AMERICA LATINA
Antonio Parra Velasco: vida y obra de un visionario
Quito. 16 dic 2000. (Editorial) Despertando hacia el siglo XXI, al
revisar rápidamente las páginas de la historia ecuatoriana, nos
encontramos con muchos hombres que poco o nada hicieron por los valores
del país, pero que figuran como héroes, patriotas, y en otras categorías
de similar gracia. Al indagar los textos y periódicos de varias épocas,
sobresale Antonio Parra Velasco. Sin embargo, nos preocupa que pocos
conozcan de él al terminar este siglo. Es justicia hacer hincapié en las
cualidades y logros que este hombre consiguió por su poderosa
inteligencia y gran poder de oratoria, su personalidad diáfana, fresca e
imponente.
Fue una personalidad que brilló con luz propia e iluminó generaciones con
su generosa sabiduría. Desde muy joven ocupó cargos de importancia: fue
catedrático universitario, ministro de Educación, de Hacienda y de
Relaciones Exteriores, embajador en Francia, Gran Bretaña y Venezuela. Su
gran trayectoria política y diplomática estuvo acompañada de una
honestidad incorruptible; así, junto a Benjamín Carrión, llegó a recorrer
palmo a palmo cada sector del país en busca de la Presidencia de la
República, incentivando la justicia social, la igualdad de derechos, la
solidaridad; mas su intento fue frustrado por el velasquismo que
gobernaba y nublaba los intentos por hacer del Ecuador un país sin
corrupción.
Hombre de ideas revolucionarias, promulga su Doctrina de la Solidaridad
Obligada de los Estados Hispanoamericanos en Montevideo, en 1933. Con
tono firme, palabras claras y pensamientos reveladores, sus conclusiones
son recibidas apoteósicamente por los organismos internacionales que
asistieron a la asamblea en la capital uruguaya. La Doctrina Parra, de
enorme gravitación en el Derecho Internacional, y más adelante paso
fundamental en los procesos integracionistas del continente, encerraba la
necesidad de mantener un vínculo jurídico, de contenido espiritual,
cultural, histórico, social y lingüístico, e imponía una solidaridad de
carácter obligatorio, en beneficio de la soberanía integral de las
comunidades hispanoamericanas.
Esta doctrina defiende la bandera bolivariana que un día hizo de nuestras
naciones libres y hermanas.
Con fervor patriótico, Parra Velasco se enfrenta en 1944 para defender la
soberanía nacional y arrebatar todo argumento de Estados Unidos para
apoderarse, durante 99 años, de las Islas Galápagos, y años más tarde
contra Perú, que busca imponer su criterio sobre la falsedad de cualquier
acuerdo que nos prohibiera el goce de los derechos de navegación sobre el
río Amazonas.
Su gran devoción por los principios de integración que guiaron al
Libertador Simón Bolívar, lo llevó a forjar, desde fines de 1947 hasta
agosto 9 de 1948, la Carta de Quito, en la Conferencia de Quito. Con
entusiasmo y convicción planteó la integración de los países
latinoamericanos respaldada en este documento llamado también "Convenio
para llegar al establecimiento de la unión económica y aduanera
grancolombiana", en donde se pretendía el estudio y la negociación de la
flota aérea grancolombiana, de seguros e inversiones relacionadas con los
transportes, el intercambio de estudiantes, concesión de becas, etc.,
visionario plan que sería comprendido en su totalidad diez años más tarde
al serbvir como base para los proyectos varios de integración económica.
Antonio Parra Velasco se destacó desde su juventud en las labores
docentes universitarias, locon las que despertó en sus alumnos ese
espíritu de solidaridad, de lucha por los intereses nacionales y de
justicia social.
Ejerció el rectorado de la Universidad de Guayaquil desde 1958, elevó el
nivel de esta institución académica, luchó contra toda la oposición que
insistía en hacer de la Universidad un campo de batalla política y de
ajenos intereses. Allí deja sentado, en el Paraninfo de la Casona
Universitaria el Mural "A la Gloria de Bolívar", en donde hombres como
Espejo, Bello, Rocafuerte, Miranda, Sucre, Martí, Alfaro, Sandino, entre
otros, han fortalecido la hermandad latinoamericana. Es motivo de pena
que Guayasamín haya partido, pues debería incluirse en este mural el
rostro de este visionario hombre de paz, de ideales revolucionarios, a
quien conquistó para su patria los altos valores de integración y
solidaridad.
