Bogotá. 11.06.95. De quien tiene suerte, los colombianos dicen que
"se le apareció la Virgen". Ese era el semblante del presidente
Ernesto Samper, al anunciar la captura del hombre más buscado del
mundo.

El jefe máximo del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela,
se rindió sin disparar un solo tiro, cuando un grupo policial
llamado "Bloque de Búsqueda" lo encontró escondido tras un
armario, en una lujosa vivienda de Cali.

Sin duda, a Samper se le apareció la Virgen. La falta de
resultados en la lucha contra el narcotráfico, llevaba sus
relaciones con EEUU por la calle de la amargura.

Acusado él mismo de recibir dinero del Cartel para su campaña
electoral del 94, el presidente soportaba constantes e irritantes
presiones de Washington.

Las consecuencias concretas de la captura de Rodríguez Orejuela
están por verse. Por el momento, ha sacado al gobierno de Samper
de un aprieto.

La detención de Rodríguez se produjo dos días después de que el
Congreso de EEUU debatiera un emplazamiento a Colombia, para
obligarle a cumplir unas rígidas metas en materia de
narcotráfico. La propuesta incluía bloquear el acceso del país a
créditos internacionales.

La propuesta estaba contenida en el proyecto de ley de ayuda
externa de EEUU. El planteamiento inicial fue presentado por el
senador conservador Jesse Helms, quien había calificado
anteriormente a Colombia de "narcodemocracia".

Pero eso no era todo. Tras unas acusaciones contra varios
colaboradores de Samper, el Congreso de EEUU decidió en marzo
condicionar la ayuda financiera a Colombia para su lucha
antidrogas.

De modo que, la captura de Rodríguez Orejuela no es una
casualidad. A partir de entonces, la administración de Samper
intensificó sus operativos contra los narcotraficantes, lanzando
dardos a su estructura financiera, su aparato de seguridad y la
operación del tráfico de drogas.

Las acciones de los últimos días, comprendieron más de 200
allanamientos de domicilios, el bloqueo de más de 100 cuentas
bancarias y la elaboración de un listado de personalidades que
habrían estado recibiendo sobornos, incluyendo a policías.

Cuando Samper cantó la victoria en rueda de prensa, poco después
de anunciarse la captura, su ánimo y su semblante eran los de
alguien a quien se le había aparecido la virgen.

La respuesta de EEUU no se hizo esperar. Luego de la captura, el
embajador estadounidense en Colombia, Myles Freychette, dijo que
no sabía como expresar ­cuán feliz era! "Los felicito a todos",
añadió y destacó que este hecho ayudaba a "desnarcotizar las
relaciones bilaterales de su país con Colombia".

Semanas atrás, el embajador Freychette fue invitado por el
canciller colombiano, Rodrigo Pardo a "no inmiscuirse en los
asuntos" internos del país.

Por su parte, el presidente Bill Clinton felicitó al presidente
Samper, y el jefe de la Dirección Antinarcóticos "se quitó el
sombrero ante los colombianos". El gobierno norteamericano se
llevó su parte. Un alto funcionario norteamericano reveló que los
servicios de información estadounidenses jugaron un papel
decisivo para identificar el paradero de Rodríguez.

DESPUES DEL GUSTO...

Hay otra frase frecuentemente usada en Colombia que alude a esos
éxitos que traen consigo problemas. La frase es: "se ganó la rifa
del tigre". Analistas políticos colombianos señalan que la
captura del líder cocainero puede convertirse en una piedra en el
zapato de la vida política colombiana. Muchos temen que Rodríguez
esté dispuesto a delatar a políticos y otros dirigentes con
quienes tuvo tratos.

Para las autoridades colombianas, siempre fue evidente que a
diferencia del cartel de Medellín, que quiso imponer su ley con
el terror y la intimidación, el de Cali prefirió una estrategia
de infiltración de la sociedad, en especial de la clase política.

¿Hasta donde llega la infiltración? , es la pregunta clave.

La última serie de allanamientos mostró una acumulación de
cuentas en que se han visto involucradas diferentes
personalidades. De acuerdo a la Fiscalía, lo encontrado hasta
ahora es solo la punta del "iceberg".

UN ESPEJO EN QUE MIRARSE

Otro elemento, que quitará el sueño de las autoridades
colombianas será si la detención de Rodríguez Orejuela termina
con la actividad del cartel. Muchos consideran que hay un largo
camino que recorrer y que este es apenas el principio del fin.

Ni la reclusión de Al Capone en 1931 detuvo el tráfico de
alcohol, ni la desaparición de Pablo Escobar atajó el
narcotráfico y su cortejo de asesinatos, secuestros y corrupción.

Las estadísticas muestran que las infracciones criminales
relacionadas con la droga aumentaron el año pasado en un 500%, a
pesar del desmantelamiento del cartel de Medellín.

Aprendiendo la lección de Medellín, el cartel de Cali se ha
organizado en grupos más discretos, más compartimentados y más
eficaces. Además del cartel de Cali, un centenar de pequeñas
organizaciones se han organizado a través del valle del Cauca.

El propio Pablo Escobar se convirtió en un agudo dolor de cabeza
para el antecesor de Samper, César Gaviria. Desde su prisión,
Escobar manejaba sus negocios criminales y, cuando quiso
simplemente se fue, sumiendo en el bochorno al gobierno de
Gaviria.

Aunque las autoridades dicen tener suficientes pruebas contra "El
Ajedrecista", los colombianos saben que este hombre, uno de los
más acaudalados del mundo, puede disparar muchos cañonazos de
millones de dólares contra la frágil justicia de su país.

