Quito (Ecuador). 24 mar 96. Carros vetustos, choferes
improvisados, obstáculos en las vÃas, deslaves. Asà podrÃa
continuar un recuento interminable y desgarrador de causas de
muerte en las carreteras y calles del Ecuador.
Niños que se van de paseo, trabajadores que vuelven a sus
casas, veraneantes que retornan de la playa... innumerables
relatos humanos conmovedores, que apenas si amedrentan a
alguien...
Las cifras ya no asustan, las sanciones tampoco. La ley, débil
a momentos, evadida en otros, no alcanza a corregir lo que nos
convierte en el cuarto paÃs del mundo en número de accidentes
de tránsito.
Frente a una ley obsoleta, se plantean reformas, pero las
discrepancias pueden más que la voluntad de corregir un mal
endémico. Hasta diciembre de 1995, ese año registraron 84.431
accidentes de tránsito con una secuela de 33.174 vÃctimas.
El último de los viajes
Ese 30 de enero de 1990 fue esperado con extrema ilusión por
los 29 niños de la escuela "Manuel de Jesús Calle", ubicada en
Quevedo.
HabÃan tenido que cursar seis años de estudios para realizar,
por primera vez, su gira de fin de año hacia otra provincia.
Como destino final para el viaje escogieron a Baños, de
Ambato, y como acompañantes, al profesor SerafÃn Erazo y a
cuatro madres de familia. El medio de transporte iban a
alquilarlo a un representante de los alumnos de la escuela,
porque lo ofrecÃa a un costo más conveniente.
Carlos David Puel, el hijo de la apodada "peruana de Quevedo",
también acompañaba a sus compañeros en esa ocasión. Hasta
entonces, sus escasas condiciones económicas nunca le habÃan
permitido viajar más allá que a las cercanÃas de Quevedo, pero
en esa tarde anhelaba conocer más de una ciudad serrana.
El campanazo de la 01H00, en la madrugada, les anunció la
salida. Carlos se ubicó casi al final, donde no podrÃan
reprenderlo por permanecer despierto durante el trayecto. Aun
a oscuras, ansiaba con vislumbrar esos paisajes que su
profesor de geografÃa le habÃa referido. Su caracterÃstica
sonrisa, en algunos momentos, acompañaba el remembrar de sus
hazañas infantiles, no podÃa olvidarse del gran abrazo que dio
a su director, luego de cumplir con la tarea que le habÃa
encomendado el último dÃa de clases.
El viaje se prolongó en forma tranquila, hasta las tres y
media de la madrugada, hora en la que el bus hizo una parada
en la inmediaciones de Sto. Domingo -concretamente en la vÃa
Tandapi Aloag-, para que los menores satisfagan sus
necesidades biológicas, mientras los otros se servÃan algunos
refrescos. El chofer, por su parte, aprovechó para abastecer
de combustible al medio de transporte.
Los niños que habÃan dejado sus asientos, tras escuchar al
profesor Erazo advertirles: "quien no sube hasta contar
tres...¡se queda!", retornaron de inmediato. Carlos no pensó
dos veces, fue el primero que subió a ubicarse en uno de los
asientos traseros.
Pero, quince minutos más tarde, empezó a sentir fuertes
estragos en su estómago, era fuertes punzadas y un
incontrolable mareo a la vez.
Mientras se retorcÃa del dolor, notó que sus compañeros de en
torno también se sentÃan extraños. Pidió ayuda a su profesor,
aunque seguÃa luchando contra esa extraña debilidad que
internamente lo absorbÃa.
De pronto, perdieron claridad los paisajes y un sinnúmero de
recuerdos invadieron su mente, hasta dominarlo, hasta hacerle
sentir que se alejaba a lugares jamás antes vistos, pues no
guardaban siquiera una semejanza con los ilustrados por el
maestro de geografÃa.
Ya no sintió más dolor, tampoco pudo sonreÃr y, por más que
intentó abrir sus ojos, éstos no le obedecieron. Ese instante,
su cuerpo e ilusiones murieron...
