Quito. 29 mar 96. La migración aumenta cuando hay
desesperación. El éxodo de trabajadores crece cuando los
índices de desempleo suben.

La tesis de Estados Unidos, uno de los principales países
receptores de la región, se basa en "el derecho soberano e
interés legítimo de cada país de salvaguardar sus fronteras y
aplicar sus leyes".

El eje de las resoluciones de ese país consiste en "coordinar
esfuerzos para combatir a las organizaciones criminales
dedicadas al tráfico de migrantes".

Se calcula en 10 mil migrantes mensuales el tráfico de
indocumentados centro y sudamericanos a través de la frontera
común de Guatemala con México hacia Estados Unidos.

La Conferencia Regional sobre Migración de este mes concluyó
que la única solución a largo plazo es impulsar el desarrollo
socioeconómico de los países pobres, puesto que la migración
se rige por las leyes de la oferta y la demanda.

Este será uno de los temas candentes que se tratarán en la
revisión del Tratado de Maastricht, que empieza hoy en Turín,
Italia.


RIGEN LAS LEYES DE OFERTA Y DEMANDA


WASHINGTON.- Los inmigrantes latinoamericanos en Estados
Unidos no son delincuentes sino personas en búsqueda de una
vida mejor, fue la conclusión a la que llegó la Conferencia
Regional sobre Migración.

El "ejército de desesperados" representa una válvula de escape
para la crisis económica interna y una fuente importante de
ingresos por concepto de remesas -como en el caso de México,
Honduras, El Salvador, Nicaragua, Perú y Bolivia.

En los países que reciben extranjeros, como Canadá, Estados
Unidos, Chile, Argentina, Costa Rica y Panamá, esa mano de
obra barata permite sueldos bajos, pero afecta el nivel
interno de empleo, al reemplazar obreros nacionales por
extranjeros dispuestos a ganar un sueldo de hambre.

México recibe anualmente un aporte de cuatro mil millones de
dólares, enviados por los casi seis millones de emigrantes en
Estados Unidos.

El Salvador recibe mil millones, que conforman el principal
ingreso del país en divisas fuertes. Guatemala, exportador
tradicional de "desesperados", recibe por año el equivalente a
600 mil dólares.

Se estima que habría un caos económico en los países de egreso
si Estados Unidos decide deportar a los ilegales.


NUEVA YORK.- Los "sweatshops", fábricas estrechas, insalubres
y sin ventilación donde se aglomeran obreros, parecían cosa
del pasado en Estados Unidos, pero resurgieron a causa de las
leyes de combate a la inmigración ilegal, según sindicalistas
y especialistads.

Estas "tiendas de sudor", tan comunes en la depresión
económica de la década del 30, tienen a docenas de mujeres
hacinadas en establecimientos donde se elabora ropa en el
Barrio Chino o en Sunset Park, en Nueva York.

Desde que el Congreso aprobó la Ley de Restricción y Control a
la Inmigración en 1986, se aceleró la contratación de
extranjeros ilegales con bajos salarios y malas condiciones de
trabajo, explicó Muzaffar Chishti, del Proyecto de Inmigración
de UNITE, el sindicato de confección de ropa y productos
textiles de Estados Unidos.

La amenaza de sanciones que pende sobre quienes contraten a
inmigrantes ilegales, paradójicamente, dio a los empleados un
arma poderosa para silenciar a los trabajadores que carecen de
la documentación necesaria.

"La inmigración indocumentada no se redujo. En lugar de eso,
se produjo un mercado laboral segregado en el cual los
trabajadores clandestinos son presa fácil", afrimó Chishti.

Según datos del gobierno de Estados Unidos, en 1994, unas dos
mil de las seis mil fábricas de vestimenta de Nueva York y
4.500 de las cinco mil de Los Angeles eran "sweatshops". Entre
60 y 75 por ciento de los que trabajan en esos locales son
mujeres.

Estas fábricas violan leyes federales y estatales que regulan
el salario mínimo, las horas extras, la mano de obra infantil,
la compensación a los trabajadores, el registro industrial, la
aglomeración de obreros, y la falta de salidas de emergencia,
salubridad y seguridad.


Más abusos


La búsqueda del llamado "sueño americano" es ahora una
pesadilla para cientos de guatemaltecos y mexicanos que
trabajan en una planta procesadora de pollos en Carolina del
Norte.

Llegaron a Estados Unidos para tener una vida mejor, pero
encontraron en las Granjas Case la misma persecución,
represión y discriminación de la cual escaparon, según
aquellos involucrados en organizar la mano de obra en
factorías agrícolas de ese Estado.

Una de las "tácticas favoritas" de la empresa para intimidar a
sus obreros fue licenciar a los que llevaron a cabo la
iniciativa sindical, según Miguel Esquivel, un inmigrante
mexicano de 40 años. Esquivel acusó a la compañía de falta de
"respeto humano" a los trabajadores, y perdió su puesto luego
de trabajar en Case por cinco años. Según funcionarios
sindicales, 40 obreros guatemaltecos y mexicanos fueron
"exonerados" por Case desde mayo pasado.



ROMA.- Italia se encuentra más preparada de lo que parece para
aceptar las características de un futura sociedad
multirracial, según lo revela una encuesta.

Los estudios coinciden en señalar que la sociedad multirracial
es un proceso irreversible en toda la Unión Europea, donde año
tras año llega una legión de africanos, eslavos, albaneses,
egipcios, filipinos, que huyen del hambre que atenaza a sus
países de origen.

A pesar de los episodios de racismo que destaca a veces la
prensa, de agresiones a los llamados "extracomunitarios"
-provenientes de fuera de la UE- el estudio afirma que los
italianos no son racistas.

La muestra incluyó a 335 hombres y 365 mujeres italianos
mayores de edad. Según el sondeo, dos personas de cada tres
declararon que no sería un problema el matrimonio de su hija
con un joven negro y la inmensa mayoría dijo que no tendría
inconveniente en que un negro fuera su jefe.

Tres de cada cuatro no se opondrían a que en su barrio se
instalara un centro para recibir a los inmigrantes. La gran
mayoría expresó su deseo de que estos centros funcionen bien
para que no se transormen en un "ghetto".



Protestas anacrónicas



Varios miles de personas manifestaron el sábado pasado en Roma
para reclamar derechos a favor de los inmigrantes, por
iniciativa de los principales sindicatos, asociaciones y
varios partidos políticos.

La manifestación, a la que asistieron 15 mil personas, según
los organizadores, terminó con un concierto de grupos
italianos y extranjeros, bajo el auspicio de los tres
pincipales sindicatos (CGIL, UIL y CISL), alrededor de 140
asociaciones de ayuda a los inmigrantes y varios partidos
políticos.

Varios miles de inmigrantes manifestaron el 3 de febrero
pasado contra el racismo y para protestar contra un decreto
gubernamental para limitar la inmigración clandestina.

Entre 350 mil y 524 mil personas viven ilegalmente en Italia,
según las estimaciones del Instituto Nacional de la
Estadística (INSTAT) y de la organización caritativa Caritas.

Según el INSTAT, Italia contaba con cerca de un millón de
inmigrantes legales al 1 de enero de 1993. La tasa de
inmigración hacia Italia es una de las más bajas de Europa,
con 1,6 por ciento contra 8 por ciento en Francia, por
ejemplo.(AFP-IPS) (DIARIO HOY) (P. 12-A)
EXPLORED
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