
ecuatorianas se incrementaron a cinco muertos, cuatro heridos y
dos desaparecidos.

El 30 de enero, los mandos peruanos concentraron fuerzas entre
Soldado Pástor y Cueva de los Tayos; reforzaron, a la vez, todo
su dispositivo. Los combates de ese día se focalizaron en el
sector de LOS TAYOS. La bajas ecuatorianas se incrementaron a
siete muertos y seis heridos. De cada ataque de peruanos se
retiraban dejando muchos muertos y evacuaban gran número de
heridos.

El 31 de enero llegaron al sector refuerzos de Fuerzas Especiales
y se combatió en varios puntos a lo largo del río Cenepa. Fue
detectada a un kilómetro al sur de Tiwintza, una patrulla peruana
infiltrada. Se culminó con la consolidación de la capturada Base
Norte.

El primer día de febrero se atacó a las fuerzas localizadas
aproximándose a TIWINTZA y se contraatacó en el sector de los
Tayos. Las fuerzas enemigas, por su parte, atacaron Base Sur y
emplearon, por primera vez, la aviación para bombardear Base
Norte. Las bajas ecuatorianas sumaban nueve muertos y catorce
heridos, al final de la jornada. Una situación similar se vivió
el día 2, en que se combatió en Los Tayos, Base Sur y otros
sitios en las dos riberas del río Cenepa. Ese día se reforzó el
dispositivo con un escuadrón del Grupo 24 de Fuerzas Especiales.
Las bajas se incrementaron a 10 muertos y 14 heridos.

El día 3 de Febrero volvieron a atacar Base Sur e infiltraron
nuevas fuerzas hacia el norte, que fueron interceptadas en la
confluencia del río Tiwintza con el río Cenepa. Se emplearon los
helicópteros en misiones de ataque en apoyo de las operaciones
terrestres. Nuestras bajas acumuladas sumaban 10 muertos y 17
heridos, las peruanas alrededor de un centenar.

El día 4 de Febrero se utilizó por primera vez fuego de
artillería para hostigar a las fuerzas enemigas y evitar su
concentración en el sector Los Tayos y al sur de Tiwintza,
causándole sorpresa y paralizándola. Este día sólo hubo combates
esporádicos y tuvimos 3 heridos.

El día 5 de febrero conocimos de la presencia del presidente
Fujimori en Ciro Alegría, puesto de mando de las fuerzas
enemigas. En la noche, la Fuerza Aérea peruana realizó intensas
misiones de reconocimiento, utilizando granadas e iluminación,
tratando de localizar las posiciones de nuestra artillería, que
continuó realizando misiones hacia el norte del Soldado Pástor.
Por disposición superior podíamos atacar al destacamento peruano,
a pesar de que era la base desde la cual se organizaban los
ataques enemigos. Si hubiésemos podido negarles el control de
dicha área sus posibilidades ofensivas habrían sido nulas. Ese
día los helicópteros ecuatorianos volvieron a emplearse contra
las fuerzas desplegadas frente a Tiwintza.

El Agrupamiento de Selva Miguel Iturralde, había permanecido en
las posiciones desde mediados de diciembre; combatido heroica y
esforzadamente desde inicios de enero y con especial intensidad,
a partir del 20 de dicho mes. Merecía un descanso, por lo que
decidimos relevarlo. Por otra parte, frente al flujo de nuevas
fuerzas del Perú, habíamos también reforzado significativamente a
nuestras unidades, por esta razón, y para facilitar el comando y
control, se creó el Agrupamiento de Selva Carlomagno Andrade,
nominándole así en honor de nuestro comandante fallecido, también
en cumplimiento de su deber, en diciembre de 1992.

El 7 de febrero comenzó a operar el Agrupamiento de Selva
Carlomagno Andrade; ese día, en el sector de Base Sur, se derribó
a otro helicóptero enemigo. El día 8 de febrero inició el relevo
de los sectores de Coangos, Base Sur y Los Tayos. Para facilitar
la extradicción de las unidades se atacó a las posiciones
enemigas con helicópteros y aviones de la Fuerza Aérea. La
(Fuerza Aérea Peruana) FAP, por su parte, continuó sus bombardeos
y búsqueda de nuestra artillería.