*Investigador guayaquileño (Diario Hoy)
Antonio Parra Velasco: vida y obra de un visionario
Quito. 16 dic 2000. (Editorial) Despertando hacia el siglo XXI, al
revisar rápidamente las páginas de la historia ecuatoriana, nos
encontramos con muchos hombres que poco o nada hicieron por los valores
del país, pero que figuran como héroes, patriotas, y en otras categorías
de similar gracia. Al indagar los textos y periódicos de varias épocas,
sobresale Antonio Parra Velasco. Sin embargo, nos preocupa que pocos
conozcan de él al terminar este siglo. Es justicia hacer hincapié en las
cualidades y logros que este hombre consiguió por su poderosa
inteligencia y gran poder de oratoria, su personalidad diáfana, fresca e
imponente.
Fue una personalidad que brilló con luz propia e iluminó generaciones con
su generosa sabiduría. Desde muy joven ocupó cargos de importancia: fue
catedrático universitario, ministro de Educación, de Hacienda y de
Relaciones Exteriores, embajador en Francia, Gran Bretaña y Venezuela. Su
gran trayectoria política y diplomática estuvo acompañada de una
honestidad incorruptible; así, junto a Benjamín Carrión, llegó a recorrer
palmo a palmo cada sector del país en busca de la Presidencia de la
República, incentivando la justicia social, la igualdad de derechos, la
solidaridad; mas su intento fue frustrado por el velasquismo que
gobernaba y nublaba los intentos por hacer del Ecuador un país sin
corrupción.
Hombre de ideas revolucionarias, promulga su Doctrina de la Solidaridad
Obligada de los Estados Hispanoamericanos en Montevideo, en 1933. Con
tono firme, palabras claras y pensamientos reveladores, sus conclusiones
son recibidas apoteósicamente por los organismos internacionales que
asistieron a la asamblea en la capital uruguaya. La Doctrina Parra, de
enorme gravitación en el Derecho Internacional, y más adelante paso
fundamental en los procesos integracionistas del continente, encerraba la
necesidad de mantener un vínculo jurídico, de contenido espiritual,
cultural, histórico, social y lingüístico, e imponía una solidaridad de
carácter obligatorio, en beneficio de la soberanía integral de las
comunidades hispanoamericanas.
Esta doctrina defiende la bandera bolivariana que un día hizo de nuestras
naciones libres y hermanas.
Con fervor patriótico, Parra Velasco se enfrenta en 1944 para defender la
soberanía nacional y arrebatar todo argumento de Estados Unidos para
apoderarse, durante 99 años, de las Islas Galápagos, y años más tarde
contra Perú, que busca imponer su criterio sobre la falsedad de cualquier
acuerdo que nos prohibiera el goce de los derechos de navegación sobre el
río Amazonas.
Su gran devoción por los principios de integración que guiaron al
Libertador Simón Bolívar, lo llevó a forjar, desde fines de 1947 hasta
agosto 9 de 1948, la Carta de Quito, en la Conferencia de Quito. Con
entusiasmo y convicción planteó la integración de los países
latinoamericanos respaldada en este documento llamado también "Convenio
para llegar al establecimiento de la unión económica y aduanera
grancolombiana", en donde se pretendía el estudio y la negociación de la
flota aérea grancolombiana, de seguros e inversiones relacionadas con los
transportes, el intercambio de estudiantes, concesión de becas, etc.,
visionario plan que sería comprendido en su totalidad diez años más tarde
al serbvir como base para los proyectos varios de integración económica.
Antonio Parra Velasco se destacó desde su juventud en las labores
docentes universitarias, locon las que despertó en sus alumnos ese
espíritu de solidaridad, de lucha por los intereses nacionales y de
justicia social.
Ejerció el rectorado de la Universidad de Guayaquil desde 1958, elevó el
nivel de esta institución académica, luchó contra toda la oposición que
insistía en hacer de la Universidad un campo de batalla política y de
ajenos intereses. Allí deja sentado, en el Paraninfo de la Casona
Universitaria el Mural "A la Gloria de Bolívar", en donde hombres como
Espejo, Bello, Rocafuerte, Miranda, Sucre, Martí, Alfaro, Sandino, entre
otros, han fortalecido la hermandad latinoamericana. Es motivo de pena
que Guayasamín haya partido, pues debería incluirse en este mural el
rostro de este visionario hombre de paz, de ideales revolucionarios, a
quien conquistó para su patria los altos valores de integración y
solidaridad.
*Investigador guayaquileño (Diario Hoy)
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