Ciudad de México. 21.08.94. Hoy los mexicanos eligen presidente
para el próximo sexenio en un ambiente de inusitada expectativa.
El presidente Carlos Salinas de Gortari, que ha prometido unos
comicios transparentes, imparciales y democráticos, dijo en
mensaje a la nación la noche del jueves que todas las fuerzas
políticas se hallan a favor de la realización normal de las
elecciones y que están dadas las condiciones para llegar a una
jornada segura y tranquila.

No obstante, subsiste el escepticismo en millones de mexicanos
acerca de la pureza que tendrán estos comicios. Los casi sesenta
años del sistema de partido único en el poder explican esa
crónica descofianza.

Sin embargo, por primera vez se abre la posibilidad cierta de una
eventual derrota del PRI. Los mexicanos acudirán a 96.421
casillas electorales en todo el país a escoger el nuevo
presidente entre seis candidatos. Pero sólo tres tienen
posibilidades de triunfo: Diego Fernández de Cevallos, del
Partido Acción Nacional (PAN), Cuauhtémoc Cárdenas, del Partido
de la Revolución Democrática (PRD) y Ernesto Zedillo, del
Partido Revolucionario Instiotucionalista (PRI) , que reemplazó
al asesinado candidato Luis Donaldo Colosio.

Las encuestas arrojan resultados favorables primero a Zedillo,
después a Fernández de Cevallos y en tercer puesto a Cárdenas. No
obstante existe desconfianza en los datos de los sondeos de
opinión, No se conoce a ciencia cierta cuál será la decisión
final de siquiera una cuarta parte de electores. Estos son de
alrededor de 45 millones de ciudadanos, No obstante no se conoce
cuál será el número final de sufragantes pues el voto no es
obligatorio.

MEXICO HACIA LA HORA CERO

El pasado lunes, el presidente Carlos Salinas de Gortari metió un
gol nada menos que a Jorge Campos, uno de los mejores arqueros
del mundial de fútbol Estados Unidos 94. Claro que lo hizo
después de intentar dos tiros penales previos y, cuando en el
tercer disparo, Campos dejó que cayera la miniportería ante las
insinuaciones corteses de los asistentes a una reunión de
homenaje a la selección mexicana de fútbol en la casa
presidencial de Los Pinos.

En el ambiente hiperpolitizado que vive durante estos días
México, los periodistas no resistieron la tentación de preguntar
al mandatario si este domingo 21, el esperadísimo día de las
elecciones, se iría también a tiros penales. Salinas de Gortari,
que quiso cortar de un tajo el albur de las asociaciones entre el
juego y la política, respondió con la mayor seriedad: "No, el
domingo vamos a tener elecciones democráticas, imparciales y
transparentes".

Sin embargo, conseguir la credibilidad de los mexicanos en esta
materia es sin duda más difícil que anotar un gol a Jorge Campos.
Después de casi sesenta años de un sistema de gobierno de partido
único, el electorado tiene sobrado sobradas razones para la
desconfianza. Las sospechas de fraude no se desvanecen por las
palabras del presidente ni tampoco por los indudables avances que
ha logrado el Instituto Federal Electoral en orden a grarantizar
la pureza de los sufragios. Seis años atrás, cuando fue elegido
el propio Salinas de Gortari, una sospechosa caída del sistema
mientras se contaban los votos que favorecían caudalosamente a
Cuauhtémoc Cárdenas, dejó una vez más a los mexicanos la
experiencia de unas elecciones nada transparentes. No resulta
fácil erradicar el escepticismo ante las conocidas manipulaciones
de un partido único en el poder. ¿Quién puede creer que la
elección a dedo de un sucesor presidencial sea una forma de
ejercicio democrático? ¿Quién, en la imparcialidad del PRI en un
proceso electoral?

Las cosas han cambiado en el último sexenio. Sin embargo la
modernización económica que ha llevado adelante Carlos Salinas de
Gortari ha mostrado sus grietas, y no ha corrido pareja a una
profunda reforma política que supere el viejo esquema en
bancarrota del partido del Estado.

Chiapas fue como una pedrada en la vitrina de la modernización de
México. Con la firma del Tratado de Libre Comercio, el país
parecía en tránsito al primer mundo. No obstante la rebelión del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo volver los
ojos de toda la sociedad hacia los estados más pobres y
retrasados de todo el país y hacia una forma de desarrollo que
mantiene los desequilibrios sociales extremos y, como
consecuencia inevitable de las prácticas neoliberales, ha
enriquecido más a unos pocos, pero ha empobrecido a amplias
mayorías.

