Quito. 23. fe. 96. Ellos son los hombres y mujeres que trabajan incansablemente
para que sus líderes lleguen a la Presidencia. Los que serán los asesores más
cercanos, los que ansían convertirse en los íntimos de Palacio, la sombra
del poder. Conózcalos antes de que ganen.

La maquinaria electoral de Nebot

A mediados de los ochenta, la Izquierda Democrática era reputada
como el partido más grande y mejor organizado del país. Diez años
después esa descripción corresponde con seguridad a su opositor, el Partido
Social Cristiano. A diferencia de la campaña del 92, en que la dirección de
la misma estaba un tanto diluida entre el propio candidato, Jaime Nebot, y
su hombre más cercano, el abogado Carlos Pareja Cordero, la dirección de
esta campaña del 96 ha sido confiada al doctor Heinz Möeller. Hábil y
eficaz, el ex ministro de Gobierno del presidente León Febres-Cordero y ex
presidente del Congreso es la cabeza de una maquinaria electoral poderosa
que ha mantenido a Jaime Nebot, por lo menos hasta el cierre de esta
edición, en el primer puesto de las encuestas. "Möeller actúa de manera
ejecutiva. El está autorizado para llegar a acuerdos y a tomar decisiones
que luego son informadas a Nebot", dice un asistente parlamentario del PSC.
Por supuesto, Möeller actúa estrechamente relacionado con Nebot y ambos han
llegado a congeniar perfectamente.

El coordinador nacional continúa siendo Carlos Pareja Cordero, responsable
de la planificación estratégica y ejecución de la campaña. Abogado de
Filanbanco antes de ingresar a la política, Pareja se vinculó como
secretario privado del presidente Febres-Cordero. Hábil negociador, aunque
de perfil discreto, él era usualmente el escogido por Febres-Cordero como
negociador en los momentos más difíciles: como cuando se lo envió a tratar
con los guerrilleros de Alfaro Vive la entrega sano y salvo del secuestrado
banquero Nahim Isaías. O como cuando logró que el general Frank Vargas
entregue la Base Aérea de Manta y se someta a las autoridades.

El coordinador administrativo es el ingeniero Antonio Kure. Guayaquileño,
graduado en Administración de Negocios por la Universidad de Indiana, Kure
es actualmente el representante regional de Sortitus, la empresa que maneja
en Guayaquil la Quini 3. Afiliado al PSC, se vinculó al partido durante el
régimen de León, como presidente de la Unidad Ejecutora del Plan Pan: un
sistema de comercialización de productos vitales, y terminó el régimen como
subsecretario de comercialización del Ministerio de Agricultura. Su papel
en la campaña es controlar a nivel nacional la administración de los
recursos. La dirección nacional de prensa, está a cargo de Cinthia Viteri,
abogada, que se desempeña con gran eficiencia.

El director general en Pichincha es el ingeniero Xavier Espinoza Terán, un
empresario muy vinculado a las cámaras de la producción, habiendo sido
Presidente de la Cámara de Comercio en Quito y luego de la Federación de
Cámaras de Comercio. Entró a la política en 1984, cuando Febres-Cordero lo
nombró ministro de Recursos Naturales, cargo en el que permaneció por tres
años. En Guayaquil, el director de la campaña es Nicolás Lapentti, el
Prefecto Provincial del Guayas que se postula para la reelección respaldado
por la gran popularidad y arrastre de León Febres-Cordero.

El negro Paz y su combo

Definir con exactitud cual es el equipo que maneja la campaña de
Rodrigo Paz es una cuestión harto complicada. Hay muchas personas,
la mayoría de ellas sin una función específica pero con similar autoridad.
Hasta la semana pasada, el director de la campaña era el propio Paz, que
parecía imprimir un sello muy personalista. Muy similar a la campaña del
partido roldosista, en la que Abdalá delega muy poco y decide hasta las
cuñas, Paz toma también todas las decisiones y aunque posee un buró
político muy amplio, y con personas de la categoría del ex presidente
Osvaldo Hurtado, el dos veces presidente de la Junta Monetaria Abelardo
Pachano o el ex ministro de Gobierno César Verduga, a la hora de la verdad,
Paz toma la decisión que cree conveniente aunque todos los demás le digan
que está equivocado. "Siempre he sido un hombre de decisiones", explica él.

