Quito. 24.03.95. "Voy a dejarlo bien claro: si Castro abandona
Cuba en posición vertical u horizontal dependerá de él y del
pueblo cubano. Pero él debe dejar Cuba y lo hará". Jesse
Helms, el ultraderechista presidente del Comité de Relaciones
Exteriores del nuevo Senado republicano de Estados Unidos
nunca se distinguió por sus virtudes diplomáticas, pero en el
tema cubano se superó a sà mismo al proclamar de esta manera
que el Capitolio se dispone a derribar a un gobernante
extranjero, a cuya cabeza ha puesto precio.
AsÃ, el senador Helms promovió una nueva ley para castigar con
sanciones económicas y comerciales a los paÃses que inviertan
en Cuba y recortar las aportaciones estadounidenses al Banco
Mundial y otros organismos financieros internacionales en las
mismas cantidades de dinero que estas organizaciones concedan
en créditos a La Habana.
Pero lo más explosivo del cartel de "Se busca" que luce en las
paredes del Congreso es que esa Acta, irónicamente nombrada
"de Libertad y Solidaridad Democrática", supone una
declaración de guerra comercial de Washington contra sus más
fieles aliados, que están a punto de concluir grandes
inversiones en Cuba aprovechando las reformas económicas
recién emprendidas por el régimen castrista.
Puesto que ningún otro paÃs del globo, salvo Israel, apoya a
Estados Unidos en el embargo económico norteamericano contra
Cuba que se mantiene desde hace tres décadas, será ahora el
mundo entero el que sufrirá las iras del Congreso
estadounidense por el manifiesto fracaso de ese bloqueo en
conseguir su único propósito: acabar con la dictadura del
lÃder cubano, Fidel Castro. Y en las represalias
estadounidenses serán blancos principales gobiernos tan amigos
como el canadiense, el británico, el francés o el español.
La panoplia de sanciones con las que Helms y sus colegas
pretenden endurecer el embargo también va a agriar aún más
las difÃciles relaciones de Estados Unidos con Rusia, a la que
se le reducirá la ayuda económica norteamericana en el mismo
monto que lo que Moscú gasta para mantener una base de
espionaje electrónico en la isla, y con las otras repúblicas
ex soviéticas, que perderán toda aportación financiera
estadounidense si continúan subvencionando su comercio con La
Habana.
El plan de acoso y derribo de Castro que también tiene
importantes apoyos demócratas, como el del congresista Robert
Torricelli, va dirigido contra terceros paÃses, porque a EE UU
ya no le quedan tuercas que apretarle a la propia Cuba. La
única medida directamente dirigida contra La Habana es la
ampliación de las emisiones anticastristas de TV MartÃ, que
de todas maneras ningún cubano ve porque están totalmente
interferidas.
Los que de verdad sentirán la iras del Capitolio serán los
empresarios que promueven la reactivación económica cubana
-como los españoles de las cadenas Meliá y Sol que, junto a
los hoteleros italianos y mexicanos, han construido ya unas
10.000 habitaciones para el turismo desde Varadero a La Palma-
, quienes serán de pronto personas non gratas en Estados
Unidos. La Ley Helms negará el visado a los ejecutivos que
hayan adquirido propiedades en Cuba confiscadas a los
norteamericanos tras la revolución y para un inversor
extranjero puede ser tarea imposible descubrir cuáles son los
solares o inmuebles que Washington reclama a La Habana.
Hace ya año y medio que el mundo entero preveÃa, mientras
Washington miraba hacia otro lado, las profundas reformas
económicas cubanas impulsadas por el cambio de Gobierno en La
Habana del pasado enero (noticia que también pasó
desapercibida en EE UU), y las grandes multinacionales
europeas, canadienses e incluso australianas están a punto de
cerrar inversiones multimillonarias que el Congreso ya no
puede bloquear, sólo castigar.
La RBC Dominion Securities (brazo internacional del Royal Bank
of Canada) y la compañÃa minera canadiense Sherrit Inc.
finalizan una colosal joint venture por valor de 500 millones
de dólares (unos 65.000 millones de pesetas) para extraer
cobalto y nÃquel en Cuba y refinarlo en Canadá. Pero lo más
notorio de la operación es que La Habana obtendrá la mitad de
las acciones de la gran refinerÃa canadiense de Fort
Saskatchewan en Alberta.
-Todo será repartido al 50 por ciento entre nosotros y los
cubanos -subraya el presidente de la RBC, Nicholas Villiers-.
Ahora ya estamos tratando con jóvenes ejecutivos dinámicos que
saben cómo hacer las cosas y que no tienen ninguna
preocupación ideológica porque han visto lo que ha ocurrido en
el resto del mundo comunista.
