Quito. 17.03.95. Los interesados en el curso pueden
comunicarse llamando desde Japón al teléfono 03-3259-8439,
informa un folleto de la secta Aum Sinrikyo, La Verdad
Suprema, presunta responsable del asesinato de 11 personas en
la estación de Metro de Kasumigaseki, en Tokio, el pasado 20
de marzo mediante la utilización del letal gas sarín. El curso
se ofrece a estudiantes japoneses de instituciones de alta
enseñanza y consiste en diez días de entrenamiento de combate
en una base militar. Los profesores serán instructores,
oficiales de fuerzas especiales y militares <> y se
dará preferencia a la practica de tiro.

El folleto, dado a conocer el 5 de abril por el Comite de
Asociaciones Públicas y Organizaciones Religiosas de la Duma
de Estado, la Cámara Baja del Parlamento ruso, ha causado
conmoción en Moscú. No es para menos. El numero de teléfono
corresponde a una desconocida terminal de satélite en
territorio de Rusia, la base militar está cerca de Moscú,
según el prospecto difundido por la secta Aum, y los
instructores son miembros de las Fuerzas Armadas y de
Seguridad rusas. Era la última evidencia de la existencia de
una poderosa conexión rusa de la secta Aum, presunta
responsable de lo que en Moscú se ha dado en llamar < atentado terrorista del siglo XXI>>.

Las sectas catastrofistas, tras el derrumbe de la URSS, han
cosechado entre medio millón y un millón de adherentes,
especialmente en Rusia y Ucrania. Su difusión sólo provocaba
celo y preocupación de la Iglesia ortodoxa, temerosa de la
nueva y emergente competencia espiritual. Ahora las cosas han
pasado a mayores. Desde el 3 de abril, oficiales de la Agencia
Nacional de Policía de Japón trabajan en Moscú con
funcionarios del Ministerio de Interior y del Servicio Federal
de Contraespionaje, el FSK, antiguo KGB, para determinar la
extensión y la peligrosidad de la trama rusa de los amantes de
la muerte ajena y, también, de la propia.

La primera señal de la conexión rusa la dio el periódico
japonés Mainichi Shinbun y el diario moscovita Segodnia al
revelar que la secta Aum transmitía hacia Japón desde una
emisora instalada en Vladivostok, la gran ciudad-puerto del
Lejano Oriente ruso. La noticia no suscitó mayor sorpresa
atendiendo al importante desarrollo de los intereses
japoneses, legales y mafiosos, en el Este de Rusia. El asunto
cambió de color cuando la radio de Vladivostok, coincidiendo
con panfletos difundidos en Moscú y los Urales por la sección
rusa de Aum Sinrikyo, anunciaba de forma no excesivamente
velada la posibilidad de un suicidio en masa en territorio
ruso. El tribunal del distrito moscovita de Ostankino decidió
suspender las actividades de la secta el pasado 28 de marzo y
dispuso la congelación de sus cuentas bancarias y cautelar sus
siete propiedades en Moscú. Un allanamiento en la sede
principal de las que tiene Aum, situada en la céntrica calle
moscovita de Petrovka, dio resultados nulos al estallar
curiosamente un incendio poco antes de que llegase la Policía.

Los hombres de Aum habrían sido avisados del allanamiento,
sospecha el periódico Izvestia, al tiempo que destacaba que el
tribunal de Ostankino se había cuidado de no prohibir las
actividades de la secta porque su jefe en Moscú, Fumijiro
Joyu, se hallaba fuera de la capital rusa. De nada sirvió la
insistencia de Aleksandr Kudryavtsev, jefe del departamento de
Educación Religiosa del Ministerio de Justicia, a favor de
prohibir la secta, recordando que en julio del año pasado su
departamento había revocado la licencia que permitía a Aum
Sinrikyo actuar en Rusia. El juez de Ostankino respondió que
el alcalde de Moscú y seguro aspirante a la presidencia de
Rusia en 1996, vinculado al poderoso grupo financiero Most,
Yuri Luzhkov, había otorgado una autorización especial para
que la organización pudiese seguir actuando en el territorio
de la Federación.

La conexión rusa iba tomando forma. La sensación la dio el
vicepresidente del Comité de Organizaciones Religiosas de la
Duma de Estado, Valery Savitski, al declara el 29 de marzo:

- Nuestro Comité posee pruebas irrefutables de que un número
de antiguos miembros del Gobierno de la Federación de Rusia, y
al menos, un ministro del actual Gabinete están estrechamente
vinculados con organizaciones relacionadas con Aum Sinrikyo.
Savitski no quiso dar nombres pero añadió:

- Diputados de esta Duma y del anterior Soviet Supremo
[Parlamento] han recibido dinero de la secta Aum.