La última que tomó fue trasladar la dirección de la campaña al doctor
Hurtado, que además preside el buró político que asesora al candidato. Gran
expositor, Hurtado se inició fustigando a los candidatos Freddy Ehlers y
Jaime Nebot, pero se negó a postularse como candidato a diputado nacional,
como le había propuesto Paz. En realidad, Hurtado será el conductor
ideológico, el que diseñe la estrategia de la campaña, pero los detalles
operativos seguirán siendo controlados por Rodrigo Paz.

Además del ex ministro Verduga, que se desempeña como asesor político, en
el buró están los principales amigos de Paz, que son algunos y muy
importantes. Está por ejemplo Alberto Wrigth, socio de Paz en el grupo
Proinco, uno de los conglomerados empresariales más importantes del país.
Presidiendo el comité de Finanzas está Abelardo Pachano, presidente
ejecutivo del Banco de la Producción, del grupo Proinco. Y en Guayaquil,
Eduardo Ortega Gómez, el ex ministro de Recursos Naturales de Osvaldo
Hurtado que fuera censurado por el entonces diputado León Febres-Cordero, y
que es ahora el funcionario más importante del Banco de la Producción en
Guayaquil.

En el buró está también Antonio Rodríguez Vicéns, cuñado de Paz, ex
diputado y vicepresidente del Congreso por la Izquierda Democrática, que
abandonó ese partido hace algunos años. Absalón Rocha, el director de la
Democracia Popular. Carlos Vallejo, actualmente en funciones de diputado
nacional, y que fuera presidente del Congreso en 1992. Andrés Crespo, ex
secretario de la Administración de Hurtado y abogado brillante. Raúl
Patiño, el candidato a diputado por Guayas, que ya obtuviera una diputación
por el Partido Socialista y que le ha puesto un toque popular a la campaña
en Guayaquil. Pedro Saad, ex director de la Sendip y ex embajador ante la
Unión Soviética durante el gobierno de Borja. Y Patricio Falconí,
coordinador del buró y mano derecha del candidato.

Pero aunque los generales son tantos y tan importantes, la tropa es en
realidad pequeña. En la parte operativa, el gerente nacional de la campaña
es Gustavo Darquea, desafiliado de la ID, partido del que fue candidato a
la Alcaldía de Quito. Él se encarga, con mucha eficiencia, de la logística
de la campaña, asistido en Pichincha por Freddy Ruiz, y en Guayaquil por
Ricardo Patiño, también ex dirigente socialista y hermano de Raúl. El jefe
de prensa es Polo Barriga, ex jefe de Sendip de Borja, y el jefe de
publicidad es Eduardo Madriñán. "Pero lo que más me hace falta es un asesor
en el buen vestir, porque el que tenía, Vito Muñoz, lo han puesto también
ahora en la lista de los mal vestidos", dice Paz.

Abdalá y sus descamisados

El verdadero director de la campaña de Abdalá Bucaram es el mismo
Abdalá Bucaram. Más que un director de campaña él es en realidad un
jefe supremo: el que dirige las negociaciones políticas, el que corrige una
cuña, el que tiene la palabra final. No en vano es la tercera campaña
nacional que dirige: con más de una década en el oficio él es ya un
profesional.

El equipo que lo rodea es básicamente el mismo desde 1983, año en que
fundara el Partido Roldosista y se postulara con éxito a la Alcaldía de
Guayaquil. En el eje está Alfredo Adum, que junto a él alcanzó la
Prefectura Provincial del Guayas en 1984, y que ahora es el jefe nacional
de la campaña y candidato a la alcaldía de Guayaquil. Descrito como un
hombre de negocios de la comunidad libanesa, Adum no ha sido un
incondicional de Abdalá. En 1986, presionado por el gobierno de
Febres-Cordero y con Abdalá huido en Panamá, Adum renunció a la prefectura
y Abdalá dijo de él que "en momentos de peligro los cobardes siempre
piensan con las piernas". Pero esas son cosas del pasado, ahora han hecho
las paces y Adum es nuevamente el segundo a bordo. "Todo llega primero a
mí, yo pongo el visto bueno. Sólo si es necesario consulto algo con Abdalá,
porque de todas maneras él es el que tiene la sensibilidad para saber si
algo va a llegar o no", dice.

