Quito. 20 mar 2001. Las inversiones del Grupo en clubes e, incluso, en un
campo petrolero en Venezuela, ayudan al financiamiento. La AGD sigue al
frente del Banco.
Ya no se ve más el letrero que identificaba al edificio matriz de 13
pisos de Banco Popular, en Quito en la av. Amazonas.
Solo el cubo de concreto asentado en uno de sus vértices sobre la vereda,
recuerda a los peatones que allí funcionó uno de los cinco bancos grandes
del país.
Las puertas de vidrio exhiben dos papeles blancos escritos con marcador
rojo: "Cerrado". A través de ellas se divisa las salas de espera y las
ventanillas de ahorro vacías y los muebles que quedaron en sus lugares
sin uso.
El subsuelo, donde funcionaba el gimnasio, la lavandería y la cancha de
raquet ball, ya no tiene visitas. Un ex empleado recuerda que "los jueves
y viernes íbamos a jugar raquet ball y de allí al gimnasio, de donde
salíamos duchados. Las chicas hacían aeróbicos y la ropa sucia dejábamos
en la lavandería".
Los corredores vacíos transmiten frío en los 11 pisos desocupados y
silenciosos. Ese panorama roba la sonrisa al administrador temporal de la
Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), Fernando Armendáriz, ex
vicepresidente del Banco cuando pertenecía a Nicolás Landes.
El Administrador tuvo que bajar el número de ejecutivos de 708 a 64 y la
carga salarial de 3 millones a 40 mil dólares al mes.
Los pagos se realizaron apegados al Código de Trabajo, confiesa un ex
funcionario del área de Sistemas quien reveló la fórmula para recibir más
dinero. "Era preferible que nos despidieran y así cobrar los beneficios
de Ley completos. En ese entonces, las liquidaciones alcanzaban los 600 y
900 millones de sucres".
La imagen de ex líder de la entidad quedó bien gravada en su memoria.
Alto, pelo castaño, impecable y de hablar pausado, Landes fue gerente del
Citibank y luego compró el Popular en sociedad con Mario Ribadeneira (ex
ministro de Finanzas. (EL COMERCIO, 11 de octubre de 1999) "Todos querían
imitarle para llegar a ser un día como él".
Por su carisma compartía la mesa con funcionarios junior. En las contadas
ocasiones que comía en el Banco se empapaba de sus inquietudes,
aspiraciones y buenas ideas. "Tenía muy buen olfato para el negocio y fue
mentalizador del Banco Directo", un servicio personalizado donde el
cliente lo requería, las 24 horas del día, todo el año. La subsidiaria
naufragó con el Banco.
Tras 12 años de desempeñarse como cabeza del Grupo Popular, Landes
dimitió de su presidencia el 13 de septiembre de 1999.
Por "una audaz demanda de las autoridades colombianas contra el Banco, se
ha afectado seriamente y es indispensable que pueda concentrar mi
esfuerzo en defender los intereses institucionales y personales, con el
fin de que los jueces acepten la verdad que está de nuestro lado", dijo
en un comunicado al día siguiente.
Su renuncia fue un condicionamiento del Directorio del Banco Central, lo
que omitió en su carta. (EL COMERCIO, 16 de septiembre de 1999). El Banco
pasó a la AGD el 26 de septiembre siguiente. Lo de Colombia fue "el punto
crítico que marcó la caída", para Armendáriz.
El 9 de septiembre el Gobierno de Colombia demandó ante un Tribunal
Federal de Miami la presunta desaparición de 64 millones de dólares en
impuestos y aranceles en Banco Andino del Grupo Popular. (EL COMERCIO, 10
de septiembre de 1999)
La reacción de los depositantes fue rápida. En menos de tres semanas la
corrida de depósitos sumó 120 millones de dólares, cubiertos con recursos
propios. Los bancos corresponsales que recibieron esa información
cerraron las líneas de crédito por unos de 500 millones de dólares.
La compra del Andino fue un fracaso, reconoció Armendáriz. "Se suponía
que las autoridades colombianas comprobarían la veracidad de los estados
financieras pero nos metieron gato por liebre. La culpa es compartida
porque nosotros tampoco verificamos. Con esa adquisición se frustró
nuestro ánimo de expandirnos en la subregión".
Entonces la entidad se fondeó con un préstamo de 10,9 millones de dólares
del Banco Central del Ecuador (BCE), el día que renunció Landes. Pero el
dinero vino con condicionamientos. Los dos principales: que el Estado
tome posesión de las acciones del Banco y que Miguel Dávila, quien
ejercía la subgerencia del Central, administre temporalmente la entidad.
A Dávila le sucedió el ex Ministro de Finanzas, Iván Andrade, quien
estuvo fugazmente, algo más de un mes.
Así, Armendáriz aceptó el reto. "Sabía que el Banco tenía un potencial
enorme de recuperar los activos que fueron provisionados y castigados en
administraciones temporales anteriores".
Inició su gestión en abril pasado. Desde entonces logró devolver los
depósitos a 80 mil clientes con recursos propios. La subasta de la
cartera asignada al Banco del Pichincha y la conclusión de grandes
proyectos lo permitieron. El Pichincha asumió activos y depósitos por 61
millones de dólares el 14 de abril pasado. Al otro día el Popular se
cerró.
En tanto, inversiones del Grupo en: Club Arrayanes, Citiplaza, Rancho San
Francisco, Club La Unión y la participación de 16 por ciento en el campo
petrolero Onado en Venezuela (20 millones de barriles con utilidades
entre cuatro y cinco dólares por barril)... empezaron a dar frutos.
La institución recibirá entre 7 y 8 millones de dólares por concepto de
utilidades este año.
Esas jugadas permitieron reducir los créditos de liquidez y subordinados
del BCE de 207 a 15 millones de dólares y pagar a casi todos los
clientes. Según el informe de gestión del 2000, solo restan 400
depositantes por cancelar, 300 pertenecen al Fondo Solidez que no están
garantizados. La centena restante es acreedora del Banco con valores
superiores a los 33 mil dólares.
Otro cambio fue la modernización en procesos tecnológicos. Se implementó
la automatización en la emisión de pasivos y el manejo de activos con los
mismos funcionarios que conocían las necesidades de la entidad.
Eso permitió ahorrar 700 mil dólares anuales al no requerir contratar a
empresas terciarias (solo IBM cobraba 350 mil dólares), en las que se
gastaba ese monto cuando el Banco operaba.
Landes tiene orden de prisión y hace tres semanas la Corte Suprema pidió
su extradición. (Texto tomado de El Comercio)