- Junto a la denuncia del diputado, Izvestia informó que el
secretario general del Consejo de Seguridad ruso, organismo
consultivo que se transformó en el auténtico gobierno de Rusia
a partir de la guerra en Chechenia, Oleg Lobov, y el ex
presidente del disuelto Soviet Supremo, Ruslan Jasbulatov,
habían promovido las actividades de Aum en Rusia. Valery
Kadzhaya, portavoz del Consejo de Seguridad, negó la
existencia de vinculaciones de Lobov con la secta Aum pero
reconoció que el secretario del Consejo se había reunido con
Soko Asahara, líder y fundador multimillonario, a los 39 años,
de la secta, con el objetivo de debatir < caritativas de este culto>>. Kadzhaya también añadió:

- Asahara se ha entrevistado con el Dalai Lama y las menciones
de sus encuentros llenan un libro entero. El portavoz no podía
ocultar su admiración por Aum, actitud que redujo a la de
<> cuando este corresponsal le preguntó sobre las
actividades de Lobov en relación al grupo japonés.

Izvestia tiene otra versión de los encuentros entre Lobov y
Soko Asahara. Para el importante periódico moscovita, Lobov
fue quien en la primavera de 1992 facilitó la entrega de los
visados correspondientes a Asahara y su séquito para visitar
Moscú en un momento de tensión entre Rusia y Japón por el
contencioso de las islas Kuriles. Además, el secretario del
Consejo habría jugado un papel decisivo en que el presidente
ruso, Boris Yeltsin, firmase un decreto por el que destinaba
una financiación rusa para Universidad Ruso-Japonesa, creada
por Asahara y que funcionaba, curiosamente en el edificio
ahora incendiado de la calle Petrovka.

Savitski también ha afirmado disponer de pruebas que
indicarían que los componentes químicos necesarios para
fabricar el gas sarín habían sido exportados de Rusia
que el destino de tales ventas no era sólo Japón; también
otros países que no preciso. Savitski señalo que su Comité
investiga el registro de los despachos navieros para, llegado
el caso, denunciar que la industria química militar rusa
mantenía lazos con la secta Aum. La agencia japonesa Jiji
Press informó después que la Policía había encontrado un
helicóptero de fabricación rusa y un detector de gas de igual
procedencia en el <>, cuartel
general de Aum en Kamikuishiki, al pie del Monte Fuji. Poco
después de que la delegación en Tokio de la agencia rusa
ITAR-TASS difundiese el despacho de Jiji, una llamada anónima
amenazo a los periodistas rusos con ser fumigados con gas
sarín.

El poder de Aum en Rusia es mayor que en Japón, de acuerdo con
el informe brindado el 4 de abril por el comunistas Viktor
Ilyujin, presidente del Comité de Seguridad de la Duma de
Estado. Mientras en Japón la secta dispone de 18.000
afiliados, en Rusia tiene 35.000. Los asistentes a seminarios
en territorio ruso suman 55.000, frente a los 35.000 de Japón.
Teniendo en cuenta las sumas que los afiliados pagan a Aum -
10.000 dólares al mes por un casco para vibrar con las ondas
cerebrales de Soko Asahara, otra cantidad igual por los ritos
de iniciación y la minucia de 200 dólares por una botella de
agua sucia proveniente de la bañera del jefe-, en Moscú se
supone que parte de la nueva clase rusa se cuenta entre los
adherentes de Aum, una organización que no paga impuestos,
según el Ministerio de Hacienda ruso, y que el año pasado
desembolsó 800.000 dólares por anuncios en Radio Mayak, una de
las principales emisoras moscovitas, y 20.000 dólares por
media jornada de alquiler del Complejo Olímpico de Moscú para
que Asahara pudiera dirigirse a sus fieles.

La incógnita persiste sobre los objetivos ruso-japoneses de
Aum. Un analista de seguridad de la prensa moscovita advirtió
que habría que preguntarse si una organización que apunta
contra los jueces como en el atentado de Matsumoto en el
verano de 1994, y contra la Policía, como sucedió el 20 de
marzo pasado, busca desestabilizar Japón, provocar un
sentimiento de inseguridad y propiciar un rearme militar que
aleje a Tokio de EEUU y lo aproxime a su gran vecino del Asia
Oriental. De momento, es sólo una hipótesis para una historia
de Frederick Forsyth. (CAMBIO 16. N§ 1221. PP 52-53)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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