Quito 23. feb 96. Por lo menos dos millones de cajas de licor ecuatoriano se exportarían a Colombia, en un año, principal consumidor deaguardiente en América del Sur, si se destruyera el muro legal que protege
el monopolio licorero de cada departamento de ese país. No obstante que los
tratados internacionales están por encima de las leyes locales, Ecuador no
ha podido exportar ni una botella en más de una década, lo que frena la
capacidad de producción de la industria licorera nacional.
Se calcula que las ventas de aguardiente a Colombia superarían los 10
millones de dólares al año y mejoraría la situación de por lo menos 40
industrias ecuatorianas, entre pequeñas y grandes.
En Ecuador se consumen alrededor de 400 marcas de licores de procedencia
variada, introducidos en su mayoría en forma de contrabando, afectando la
venta de marcas nacionales como San Miguel, Castillo, Don Peche, etc.
Sin embargo, el Ministerio de Industrias solicitó a la Junta Monetaria que
se levanten las restricciones a los exportadores de licor colombiano para
que vendan sin licencia previa sus productos en nuestro país, requisito
vigente desde 1992.
Los principios de equidad y justicia que se anteponen a los convenios
bilaterales no están siendo respetados, manifiesta el economista Claudio
Patiño, presidente de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador,
Adile, quien asegura que con esta medida, sumada a la crisis económica, se
está debilitando al sector licorero.
Frente al tema, el ministro de Industrias, Comercio, Integración y Pesca,
licenciado José Vicente Maldonado ha manifestado que desde el 21 de enero
de 1996, el Ecuador pertenece a la Organización Mundial de Comercio y por
tanto la normativa de la OMC forma parte de nuestra legislación. "No
podemos prohibir importaciones a menos que se ajusten a determinados
parámetros de la OMC", enfatiza el secretario de Estado.
El ministro añade que el 28 de diciembre pasado, el Parlamento colombiano
aprobó una legislación que suprime las atribuciones a los jefes
departamentales (gobernadores) para imponer aranceles superiores a licores
extranjeros que ingresen a Colombia.
Patiño recalca que esa reforma fue netamente tributaria y no cambia las
condiciones, más bien ratifica la naturaleza monopólica de las industrias
licoreras de cada departamento. "Si Ecuador cumple con lo dispuesto en el
Acuerdo de Cartagena y la OMC, también lo debe hacer Colombia", expresa el
industrial.
VIOLACION DE COMPROMISOS
La posición proteccionista de Colombia ha estado basada en una norma
constitucional, mediante la cual se le da a los departamentos colombianos
el monopolio tributario en materia de producción, distribución e
introducción de licores.
El economista Carlos Palacios Maldonado, ex subsecretario de Industrias del
Ecuador, explica que en materia de comercio exterior para el Pacto Andino,
Colombia estaría violando dos compromisos fundamentales: lo concerniente a
la zona de libre comercio y el artículo 44 del Acuerdo de Cartagena.
Esto se explica después de varios intentos por exportar licor ecuatoriano a
Colombia sin buenos resultados, porque no se conceden guías de transporte
de un departamento a otro, exigen impuestos más elevados a los que rigen a
productos locales y hasta se ha confiscado licores ecuatorianos que han
sido exportados legalmente como las 1.000 cajas de Trópico Seco que tenían
como destino Bogotá el pasado noviembre.
La historia de incumplimientos solo tuvo un detente en 1992, siendo
ministro de Industrias el doctor Juan Falconí Puig, quien restringió el
ingreso de licores colombianos, exigiéndole a los exportadores de Colombia
una licencia previa.
Falconí explica que la medida se tomó porque la desigualdad de condiciones
había llegado a un punto intolerable, principalmente en el depar- tamento
de Nariño, donde se alegaba que el problema no existía, porque ellos sí
permitían el ingreso de alcohol ecuatoriano. "Pero luego era convertido en
licor y comercializado en nuestro país", dice Falconí.
Actualmente las exportaciones de alcohol (materia prima) continúan, según
lo afirma el ministro de Industrias, José Vicente Maldonado, pero aclara
que la figura cambió, porque anualmente Ecuador vende 6 millones de dólares
por concepto de alcohol contra cero de ellos.
