LOS MILITARES EN BþSQUEDA DE UN LUGAR EN LA SOCIEDAD
Por Jorge León

QUITO. 23.02.92 Signo del tiempo cambiante, una de las preguntas
claves un poco en todas partes es "qué hacer con los militares".
El fin de la polarización Este-Oeste justificaba la pregunta,
pues los ejércitos al nivel internacional se alimentaron de ésta.
En el Tercer Mundo y en particular en América Latina, los EEUU
por ejemplo, orquestaron y controlaron la evolución de las
fuerzas armadas, para hacer oficialmente la guerra al
"comunismo". Pero este enemigo no existe más, y en Washington
una de las decisiones en juego en la campaña electoral es "cómo"
reducir el peso militar, vía presupuesto. Sin embargo desde
antes de la caída del muro de Berlín, tanto al ESte como al Oeste
ya existía la pregunta, la despolarización le ha vuelto más
urgente. Es la sociedad que ha cambiado desde la época en que
se justificó la presencia de militares con gran capacidad de
acción política. El caso venezolano de hace unos días, parece
muy revelador de este fenómeno, aunque se lo presenta con otras
justificaciones; fue una patada de ahogado en una sociedad que
exitosamente construyó un régimen civil inhibiendo militares.

La mayoría de las FFAA adquirieron cierta tendencia de cuerpo
profesional entre los 20-30; entonces con una guerra a la vista,
se constituyeron los cuerpos de la aviación por ejemplo y se dio
desarrollo a la marina. Estos aparecían como cuerpos
profesionales y técnicos. El ejército, como siempre más
numeroso, hereda su función de cuerpo de apoyo político o se
constituye con la política. En el caso ecuatoriano por ejemplo,
a raíz de la "Revolución liberal" (1895). La intervención
política de estos militares nuevo estilo en divesos golpes de
estado, como en el caso de la "Revolución Juliana" (1925)
ecuatoriana, resultaron ser paradojalmente, uno de los primeros
actos de militares "profesionalizantes" y lo hicieron como
reformadores sociales. Ser "profesionales" o "políticos", así
en América latina ha sido para los militares un dilema de larga
duración y ellos han optado por los dos, al punto que lo han
consagrado en las Leyes de Seguridad Nacional. Pero su
preeminencia en lo político se ha doblado de una acumulación de
ventajas sociales, económicas, e inclusive legales (fueros
especiales) que pone a estos cuerpos armados por encima de las
obligaciones y derechos que rigen para los demás ciudadanos.
Clubs, comisariatos, préstamos financieros, casas, vehículos,
promociones instantáneas, salarios oficiales y oficiosos por
ejemplo han hecho de la carrera militar un medio de movilidad
social o de mantenimiento de ventajas socailes que se ha
reforzado con el paso por el poder y la creciente corrupción.

A este coorporativismo un analista lo llama "militarístico" ya
que los militares en el continente actuarían primero para
bneficio propio. Hay varios análisis que encuentran que esta
tendencia es una consecuencia de tener militares sin conflictos
internacionales significativos, que nunca han ganado una guerra
sino en papeles y oficinas y que su tarea primera ha sido contra
sus conciudadanos civiles. La situación ha sido sin embargo más
compleja, los militares no han estado al exterior de las
características de las sociedades y estados en los que se han
encontrado. En los años 20-30 por ejemplo, muy a la militar
unieron "fascismo" y "socialismo" para reivindicar una "patria"
de esas que no admiten diferencias, lo que era un proyecto en
sociedades con pueblos tan diferentes, y un modo de incorporar
las reformas sociales a la época en boga. Se trataba entonces
de formar un Estado como burocracia moderna, con normas
universales y capacidad de intervención, como eje de una "nación"
existente y dar fuerza a economías raquíticas. Por ello en el
caso ecuatoriano por ejemplo, reformas sociales y autoritarismo
militar fueron a la par entre 25 y 38; se repetirán con ideas
conservadoras en los 60 y en su contrachoque en los 70, con
similitudes extremas en Perú y Bolivia. Pero desde entonces ni
la sociedad ni la vida política son las mismas. Vivimos un
proceso de modernización más acelerado que antes y que es en gran
medida una contraposición a los vivido desde los 20. Es ahora
el sector privado el actor principal y a pesar de la crisis
económica, de las medidas empobrecedoras de ajuste, el
descontento popular, el desconcierto y las crisis políticas
reiteradas los civiles no han perdido legitimidad en la gerencia
del Estado, como habría acontecido facilmente antes. La
tendencia se consolida cuanto más que estas divesas crisis
aparecen como consecuencia del paso de los militares por el poder
y que la potencia hegemponica, los EEUU, se ha eregido ahora en
garante de la democracia. La "patría" o la "nación" que ahora
ya tiene cierta forma no es patrimonio de los uniformados sino
más bien de los civiles. Es decir las causas históricas que
vertebraron la vida de los militares y que los llevaron inclusive
a verse como empresa productiva para la "nación" han cambiado de
condición y los civiles las asumen plenamente. En fin, si los
conflictos internacionales, como los fronterizos, principal
legitimidad militar, se reducen e inclusive desaparecen, nos
encontramos en los hechos ante una exigencia de redefinición del
lugar de los mlitares en la sociedad. También, los procesos de
integración, como en Europa, inciden en este mismo sentido. Por
todo elo la pregunta generalizada es sobre el "cómo" redefinir
el Estado e incluye como nunca al cuerpo militar. Pero este
proceso se hace en América Latina sin abierta discusión y en un
contexto de crisis. El caso más significativo ha sido el de los
"cara pintada" en Argentina. Si oficialmente en sus tentativas
de golpe estaban en tela de juicio los conflictos judiciales por
la "guerra sucia" y el peso del ejército en el Estado, de hecho
los recortes del presupuesto (de un tercio) etaban obligando a
los militares, a un estamento, una especie de casta privilegiada,
a encontrar un espacio y una función diferentes a los que se
habían habituado. Es decir, habrían cambios de envergadura en
la razón de ser de los militares en la sociedad y otros
inmediatos en el contexto de crisis que restringe su
corporativismo "militarístico" ante lo cual estos sectores con
niveles de vida altos y garantizados, reaccionan como ya lo
hicieron los trabajadores y los campesinos, al ver sus niveles
de vida menguados cuando se encontraban en un auge de
aspiraciones de consumo. El golpe de Venezuela es a nuestro
entender del mismo género aunque no sea acaso el último en el
Tercer Mundo. Azonadas que resultan ser hitos que marcan la
redefinición de los militares en la sociedad o en casos, como
muchas veces lo indican, su desaparición en cuerpos policiacos;
acaso una nueva fase de profesionalización y un cambio en sus
ventajas corporativas. Nada fácil en países en los que los
civiles dejaron a los militares ser ejes del Estado y de la
sociedad, para lo cual han construido leyes, economías (empresas,
bancos, administradores, circuitos de relaciones, etc.),
intereses, justificaciones e imagines de si mismos que son acaso
lo más difícil de cambiar. No todos aceptan renunciar tales
roles ni están a la altura de las circunstancias históricas. 2C
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 23/Febrero/1992

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el