EL atractivo minero de Cuba, que posee las mayores reservas
mundiales de nÃquel, también ha cautivado a la Western Mining
Company de Australia, que negocia otro consorcio allà del que
espera obtener 800 millones de dólares (más de 100.000
millones de pesetas) dentro de tres años. Y la multinacional
petrolÃfera francesa Total está ya buscando depósitos de crudo
en Cuba y topó con oro negro cuando taladró su primer pozo
hace sólo un mes.
Sin embargo, con quienes Helms puede hacer saltar auténticas
chispas es con los amigos británicos, quienes acaban de enviar
a La Habana a la baronesa Janet Mary Young (importante lÃder
del Partido Conservador en la Cámara de los Lores), al frente
de una delegación de 40 parlamentarios y altos ejecutivos del
Reino Unido.
La baronesa Young preside la recién creada Iniciativa Cubana
de Londres que ha firmado este mismo mes de febrero el Acuerdo
de Protección, Promoción e Inversión con el régimen de Castro.
Entre las iniciativas de ese tratado figura una gran inyección
de fondos de la compañÃa ED & FM Mann en la anémica industria
azucarera cubana, exactamente el tipo de negocio que el
Congreso pretende penalizar abrogando los tratados comerciales
preferenciales de EE UU con los paÃses que compren azúcar a
Cuba.
Asà que el Capitolio puede acabar exigiendo a la Casa Blanca
que le retire a Westminster, su gran aliado histórico, el
estatus de nación más favorecida por un quÃtame allá esas
cañas de azúcar. Igual que México, vecino y socio privilegiado
en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, puede
también quedar en el campo enemigo porque el Grupo Domus de
comunicaciones acaba de adquirir el 49 por ciento de la
Telefónica cubana, y se ha comprometido a invertir en Cuba
hasta 1.500 millones de dólares (casi 200.000 millones de
pesetas).
Hasta los grandes empresarios norteamericanos ven las amenazas
de Helms como una locura, cuando EE UU está abriendo mercados
incluso en el antiguo enemigo comunista vietnamita. AsÃ, el
magnate John Kluge, presidente del imperio de
telecomunicaciones Metromedia, viajó recientemente a La
Habana, donde fue recibido por el propio Castro para negociar
un gran acuerdo de fibra óptica.
-Endurecer el embargo ahora va contra toda lógica -sostiene
Kluge.
Igual que opina el ex representante de Washington en La
Habana, Wayne Smith, quien se dedica a violar continuamente
las restricciones de viajes a Cuba y es detenido brevemente
cada vez que llega de vuelta a Miami. Pero el Departamento de
Justicia no le procesa, como él desea, porque sabe que sus
propias normativas serÃan revocadas (por absurdas e
inconstitucionales) si llegasen a los tribunales de Estados
Unidos.
-Es frustrante. Queremos llevar esto a juicio, como un acto de
desobediencia civil, pero como el Gobierno sabe que perderÃa
el proceso, se niega a imponer sus propias leyes -reconoce
Wayne Smith-.
Bienvenidos a la polÃtica internacional kafkiana de Jesse
Helms.
EL DESTINO DE FIDEL
Cuba colaboró con la independencia de Estados Unidos. El
general George Washington, en 1781, no tenÃa ni un centavo
para pagar a sus soldados ni para financiar la decisiva
batalla de Yorktown en Virginia. Lo que permitió a Washington
derrotar a los -casacas rojas- del imperio británico en
Yorktown se debió, principalmente, al altruismo de damas
cubanas de La Habana que donaron sus joyas para la causa
norteamericana.
La fragata Algrette llegó a La Habana en agosto de 1781 con la
misión de obtener dinero para aliviar la crisis monetaria
del Ejército rebelde del general Washington. En sólo cinco
horas gracias a la donación de las damas habaneras, se logró
recaudar 1,2 millones de libras esterlinas. Los ingleses,
finalmente derrotados en Yorktown, capitularon ante las tropas
insurgentes. Poco tiempo después se firmó el tratado que
reconoció el nacimiento de la nación llamada Estados Unidos.
Esta anécdota, registrada por historiadores norteamericanos,
fue publicada recientemente por el diario Granma -órgano del
Partido Comunista de Cuba- para comentar una deuda de gratitud
que la Casa Blanca ha rapado a la isla roja con el bloqueo
económico más largo en la historia del siglo XX.