Claudio Patiño, por su parte, denuncia que si bien es cierto Ecuador vende
alcohol a Colombia a 45 centavos de dólar, allá lo revenden a 1.10 dólares
y al transformarlo en licor, en forma de contrabando, igual se sigue
vendiendo en Ecuador.
COMPETENCIA Y CONTRABANDO
En contraste con lo que ocurre en Colombia, donde hay una demanda de 22
millones de cajas y en ninguna parte se vende aguardiente ecuatoriano, en
el mercado negro de Ecuador se encuentra mucho ron colombiano, entre los
que el más vendido es el ron viejo de Caldas.
De acuerdo con datos aduaneros, el ingreso promedio de whisky que se
declara en Aduanas al año es de 60.000 cajas, mientras en el mercado se
consumen alrededor de 400.000 cajas, diferencia que es contrabando
proveniente de Panamá.
El doctor Jorge Zavala Egas, subsecretario de Aduanas, admite que el
contrabando de ron también es elevado, porque no se acataba el acuerdo
ministerial que expidió el 13 de julio de 1995, pero a partir del 2 de
enero se cumple y no se acepta ninguna importación que no sea del país
donde se elabore el licor, incluido cerveza, por lo tanto ya no entra ron
ni whisky de Panamá.
Zavala añade que además de esa medida, dado que no hay la reciprocidad para
las exportaciones ecuatorianas de licores a Colombia, administrativamente,
sustentados en una cláusula de salvaguarda contemplada en el Acuerdo de
Cartagena, Aduanas ha dispuesto que los licores colombianos no entren al
Ecuador, "por lo tanto, los industriales ecuatorianos deben estar
tranquilos", reitera.
Sugiere además que para evitar el contrabando que viene de Colombia al
Ecuador, se establezca un severo control militar en la frontera.
Mientras tanto, de los cinco millones de cajas de licor que se producen en
el Ecuador, el 65% que corresponde a aguardiente está dirigido al
consumidor nacional de sectores popu- lares; un 25% corresponde a ron y el
resto a cremas, whisky etc., de los cuales, un mínimo porcentaje se vende
en Estados Unidos, Perú, Chile y Bolivia.
En el momento que Colombia abra sus puertas, las industrias ecuatorianas
duplicarían la producción para demostrar que la calidad del producto es
superior, dice el presidente de Adile. (REVISTA VISTAZO N. 684, pp. 28-29)
el monopolio licorero de cada departamento de ese país. No obstante que los
tratados internacionales están por encima de las leyes locales, Ecuador no
ha podido exportar ni una botella en más de una década, lo que frena la
capacidad de producción de la industria licorera nacional.
Se calcula que las ventas de aguardiente a Colombia superarían los 10
millones de dólares al año y mejoraría la situación de por lo menos 40
industrias ecuatorianas, entre pequeñas y grandes.
En Ecuador se consumen alrededor de 400 marcas de licores de procedencia
variada, introducidos en su mayoría en forma de contrabando, afectando la
venta de marcas nacionales como San Miguel, Castillo, Don Peche, etc.
Sin embargo, el Ministerio de Industrias solicitó a la Junta Monetaria que
se levanten las restricciones a los exportadores de licor colombiano para
que vendan sin licencia previa sus productos en nuestro país, requisito
vigente desde 1992.
Los principios de equidad y justicia que se anteponen a los convenios
bilaterales no están siendo respetados, manifiesta el economista Claudio
Patiño, presidente de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador,
Adile, quien asegura que con esta medida, sumada a la crisis económica, se
está debilitando al sector licorero.
Frente al tema, el ministro de Industrias, Comercio, Integración y Pesca,
licenciado José Vicente Maldonado ha manifestado que desde el 21 de enero
de 1996, el Ecuador pertenece a la Organización Mundial de Comercio y por
tanto la normativa de la OMC forma parte de nuestra legislación. "No
podemos prohibir importaciones a menos que se ajusten a determinados
parámetros de la OMC", enfatiza el secretario de Estado.
El ministro añade que el 28 de diciembre pasado, el Parlamento colombiano
aprobó una legislación que suprime las atribuciones a los jefes
departamentales (gobernadores) para imponer aranceles superiores a licores
extranjeros que ingresen a Colombia.
Patiño recalca que esa reforma fue netamente tributaria y no cambia las
condiciones, más bien ratifica la naturaleza monopólica de las industrias
licoreras de cada departamento. "Si Ecuador cumple con lo dispuesto en el
Acuerdo de Cartagena y la OMC, también lo debe hacer Colombia", expresa el
industrial.