El día 9 tuvimos una agradable sorpresa, cuando dos conscriptos
de los que se encontraban en la Cueva de los Tayos, y que los
habíamos dado por muertos llegaron, luego de 14 días de caminar
por la selva, al destacamento de COANGOS; el uno era nativo de la
Amazonía y el otro esmeraldeño. Ese día continuaron los combates
en Los Tayos y en La Cruz entre Coangos y Base Sur, se
incrementaron los bombardeos de aviación contra Tiwintza, pero
las tropas de tierra no pudieron avanzar. Nuestras bajas
contabilizaron 9 muertos y 29 heridos.

El 10 de Febrero la aviación enemiga bombardeó Tiwintza y
Banderas. Se combatió a lo largo del río Cenepa, hasta la
confluencia del río Tiwintza. Con el apoyo de helicópteros de
ataque, la presión de las fuerzas peruanas sobre el Agrupamiento
Iturralde, se hacía cada vez más intensa; se dispuso el
Agrupamiento Andrade, que caiga por el flanco por sorpresa y tome
el control de Cenepa, achicando el sector de responsabilidad del
Miguel Iturralde. Los bombardeos aéreos comenzaban a causar
estragos. Finalmente salieron los interceptores de la Fuerza
Aérea. Ese día, las alas ecuatorianas se adornaron con los
laureles de la victoria, al derribar a tres aviones enemigos que
bombardeaban nuestras posiciones.

El 11 de Febrero se terminó el relevo del personal del GFE-26. Al
día siguiente comenzó a disparar la artillería enemiga sobre BASE
SUR y TIWINTZA; se atacó una vez más en el sector de la Y, con el
apoyo de la Fuerza Aérea y los helicópteros.

Luego del revés sufrido por los aviones enemigos, disminuyeron
notablemente los bombardeos aéreos y el enemigo comenzó a
utilizar más intensamente la artillería y los morteros. El día
12, nuestras patrullas rastrillaron el sector norte de Los Tayos,
se combatió entre la "Y" y Tiwintza y se repelió un nuevo ataque
a Base Sur, empleando en la defensa helicópteros y apoyo
aerotáctico. Un avión A-37 de nuestra Fuerza Aérea fue alcanzado
por un misil enemigo que averió uno de los alerones, pero, por la
intrepidez y profesionalismo de sus pilotos, alcanzó a retornar a
su base, donde realizó un aterrizaje feliz. Al final del día,
teníamos 11 muertos y 22 heridos.

El difícil retorno a la paz

El día 13 continuaron los combates terrestres con apoyo de la
artillería, aviación del ejército y de la Fuerza Aérea. Todas las
noches se realizaba una reunión para recibir informaciones,
evaluar el desarrollo de las operaciones y dar disposiciones. Esa
noche escuchamos, al presidente Fujimori anunciar el cese
unilateral del fuego, pretextando que su ejército había capturado
Base Sur y Tiwintza. Creo que la verdadera razón fue porque le
informaron de la difícil situación que atravezaban las tropas,
para ganar tiempo y reorganizarlas. Inmediatamente llamé al
Comando Conjunto para que se desmienta dicha información, que
jamás debió ser entregada por nuestros medios de comunicación,
por el enorme impacto que podía causar, como en efecto sucedió.
Como se demoraba el desmentido oficial, cité a los periodistas
que se encontraban en el área y dispuse al Crnel. Grijalva,
Comandante de la Brigada, que informe la verdad. El Sr. Lcdo.
Diego Oquendo, llamó al teléfono a Patuca y el mismo Crnl. le
informó de la situación.

Esa misma noche evaluamos los efectos de la declaratoria
unilateral de cese del fuego y se preparó un documento para
enviarlo al Comando Conjunto, sobre los posibles efectos de dicha
declaratoria en las operaciones. Se dispuso, además, que las
unidades continúen con la defensa de sus sectores y que, a
primera hora del día siguiente, entren los periodistas a los
sitios señalados. Posteriormente, llegaron desde Quito
periodistas nacionales y extranjeros, peruanos inclusive, que
fueron llevados a Tiwintza y pudieron, con su posicionador
satelital, comprobar en manos de quién se encontraba esa base.
Por otra parte, en medio de esa selva virgen, las plantaciones de
banano y otros sembríos, claramente visibles en las bases
ecuatorianas, era prueba demasiado evidente para que pueda dar
lugar a error o falsas interpretaciones. Para el Presidente
peruano y para los mandos militares Tiwintza se volvió pesadilla
y obsesión. Es de suponerse que el presidente fue engañado y que,
encontrándose en plena campaña electoral, esa mentira podría
afectar a su imagen frente a los electores.