A las puertas de las elecciones, los zapatistas promovieron la
Convención Nacional Democrática, en Chiapas, con las asistencia
de alrededor de seis mil participantes. La Convención, que
aplaudió al carismático subcomandante Marcos, anunció la
resistencia civil si hay fraude en las elecciones de este
domingo. La misma actitud anunció Cárdenas.

Con la Convención Democrática, los zapatistas cambiaron la
confrontación armada por vía pacífica de lucha política. Pero un
eventual fraude no sólo sería el detonante para que los
zapatistas reiniciarán una lucha activa de imprevistas
consecuencias, sino que encendería en todo México temibles
hogueras de violencia.

Los inciertos resultados

Las elecciones empezaron con un hecho sangriento cuyas
responsabilidades permanecen todavía en la penumbra y la
sospecha: el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Pero han
concluido con pacíficos y masivos cierres de campaña de los tres
candidatos con mayores opciones de triunfo.

El sábado y domingo pasados, Cuauhtémoc Cárdenas, del Partido de
la Revolución Democrática (PRD); Diego Fernández de Cevallos, del
Partido Acción Nacional (PAN) ; y Ernesto Zedillo, del Partido
Revolucionario Institucionalista (PRI), realizaron masivas
concentraciones en el Zócalo, en la ciudad de México.

Cárdenas y Zedillo llenaron la Plaza de la Constitución.
Fernández de Cevallos contó con menos asistentes. No obstante
aquellos cierres no prueban la superioridad de una candidatura
frente a la otra en cuanto a adhesión popular. Tanto en las
concentraciones de Cárdenas como de Fernández de Cevallos hubo
una participación más espontánea y fervorosa. En el cierre de
campaña de Zedillo, un notorio aparato de "acarreo" de
participantes aseguró la concurrencia masiva. No faltaron
sindicatos que corrieron lista de los asistentes, muchos de los
cuales pueden no votar finalmente por el PRI. Periódicos como La
Jornada describieron hasta la frialdad con la que los asistentes
recibieron el discurso de Zedillo.

Los cierres no aseguran el triunfo de cualquiera de los tres
candidatos fuertes entre los seis que aspiran a suceder a Salinas
de Gortari. Las encuestas tampoco ofrecen plena seguridad. Estas
asignan a Zedillo entre el 38 y 47 por ciento de la votación; a
Diego Fernández de Cevallos, entre el 17 y el 24 por ciento, y a
Cuauhtémoc Cárdenas, entre el 8 y el 11 por ciento. Sin embargo,
por lo menos una cuarta parte de los votantes no sabe todavía por
quién consignará a la final el voto. Por ello, los resultados
dependerán en gran medida del mayor o menos grado de
participación del electorado en la jornada de este domingo.

A pesar de las concentraciones masivas y de las encuestas, los
resultados finales son absolutamente inciertos a pocas horas
antes de los comicios. Como contrapartida, para los mexicanos se
presenta como una posibilidad cierta el que pueda ser derrotado
en las urnas el PRI. Este sólo hecho es síntoma de que México se
encuentra en los umbrales de un importante cambio político.

Aunque no se desvanezcan las sospechas de un posible fraude,
parece algo más difícil que esta vez se produzca sin
consecuencias violentas ese fraude. Existe una presión muy grande
de la sociedad civil para curarse en salud de aquel viejo mal
crónico.

SERAN LOS COMICIOS MAS VIGILADOS EN TODA LA HISTORIA

Las de este domingo serán las elecciones más vigiladas de la
historia de México. Casi sesenta mil observadores nacionales
seguirán el proceso, es decir, el doble del número que aconsejó
un comité especial de las Naciones Unidas que ha examinado las
reformas legales y los preparativos para los comicios. Además,
llegarán al país 943 visitantes extranjeros, provenientes de 40
naciones, para ser testigos de la jornada.

Las 96.421 casillas electorales tendrán un elevado número de ojos
vigilantes. Cualquier indicio grave de fraude no pasará
inadvertido. El gobierno ha puesto en juego todo su prestigio.
Este jueves Salinas de Gortari dirigió un mensaje a la nación e
instó a 45 millones de votantes a acudir a las urnas " con
entusiasmo y responsabilidad porque mientras más ciudadanos voten
será mejor para el país". Los sufragios son no sólo una prueba de
fuego para Salinas de Gortari, sino para todo México.

