Quito. 27 dic 2000. Los costos de un monigote se han elevado hasta en un
30%. En el mercado, la mayor demanda es de caretas.

Betty, la fea, Picachú y la Roca, pagarán los estudios de Auditoría en la
Universidad Laica Vicente Rocafuerte, a Marlon Orellana Simbaña, quien
espera vender, hasta el 31 de diciembre próximo, los cien monigotes y
las 900 caretas que confeccionó y que representan a estos personajes de
la televisión.

De 18 años de edad, Orellana inició la elaboración de los muñecos de
papel y caretas en julio pasado, con un capital de $400, los cuales
espera recuperar y obtener una utilidad superior a los $3 000.

Durante 1999, el negocio no fue nada alentador para la mayoría de los
comerciantes de la calle Seis de Marzo, de Guayaquil, ya que la
producción de monigotes fue superior a la pequeña demanda registrada.

Con relación a 1999, los precios registran un alza de 30%, que, según
Orellana, se justifica si se considera que la materia prima (papel
periódico y pintura) tuvo un incremento considerable en su valor.

En julio, el quintal de papel periódico costaba $4,80, en septiembre se
ubicó en los $6 y al finalizar este año cuesta $13. Igual situación se
da con otros materiales como la madera y la pintura.

Este año, el joven fabricó muñecos de tres tamaños: de 80 centímetros,
1,5 metros y de dos metros de alto. Los costos varían entre $10 y $100,
según las caracaterísticas del monigote.

"El negocio puede ser rentable si se lo trabaja bien", afirma.
Esto obligó a Orellana la búsqueda de una nueva estrategia para mantener
un margen de utilidad. "La solución estuvo en disminuir la producción de
los monigotes y aumentar la de caretas, para recuperar de inmediato la
inversión, pues son las que mejor salida tienen".

Los personajes escogidos por Marlon Orellana para la elaboración de las
caretas son los que durante el 2000 se mantienen entre los preferidos del
público. En este sentido, explica Orellana, también se realizan varias
consideraciones.

Menciona que el comprador adulto siempre busca dos opciones: escoge el
personaje de su serie favorita, que no necesariamente le gusta a su hijo
y lleva una careta de algún animado para compensarlo.

Por ejemplo, este año, las predicciones del comerciante apuntan a que el
personaje favorito de los adultos será Betty, la fea, mientras que el de
los infantes, los Pokémon, añade Orellana.

De las seis gruesas (cada gruesa tiene 144 caretas) que Orellana
elaboró, tres pertenecen a una categoría especial (personajes del año) y
tres a una corriente (personajes comunes).

Las caretas especiales tienen un valor de $2 y las corrientes de $0,80 a
$1.

La diferencia es impuesta por el molde que se utiliza para la elaboración
de estas, según menciona Orellana. "Para hacer las caretas con los
personajes del año, se deben realizar nuevos moldes, esto implica un
nuevos gastos en materiales (cemento y arena, entre otros). A esto se
añade el tiempo que se lleva para fabricarlas", concluye Orellana.

Costos

Durante 1999, un monigote pequeño, de 80 centímetros, costaba 100 mil
sucres, lo que equivaldría al tipo de cambio promedio de diciembre de
20 100 sucres, a $5,0. Este año, según sus características, el costo de
uno llega hasta $10.

Una persona diestra en la elaboración de muñecos de papel, puede elaborar
hasta dos diariamente.

Las caretas que no logran ser vendidas, son guardadas para el próximo año
y, luego de un retoque, salen nuevamente al mercado. Esta estrategia
puede resultar un buen negocio, según los comerciantes.

El año anterior, una careta especial costaba 15 mil sucres, es decir
$0,74, con un tipo de cambio de 20 100 sucres. La misma hoy vale $1. El
margen de utilidad de cada una bordea los $60.

Se evidencia la reducción en los niveles de producción y en la oferta

Este año, la producción de monigotes, al igual que el número de personas
que se dedica a esta actividad, ha disminuido, según indican los mismos
comerciantes.

A lo largo de la calle Seis de marzo, en Guayaquil, en donde
anteriormente se concentraba una gran cantidad de fabricantes, el nivel
de competencia se reduce.

Hasta 1998, en la esquina de las calles Francisco de Marcos y Seis de
Marzo, se encontraban cerca de siete fabricantes de monigotes. Hoy, solo
dos se mantienen en la actividad.

Marco Orellana, quien trabaja por este sector, afirma que, si bien el
negocio mantiene los niveles de rentabilidad, es preferible hacer los
monigotes sobre pedidos.

"Ahora es mucho mejor realizar los monigotes para las empresas y elaborar
las caretas para el consumidor común", según señala el comerciante.

Para esta temporada de fin de año, Orellana maneja tres contratos a nivel
empresarial: el primero, con una firma de cervezas, para la que debe
confeccionar una botella de tres metros, cuyo valor es de $60 ; el otro
es para un restaurante, y finalmente cuenta con un negocio con un centro
comercial. (Diario HOY)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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