Hace unas semanas los diplomáticos acreditados en Cuba
recibieron una carta enviada por la Oficina de Intereses de
Washington en La Habana comunicándoles que sólo podrán viajar
a Miami por razones de misión oficial, según dijo a CAMBIO 16
una fuente de una embajada latinoamericana. Según la misiva,
los diplomáticos radicados en Cuba no pueden viajar a
territorio norteamericano por razones privadas.
A su vez, mientras EE UU estrecha relaciones comerciales y
diplomáticas con la República Popular de Corea, un grupo
bipartidista de legisladores norteamericanos presentan un
proyecto de ley para dar otra vuelta de tuerca al embargo
económico contra la isla. Un bloqueo que no permite al
Gobierno de Fidel Castro, desde hace más de tres décadas, ni
siquiera comprar aspirinas en la patria de George Washington.
El nuevo proyecto de ley no ha despertado, hasta el momento,
ningún ventarrón de opiniones oficiales por parte de las
autoridades de la isla. Sólo el portavoz de la CancillerÃa
cubana, Miguel Alfonso, comentó recientemente que consideraba
algo difÃcil la aprobación del citado proyecto después de que
la ONU haya acordado una resolución oponiéndose al bloqueo
contra Cuba y que, de todas formas, era casi imposible añadir
algo nuevo al tupido tejido de prohibiciones del embargo
ejecutado desde el año 1960.
Para la Casa Blanca, Cuba es la hija descarriada que abandonó
las buenas costumbres para irse a vivir la aventura de la
independencia. Con la tÃpica reacción del padre de orgullo
ofendido, Estados Unidos desheredó a la isla rebelde con la
que antaño habÃa mantenido buenas relaciones económicas.
El historiador norteamericano Leland Hamilton Jenks, en su
libro Nueslra colonia de Cuba, de 1928, dice: "Nuestras
relaciones comerciales con Cuba se remontan a los tiempos del
contrabando, la piraterÃa y el antiguo régimen colonial.
Crecieron en volumen entre 1778 y 1783, cuando España nos
ayudó no muy claramente en nuestra guerra por la
independencia)).
Richard Olney, ministro de Asuntos Extranjeros del Gobierno
norteamericano, en un informe de 1896, calculaba que las
inversiones de su paÃs en Cuba eran de unos 50 millones de
dólares a pesar de que la isla formalmente era aún colonia
española. Cuando la guerra de la independencia estaba llegando
a su final en 1898, el Congreso de EE UU y el presidente
McKinley aprobaron una Resolución Conjunta que consideraba que
el conflicto bélico entre cubanos y españoles, ha herido el
sentido moral del pueblo de EE UU y afrentado la civilización
cristiana)). Tan maltratada estaba la sensibilidad del
Congreso que exigió que el Gobierno de España renuncie
inmediatamente su autoridad y gobierno en la isla de Cuba)) y
se da orden y autoridad al presidente de EE UU para usar en su
totalidad las fuerzas militares y navales para llevar a efecto
esta resolución.
Un informe del subsecretario de Comercio Arthur T. Downey de
1975 decÃa: " En los años anteriores a la revolución de 1959,
las inversiones de Estados Unidos en Cuba eran amplias y esto,
unido a la proximidad geográfica, hacÃa de EE UU el socio
comercial número uno de Cuba.
Cuando la guerrilla de Fidel Castro luchaba en Sierra Maestra,
la Casa Blanca apoyó con material bélico a la dictadura de
Fulgencio Batista. En 1958, la aviación del dictador cubano
bombardeó en las montañas la casa de un campesino que
colaboraba con los guerrilleros. El campesino, que logró
salvar la vida, al terminar el bombardeo le llevó a Castro
pedazos de las bombas y cohetes que llevaban la inscripción
USAF (United States Air Force). Ese mismo dÃa Fidel Castro
escribió una carta a Celia Sánchez, la guerrillera que hasta
su muerte fue la más cercana ayudante del lÃder cubano, donde
dijo: "Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he
jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están
haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mà una
guerra mucho más larga y grandc: la guerra que voy a echar
contra ellos. Me doy cuenta que ése va a ser mi destino
verdadero".
A los diez dÃas del triunfo de la revolución cubana, 1 de
enero de 1959, Estados Unidos empezó a manifestar abiertamente
su hostilidad. Ya el 22 de enero de ese año se comenzó a
plantear en medios de comunicación la posibilidad de un
bloqueo económico contra la isla. Las posteriores medidas de
la revolución, como la reforma agraria y la nacionalización de
propiedades extranjeras, provocaron que la Casa Blanca
decidiera borrar de su mapa polÃtico a la isla descarriada.
Desde entonces Washington no ha flexibilizado su decisión de
que mientras los cubanos no tengan la democracia de comer
hamburguesas McDonald no restablecerán relaciones de buena
voluntad.