Todo puede pasar

Para ese gran país se acerca, pues, la hora cero. Gane quien
gane, la sociedad reclama un cambio del sistema político.
Conseguir elecciones democráticas, imparciales y transparentes,
como ha ofrecido el presidente Salinas de Gortari, sería una
salida victoriosa para el propio primer mandatario.

Para muchos analistas políticos, la esperada reforma política
tiene como condición esencial la derrota del PRI. El triunfo de
Fernández de Cevallos representaría una transición más suave. Y
sin duda no sentaría mal a la imagen del actual mandatario esa
victoria. Con Cuauhtémoc Cárdenas, México daría un viraje brusco.
La sociedad tiene siempre algo de temor a las alteraciones más
profundas. El triunfo de Zedillo representaría en realidad pocas
esperanzas de cambio político, piensan los más escépticos. Sin
embargo, el grado de decisión política de la sociedad civil es
hoy bastante mayor que antes.

La sublevación armada del EZLN, el papel de los sectores más
progresistas de la Iglesia, el peso de la Convención Democrática
Nacional, cierta inclinación contra el voto corporativo de
sindicatos y asociaciones de campesinos y trabajadores, una mayor
apertura de los medios de comunicación hacia los candidatos no
oficiales, el agotamiento del sistema de partido del Estado son
hechos evidentes que, aunque aparentemente no aconteciera nada
con un posible nuevo triunfo del PRI, llevarán a México tarde o
temprano a una profunda reforma política.

Este domingo es un día decisivo para la democracia mexicana. Se
respira en el ambiente un aire de que todo puede pasar. Y en esa
gama de posibilidades se hallan en los extremos unas elecciones
pacíficas o un proceso que desencadene una crónica imprevisible.

CORTOS

- Los eventuales votantes en México superan los 45 millones. El
voto es libre. No se conoce, pues, el número de ciudadanos que
concurrirá a las casillas electorales. Con todo se prevé una muy
alta participación en los sufragios.

- Más de 750.000 ciudadanos actuarán como funcionarios en las
casillas electorales.

- El Instituto Federal Electoral ha acreditado a cerca de 60.000
observadores nacionales. Este domingo estarán a lo largo y ancho
del país 943 observadores extranjeros.

- Un equipo técnico de las Naciones Unidas fue a México a
analizar las disposiciones electorales, examimar los
preparativos del proceso y plantear recomendaciones técnicas.

- Semanas atrás se discutió el problema de las homonimias en los
padrones. En el distrito federal se registran alrededor de un
millón de nombres repetidos.

- Las repeticiones no en todos los casos son una falla. Por
ejemplo los miles de Guadalupe Fernández simplemente revelan uno
de los nombres unisex más queridos por los mexicanos.

- Un gigantesco operativo de seguridad anunció la Secretaría de
Protección y Vialidad para el domingo: en el distrito federal
participarén en esa operación 33 policías y cinco helicópteros.

- El levantamiento en Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo
Colosio y el debate electoral entre los tres de los candidatos
con opciones de triunfo -Zedillo, Fernández de Cevallos y
Cárdenas- han marcado la campaña electoral.

- En la zona del conflicto en Chiapas también habrá elecciones.

- El comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas
informó que los integrantes del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional acudirán a las urnas a depositar el voto con el rostro
descubierto.

- Todo México está lleno de propagan electoral. Por supuesto se
siente más la fuerza económica, en la campaña, del PRI y también
del PAN.

- Sin embargo el partido de Cárdenas, el PAN, aspira no sólo a
captar la presidencia, sino a un 33 por ciento de captación de
los puestos en el Senado y un 40 por ciento en la Cámara de
Diputados.

- El gobierno ha logrado un política estabilizadora: ha contenido
la inflación, renegoció la deuda externa, estimuló las
exportaciones, ha saneado las finanzas públicas y atrajo la
inversión extranjera.

-No obstante, la situación social se ha deteriorado: la
Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio anota, junto a
alentadores resultados macroeconómicos, que el 1993 se registró
una fuerte contracción económica a tal punto que el desempleo en
ese año llegó al nivel de 3.4 por ciento, el más alto de los
últimos seis años. (10A)
EXPLORED
en Autor: Diego Araujo - [email protected] Ciudad N/D

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