Quito. 18.06.95. "Quiero que me conviertan en cenizas y las
arrojen al mar" dicen muchos cuando se ponen a pensar acerca del
destino que tendrá su cuerpo una vez que la muerte nos llegue.

Esta era una frase, mientras en Quito no existía la cremación, y
lo de "arrojar cenizas al mar" era tan solo una ilusión imposible
de cumplir, por lo que, pese a los deseos de no ser comido por
los gusanos, ése era el destino final de los cadáveres.

Sin embargo, por primera vez en la historia moderna de Quito, la
capital contará con un servicio de cremación.

La compañía pionera es el Camposanto Jardines del Valle, sector
Los Chillos, empresa privada que se halla empeñada en ofrecer
alternativas distintas y viables de servicios funerarios.

Según su principal, Ronald Zabala, la cremación -incineración de
cadáveres- es un método expandido por todo el mundo pero que, en
nuestro país, por diversos motivos, nunca se pensó en
introducirlo, aunque la demanda por este servicio era
considerable.

LA INCINERACION DURA UNA HORA

Justamente Zabala apunta que la empresa privada decidió asumir el
reto de ofrecer la cremación y todos los servicios y obligaciones
que un servicio de esa naturaleza exige. Por ejemplo, el horno
crematorio que se ha importado funciona a base del principio de
aire de combustión controlada, un sistema de post-combustión de
gases instalado en la cámara de salida que garantiza que la
emisión de partículas no exceda lo permisible por las normas
internacionales.

Es decir, el cuerpo se quema en una hora en un horno automático a
gas... y también se quema el humo del cuerpo quemado, por lo que
únicamente sale al aire un mínimo de calor y partículas. Hay que
recordar el principio básico de la física: la materia no se crea
ni se destruye: se transforma y en este caso el cuerpo humano se
transforma en cenizas y calor.

Un servicio ¿macabro?, ¿necesario?, ¿o es solo un negocio más?

Asimismo, en el Camposanto se ha construido la infraestructura
necesaria para que el horno opere sin contratiempos y para
ofrecer el servicio complementario de la cremación: el salón de
espera, los salones para amparar las urnas con los restos
quemados, salas de velaciones, enfermería, cafetería...

Pero la cremación tiene sus costos. Zabala afirma que el servicio
es una alternativa adecuada para los que puedan acceder a ella, y
aclara que la idea no es instalar un servicio caro, sino viable.
El horno crematorio empezará a funcionar en pocas semanas.

Como los cementerios de Quito también son afectados,
paradójicamente, por el crecimiento poblacional, se prevé que la
cremación pasará a ser un sistema aceptado por los ciudadanos, en
especial de aquellos que prefieren transformarse en cenizas y que
alguien las arroje al mar...

CREMACION: TAN ANTIGUA COMO EL HOMBRE

- La cremaciones tan antigua como el hombres. Su práctica se la
conoce desde el 3000 antes de Cristo, en la Edad de Piedra
Temprana.

- En la Edad del Bronce (1000 AC) la cremación es difundida por
toda Europa.

- Los griegos clásicos convirtieron a la cremación en el método
principal de eliminación de cadáveres por razones sanitarias y
para solucionar la necesidad masiva como consecuencias de las
guerras.

- Los romanos optaron por la cremación y con ellos se inició la
costumbre de guardar las cenizas en urnas.

- Con la cristianización del Imperio Romano (400 después de
Cristo) los sepelios bajo tierra reemplazaron a la cremación. Los
primitivos cristianos consideraban que, si se quemaba el cuerpo,
no podría resucitar el alma en el día del Juicio Final.

- El italiano Brunetti exhibió un modelo de horno crematorio en
Viena (1873) y con él empezó el auge de la cremación por Europa.
En 1876 la cremación llega a los Estados Unidos. Y en la primera
mitad del siglo XX, varios países de América Latina incorporan
ese sistema como alternativa a la práctica de sepultar los
cadáveres.

HABITUARSE A UN ACTO PATETICO

Por supuesto, contemplar la cremación de un cadáver es
impactante: al arder -cuentan- se agita, se levanta en el aire,
da la impresión que quisiera revivir, mueve los brazos y gira la
cabeza mientras se transforma en cenizas. Lógicamente, el calor
actúa en los músculos y los distiende. Todo ello hace parte de un
hábito, de una cultura. De una relación con la muerte desconocida
entre nosotros.

ABDON UBIDIA, ESCRITOR

"Primero hay que considerar que este tipo de servicios es común
de las ciudades grandes pero, si hablamos de Quito, esta
actividad novedosa no dejará de atropellar ciertas sensibilidades
y no dejará de tener -crisis de por medio- cierto carácter
suntuario y discriminatorio." afirma Abdón Ubidia, autor de
historias que están constantemente poniendo en tela de juicio la
cotidianidad nuestra.

Como escritor, aclara Ubidia, lo que le interesa es conocer la
mentalidad de quienes idean y medran de este tipo de negocio que
no deja de mostrar su lado macabro.

EFRAIN CUEVA, SACERDOTE DOMINICO

Para el padre dominico Efraín Cueva, el problema de elegir la
cremación estaba en las antiguas tradiciones cristianas de querer
preservar el cuerpo en espera de la resurrección. Por eso en
América Latina fue muy difícil introducir la cremación como
alternativa a los sepulcros.