En lo militar, el día 14 se detectó la aproximación de medios
hacia Tiwintza, atacamos con helicópteros y artillería, l 15 se
combatió en Base Sur y la "Y"; el Agrupamiento Andrade consolidó
la margen izquierda del Cenepa, desde los Tayos, hasta Base
Norte; como resultado de una emboscada enemiga tuvimos 7
desaparecidos; las bajas acumuladas eran de 11 muertos y 26
heridos. El día 16 reforzamos al GFE-25 con la COE-5, se combatió
en el sector de La Cruz; tuvimos tres heridos. El presidente
Fujimori llegó una vez más al sector, con la pretensión de izar
la bandera peruana en las bases ecuatorianas, a dirigir
personalmente a las tropas. En nuestro país el presidente Durán
Ballén declaraba: "ha surgido un nuevo Ecuador".

El 17 de febrero, a las 04:45 GMT, los dos países firmaron, junto
con los garantes, la declaración de Itamaraty, aceptando el cese
al fuego, lo que no obstó para que el Perú siga con las
operaciones militares. Nosotros continuamos defendiendo nuestro
territorio, lo que implicaba operaciones ofensivas y defensivas.
En uno de nuestros ataques, una patrulla conquistó un helipuerto,
en el que encontró abandonado un helicóptero, se capturó, además,
dos prisioneros de guerra y varios equipos. De los siete soldados
desaparecidos el 16, fueron recuperados tres ilesos, tres heridos
y se conoció que un herido había sido tomado prisionero. Las
bajas sumaban once muertos, treinta y un heridos y un prisionero
de guerra. Fue deprimente observar que aún no se secaba la tinta
de la firma de la Declaración de Itamaraty, cuando ya se
organizaba celebraciones religiosas de acción de gracias y
conciertos por una paz que estaba muy lejos de ser una realidad.
Después de esa fecha de celebraciones tuvimos mayores bajas que
en todos los enfrentamientos anteriores.

Como seguían llegando tropas peruanas, el día 18 se reforzó el
dispositivo de Tiwintza, toda vez que veía la obstinación peruana
de tomarse dicha base. Ese día se combatió a 1 y 1/2 Kms. al sur
de Tiwintza y al occidente de Los Tayos.

El 19, la COE-19 recibió la disposición de bloquear el avance
enemigo hacia Tiwintza, en la llamada Avenida de Los Cerros,
línea de aproximación que habían usado los peruanos para
continuar acumulando medios. El Agrupamiento Andrade combatió en
varios lugares en las riberas del Cenepa.

El día 21 esperábamos la llegada del Grupo Precursores, que se
hizo presente en horas de la tarde. Ese día el Perú continúo sus
ataques contra Tiwintza, que fueron rechazados. Nuestras
posiciones seguían sólidas en Base Sur, la "Y", Tiwintza, y en
ambas orillas del Cenepa. En la tarde interceptó una orden de
ataque del General López, en que se estimulaba a las tropas para
que conquisten Tiwintza. En la prensa peruana se anunciaba para
el día 22 la "batalla final". Todo esto se puso en conocimiento
de los observadores.

El 22, los observadores viajaron a Coangos; mientras se
encontraban en nuestro destacamento y con la seguridad de que
nosotros no usaríamos nuestros medios aéreos y de artillería, los
peruanos atacaron con todos los recursos disponibles a Tiwintza.
El Maizal, la "Y" y Base Norte. Nuestras tropas rechazaron todos
estos ataques, pero sufrimos las mayores bajas de la campaña: 13
muertos y 20 heridos. Esa tarde y noche, tomamos una dura
represalia, utilizando todas nuestras armas de apoyo de fuegos.
Al día siguiente se detectó un gran movimiento de evacuación de
bajas enemigas.

