Quito. 24.08.94. Cada una tiene su historia, sus problemas, su
manera de ver los otros y de verse a sí mismas. Unas acaban de
empezar y otras ya son veteranas en el oficio. A lo largo del
continente la prostitución ha creado determinados códigos que si
bien muestran algunas diferencias dependiendo de dónde trabaje la
meretriz (sea en la calle o en cabaretes de alto nivel social)
forman parte de una cultura de la noche en las ciudades.

Más allá de la hipocresía de la sociedad, más allá de la visión
estereotipada que muchas veces se presenta en los medios de
comunicación (una visión que sigue siendo un peligroso reflejo de
los preconceptos), existe una realidad que se crea y se
transforma en los pequeños mundos de la noche.

Ellas son, tal vez, el elemento primordial de esa cultura, y
también son las más afectadas. Quizás observándolas sin pintura,
sin adornos, sin esconder nada y, escuchando sus testimonios se
pueda ver más allá de los prejuicios, y aprehender parte de esa
realidad que se muestra noche a noche por las ciudades.

Para Irma (28 años, guayaquileña, ex trabajadora de una textil),
su profesión es una opción de vida. "Eso es la prostitución para
mi -dice-, una opción. Hay gente que quiere dedicarse al fútbol,
a la medicina y yo elegí la prostitución. Te podría decir que fue
por la pobreza, pero yo nunca pasé hambre. Te podría contar la
historia de la joven que dio el mal paso, pero el paso que di lo
considero bueno, no me arrepiento. Y gano bien seguramente el
doble de lo que tu".

En el barrio creen que soy empleada de una empresa internacional.
Me ven como una mujer que luchó y triunfó. Cuando voy a la
tienda, todas las señoras gordas me saludan y me sonríen. Estoy
segura que si les digo que tengo amores con mi jefe lo aceptan
porque de tanto mirar telenovelas ya no se asustan de eso y
muchas desearían hacer lo mismo. Y con los hombres pasa algo
parecido: se acuestan contigo, pero si te ven por ahí en el día
no te saludan; tienen miedo de que la gente sepa que se acuestan
con prostitutas. Hablan mal de nosotras pero en el hotel nos
besan como si fuéramos santas vírgenes".

Juana acaba de cumplir 24 años y lleva tres en la prostitución,
"Hay gente que nos ve como mujeres raras. puedo asegurar que la
única diferencia que tenemos con otras es el tipo de trabajo que
hacemos, y que en lo demás somos como todas. Las que tenemos
hijos los cuidamos, los llevamos al colegio. La prostituta lleva
una vida normal, vive como cualquier mujer, tiene los mismos
deseos, las mismas necesidades y costumbres, ríe y llora. No te
voy a negar que hay compañeras de trabajo que se emborrachan, que
hacen escándalos, pero lo mismo hacen otras mujeres que no son
prostitutas. Pero si una señora de su casa va a una fiesta y
toma una copa de más, la gente festeja, no la critica, dicen que
está alegre, pero si una de nosotras hace lo mismo dicen que es
una borracha. Sólo hay que ver cómo nos retratan en muchas
películas, casi siempre nos pintan como malas. Sucede que casi
todas esas películas están hechas por hombres que nos ven o
quieren ver así, de repente porque tienen algún complejo de culpa
con respecto a nosotras. Y lo mismo pasa con muchas novelas. Yo
he ido a reuniones de un grupo feminista y allí una vez se habló
de que en uno de sus libros García Márquez tiene una idea
machista de la mujer y creo que lo mismo hacen otros y sobre todo
con las prostitutas, porque para los machistas nosotras somos
mujeres de tercera o cuarta categoría. También ayudan los
diarios, si matan a una prostituta los reporteros destacan que la
asesinada era prostituta, como sí eso tuviera una importancia
especial. En cambio no dicen mataron a una ama de casa o a una
oficinista. Destacan lo de la prostituta, porque hay toda una
leyenda sobre nosotras."

Alba cuencana dice que en la noche hay de todo como en cualquier
otro lado, "pero la mayoría de la prostitutas somos solidarias.
Nos ayudamos, juntamos dinero cuando alguna tiene algún problema.
Y la gente, sobretodo la gente pobre se porta bien con nosotras,
tal vez nos comprenden mejor porque saben que venimos abajo y
entramos en esto porque no teníamos otra cosa. Nosotras también
los entendemos. A veces vienen hombres tristes que nos buscan
para conversar, quieren estar un rato acompañados.

Hace un tiempo se realizó un encuentro de prostitutas en Machala,
ojalá eso se extienda y se pueda forjar algo así como un
sindicato. A mi lo que me cansa es ese cuento del vicio, la
corrupción, la mala vida. Los que hablan de nosotras así, son
unos cínicos. Yo llevo diez años en esto y le puedo asegurar que
los ecuatorianos tiene dos caras. Una es la que ves de día en la
oficina, en la calle, en el congreso. Todo son santitos, puros,
limpios, incapaces de hacer algo malo. Pero en la noche vez la
cara verdadera, la que está escondida".

Teresa, quiteña de 38 años comenta que "Mis servicios lo
requieren jóvenes que no saben nada de sexo y yo tengo que
enseñarles. Yo me pregunto qué pasa con los padres de esos
jóvenes, porque no les dicen a su hijos lo que deben saber. Si no
fuera por nosotras no sabrían nada".

JORGE AMADO SUBIELA Y LAS PROSTITUTAS

El cineasta argentino Eliseo Subiela comentó cierta vez que en su
película "El lado oscuro del corazón" para crear uno de los
personajes centrales, que es una mujer, se basó en una
prostituta. "Estaba en Montevideo de paso -dice-, y me fui a un
boliche donde trabajan varias prostitutas, allí me encontré con
esta mujer. El cono sur estaba gobernado por las dictaduras,
desaparecían personas, la represión era tenaz, y en ese bar
encontré una prostituta que leía a Benedetti y hablaba de la
revolución cubana. Yo que tenía ciertos preconceptos, quedé
maravillado y siempre me hice la idea que era una ex tupamara que
se había escondido en ese sub mundo para no ser perseguida. Desde
aquel momento dije que la haría personaje de una película".

Jorge Amado, por su parte, al hablar de la prostitución, dijo que
"Yo he aprendido más en los prostíbulos que en los colegios. Mis
primeras lectoras fueron la prostitutas. Tengo un inmensa ternura
por esas mujeres. Pero fue poco a poco que me apoderé de todo ese
lado tan bueno. Creo que debo a eso el hecho de que en mis libros
el sexo es siempre sano y alegre. Nunca es sucio y perverso. Es
siempre una fiesta. El sexo es algo que está para dar al ser
humano alegría, y esto lo aprendí en los prostíbulos, con las
mujeres de la vida de mi país".

Sin embargo en la obra de Amado tampoco se idealiza a la
prostituta. En "Teresa batista cansada de guerra", una de las
obras dedicadas especialmente a ellas, Amado describe la lucha de
la prostituta por la vida, su pelea diaria por la dignidad,
incluso llegando al punto de realizar una huelga. "Ellas son las
más desgraciadas de todos los seres -dice el escritor-. No tienen
derecho a sindicatos, no tienen el apoyo de los partidos no de
derecha ni de izquierda. Por eso la huelga. Y si uno ve el libro
verá que no es un elogio a la prostitución. Yo nunca hice de
ellas mujeres felices o desgraciadas, hice mujeres". (8B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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