Sin embargo, el cambio de la ideas ha hecho que la cremación sea
vista con toda naturalidad por todas las culturas, incluyendo la
misma Iglesia, cuya legislación no prohíbe esta práctica. Cueva
señaló a HOY que la Iglesia mira con naturalidad la cremación y
la considera una buena alternativa frente a la sepultura.
Inclusive, apunta el padre, existen servicios religiosos
adaptados a la velación del cuerpo incinerado.

EDUARDO CRESPO, ANTROPOLOGO

Para el antropólogo Eduardo Crespo la introducción de la
cremación en Quito transformará los 500 años de vigencia de los
sepulcros. La gente de la ciudad, dice Crespo, con una conciencia
conservadora en muchos aspectos pero demasiado liberal en otros,
recibirá con satisfacción la posibilidad de quemar a sus deudos.

Eso se explica debido a que existe una necesidad de desaparecer
el pasado, de quemar a "los muertos" con todo lo anterior y no
vincular el cementerio, un sitio tremendamente triste y
nostálgico, con la vida que prosigue. Las cenizas ayudan a
superar la impresión de la muerte que el ataúd no oculta sino que
agranda.

Si a eso se suma, explica Crespo, el horror que siente la gente
al pensar que su cuerpo se convertirá en comida de gusanos, se
podrá esperar que el servicio de cremación, con todo lo patético
que tiene, entrará a formar parte de la sociedad, por lo menos de
aquella fracción de sociedad que pueda pagarse el servicio.

EL LENGUAJE DE LA MUERTE

Una de las novedades que trae la empresa privada en torno a la
muerte, es el vocabulario para utilizar "con tino" algunas
palabras en vez de otras de igual significado. Por ejemplo, la
empresa jamás habla de "cementerio", sino de "camposanto",
"parque memorial" o "huerto del señor".

Igualmente se refiere a los cadáveres como "personas fallecidas",
al entierro como "sepelio" o "inhumación", a al sepulcro como
"espacio para inhumación".

Estos términos "delicados" se extienden a la actividad comercial
que realiza, como es lógico, una empresa que vende un servicio.
Por eso, cuando alguien compra una tumba o un nicho, la empresa
lo define como una "selección de un memorial"; asimismo, no habla
de una venta que la empresa realiza, sino de un acto de
"selección" que el cliente ejecuta. Todo esto tiene por finalidad
no herir la sensibilidad de los deudos del usuario.

Como se ve, las nuevas corrientes del pensamiento administrativo
y lingüístico ya han llegado al tema del que todos temen pero del
que a nadie le gusta hablar: la muerte.

CREARAN NUEVOS CEMENTERIOS

Por su lado, mientras la empresa privada introduce un nuevo
servicio, el Municipio de Quito anunció que la ciudad contará,
próximamente, con dos nuevos cementerios populares, una vez que
el Concejo Metropolitano aprobó la expropiación de los terrenos
destinados para aquello, tanto al norte como al sur de la ciudad.

En el norte ocupará diez hectáreas de terreno ubicadas en los
alrededores de Pusuquí, mientras que el del sur se creará cerca
al Beaterio en 24 hectáreas de terreno negociadas con el
Ministerio de Agricultura y Ganadería.

La construcción de estos dos nuevos cementerios es necesaria en
vista que los tres grandes existentes actualmente en el área
urbana de Quito (San Diego, El Batán y los Parques del Recuerdo)
se encuentran superados en su capacidad.

Estos cementerios han atendido durante varios años a más del 85%
de la demanda de defunciones a nivel del cantón e, inclusive, de
la provincia en general.

Con los nuevos cementerios el Municipio planificó la atención de
este tipo de requerimiento para tres etapas que van desde el
presente año hasta el 2000. Otra desde el 2000 hasta el 2010, y
la última destinada al período 2010 hasta el 2020.

En las próximas semanas comenzara a funcionar en Quito un
servicio de cremación de cadáveres, una práctica totalmente
inédita en las costumbres del país, marcadas profundamente por
las creencias cristianas y por la sensibilidad.

Ser consumido por los gusanos o por el fuego serán en adelante
las dos alternativas que tendrán quienes mueran en Quito, por
supuesto, siempre que el destino les de la oportunidad de
escoger.

En el pasado, la cremación de cadáveres tuvo la oposición de la
Iglesia Católica, porque esa costumbre chocaba con su
interpretación de una vez muerto el cuerpo, su alma se desprendía
y seguía viviendo.

No obstante, la Iglesia Católica ya no se opone a la cremación.
De todas maneras, está por verse la receptividad que tendrá esta
práctica en una sociedad nada habituada a estas prácticas.

La empresa que proporcionará este servicio instalará un moderno
horno automático a gas, que convertirá los cadáveres en cenizas,
en menos de una hora.

¿Cuál es el costo de este servicio? Eso es lo que esta por
conocerse. En todo caso, para quienes deseen seguir las prácticas
tradicionales, el municipio de Quito abrirá en breve otros dos
cementerios populares. (2A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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