Lo extraño era que, en la parte delantera del bus, nadie se
percataba de la desesperante situación en la que se hallaban
los ocupantes de atrás. Fue en Ambato, a las seis y media de
la mañana, que gracias a la detención del vehÃculo por parte
de un policÃa -para revisar los documentos- que se llegó a
comprobar la intoxicación de casi todos los menores y el
fallecimiento de cuatro, entre ellos, Carlos.
Los niños, junto a los otros pasajeros, fueron conducidos
enseguida al hospital Regional de Ambato, y, según los
análisis médicos, en caso de haber tardado cinco minutos más
hasta descubrir la intoxicación, los muertos hubiesen sido
seis.
El profesor y los niños intoxicados recobraron el conocimiento
partir de las 19H00, pero hasta el momento ya los medios de
comunicación habÃan reportado lo ocurrido a la ciudad de
Quevedo, motivo por el cual, los profesores Marco Mena, DarÃo
Peña y varios padres de familia, acudieron hacia Ambato para
retornar con los estudiantes y con los cuatro cuerpos inertes.
Cuatro vidas por 250 mil sucres
El responsable del hecho, de acuerdo al peritaje realizado en
el vehÃculo, fue Lorenzo Arnulfo Torres, el chofer, por no
haber controlado previamente el buen estado del bus.
Lorenzo fue detenido a las 08H00 del mismo 30 de enero, en el
hospital Regional, sin embargo, al segundo dÃa salió con
libertad por orden del Comisario primero de Ambato.
El caso pasó luego a responsabilidad del Juez II de Tránsito
de Tungurahua, quien pese a que comprobó el mal estado del
vehÃculo, permitió que sea devuelto al gerente de la
Cooperativa de Servicio Urbano de Quevedo, ocho dÃas después.
Finalmente, el 27 de marzo de 1990, el mismo juez fijó en 250
mil sucres la fianza para Lorenzo Torres, mientras los
familiares de los fallecidos, sin conocer de las sanciones
para los culpables y de alguna indemnización, aún se
preguntan:
"¿Podrá alguna vez la justicia frenar tanta irregularidad?
¿Letra muerta?
En vista de que la ley de tránsito aprobada en 1981, y
reformada en años posteriores, ya no se ajusta a los cambios
que la actual época exige, varios organismos han presentado
sus proyectos de innovación a la ley.
La intención de cada uno era actualizar el enfoque jurÃdico
que rige, hasta el momento, en el transporte terrestre; pero,
aunque ninguno fue aceptado en forma general, de todos se
recopiló los fundamentos esenciales para que la Comisión
Legislativa de lo Civil y Penal elabore una nueva ley de
tránsito, la misma que espera ser aprobada en segundo debate.
Para muchos, las propuestas de cambio son realmente positivas,
otros las cuestionan parcialmente, y hay quienes exigen
reeditarlas.
El drama en cifras
- Fuentes de organismos internacionales han colocado al
Ecuador entre los cuatro paÃses con más accidentes de tránsito
en el mundo.
- El viernes es el dÃa en que se produce el mayor número de
accidentes de tránsito.
- A nivel nacional, en 1994 se produjeron 17519 accidentes de
tránsito, solo en Pichincha fueron 6638 y en Guayas, 5870.
- En Guayaquil se registraron 381.059 contravenciones a la Ley
de Tránsito, en 1994, es decir, un promedio de 31.154
mensuales y 1.058 por dÃa.
- En 1995, los accidentes de tránsito incrementaron en un 28%,
con relación a 1990.
- Seis mil setecientos noventa y siete vÃctimas -entre
muertos, heridos y traumatizados- fue la secuela que dejaron
los accidentes de tránsito ocurridos en Pichincha, el año
pasado.
- Cada muerte ocasionada por un accidente de tránsito costó
18.409,17 dólares, desde 1990 hasta 1993.
- Hasta el momento, la imprudencia al volante supera en
accidentes al alcohol.
Sanciones: ¿La letra con sangre entra?
"Si se disminuye el monto de las sanciones, mejor que se quede
como está", expone el diputado Luis Almeida, presidente de la
Comisión Legislativa de lo Civil y Penal, frente a posibles
cambios que podrÃan incluirse en la nueva ley de tránsito y
transporte, mantenida en segundo debate.
