Quito. 8 feb 96. El 20 de octubre pasado, Verónica Andrade
fue atropellada en la intersección de la calle Rumipamba y 10
de agosto por una furgoneta Kia Asia azul. Eran
aproximadamente las 20h30. Como consecuencia del
atropellamiento, la joven de 19 años y estudiante de la
Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), murió. El conductor
del vehÃculo era Carlos Flores, un estudiante de la Escuela
Politécnica del Ejército, de 20 años.
El caso de Verónica Andrade ha provocado un encendido debate
jurÃdico. La defensa de Carlos Flores asegura que la muerte de
Verónica fue un accidente. Flores asegura que él "no salió a
matar a nadie".
La acusación particular, en cambio, sostiene que Verónica no
murió como consecuencia de un accidente, que existen "indicios
de responsabilidad penal"; que Flores no es inocente.
Para el acusado la diferencia es decisiva. En caso de que se
compruebe que él tuvo responsabilidad directa en el
atropellamiento de Verónica irÃa preso hasta nueve años, según
la ley de tránsito. En caso de que, por el contrario, los
jueces consideren que fue un accidente, tendrÃa solo una pena
mÃnima.
La diferencia para Verónica Andrade, según su padre, es total.
Si la joven solo hubiera sufrido un accidente, aún estarÃa
viva. En los cinco segundos posteriores al accidente sucedió
algo más...
SofÃa cerró los ojos
Aquella noche del 20 de octubre, Verónica Andrade se disponÃa
a cruzar el carril central de la avenida 10 de agosto. VenÃa
tomada de la mano de una compañera de la universidad, SofÃa
Lasso. En su testimonio, SofÃa sostiene que cruzaron con
cuidado, que miraron hacia el norte y hacia el sur y que
ningún vehÃculo estaba cerca. "De pronto lo alcancé a ver.
Prácticamente, estaba encima nuestro. Cerré los ojos. Los abrÃ
enseguida. Verónica ya no estaba a mi lado...".
SofÃa, amiga Ãntima de Verónica, vivió, sintió y oyó el
impacto del Kia Asia sobre su amiga. Debido a la impresión
cerró los ojos. Cuando los abrió, el cuerpo de Verónica estaba
"a 25 metros de distancia", sobre el carril oriental. SofÃa
asegura que el carro venÃa con las luces apagadas y que
apareció repentinamente; que "de lo contrario, lo hubieran
visto y no habrÃan cruzado".
Sobre las condiciones en las que se produjo el accidente,
acusadores y defensores, esgrimen circunstancias agravantes y
atenuantes. Los testigos de la acusación señalan, por ejemplo,
que la furgoneta Kia Asia, venÃa a alta velocidad (a cien) y
con las luces apagadas. Alguno de ellos presume que, por su
comportamiento, Flores venÃa ebrio.
La defensa argumenta que, pese a tener las luces encendidas,
la visibilidad en la zona era escasa porque habÃa apagón, que
la joven muerta cruzó intempestivamente la calzada, que Flores
no tuvo posibilidad de maniobra y que intentó frenar, pero que
el asfalto mojado no le permitió evitar el atropellamiento.
De confirmarse que Flores venÃa con exceso de velocidad, luces
apagadas o manejaba en estado de ebriedad, estarÃamos frente a
un atropellamiento con agravantes.
Pero, la acusación insiste en que hay algo más. Según Ramiro
Andrade, padre de la joven, su hija no murió debido al impacto
del vehÃculo sino en los cinco segundos posteriores, en el
momento en que Flores intentó escapar del sitio del accidente.
Fue entonces cuando el conductor arrastró a la joven, la llevó
adherida al parabrisas 25 metros, frenó bruscamente, hizo una
maniobra que elevó a Verónica sobre el capó y huyó. "Si Flores
frenaba luego del primer impacto mi hija no habrÃa muerto",
afirma Ramiro Andrade.
PERITAJE
Los peritos de la Corte Superior de Justicia de Quito, quienes
realizaron la diligencia de "reconocimiento del lugar del
accidente", concluyen entre otros aspectos los siguiente:
- El accidente de tránsito ocurrió en un sitio de gran
concurrencia de peatones. "Este aspecto debe ser tomado en
cuenta por los conductores que transitan con sus automotores,
los mismos que deben adoptar todas las precauciones tendientes
a evitar un accidente de tránsito..."
- Por el sitio en el que se indica que ha ocurrido el
atropello , consideramos que el conductor de la furgoneta
marca Asia - Topic, color azul, de placas PHR-672, tenÃa
suficiente visibilidad como para percatarse de la presencia de
la señorita Andrade, y por ende para efectuar una maniobra
defensiva y evitar el accidente.
- Por la ubicación de los daños materiales en la estructura de
la furgoneta marca Asia, esto es en la parte frontal
izquierda, se ratifica que efectivamente el atropellamiento
ocurrió aproximadamente en la mitad de la calzada central 10
de agosto, indicando que la señorita Andrade cruzaba en
sentido occidente a oriente y que el vehÃculo se desplazaba en
dirección norte sur, es decir cuando el peatón se acercaba al
parterre central que separa la calzada oriental de la calzada
central.
CINCO SEGUNDOS QUE HARIAN LA DIFERENCIA
En virtud de que no existe un parte policial, las
circunstancias en que se produjo el atropellamiento de
Verónica solo pueden ser reconstruidas a partir de la versión
de los testigos, personas que en ese momento esperaban el bus
en las dos esquinas de la Rumipamba y 10 de agosto.
Aquella noche, Luis Galarza estaba parado afuera del
restaurante Caravana. Galarza declaró que vio venir un carro
(Kia Asia) en dirección norte- sur más o menos a cien, con las
luces apagadas. "En ese momento, dos chicas cruzaban la calle.
Una de ellas pasó. A esa velocidad el carro azul le arrastró,
más o menos unos 25 metros y la levantó. La chica cayó de
espaldas y el carro se dio a la fuga".
Desde la otra vereda, afuera del hotel Alejandro, Lisset
González observó otro ángulo del atropellamiento, "mientras
esperaba el bus, asomó una furgoneta de color azul, sin luces,
que atropelló (a Verónica) y le llevó sobre el capó y junto al
parabrisas. Luego le arrastró de 20 a 25 metros. Luego le
soltó y se elevó por los aires. (La joven) cayó al otro lado
del carril".
Según Ramiro Andrade, la muerte de su hija fue consecuencia
del esfuerzo del conductor por escapar. "Flores no se detuvo
y arrastró a mi hija 25 metros, adherida al parabrisas.
Flores argumenta que él no arrastró el cuerpo de Verónica, que
este fue encontrado cuatro metros más allá, que esa fue la
distancia que requirió para frenar. El acusado insiste en que
huyó del lugar del accidente porque era la primera vez que le
ocurrÃa algo asà y se escapó. (DIARIO HOY) (P. 12-B)
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Publicado el 08/Febrero/1996 | 00:00