35 AÃOS DE ASFIXIA
1960
29 DE JUNIO. El presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower
reduce la cuota azucarera cubana. Cuba deja de vender 700.000
toneladas de azúcar a Estados Unidos de la cuota original de
3.119.665 toneladas.
15 DE OCTUBRE. El Gobierno cubano nacionaliza la propiedad
urbana, que afecta a ciudadanos norteamericanos y a cubanos
que han abandonado el paÃs.
20 DE OCTUBRE. EE UU prohÃbe las exportaciones norteamericanas
a Cuba, salvo alimentos y suministros médicos.
16 DE DICIEMBRE. Estados Unidos reduce acero la cuota
azucarera cubana para el primer trimestre de 1961.
1961
3 DE ENERO. Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con
Cuba.
31 DE MARZO. Washington determina que la cuota azucarera para
ese año sea cero.
4 DE SEPTIEMBRE.
El Congreso norteamericano autoriza al presidente a establecer
y mantener un embargo total sobre todo comercio con Cuba.
1 DE DICIEMBRE. Se declara anulada la cuota azucarera hasta el
30 de junio de 1962.
1962
3 DE FEBRERO. El presidente norteamericano John F. Kennedy
ordena poner en práctica el bloqueo total a la isla: encarga
al Departamento del Tesoro suspender las importaciones cubanas
y al de Comercio continuar con el embargo previamente impuesto
a las exportaciones norteamericanas.
1963
8 DE JUNIO. Estados Unidos decreta el bloqueo de los activos
cubanos en su territorio, valorados en ese momento en
unos 30 millones de dólares.
14 DE OCTUBRE. Washington presiona a varios paÃses para que
suspendan sus vuelos a Cuba.
21 DE DICIEMBRE. España se ve presionada por EE UU para que
deje de comerciar con Cuba y recibe la amenaza de que se le
suspenderá la ayuda económica.
1964
14 DE FEBRERO. EE UU suspende la ayuda a los paÃses que
realizan transportes a Cuba. España continuó con ellos y
prácticamente le fue cancelada toda ayuda salvo la militar.
14 DE MAYO. Washington decreta el embargo de alimentos y
medicinas a Cuba.
1977
12 DE MAYO. Washington autoriza los vuelos chárter desde su
territorio a Cuba. Los vuelos regulares no son autorizados.
22 de diciembre. Estados Unidos autoriza a personas que
residen en su ese paÃs a enviar un máximo de 500 dólares
trimestralmente a sus familiares en Cuba y el envÃo de otros
500 dólares para gastos de emigración de la isla.
1988
22 DE NOVIEMBRE. Estados Unidos prohÃbe a las personas que
viajan a Cuba utilizar para sus gastos las tarjetas de crédito
expedidas por entidades financieras norteamericanas.
1989
20 DE JULIO. El Senado de Estados Unidos aprueba una enmienda
del republicano Connie Mack por la que queda prohibido para
compañÃas subsidiarias de firmas norteamericanas comerciar con
Cuba.
1992
5 DE FEBRERO. El Comité de Relaciones Exteriores del Congreso
de EE UU aprueba un proyecto de ley presentado por el
demócrata Robert Torricelli que contempla la cancelación de la
ayuda norteamericana a los paÃses que comercien con Cuba,
la prohibición de compañÃas estadounidenses de que compren o
vendan algo a Cuba y la prohibición de tocar puertos
norteamericanos a todos los buques que transporten algo de o
para Cuba.
1993
La Habana propone a Washington negociar la devolución de las
propiedades norteamericanas incautadas tras la revolución
cubana, pero el presidente demócrata Bill Clinton declina el
diálogo, presionado por la comunidad cubana de Florida.
1994
Una marea de balseros cubanos fuerza a Bill Clinton a negarles
el asilo automático de que siempre gozaron, y los envÃa a
campos de detención en Guantánamo y Panamá. A cambio del apoyo
de la comunidad cubana de Miami a esa medida, el presidente
endurece el embargo contra La Habana: restringe aún más las
visitas a la isla y reduce los envÃos de dinero de
estadounidenses a sus familiares en Cuba, que pierde ingresos
por ese concepto de unos 500 millones de dólares al año.
1995
El senador Jesse Helms promueve una nueva ley para castigar
con sanciones económicas y comerciales a los paÃses
que inviertan en Cuba y recortar las aportaciones de Estados
Unidos al Banco Mundial y otros organismos financieros
internacionales que concedan créditos a La Habana.
*Texto tomado de: Revista CAMBIO 16 #1.214 (pag.58-61)
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Ciudad N/D
Publicado el 24/Marzo/1995 | 00:00