El no está solo, en torno suyo se hallan cuatro ayudantes: el
encargado de relaciones públicas, que toma nota; un hombre
maduro, que recepta las llamadas al celular; un compañero de
campaña, que no deja de observarlo atentamente y una
secretaria, que a cada instante le recuerda el artÃculo o
documento al que hace alusión, en la plática.
Almeida recuerda que la nueva ley de tránsito, actualmente en
estudio, partió de un proyecto preparado por el Consejo
Nacional de Tránsito y por la Federación de Choferes
Profesionales, pero no olvidó indicar que sà añadieron
variantes, como las multas y sanciones, por ejemplo.
"Ahora no hay fianza para cuando hay un accidente, eso es una
buena cosa; porque aquà la gente llega, comete el accidente y
a las doce horas está fuera", refirió a ese, como uno de los
enfoques más positivos de la nueva ley. Sin embargo, cabe
aclarar que la fianza se omite únicamente con aquellos
conductores que condujeren en estado de embriaguez o luego de
haber ingerido sustancias psicotrópicas.
"El principal cambio que piensa incorporar esta nueva ley, es
la educación al conductor, ya que solo asà las leyes de
tránsito serÃan respetadas por todos", agrega Almeida, quien
también resalta que en el proyecto se incrementan dos nuevos
miembros al Consejo Nacional de Tránsito: el Ministro de
Educación o su delegado y el presidente de la Federación
Nacional del transporte pesado o su delegado.
Otra de las variantes de la nueva ley, que recalca Almeida, es
la eliminación de las licencias sportman.
De aceptarse la nueva ley que él respalda, quien aspire
conducir un vehÃculo deberÃa, primero, conseguir un tÃtulo de
conductor no profesional -tras aprobar el curso de
capacitación, en la jefatura provincial de tránsito
correspondiente- o profesional -si logra pasar la prueba de
suficiencia que deberá rendir ante los representantes de: el
Consejo Provincial de Tránsito (CPT) o la Comisión de Tránsito
del Guayas (CTG), la Dirección Provincial de Educación, la
Jefatura Provincial de Tránsito y el Sindicato de Choferes
Profesionales.
Para evitar la corrupción entre los jueces fiscales y agentes
de tránsito, el art. 139 advierte que, de producirse el
hecho, se les sancionará con el doble de la pena impuesta en
las disposiciones legales pertinentes a cada caso.
Almeida considera como regionalista el criterio de que
únicamente Guayaquil cuenta con una Comisión de Tránsito
autónoma, lo cual es cuestionado por un juez de tránsito, "si
alguna vez el Municipio de Quito piensa hacer lo mismo, yo
creo que esta nueva ley también tiene cobertura para eso",
añade.
Las últimas determinaciones que adoptara el alcalde Jamil
Mahuad, a criterio de Almeida, tienen que ser controladas por
la Dirección Nacional de Tránsito, y no por él. "Yo le
pregunto a él -a Mahuad-: si quiere cuidar un parque pulmón en
la ciudad, ¿por qué las 547 hectáreas están, en este momento,
arrancadas?", dice sin vacilar el diputado, en referencia a la
desmantelación del parque Metropolitano.
Además, piensa que con los mejores recursos que la nueva ley
propone dar a la Dirección Nacional de Tránsito, podrÃa
regularse el control en las carreteras, al igual que la común
fuga de choferes responsables de los macabros accidentes
vehiculares. Sobre ese incremento, Almeida manifiesta: "Yo no
le puedo decir en qué monto, porque habrÃa que ver a cuántas
personas van a multar, lo importante es cómo se van a utilizar
esos recursos, en qué forma y para qué".
Muy optimista, advierte buenos resultados para la seguridad de
los transportistas, transportados y transeúntes, con la
aplicación de la nueva ley, que hasta el momento, aún se halla
en segundo debate.
Un juez crÃtico... y agripado
Envuelto en una bata celeste, con pantuflas cafés y un extraño
brillo en sus ojos oscuros -a causa de la fuerte gripe que le
impedÃa dirigirse a su oficina de trabajo-, el juez sexto de
tránsito atiende sus consultas jurÃdicas desde el sillón de la
sala.
