QUEDARAN EN NADA Por Juan Pablo Moncagatta
Quito. 05-07-91. (Editorial) El beatÃfico Edelberto Bonilla,
presidente del Congreso, ha tenido que poner voz y gesto feroz
para llamar al orden a los diputados que, terminado el show de
la interpelación, faltaban a las sesiones.
Tantos eran los ausentes que varios dÃas el Congreso no pudo
funcionar por falta de quórum, pero los honorables han dicho
que esto no es verdad, que todo es un cuento de los
periodistas interesados en desprestigiarlos. Qué gente tan
perversa.
Lo cierto es que si el doctor Edelberto no amenazaba con
clausurar el perÃodo extraordinario los diputados hubieran
seguido faltando, digan lo que digan. Y no sólo por pereza.En
una interpelación cualquiera puede hablar, incluso el más
desprovisto de ideas. Es fácil lanzar acusaciones, gritar
contra el gobierno, clamar por el pueblo. Pero para legislar
se necesitan conocimientos jurÃdicos y sin ellos no se puede
intervenir en los debates, so pena de hacer el ridÃculo.
Buena parte de nuestros diputados son comerciantes,
agricultores, empresarios. Todas profesiones dignas, sin
duda, mas en cuya práctica no hace mucha falta saber de leyes;
para eso están los abogados, que se los contrata. Habrá quien
diga que para dictar leyes basta con el sentido común y
condolerse de las penas del pueblo, pero eso es retórica.
Con todo, la Ley Orgánica de la Función Legislativa podrá
avanzar, aunque a trompicones. En su trámite intervendrán los
que saben de estas cosas, que son pocos, y eso permitirá que
se llegue a aprobar. Esta ley es importante para las
instituciones del Estado y no sólo para el Congreso: por ello
se la ha reclamado con insistencia.
La ley del Congreso, sinembargo, carece de implicaciones
sociales directas como sà las tiene, en cambio, la propuesta
de reformas al Código Laboral. Allà se juegan principios e
intereses y su debate será arduo. Las contradicciones y
enfrentamientos de la polÃtica cotidiana se harán a un lado
para dar lugar a nuevas coincidencias y discrepancias, éstas
sà de fondo.
Un ejemplo ya está dado: el bloque socialcristiano ha
expresado su respaldo a las propuestas del presidente Borja,
aunque las ha calificado como "tÃmidas", queriendo decir con
esto que son todavÃa poco favorables a los empresarios y no
tan radicales como ellos quisieran.La circunstancia de que la
campaña electoral ya esté iniciada significará un obstáculo
serio para la discusión de las reformas laborales. Pocos
querrán malquistarse con los empresarios, llamados a financiar
las campañas, ni con los trabajadores, supuestos a aportar con
los votos. Los diputados están sobre el filo de la navaja, y
se negarán a caminar sobre éste. Preferible es, para ellos,
eludir el tema y dejarlo para otra ocasión, que quién sabe
cuándo vendrá.
A esto se suma la agitación promovida por las centrales
sindicales que han amenazado, señalando fecha, con una huelga
general acompañada de un levantamiento indÃgena solidario.
Tendremos dÃas de tumultos y proclamas, y el mismo gobierno
puede verse tentado de aminorar un poco la marcha de las
reformas.
Asà las cosas, me atrevo a predecir que las enmiendas
laborales quedarán en nada. El interés electoral prevalece
sobre todo lo demás: es mejor no exponerse y hallar modos para
que el actual perÃodo de sesiones se dedique a otras cosas y
concluya sin definir el espinoso asunto. Total, el paisito
siempre encuentra la forma de salir a flote...Como en toda
predicción, corro el riesgo de equivocarme. Es posible que
nuestros diputados se despojen de la demagogia, hagan a un
lado el cálculo y asuman la plenitud de su tarea en forma
responsable. Si obran de esta manera, me declararé contento
de este error. Pero mientras no lo vea no lo creeré. (4-A).
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Ciudad N/D
Publicado el 05/Julio/1991 | 00:00