Por el momento, las autoridades confían en que "El Ajedrecista",
que cuando fue detenido se declaró "hombre de paz", no desate una
"narcoguerra" contra el Estado.

A las autoridades les espera otra etapa importante: los juicios y
las condenas que se aplicarán a los narcotraficantes detenidos.
En el pasado, las penas eran irrisorias, oscilando entre 2 a 5
años de prisión. En cambio, Gilberto Rodríguez tiene asegurados
unos 30 años de reclusión

Pero fuentes oficiales han reconocido que en el cartel de Cali
hay otros "capos duros", a quienes Rodríguez Orejuela tal vez no
pueda frenar ahora que está encarcelado.

UN NARCO DE GUANTE BLANCO

El máximo jefe del Cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela,
más que un cabecilla mafioso responsable del 80 por ciento de la
producción mundial de cocaína, parece un "discreto hombre de
negocios".

Así lo consideró hace pocos años un informe del "Miami Herald", y
en realidad su apariencia tanto física como en sus actuaciones no
ha cambiado mucho.

Rodríguez Orejuela, es conocido también como "El Señor" o "El
Ajedrecista", debido a sus "jugadas" para aparecer como un
"negociante" o bien para burlar a las autoridades, eludir sus
cercos o "colaborar" con ellas, como cuando ayudó a perseguir a
su archirrival Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín.

Las autoridades, sin embargo, lograron hoy dar con su paradero y
capturarle en un discreto apartamento del sector noroeste de la
ciudad en la que levantó su emporio y donde desde hacía dieciocho
meses se le buscaba afanosamente.

En realidad Rodríguez Orejuela siempre, hasta mediados de la
década de los ochenta, figuró como un hombre de negocios, que
tenía inversiones en farmacias, pertenecía a clubes sociales,
invertía en construcciones e incursionó en el mundo de las
comunicaciones cuando compró alguna red de emisoras de radio.

También fue socio mayoritario del Banco de los Trabajadores y se
le vinculó a equipos de fútbol y al kartismo, como sus aficiones
deportivas.

Su nombre como narcotraficante saltó a la publicidad en 1984
cuando fue capturado cerca de Madrid, en España, junto al también
confeso mafioso Jorge Luis Ochoa, del cartel de Medellín, cuando
las dos organizaciones aún no se habían declarado la guerra.

Desde España, sin embargo, los dos jefes narcotraficantes fueron
extraditados a Colombia en 1986, pero en Cali un juez le declaró
libre de cargos "por falta de pruebas".

Aunque los cabecillas de esa organización, aparentemente han sido
considerados como discretos y no como terroristas, las
autoridades colombianas les atribuyeron una serie de atentados
ocurridos entre 1988 y 1991 en Cali y en Medellín en una famosa
"guerra de carteles".

Según autoridades estadounidenses y colombianas, la "guerra"
entre las dos bandas se inició por el monopolio del mercado de la
cocaína en varias ciudades de Estados Unidos.

A finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa
las baterías de las autoridades se enfilaron contra el cartel de
Medellín, mientras la organización de los Rodríguez Orejuela
permanecía silenciosa, más discreta, pero sin abandonar el
negocio, según fuentes policiales.

Gilberto Rodríguez Orejuela, junto a oto hermano Miguel, y los
también narcotraficantes José Santacruz Londoño, Helmer Herrera
Buitrago, Phanor Arizabaleta y Henry Loayza, integran la cúpula
de esa organización.

Solamente tras la muerte de Escobar, en enfrentamiento con las
autoridades el 2 de diciembre de 1993, el gobierno de Estados
Unidos, ante el ingreso clandestino, cada vez mayor de cocaína,
empezó a presionar al de Colombia para capturar a los jefes del
cartel de Cali.

A Gilberto Rodríguez Orejuela le aguardan un total de siete
órdenes de captura por delitos relacionados con narcotráfico, de
fiscales de Medellín y Santafé de Bogotá.

EL CARTEL DE CALI

- El cartel de Cali, según la agencia antidrogas de EEUU (DEA),
controla el 80% del mercado mundial de cocaína, luego del
desmantelamiento del cartel de Medellín con la muerte de su
líder, Pablo Escobar, en 1993.

La cúpula de la organización estaría ocupada por Gilberto
Rodríguez Orejuela -hoy preso-, su hermano Miguel, José Santacruz
y Francisco Herrera.

- El cartel comprende una red de organizaciones autónomas
asentadas en el norte del departamento del Valle del Cauca, cuya
capital es Cali.

- El cartel de Cali reforzó su actividad tras la muerte de Pablo
Escobar, cabecilla del cartel de Medellín, ahora desmantelado,
aunque sin apelar a las violencia que éste aplicó y que provocó
centenares de muertos y enormes pérdidas materiales, sobre todo
con la colocación de coches bomba.

- Aunque se dedicaban a la misma actividad, Rodríguez y Escobar
lucharon por el control del mercado norteamericano y en un
ocasión, se dijo con insistencia que el capo caleño hizo estallar
un coche-bomba frente al edificio donde vivía el mafioso de
Medellín.

- El gobierno colombiano ofrecía una recompensa de 1.8 millones de
dólares a quien suministrara información para su detención. Según
el diario El Tiempo, la recompensa sería cobrada por un amigo del
presunto narco, que o habría delatado.

- El gobierno ofrece también un total de 4.2 millones de dólares
por la detención de otros jefes del cartel de Cali. (10A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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