LIQUIDA EMPRESA PIONERA TEXTIL
Quito. 03.07.91. Tanto va el cántaro al agua que al fin se
rompe... dice un viejo dicho popular. Lo mismo podrÃa
aplicarse a la planta El Recreo de la fábrica La
Internacional: un cuarto de siglo de conflictos laborales
crónicos, llevó al directorio de la empresa a decidir la
liquidación de una de las dos plantas de esta industria
pionera del sector textil ecuatoriano.
La decisión implica despedir a 863 trabajadores con un costo
en indemnizaciones de 2.500 millones de sucres. ¿Tanto pueden
haberse deteriorado las relaciones laborales como para que una
empresa decida gastar esa suma de dinero en liquidar a sus
trabajadores? El directorio de La Internacional estimó que
sÃ.
Un sindicalismo negativo -"que convirtió el trabajo diario en
un regateo constante y amenazador contra la empresa"-; la
oposición a la modernización y al desarrollo técnico; y la
baja productividad, que deja a la empresa fuera de competencia
en los mercados local y andino, son las principales razones
que aduce la compañÃa para liquidar la planta de El
Recreo.
Como ejemplos, la empresa señala que una maquinaria adquirida
hace cuatro años, aún no ha podido ser instalada por falta de
un acuerdo con los dirigentes sindicales, pues éstos exigen
"remuneraciones descabelladas" para dar paso a la
modernización tecnológica.
Asimismo, los directivos se quejan de actitudes
antiempresariales permanentes de los trabajadores: sostienen,
por ejemplo, que los operadores se niegan a trabajar en una
máquina que no sea la asignada a ellos, aunque la suya se
encuentre dañada o en reparación. Se ha llegado a tal grado de
burocratización, dice la empresa, que si un operador mira que
se caen las piezas de una máquina al suelo, nos las recoje
aduciendo que su trabajo no es el de mantenimiento.
La organización sindical ejerce tanta presión sobre los
trabajadores, que si alguno de ellos quiere colaborar con la
empresa, es acusado de traidor y amenazado con ser expulsado
de la organización.
Según la empresa, el sindicato ha planteado su relación con la
compañÃa en términos de "lucha de clases y permanente
beligerancia" y ve a los directivos como "adversarios y
enemigos".
La imposibilidad de modernizar tecnológicamente su sistema de
producción, ha hecho que La Internacional pierda
competitividad en el mercado local y se encuentre inhabilitada
para enfrentar a sus similares de los paÃses andinos desde el
primero de enero, cuando se libere el mercado subregional.
Pese al deterioro de su capacidad productiva, los trabajadores
se han negado a colaborar con la empresa en la elaboración de
planes para mejorar la competitividad.
La última propuesta de contratación colectiva llevó la
situación al extremo. Atender todos los pedidos de los
trabajadores habrÃa costado a La Internacional 4.500 millones
de sucres. Se plantearon modificaciones a casi todos los
puntos del contrato, pese a que han sido discutidos hasta la
saciedad en nueve ocasiones anteriores. La empresa aseguró que
la decisión extrema a la que ha llegado, obedece a la
imposibilidad de establecer una relación armoniosa con los
trabajadores y su organización sindical, y a su afán de evitar
la liquidación de toda la fábrica.
Si se siguiera con la situación actual, señala la empresa,
habrÃa que liquidar a corto plazo a 1.200 trabajadores más, se
arruinarÃan miles de negocios de confección en el paÃs, y unas
4.500 familias de algodoneros no tendrÃan en donde colocar su
producto. Asimismo, los 2.500 accionistas que han invertido su
plata en la empresa, perderÃan irremediablemente su
dinero.
Como si fuera una paradoja del destino, el sindicato de la
planta El Recreo delaró el pasado 21 de junio una huelga de
actividades y ocupó las instalaciones de la empresa. Esa
decisión de los trabajadores coincidÃa con los 70 años de La
Internacional. Fue también la gota que derramó el vaso de
agua.
