Mogadiscio. 08.12.92. El caudillo más poderoso de Somalía dijo a
las Naciones Unidas que sus milicias no van a oponer resistencia
a la fuerza de intervención que conducen los Estados Unidas, que
actuará en el país a partir del miércoles con el objeto de
impedir que las bandas armadas roben la asistencia humanitaria
destinada a la población.

Robin Oakley, representante especial norteamericano en Somalía,
recibió esta garantía en las conversaciones que mantuvo esta
mañana con Mohamed Farah Aideed, que controla buena parte del sur
del país.

Sin embargo, miembros de organizaciones de asistencia expresaron
su temor a que otros grupos armados, algunos de ellos integristas
musulmanes, puedan atacar a las tropas.

'No va a haber resistencia' declaró a la prensa Osman Ali Ato,
que brinda a Aideed la mayor parte del respaldo financiera que
necesita, luego de que los hombres se reunieran en un suburbio de
la capital somalí.

'Pedimos a los somalíes que mantengan la calma, que no se
sientan amenazados', manifestó el vocero de relaciones
exteriores de Aideed, Mohamed Ahale, después de las
conversaciones con Oakley.

Aideed, agregó, va a ordenar a sus milicias que se mantengan
alejadas del aeropuerto y el puerto del sur de Mogadiscio, donde
se estima que va a desembarcar la vanguardia de 1,800 infantes de
marina norteamericanos.

Oakley señaló que se siente satisfecho con el resultado de las
conversaciones. 'La conversación fue buena y nos sentimos muy
complacidos', declaró a la prensa. 'Lo importante es que las
cosas se hagan'.

Más tarde se dispuso a dialogar con el rival de Aideed, el
autoproclamado presidente interino, Ali Maadi Mohamed, que
controla el suburbio de Karan en el norte de Mogadiscio, pero
cuyo 'gobierno' sólo cuenta con su propio reconocimiento y el
de sus fuerzas.

Funcionarios del Departamento de Defensa de los Estados Unidos
señalaron que la operación que autorizó la ONU, bautizada
Devolver la Esperanza, va a comenzar a primera hora del
miércoles.

Oakley va a informar a Ali Mahdi sobre la llegada de las tropas,
informaron los colaboradores del representante norteamericano.

Más de 35.000 efectivos de 12 países --entre ellos 28.000 de los
Estados Unidos y 2.000 de Francia-- se van a desplegar en
territorio somalí.

Su misión consiste en poner fin al saqueo generalizado de la
asistencia humanitaria que obstaculizó la distribución de
alimentos a más de un millón de somalíes que corren peligro de
morir de inanición.

Aideed señaló en repetidas ocasiones que no va a interrumpir la
operación militar, pero exigió que se lleven a cabo reuniones de
consulta con Washington sobre el impacto que el plan va a tener
en sus milicias.

Se estima que esta fue la primera vez que dice directamente a
Washington que sus hombres, que recorren las calles a bordo de
jeeps modificados y armados, no van a resistir la operación.

Los ciudadanos comunes de un país que quedó devastado tras dos
años de guerra civil, parecen dispuestos a dar la bienvenida a
las tropas debido a que están hartos de vivir en la anarquía.

Funcionarios de la ONU y miembros de organizaciones de
asistencia, expresaron su temor respecto de que la llegada de
tropas extranjeras fuertemente armadas pueda dar lugar a
escaramuzas con las milicias de los clanes locales.

Muchos de los que integran las bandas armadas dependen de las
operaciones de ayuda humanitaria para mantener sus empleos, ya
que protegen a los integrantes de los equipos de asistencia de
los ataques de milicias rivales o ladrones, y pueden resentir la
presencia de tropas que les quitarían protagonismo, indicaron los
miembros de los grupos de ayuda humanitaria.

Algunos de los integristas musulmanes armados podrían llegar a
atacar lo que consideran una fuerza invasora, agregaron.

'Los integristas son la única amenaza. En lugar de entregar sus
armas a los infieles, los van a combatir', dijo un periodista
local que trabaja para las Naciones Unidas.

Un diario que respalda a Aideed volvió a publicarse después de
cinco meses y se hizo eco de la posición de los integristas
musulmanes. 'Somalía va a dejar de ser un aliado de los países
árabes y, en su lugar, pasará a ser un amigo de Israel (después
de la intervención)', se lamentó el Beel-Deeq.

Algunos residentes señalaron que muchos combatientes enterraron
sus armas por temor a que las tropas extranjeras intenten
desarmarlos.

'Todos escondieron las armas en sus casas', dijo el empresario
Ahmed Fidon. Las armas, agregó, sólo van a reaparecer en el caso
de que Italia, ex potencia colonial en la región, envíe fuerzas.

La participación italiana está bloqueada por el debate que se
lleva a cabo en el parlamento.

'Reservamos las armas para los italianos; los infantes de marina
norteamericanos están bien', declaró Fidon a Reuter. Al igual
que muchos somalíes, él responsabiliza a Italia de la caída del
país en la anarquía debido a que trató de presionar al dictador
Mohamed Siad Barre para que hiciera un viraje democrático.

Somalía entró en crisis luego de que los clanes guerrilleros
derrocaran a Siad Barre en enero de 1991 y luego comenzaron a
combatir entre sí, lo cual dio lugar a un conflicto que devastó
el país. (REUTER)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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