"Veo con beneplácito el hecho de que, por lo menos, se haya
empujado con mayor decisión esta vez la ley de tránsito. Yo lo
que no quisiera es que ésto, como ya ha sucedido
anteriormente, tenga alguna implicación de orden polÃtico",
aclara Silvio Toscano, el joven juez de tránsito, al referirse
a la ley que actualmente debate la Función Legislativa.
Señala a cinco, como los principales puntos a cambiarse con la
nueva ley: la ley obligatoria, art. 3; la intervención en el
control del ruido, cap. IX; acuerdos transaccionales cuando
los daños son materiales, art. 110; la nueva clasificación de
las licencias, art. 34 y el cambio de delito a contravención,
a la conducción en estado de embriaguez, art. 90, literal b.
Pero también cuestiona otros artÃculos, como la nueva
integración que piensa darse al CNT, porque piensa que asà se
dará mayor representatividad a los transportistas. Tampoco
justifica que únicamente Guayaquil tenga autonomÃa en su
Comisión de Tránsito.
Critica al art. 9 como uno de los peores, porque posibilita al
perjudicado en el accidente demandar los daños y perjuicios,
en el mismo proceso, "cuando no es posible tratar asuntos
penales y civiles en un mismo juicio", afirma Toscano. Eso es
refutado por Almeida como una falta de comprensión porque,
para él, lo que dice el art. es que se pueden tratar los dos
procesos en el mismo cuadernillo, pero no en el mismo trámite.
El juez sexto de tránsito recomienda que, si realmente se
quiere mejorar las leyes, deberÃa darse mayor atención al
procedimiento de los trámites legales, para conseguir que se
agilite el tiempo de emisión de la sanción destinada a cada
sindicado, por causar un accidente en el tránsito. "Pienso que
eso es lo fundamental", agrega el doctor Toscano.
Sobre la dudosa actitud de algunos jueces de tránsito en sus
disposiciones legales para definir ciertos casos de
accidentesque dan en los procesos, cree que en muchos procesos
las decisiones, injustas para muchos, están respaldadas en la
ley actualmente vigente, y que por eso sà amerita un cambio.
Choferes regatean
El señor Nelson León, presidente de la Federación de Choferes
Profesionales, dice que su organización sà está de acuerdo con
el contexto de la nueva ley, pero que no con las multas que
establece para las infracciones de tránsito.
"Nuestro planteamiento era de 2 mil, 4 mil, 6 mil y 10 mil
sucres-según la categorÃa- pero ellos no lo han aceptado,
porque piensan que debe ser más. Ellos han dicho que por
último debe ser de 10 mil, 20 mil, 30 mil y 50 mil sucres".
Acepta que las sanciones económicas no puede ser tan baja,
pero no por ello está conforme con la regulación que piensan
darle, en base al salario mÃnimo vital. "En contra de eso
estamos, pero no en una forma radical, estamos conversando,
porque en el Congreso sà nos han dado toda la atención
necesaria".
Cuando el accidente de tránsito deje como secuela a personas
con discapacidad, la sanción para el chofer causante si
deberÃa ser como sugiere la nueva ley, y no como el proyecto
del CONADIS exponÃa anteriormente -opina León- porque esa era
"draconiana", no solo para los choferes profesionales, sino
para todos los ciudadanos.
León se mantiene en su criterio, de que la multa por
infracción no deberÃa ser tan alta, porque considera que el
policÃa ecuatoriano no está preparado y porque piensa que asÃ
los choferes serÃan objeto de una persecución diaria por parte
de las autoridades de tránsito. "Si ahora, con estas
infracciones nos persiguen los señores de la CTG, con estas
multas caras serÃa cuestión de un chantaje: me das tanto y no
te retiro la licencia". Cree que en la provincia del Guayas la
persecución a los choferes, por los policÃas de tránsito, es
más álgida y problemática que en otras provincias del paÃs.
Ante ese planteamiento, no estima suficiente que el art. 139
también imponga sanciones para los agentes de tránsito que se
encontraran inmersos en prevaricato o cohecho, pues lo
considera obscuro. Por eso recomienda que se elabore otro
artÃculo, o que se incorpore en el mismo 139, lo siguiente:
"El policÃa que sea cohechado o que se deje cohechar, debe ser
dado de baja".
