Quito. 16 dic 2000. Las declaraciones oficiales apuntan a que una banda
de ecuatorianos estaría detrás de la explosión.

Los seis pasajeros del bus de la cooperativa Loja, que perdieron la vida
como consecuencia de la explosión del martes pasado en el oleoducto, y
los 18 afectados por graves quemaduras, han sido víctimas de un atentado
criminal, de inéditas características en Ecuador.

Manuel Augusto Llividinay, de 55 años y chofer del bus de la cooperativa
Loja, se convirtió en la sexta víctima fatal. Con el 94% del cuerpo
quemado, Llividinay falleció ayer en el Hospital Eugenio Espejo de Quito.
La vida Franklin Peña, de 15 años, corre grave peligro. Ayer estaba
previsto su traslado del Hospital Eugenio Espejo al Metropolitano.

Las autoridades desconocen la identidad de la banda que ocasionó el
atentado. El Gobierno descarta que los autores de este acto de terror
sean grupos colombianos y, por el momento, todas las declaraciones
oficiales apuntan a que una banda de ecuatorianos estaría detrás de
explosión.

Juan Manrique, ministro de Gobierno, aseguró ayer que 'quienes están
dinamitando el oleoducto, son los criminales que existen en todas las
sociedades'. Horas después del atentado, el presidente de la República,
Gustavo Noboa, enfiló sus acusaciones a "ecuatorianos que se oponen a la
construcción de un nuevo oleoducto". Ningún grupo se ha atribuido la
responsabilidad del hecho.

Las autoridades policiales desconocen si el brutal ataque tenía como
objetivo al bus de la cooperativa Loja, con 26 pasajeros, que el martes
pasado hacía su recorrido en un horario habitual. Había salido a las
22:00 de Lago Agrio, rumbo a Quito, y a las 23:36 pasaba por el kilómetro
47. La explosión y el incendio envolvieron al vehículo.

Rastros de explosivos plásticos se hallaron en la zona del siniestro.
Esta evidencia le ha quitado piso a la versión de que un problema técnico
pudo provocar la explosión. Las dos explosiones últimas en el oleoducto
del martes y miércoles pasado no son hechos aislados. La explosión del
sábado ocurrió en la misma zona, 134 kilómetros al noreste de Quitoy,
según Petroecuador, tiene características similares a la del sábado.
Ambas explosiones se produjeron a escasos kilómetros del Batallón Santa
Cecilia.

La vigilancia del oleoducto está en manos del Cuerpo de Ingenieros del
Ejército que, en diciembre de 1999, firmó un convenio con la Gerencia de
Oleoductos de $525 000, para la custodia del oleoducto durante 2000 y
2001.

Investigaciones

Los expertos en explosivos del Grupo de Intervención y Rescate de la
Policía trabajan con los técnicos de la Politécnica Nacional de Quito,
para determinar el tipo de explosivo que se utilizó en el ataque. El
fuego ha dificultado la investigación de la zona.

El ministro Manrique señaló que "es difícil tener un procedimiento
totalmente exitoso", de seguridad, de la tubería de 503 kilómetros de
largo, que se extiende desde la selva amazónica hasta el puerto de Balao,
en Esmeraldas. (MC-AP)

Victimas mortales

El atentado que sufrió el martes pasado el Oleoducto Transecuatoriano ha
dejado un saldo de seis muertos y 19 heridos.

- Manuel Llividinay, chofer del bus de la Cooperativa Loja, murió ayer en
Quito. Llividiñay tenía 44 años, había nacido en Loja y ,en la mañana del
atentado, le dijo a uno de sus hijos que se hallaba triste sin una razón
concreta. Murió en el hospital Eugenio Espejo. No soportó las quemaduras
de segundo y tercer grado que tenía en el 94% del cuerpo.

- Pedro Rojas, de 54 años, era el sostén de una familia de once personas.
Trabajaba como guardia de seguridad de Radio Sucumbíos y viajaba a Quito
para cumplir encargos de su trabajo. Quería aprovechar su presencia en la
ciudad, para visitar a su hija Jackeline que está esperando un bebé. Fue
sepultado en el cementerio de Nueva Loja, ayer.

- Edgar Zambrano, de 22 años, iba a graduarse de ingeniero en sistemas.
Viajaba a la capital para rendir exámenes en la Universidad América.
Nació en el barrio Simón Bolivar de Lago Agrio, y fue sepultado en el
cementerio de la localidad, ayer.

- Ana Castillo fue sepultada el jueves en el cementerio de la comunidad
campesina de San Francisco donde nació.

- Hernán Romero, médico del hospital del IESS. Murió en Quito el jueves y
fue sepultado ayer.

- En la morgue de Lago Agrio permanece un cadáver calcinado, que no ha
podido ser identificado todavía. (PACH) (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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