Quito. 03.07.91. Tanto va el cántaro al agua que al fin se
rompe... dice un viejo dicho popular. Lo mismo podrÃa
aplicarse a la planta El Recreo de la fábrica La
Internacional: un cuarto de siglo de conflictos laborales
crónicos, llevó al directorio de la empresa a decidir la
liquidación de una de las dos plantas de esta industria
pionera del sector textil ecuatoriano.
La decisión implica despedir a 863 trabajadores con un costo
en indemnizaciones de 2.500 millones de sucres. ¿Tanto pueden
haberse deteriorado las relaciones laborales como para que una
empresa decida gastar esa suma de dinero en liquidar a sus
trabajadores? El directorio de La Internacional estimó que
sÃ.
Un sindicalismo negativo -"que convirtió el trabajo diario en
un regateo constante y amenazador contra la empresa"-; la
oposición a la modernización y al desarrollo técnico; y la
baja productividad, que deja a la empresa fuera de competencia
en los mercados local y andino, son las principales razones
que aduce la compañÃa para liquidar la planta de El
Recreo.
Como ejemplos, la empresa señala que una maquinaria adquirida
hace cuatro años, aún no ha podido ser instalada por falta de
un acuerdo con los dirigentes sindicales, pues éstos exigen
"remuneraciones descabelladas" para dar paso a la
modernización tecnológica.
Asimismo, los directivos se quejan de actitudes
antiempresariales permanentes de los trabajadores: sostienen,
por ejemplo, que los operadores se niegan a trabajar en una
máquina que no sea la asignada a ellos, aunque la suya se
encuentre dañada o en reparación. Se ha llegado a tal grado de
burocratización, dice la empresa, que si un operador mira que
se caen las piezas de una máquina al suelo, nos las recoje
aduciendo que su trabajo no es el de mantenimiento.
La organización sindical ejerce tanta presión sobre los
trabajadores, que si alguno de ellos quiere colaborar con la
empresa, es acusado de traidor y amenazado con ser expulsado
de la organización.
Según la empresa, el sindicato ha planteado su relación con la
compañÃa en términos de "lucha de clases y permanente
beligerancia" y ve a los directivos como "adversarios y
enemigos".
La imposibilidad de modernizar tecnológicamente su sistema de
producción, ha hecho que La Internacional pierda
competitividad en el mercado local y se encuentre inhabilitada
para enfrentar a sus similares de los paÃses andinos desde el
primero de enero, cuando se libere el mercado subregional.
Pese al deterioro de su capacidad productiva, los trabajadores
se han negado a colaborar con la empresa en la elaboración de
planes para mejorar la competitividad.
La última propuesta de contratación colectiva llevó la
situación al extremo. Atender todos los pedidos de los
trabajadores habrÃa costado a La Internacional 4.500 millones
de sucres. Se plantearon modificaciones a casi todos los
puntos del contrato, pese a que han sido discutidos hasta la
saciedad en nueve ocasiones anteriores. La empresa aseguró que
la decisión extrema a la que ha llegado, obedece a la
imposibilidad de establecer una relación armoniosa con los
trabajadores y su organización sindical, y a su afán de evitar
la liquidación de toda la fábrica.
Si se siguiera con la situación actual, señala la empresa,
habrÃa que liquidar a corto plazo a 1.200 trabajadores más, se
arruinarÃan miles de negocios de confección en el paÃs, y unas
4.500 familias de algodoneros no tendrÃan en donde colocar su
producto. Asimismo, los 2.500 accionistas que han invertido su
plata en la empresa, perderÃan irremediablemente su
dinero.
Como si fuera una paradoja del destino, el sindicato de la
planta El Recreo delaró el pasado 21 de junio una huelga de
actividades y ocupó las instalaciones de la empresa. Esa
decisión de los trabajadores coincidÃa con los 70 años de La
Internacional. Fue también la gota que derramó el vaso de
agua.
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