ITAMARATY "MANIATO" AL MANDO

El acuerdo alcanzado en Itamaraty sirvió únicamente para maniatar
al mando militar en el Teatro de Operaciones y para que los
peruanos iniciaran una infiltración en gran escala en el
territorio ecuatoriano. Todas las posiciones en las que lograron
establecer fueron alcanzadas sin combatir, con posterioridad al
17 de Febrero y no estaban defendidas por nuestras tropas.
Evidentemente una área tan grande de selva y montaña no puede ser
controlada en su totalidad. Para ello se necesitarían decenas de
miles de hombres. De modo que se dedicaron introducir nuevas
fuerzas con el fin de continuar sus ataques a Tiwintza, con los
resultados adversos que ya fueron explicados.

Estábamos en un punto muerto. Teníamos la sensación de que los
observadores, engañados por la diplomacia peruana, demoraban su
presencia para darle tiempo al Perú con el fin de que expulse a
nuestras fuerzas del territorio que arbitrariamente reclama como
suyo. Ellos decían que solamente vendrían si cesaban
definitivamente los fuegos, lo cual era imposible que suceda sin
su presencia.

En la madrugada del día 23, una llamada de Quito nos alertó de la
presencia del presidente Fujimori en el sector del destacamento
peruano de Soldado Pastor y la amenaza de que, si sufría algún
daño, el Perú bombardearía Quito. Gracias a las excelentes
comunicaciones que habíamos establecido y por las cuales
manteníamos contacto permanente hasta con los comandantes de las
patrullas, se pudo disponer a las cuatro y media de la mañana que
se suspendan operaciones en el área en que presuponía podía estar
el presidente.

La presencia de los precursores en el destacamento Soldado Pastor
fue aprovechada también por el presidente Fujimori en su última
aparición en el área, para fotografiarse en alguna parte del
Cenepa.

La situación militar se había vuelto desagradable por la
presencia de las fuerzas peruanas en el interior de nuestro
dispositivo, y la imposibilidad de desalojarles, a pesar de que
con cada movimiento, en su desesperación por mostrar una mejor
ubicación a la llegada de los observadores, sólo se introducía a
un cerco bajo el fuego de nuestras armas. Desde luego, las
acciones de los militares peruanos volvían la situación muy
inestable, con el peligro de que la paz volviese a alterarse.

El círculo vicioso de que si primero debía perfeccionarse el alto
al fuego y posteriormente debían llegar a los Observadores, o
viceversa, se logró romper con la presencia de los Agregados
Militares de los Países Garantes, en la zona del conflicto.
Cuando éstos ingresaron a Coangos y Soldado Pastor, el acuerdo
del cese al fuego comenzó a ser obedecido.

Posteriormente, llegaron los Observadores, al mando del general
brasileño, Cándido Vargas de Freire. Les hice una amplia
explicación del problema, tanto territorial como bélico; luego
viajaron a Bagua, donde se reunieron con los mandos militares
peruanos.

La MOMEP preparó un plan a desarrollarse en cuatro fases; la
primera, preparatoria, que correspondía a la suspensión total de
las operaciones militares, el completo cese de fuegos y la
definición de procedimientos, estuvo terminada a mediados de
marzo; la segunda, comprendía la entrega de un inventario de las
fuerzas y la determinación de una área de seguridad y de rutas de
vuelo, se demoró, por problemas propios de la MOMEP y de las
regulaciones de las tropas norteamericanas, hasta fines de marzo;
la tercera dividida en cinco etapas, que incluía el retiro de las
fuerzas hasta sectores fuera de la zona de seguridad, terminó el
28 de abril; y, finalmente, la cuarta fase de desmovilización y
desmilitarización, que en el momento que se escribe este artículo
se encuentra en marcha, deberá terminar a mediados de mayo.

Durante el proceso de separación de las fuerzas se produjeron
varios incidentes provocados por las fuerzas peruanas; el más
grave lo ocasionaron el 27 de marzo, cuando estábamos iniciando
el retiro de las tropas y se percataron de la presencia de
nuestras fuerzas a menos de un kilómetro de Soldado Pástor,
concluyeron erróneamente que estaban siendo atacados, por lo que
iniciaron operaciones sobre nuestro dispositivo, con el resultado
de un muerto ecuatoriano y dos de sus tropas. (5A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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