Luego vienen en importancia Miguel Salem y Omar Quintana. Salem, un
empresario que es miembro del comando del PRE está encargado de la
coordinación nacional de la campaña y es el encargado de la publicidad, que
ejecuta como técnico el ingeniero Gabriel Tramontana. Y Quintana es el jefe
de las finanzas. Quintana es un empresario y ex dirigente deportivo, yerno
del fallecido Luis Noboa Naranjo, y actual concejal en el Municipio de
Guayaquil. Pero Quintana no está en funciones: en abril de 1995 el entonces
presidente de la Corte Superior de Guayaquil, Carlos Soria lo sindicó en
una causa que por "falsedad de instrumentos públicos" se inició contra
Rosendo Arosemena. Aunque el juez dictó una orden de prisión preventiva
contra Quintana, éste nunca fue detenido y está tan libre que posó para
Vistazo junto al resto del equipo de campaña de Abdalá. "Y
a mí qué...!", dice Abdalá. "Omar es un perseguido por los
socialcristianos. Yo sé que es inocente y eso me basta".

Está también Marco Proaño Maya, ex cefepista, ex director del Partido
Demócrata, ex binomio de Abdalá, que actualmente lidera el frente de
profesionales. Y diputado por Esmeraldas, Homero López Saud, perteneciente
a la familia Saud, uno de los caciques de esa provincia, encargado de las
relaciones públicas. Y está Fernando Rosero, abogado, de gran capacidad
oratoria, ex diputado por Guayas y ahora concejal de Guayaquil. "Él es un
director de campaña volante, con una gran capacidad de trabajo y el que
visita todas las provincias". Óscar Célleri, ex diputado, "que si bien no
tiene una función específica en la campaña es un luchador incansable". Y
Eduardo Azar, también ex diputado y sobre todo un amigo de Abdalá, y que
apareció inicialmente como propietario de la casa en la que vive Bucaram
con su familia.

Pero sobre todo está la familia Bucaram Ortiz: especialmente Adolfo,
director nacional del partido, que es el coordinador de la campaña. Jacobo,
que era diputado cuando golpeó en el Congreso al entonces también diputado
Jamil Mahauad que se oponía a la amnistía para Bucaram y que está encargado
del programa de gobierno. Santiago que se apresta para encabezar la lista
de diputados del PRE nada menos que en Pichincha. La hermana que falta,
Elsa, parece dispuesta a quedarse en Panamá quizás definitivamente, aún si
es que se arregla el problema judicial que la obligó a abandonar el país.

Los reclutas del general Vargas

Abandonado por la Izquierda Democrática, el equipo de campaña del
general (r) Frank Vargas Pazzos no ha variado mucho. A la cabeza
continúa Gustavo Larrea, actual diputado provincial por Pichincha y
director nacional de la campaña. El jefe de organización sigue siendo
Gabriel Zurita, concejal del Municipio de Quito y encargado de la
coordinación logística. El único que ha desaparecido de la estructura es
Efrén Cocíos que desempeñaba la función de vocero del binomio
Vargas-Gallardo.

Larrea y Zurita, forman parte además del buró político que conforman
Alfredo Larrea, que militara en el extinto Partido Nacionalista
Revolucionario de Carlos Julio Arosemena, el propio Frank Vargas, y su
hermano René, que fuera ministro de Recursos Naturales durante la dictadura
militar, comandante del Ejército, y luego diputado por la Democracia
Popular, partido del que llegó a ser director nacional.

El buró es el organismo que toma las decisiones políticas, pero los
detalles operativos están a cargo de un equipo con una antigua militancia
de izquierda. Tanto Gustavo Larrea como Gabriel Zurita, como Tania Roura
(la responsable de la publicidad del candidato) o Carlos Luna (encargado
del diseño de la imagen de la campaña) han sido militantes del Movimiento
de Izquierda Revolucionaria, MIR, una organización de izquierda radical que
planteó la lucha armada a fines de los años 60 y que después de sucesivas
divisiones se transformó en el Movimiento Arco Iris, MAIS, que se integró
al APRE en 1992 para apoyar la segunda candidatura del general Vargas.
Todos ellos eran recién adolescentes cuando el MIR intentó tomar las armas
en 1968, pero para la década de los 80, cuando una disidencia del MIR se
unió a otros grupos de izquierda para formar Alfaro Vive ya estaban adultos
y hacían política universitaria. "Como el gobierno de Febres-Cordero
intentó vincularnos también con el AVC, yo mismo fui a presentarme frente
al subsecretario de Gobierno", dice Larrea. "Dejamos las cosas en claro,
pero creo que siguieron vigilándonos".

