OTRA AMENAZA A LA URSS
Washington. 11.09.91. Se está acabando el tiempo para que la
Unión Soviética ponga en orden sus sistemas económico y de
distribución antes del arribo de lo que podrÃa ser un invierno
inclemente, destacaban hoy (ayer) analistas. El febril ritmo
de los cambios polÃticos, una cosecha de cereales reducida por
la sequÃa y una ineficiente cadena de distribución de
alimentos y productos, permiten alentar menguadas esperanzas
de que pueda estructurarse a tiempo un nuevo sistema para
capear los problemas más crÃticos. Y la declinación de los
suministros y una tecnologÃa anticuada también podrÃan
obligar al mayor productor de petróleo del mundo a importar
combustibles.
En el pasado, el gobierno central regÃa un sistema que
requerÃa que la producción en una república utilizara recursos
naturales de otra y que alimentos de una región llegaran a
otra.
La idea era que una república dependiera de otra, explicó Remy
Jurenas, analista económico del Servicio de Investigaciones
del Congreso. Pero, mientras una república tras otra se
declaran independientes, han surgido interrogantes acerca de
la clase de sistema que reemplazará a la economÃa centralmente
planificada que rigió durante más de siete décadas.
¿Podrán las ciudades soviéticas obtener suficientes alimentos
y energÃa este invierno? ¿Pueden el gobierno central y las
repúblicas decidir quién controlará las vastas reservas de oro
de las regiones a fin de que puedan venderlas para pagar sus
deudas y comprar alimentos si fuera necesario? Estas son
algunas de las acuciantes preguntas que aún aguardan
respuesta.
Algunos economistas indican que el factor alimentos es crÃtico
e ilustra los problemas en que se debate todo el sistema
soviético. Se estima qúe la producción de cereales este año
será de aproximadamente 190 millones de toneladas, en
comparación con los 235 millones de toneladas del año pasado.
Pero el 25 por ciento de la recolección de granos de 1990
jamás llegó al mercado, debido a graves problemas en la cadena
de distribución.
Este año la situación podrÃa ser aún peor. Algunas granjas
colectivas retienen sus granos o los utilizan para pasar por
alto al gobierno central a fin de obtener productos
directamente de fábricas.
Los economistas manifestaron que este sistema de trueque logra
ciertos objetivos pero es penosamente ineficiente. También
reduce el uso del rublo, que podrÃa tornarse inútil si aumenta
la inflación. Al mismo tiempo, los agricultores pueden
obtener algunos de los productos que quieren, desde pasta
dentÃfrica hasta tractores, sin tener que pasar por el
gobierno central.
La cuestión del oro es también compleja y llena de problemas.
Durante años la Unión Soviética guardó el secreto de sus
tenencias de oro y de la producción del metal. Estimaciones
occidentales oscilan entre 25 mil millones y 100 mil millones
de dólares el valor de esas reservas de oro. La liberalización
de la economÃa no ha modificado esto. Las tenencias soviéticas
de oro aún son desconocidas, haciendo que algunos economistas
duden de anteriores estimaciones. Sospecho que son menores de
lo que se pensaba hasta ahora, dijo John Williamson, del
Instituto para EconomÃa Internacional, un centro de estudios
con sede en Washington. Cree que la Unión Soviética ha estado
utilizando su oro para pagar su deuda externa y facilitar la
transición desde una economÃa comunista a la capitalista.
Tambien han circulado versiones de que los soviéticos podrÃan
tener que gestionar una reprogramacón de parte de sus 60 mil
millones de dólares de deuda externa, una medida que el paÃs
podrÃa tal vez obviar si vende parte de sus reservas. Luego de
las recientes convulsiones en la Unión Soviética, surgieron
dudas acerca de la mejor manera de que otras naciones den
ayuda. Pocos son los que consideran que una vasta asistencia
sea la respuesta hasta que el panorama se aclare. En cuanto a
cómo la pasará este inverno el pueblo soviético, Williamson
opinó: Creo que se las arreglará, aunque a duras penas.
(REUTER)(A-8)
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Publicado el 11/Septiembre/1991 | 00:00