LOS ORIGENES DE UN "IMPERIO INFORMAL". Por Alberto Acosta
Quito. 29.09.91. (Editorial) El presidente norteamericano
George Bush encabeza el cortejo de los que se aprestan a
enterrar la Revolución Cubana, aquella masa de comentaristas
"pragmáticos" que sacan conclusiones lineales de las
transformaciones en Europa del este, aquella gavilla de
conversos de última hora que quieren testificar la caÃda del
castrismo porque le faltarÃa democracia y realismo y, en fin,
aquella multitud de curiosos que arriesgan sus pronósticos
sobre los dÃas que le quedan a Fidel.
Para tranquilidad de las burguesÃas, parecerÃa que el proceso
cubano se encuentra en un callejón sin salida. No importa que
el mandatario estadounidense haya manifestado en su
"Iniciativa para las Américas" que cada paÃs pueda optar en
forma soberana por el camino que desea y que no existe un
modelo único para la región, Cuba sufre -desde hace treinta
años- los efectos de un creciente bloqueo económico por querer
construir un sendero diferente al de sus vecinos y más hoy
cuando todos se suman a la fanfarria neoliberal y aplauden el
triunfo del capitalismo...
Dejando al lado las limitaciones del llamado "nuevo orden
internacional" (imperial, ¿no serÃa el término más adecuado?)
que ha de construirse sobre la hegemonÃa de una potencia que,
desde el punto de vista comercial y financiero, no parece
reunir todos los requisitos para asumir sola esta tarea;
obviando los errores cometidos por los cubanos en su proceso
revolucionario; y, poniendo al margen cualquier porfiada
simpatÃa por dicha revolución, vale la pena recordar que la
resistencia a los norteamericanos en Cuba (y en América
Latina) y la solidaridad antiimperialista no son el resultado
de un malévolo revanchismo tercermundista y tampoco un
perverso subproducto del estatismo soviético.
Mucho antes de que en Rusia comenzara la Revolución, los
Estados Unidos ya habÃan hecho del Caribe su Mare Nostrum. A
Panamá lo "independizaron" de Colombia en 1903, para hacerse
cargo de la constitución y el manejo del estratégico Canal.
En 1914, ante la negativa para cumplir con compromisos
financieros adquiridos por HaitÃ, su célebre (y siniestra)
InfanterÃa de Marina se apoderó de las aduanas, de los
principales puertos y de la caja fuerte del Banco Nacional de
dicho paÃs. Dos años después, en 1916, por la misma razón,
este mismo cuerpo expedicionario ocupó la República
Dominicana; año en que también invadió Nicaragua. Para
entonces los yanquis ya eran dueños de Puerto Rico. Y, meses
antes del triunfo bolchevique, el 31 de marzo de 1917,
adquirieron por 25 millones de dólares las Islas VÃrgenes a
los daneses.
Entonces, muchas décadas atrás, ya México habÃa perdido la
mitad de su territorio y los norteamericanos habÃan comprado
Alaska a los rusos y Louisiana a los franceses. Casi al
concluir el siglo, el reino del Hawai era ya una "estrella" de
la Unión y las Isla Samoa en el PacÃfico Sur ya habÃan sido
anexadas. Las Filipinas -liberadas de España por la lucha de
sus patriotas apoyados por buques yanquis- también formaban
parte de lo que William Appleman definió como el "imperio
informal" de los Estados Unidos. Blandiendo "el gran garrote"
o desestabilizando gobiernos o entregando los cada vez más
codiciados dólares, los Estados Unidos se expandÃan por el
Caribe y por el mundo y la misma Cuba -liberada también de
España por la lucha de sus patriotas respaldados a última hora
por un contingente de rangers- era un cuasi protectorado de
los Estados Unidos que establecieron una base naval en
Guantánamo al sur de la Isla. Estos, apoyados en la famosa
Enmienda Platt, que otorgaba a la Unión el veto sobre las
relaciones exteriores de Cuba y el derecho a "intervenir para
el mantenimiento de la independencia cubana", para la
protección de la vida, la propiedad y la libertad individual
de sus ciudadanos, invadieron con sus soldados la "perla
antillana" en 1906, 1909 y 1912.Y todo cuando todavÃa ni se
hablaba del peligro comunista. (A-4).
en
Explored
Autor: Alberto Acosta - Ciudad N/D
Publicado el 29/Septiembre/1991 | 00:00