En esencia, el equipo es básicamente el mismo desde 1992, cuando Vargas fue
candidato por una coalición de partidos de izquierda que englobaba al
socialismo y a Liberación Nacional. Fue la época en que se vinculó Alexie
Páez, que fuera director de la maestría en Ciencias Políticas de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, y que aparece ahora
como responsable de la elaboración del plan de gobierno. Así como Alexandra
Vargas, sobrina del general y encargada de relaciones públicas, y Marlon
Brito, responsable de las relaciones con la prensa. "Ésta es la tercera
campaña en la que participamos", comenta Alexandra Vargas. "En la primera,
que fue la presidencial de 1992, empezamos a adquirir experiencia. En la
segunda, la seccional de 1994, obtuvimos el primer lugar en Pichincha.
Estoy segura que ésta será la última, la del triunfo definitivo".

Noboa y sus empresarios

Golpeado por diversas circunstancias, el equipo de Ricardo Noboa,
ha sufrido varias modificaciones desde que inició la campaña justo
hace un año. Inicialmente la dirección de la misma estaba en manos de
Roberto Peña Durini, un prestigioso industrial quiteño, actual presidente
de la Cámara de Industrias de Pichincha. Absorbido por sus ocupaciones,
Peña se separó meses después de la dirección pero no del equipo, y fue
sustituido por Juan Falconí Puig, un brillante abogado guayaquileño que
alcanzó notoriedad como ministro de Industrias del gobierno de Rodrigo
Borja. Miembro de la ID, Falconí se desafilió cuando ésta se unió al
general Vargas, con la misma facilidad que abandonó a Noboa cuando éste se
alió al Partido Liberal y al FRA.

Falconí, a quien la alianza desplazó de la candidatura a la diputación por
Guayas (que fue a dar a Cecilia Calderón), condicionó su retorno a que la
candidatura le fuera devuelta. Noboa, aconsejado por sus encuestas,
prefirió a Cecilia y designó nuevo director a Héctor Espinel Chiriboga. De
perfil discreto en la campaña, Espinel fue ministro de Gobierno de la
última presidencia de Velasco Ibarra y su incursión más reciente en la
política fue la dirección de la campaña presidencial de la Democracia
Popular, en 1988, con Jamil Mahauad.

Más que un equipo de campaña, Noboa tiene un extenso cuerpo de asesores. En
Guayaquil destacan Jorge Guzmán, abogado, asesor jurídico del Banco del
Pacífico; Roberto Hanze, abogado, que dirigiera el diario El Telégrafo
durante la última década; Hernán Pérez Loose, apoderado general de la
Empresa Eléctrica del Ecuador, y abogado del diario El Universo; y la
señora Hardy von Campe, de Fundación Natura, miembro fundadora de la
Sociedad Femenina de Cultura, y lo que para ella es más importante, "mujer
del ático", una asociación informal de mujeres guayaquileñas profundamente
interesadas en la cultura. Ella encabeza el frente femenino junto a Susy
Baquerizo, cuñada de Noboa y también "mujer del ático".

En realidad, quienes manejan los detalles operativos de la campaña son tres
de los ocho hermanos de Ricardo Noboa: Ernesto, que gerencia el grupo
industrial La Favorita, y que en la campaña maneja el comité de finanzas, y
Luis Alfredo y María Leonor, que coordinan los detalles logísticos.

El hombre fuerte en Quito es José Luis Álvarez Burbano, 60 años,
subdirector de la campaña y asesor de Noboa en asuntos de industrias. Del
equipo quiteño es quien más experiencia en el sector público ostenta:
subsecretario de Finanzas en el último gobierno del presidente Velasco
Ibarra, Álvarez estaba encargado del ministerio cuando ocurrió el golpe
militar. "Nos caímos con Bombita", dice. "Luego vino la dictadura y quince
años de partidocracia, por lo que he estado un tanto alejado". En realidad
no lo ha estado tanto: en varias ocasiones ha sido delegado ante la Junta
Monetaria y actualmente es miembro de la Corporación Financiera. En la
actividad privada él es un hombre exitoso: actualmente es el gerente
general de la compañía Apartec, una cadena de hoteles que incluye el
Alameda Real, en Quito, Rumipamba de las Rosas, y la Hostería Uzhupud.