VIOLACION DE COMPROMISOS
La posición proteccionista de Colombia ha estado basada en una norma
constitucional, mediante la cual se le da a los departamentos colombianos
el monopolio tributario en materia de producción, distribución e
introducción de licores.
El economista Carlos Palacios Maldonado, ex subsecretario de Industrias del
Ecuador, explica que en materia de comercio exterior para el Pacto Andino,
Colombia estaría violando dos compromisos fundamentales: lo concerniente a
la zona de libre comercio y el artículo 44 del Acuerdo de Cartagena.
Esto se explica después de varios intentos por exportar licor ecuatoriano a
Colombia sin buenos resultados, porque no se conceden guías de transporte
de un departamento a otro, exigen impuestos más elevados a los que rigen a
productos locales y hasta se ha confiscado licores ecuatorianos que han
sido exportados legalmente como las 1.000 cajas de Trópico Seco que tenían
como destino Bogotá el pasado noviembre.
La historia de incumplimientos solo tuvo un detente en 1992, siendo
ministro de Industrias el doctor Juan Falconí Puig, quien restringió el
ingreso de licores colombianos, exigiéndole a los exportadores de Colombia
una licencia previa.
Falconí explica que la medida se tomó porque la desigualdad de condiciones
había llegado a un punto intolerable, principalmente en el depar- tamento
de Nariño, donde se alegaba que el problema no existía, porque ellos sí
permitían el ingreso de alcohol ecuatoriano. "Pero luego era convertido en
licor y comercializado en nuestro país", dice Falconí.
Actualmente las exportaciones de alcohol (materia prima) continúan, según
lo afirma el ministro de Industrias, José Vicente Maldonado, pero aclara
que la figura cambió, porque anualmente Ecuador vende 6 millones de dólares
por concepto de alcohol contra cero de ellos.
Claudio Patiño, por su parte, denuncia que si bien es cierto Ecuador vende
alcohol a Colombia a 45 centavos de dólar, allá lo revenden a 1.10 dólares
y al transformarlo en licor, en forma de contrabando, igual se sigue
vendiendo en Ecuador.
COMPETENCIA Y CONTRABANDO
En contraste con lo que ocurre en Colombia, donde hay una demanda de 22
millones de cajas y en ninguna parte se vende aguardiente ecuatoriano, en
el mercado negro de Ecuador se encuentra mucho ron colombiano, entre los
que el más vendido es el ron viejo de Caldas.
De acuerdo con datos aduaneros, el ingreso promedio de whisky que se
declara en Aduanas al año es de 60.000 cajas, mientras en el mercado se
consumen alrededor de 400.000 cajas, diferencia que es contrabando
proveniente de Panamá.
El doctor Jorge Zavala Egas, subsecretario de Aduanas, admite que el
contrabando de ron también es elevado, porque no se acataba el acuerdo
ministerial que expidió el 13 de julio de 1995, pero a partir del 2 de
enero se cumple y no se acepta ninguna importación que no sea del país
donde se elabore el licor, incluido cerveza, por lo tanto ya no entra ron
ni whisky de Panamá.
Zavala añade que además de esa medida, dado que no hay la reciprocidad para
las exportaciones ecuatorianas de licores a Colombia, administrativamente,
sustentados en una cláusula de salvaguarda contemplada en el Acuerdo de
Cartagena, Aduanas ha dispuesto que los licores colombianos no entren al
Ecuador, "por lo tanto, los industriales ecuatorianos deben estar
tranquilos", reitera.
Sugiere además que para evitar el contrabando que viene de Colombia al
Ecuador, se establezca un severo control militar en la frontera.
Mientras tanto, de los cinco millones de cajas de licor que se producen en
el Ecuador, el 65% que corresponde a aguardiente está dirigido al
consumidor nacional de sectores popu- lares; un 25% corresponde a ron y el
resto a cremas, whisky etc., de los cuales, un mínimo porcentaje se vende
en Estados Unidos, Perú, Chile y Bolivia.
En el momento que Colombia abra sus puertas, las industrias ecuatorianas
duplicarían la producción para demostrar que la calidad del producto es
superior, dice el presidente de Adile. (REVISTA VISTAZO N. 684, pp. 28-29)
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