Marj Aa-Zohour. 28.12.92. Más de 400 palestinos expulsados por
Israel tiritaban hoy tras soportar una intensa nevada y sin
mayores esperanzas de que un enviado de las Naciones Unidas
logre poner fin a sus padecimientos en una 'tierra de nadie'
ubicada entre las lÃneas judÃas y libanesas.
Un manto de casi 10 centÃmetros de nieve cubrÃa el improvisado
campamento de tiendas de campaña en que se alojan los
deportados desde hace 10 dÃas. Los hombres están agotando sus
últimas reservas de medicinas y alimentos y carecen de prendas
de lana para hacer frente al riguroso invierno boreal.
Sin embargo, algunos de los integristas musulmanes expulsados
por el estado hebreo agradecÃan la nevada como si fuera un
obsequio de Dios.
'Gracias, Dios, por darnos esta nieve', dijo Salim Salameh.
'No probaba agua limpia desde hace tres dÃas. Pero ahora es
Dios el que nos brinda su ayuda al enviarnos esta nieve con la
que saciar nuestra sed'.
Los deportados carecÃan de agua desde que las autoridades del
LÃbano e Israel prohibieron a las organizaciones humanitarias
que les acercaran elementos de primera necesidad a través de
sus respectivas lÃneas.
El subsecretario general de las Naciones Unidas, James Jonah,
llegó hoy a Israel para iniciar una investigación sobre la más
masiva expulsión de árabes desde que el estado hebreo tomó
Cisjordania y la Franja de Gaza, en el marco de la Guerra de
los Seis DÃas de 1967.
'Mi misión es demasiado delicada como para que haga ahora
cualquier comentario', dijo Jonah antes de iniciar sus
programadas rondas de contactos con el primer ministro Yitzhak
Rabin, con el ministro de Relaciones Exteriores Shimon Peres y
con los negociadores palestinos que participan en las
conversaciones de paz para Medio Oriente.
Jonah tiene programada para el martes una visita a los 415
deportados. El Consejo de Seguridad de la ONU pidió a Israel
que ordene su repatriación inmediata. El gobierno del LÃbano
se niega a permitir el ingreso de los deportados a su
territorio.
El doctor Abdul Aziz al-Rantisi, vocero de los deportados,
puso en duda que la visita de Jonah pueda servir para poner
fin a sus penurias.
'No le asignamos muchas posibilidades... especialmente porque
la resolución del Consejo de Seguridad no es lo suficientemente enérgica
con respecto a la preservación de los derechos humanos y obligar a Israel
a revertir su decisión', dijo el profesional en declarciones a Reuter.
Al ser consultado si tenÃa algo que decirle al enviado de la
ONU, Rantisi dijo; 'Nuestra situación y sufrimientos hablan
por sà mismos. Estamos aquà sin que nos brinden ayuda
internacional y rodeados por la nieve'.
'No tenemos querosene, el agua (potable) se nos terminó hace
tres dÃas. No sé que otra cosa podrÃa decirle'.
En la tienda destinada a los heridos, Wael Hindayah, uno de
cuyos brazos resultó fracturado por la explosión de un
proyectil de artillerÃa, se enteró a través de Radio La Voz de
Jerusalen que su padre habÃa fallecido como consecuencia de un
ataque cardÃaco. La noticia lo sumió en el llanto.
Inmediatamente, todos los deportados formaron una fila para
ofrecerle sus condolencias. 'Hay que tener paciencia. Las
tragedias sólo deben servir para fortalecer nuestra fe y
resolución', le dijo uno de sus camaradas de sufrimiento.
'Las tragedias se nos presentan una tras otra. Pero nosotros
debemos seguir adelante', dijo Rantisi, mientras seguÃa las
evoluciones de varios aviones israelÃes de reconocimiento que
sobrevolaban el lugar.
Rantisi adelantó que los deportados se proponen realizar una
huelga de hambre el lunes con el propósito de no agotar sus
exiguas provisiones de patatas, arroz y pan.
El viernes, el ejército libanés ordenó a seis deportados
heridos y enfermos que estaban internados en hospitales de su
jurisdicción que volvieran al campamento, como forma de
ejercer presiones sobre el gobierno israelà para que autorice
su regreso a casa.
Tres de los deportados resultaron heridos el lunes cuando los
efectivos de una milicia aliada de Israel dispararon salvas de
artillerÃa y morteros contra el grupo para que desistiera de
seguir avanzando hacia la 'zona de seguridad' autoproclamada
por el estado hebreo en el sur del LÃbano.
Rantisi dijo que Anjad Zamel, alcanzado por una esquirla en la
boca, habÃa sufrido una infección y que su situación podrÃa
tornarse desesperante a corto plazo.
La cara de Zamel está muy inflamada y la única forma de
alimentarlo es con lÃquidos que se le suministran a través de
un tubo que le llega al estómago, explicó.
'Los enfermos tienen que ser hospitalizados urgentemente',
dijo Rantisi, un médico que vivÃa en la ocupada Franja de Gaza
y dirigente del Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, que
este mes mató a cinco soldados israelÃes.
Los deportados, muchos de los cuales no tienen siquiera medias
ni cordones en los zapatos, utilizaron la mayor parte de la
jornada en la tarea de secar al sol sus colchones y prendas de
vestir, mientras caminaban constantemente en torno al
campamento para no caer vÃctimas del riguroso invierno boreal.
Fuentes de las fuerzas de seguridad dijeron que guerrilleros
palestinos dispararon durante la última noche tres cohetes que
hicieron impacto en la 'zona de seguridad' pero a 55
kilómetros al sudoeste del campamento que ocupan los
deportados. El ataque no provocó vÃctimas ni daños. (REUTER)
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Ciudad N/D
Publicado el 28/Diciembre/1992 | 00:00