El resto del equipo asesor de Noboa está conformado por Roberto Peña
Durini; Héctor Paz y Miño, experto en la industria petrolera, Roberto
Salgado, un prestigioso abogado y profesor universitario quiteño, autor de
once libros de derecho; Patricio Donoso Chiriboga, arquitecto de profesión,
dedicado a la investigación de productos agropecuarios, y con gran vocación
política a causa de ser sobrino del ex alcalde de Quito José Chiriboga
Villagómez; y el ingeniero Antonio Moncayo, constructor y constructor, que
actúa como tesorero de la campaña en la sierra.

El comando del general Gallardo

Imbuido en lo militar, el equipo que dirige la campaña presidencial
del general de Ejército (r) José Gallardo Román tiene el nombre de
Comando Nacional, y es una combinación, a ratos exótica, de personas tan
distintas como una aristócrata española, un coronel de ejército y un
dirigente barrial guayaquileño. La directora nacional de la campaña, la
señora Consuelo Albizu de Alarcón, nieta de un conde español y viuda del
importante político quiteño Ruperto Alarcón, es una señora de exquisitos
modales, que contrasta con el brazo derecho de la campaña en Guayas: el
arquitecto Luis Gómez, dirigente de la federación de barrios suburbanos de
Guayaquil y verdadero hombre fuerte del general en las barriadas de la
parroquia Febres Cordero, la más poblada del país.

Realmente heterogéneo, el equipo está estructurado en base a alianzas de
grupos de relativamente escasa fuerza electoral, articulados en Quito por
un Comando Nacional presidido por la señora Albizu, que como viuda del
famoso Rupango Alarcón y madrasta del actual presidente del Congreso Fabián
Alarcón, tiene la experiencia de varias campañas políticas a su haber.
Junto a ella está el jefe del Comando Operativo de la campaña, el coronel
de Estado Mayor, en servicio pasivo, Julio Guerrero, que con disciplina
militar coordina la logística de la campaña hasta en sus mínimos detalles.
El tesorero de la campaña se llama Guillermo Estrella Egas, 56 años,
exportador de flores, e íntimo del general desde que de jóvenes ambos
militaron en Acción Revolucionaria Nacionalista Ecuatoriana, ARNE, un
partido de corte nacionalista.

Como sus protagonistas, los movimientos aliados son tan disímiles como
Alianza Nacional y Concentración de Fuerzas Populares. Alianza Nacional,
listas 11, es una reestructuración del Partido Liberación Nacional que
lideraba el doctor Alfredo Castillo Bujasse, un hombre de izquierda que se
desafilió del FADI durante las elecciones de 1988 para apoyar al general
Frank Vargas y que ahora ha plegado al general Gallardo. Pero aunque
Castillo sigue encabezando el Comité Ejecutivo de Alianza Nacional, el
movimiento es ahora dirigido por el ingeniero Walter Schuldt: 48 años,
constructor, subsecretario de Obras Públicas durante el gobierno de Osvaldo
Hurtado. "Conocí a Gallardo en 1978, cuando él era mayor y era jefe de zona
en Quevedo, donde yo trabajaba". Aunque sin mayor experiencia política, el
año pasado el general lo llamó para pedirle que lidere un frente de
profesionales que lo apoyaba. "Acepté y luego nos fusionamos con Liberación
Nacional ".

En Guayaquil, CFP sólo apoya en la campaña, pero no participa en su
dirección. En realidad y pese a que no pertenece a Alianza Nacional, el
"principal motor de la campaña" (según el general) es su hermano, Luis
Gallardo Román, ingeniero constructor, antiguo fiscalizador del ministerio
de Obras Públicas y subsecretario de ese ministerio durante el gobierno de
Rodrigo Borja. Luis Gallardo está encargado de lo político y lo financiero,
apoyado principalmente por el economista Julio Molina Flores, candidato a
la Vicepresidencia y hermano del Coronel Alberto Molina Flores, actual
agregado militar en Chile. El otro apoyo es el arquitecto Luis Gómez
González, dirigente de la federación de barrios suburbanos, que con el
abogado Eduardo Argudo, representan la principal entrada del general en las
barriadas de Guayaquil. Ferviente admirador de lo militar, Luis Gómez,
empezó a vincularse con las Fuerzas Armadas cuando el general Paco Moncayo,
como jefe de la Segunda Zona, empezó lo que llamó la acción cívico-militar
en el suburbio oeste. "Ellos hicieron por los barrios mucho más que la
mayoría de los políticos y por eso estamos ahora con Gallardo", concluye.
(REVISTA VISTAZO N. 684, pp. 5-16)
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