ConfÃa en que, como la nueva ley aún no está aprobada, aún es
posible añadirle algunas variantes, mas, en caso de que la ley
apruebe el monto de las multas tal como están planteadas al
momento, las medidas que los choferes adopten para objetar,
serÃa a base del diálogo.
Si no producen infracciones, para qué preocuparse por las
multas, es la respuesta que da el diputado Almeida a ese
planteamiento de los choferes. Sin embargo, para León, las
infracciones no son buscadas por los conductores, sino que el
caos del tránsito les exige cometerlas.
Finalmente, y luego de que la reportera de BLANCO Y NEGRO le
refiere la multa que la nueva ley impone por cometer una
infracción de tránsito, el dirigente sindical expone: "a lo
mejor nosotros estemos de acuerdo con las multas que han
dejado la Comisión de lo Civil y lo Penal, pero lo que pedimos
es que no se enganche al salario mÃnimo vital, sino que se las
congele".
¿Un problema de promoción?
El Mayor Carlos Morales, jefe del Servicio de Investigación de
Accidentes de Tránsito (SIAT), cree que es el desconocimiento
a la labor del policÃa lo que aventura a muchos a decir que
los choferes, causantes de los accidentes en el tránsito,
generalmente huyen.
"No se han enterado en cuanto a lo que hace la policÃa, porque
nosotros no tenemos la posibilidad de sacar en un diario del
paÃs...No tenemos la oportunidad de decir: saben qué, la
noticia también es decirles que le detuvimos al causante",
dice, con una breve sonrisa.
El acepta que luego de un accidente, donde se ha dado la fuga
del culpable, el SIAT tiene que recuperarlo, pero dice que
esas detenciones sà se emiten. "Yo he mandado material -a los
medios de comunicación- pero no publican".
Prefiere no criticar la labor de los magistrados, cuando se le
pregunta sobre el grado de responsabilidad que ellos tienen en
la eliminación de las sanciones. Más bien se limita a indicar
que la policÃa deberÃa pero mejorar como institución, a fin de
darle a los jueces de tránsito los medios de prueba necesarios
para que éstos puedan administrar bien la justicia.
De todas maneras, no justifica la libertad inmediata de un
chofer que haya ocasionado un accidente por fallas en su
vehÃculo, porque a ello llama negligencia, "y la negligencia
es penada, si hay de por medio la vida de personas, más aún.
La ley de tránsito es muy clara en eso".
Informa que la técnica respalda al SIAT la valoración somática
y psicosomática del hombre, principios antes no considerados,
mediante el gabinete psicotécnico que garantiza la
calificación fÃsica del conductor, pero que ellos, sin
embargo, no pueden valorar la irresponsabilidad de cada
persona, que mira como algo personal.
"Una ley de tránsito que tenga el poder coercitivo para
persuadir a la gente que tiene una mala conducta vial, es
buena y hay que apoyarla", a criterio de Morales, por eso él
apoya el cambio de la ley de tránsito actualmente vigente, por
la que los legisladores tienen, en segundo debate, que
escoger.
En el lugar de los hechos
La investigación del accidente de tránsito, que debe llevar a
cabo un funcionario del SIAT, comprende:
1) La recepción, mediante radio, del accidente de tránsito. En
caso de que hubieren vÃctimas, primero tienen que tomar las
medidas preventivas, como es ubicar los conos de seguridad o
las cintas aislantes.
2) La Fase Terreno: es describir con detalles el lugar de los
hechos.
3) La Fase VehÃculos: es realizar un estudio técnico sobre la
condición del automotor. Además tiene que registrarse el
número de la placa.
4) La Fase Participantes Testigos e Infractores: es recoger la
descripción de fuentes oficiales y extraoficiales, sobre el
accidente.
5) La Fase de Análisis: conlleva a la redacción del informe
técnico-cientÃfico, en las oficinas del SIAT.
6) El envÃo del informe y las fotografÃas del caso ante el
juez de tránsito, para que éste disponga las sanciones
respectivas.
7) El juez emite posteriormente la orden de captura, para que
funcionarios del SIAT procedan con la detención del
responsable en el accidente.
8) El detenido, desde ese momento, queda a disposición del
juez de tránsito, quien instaura la causa. Sigue el juicio, el
sumario, la etapa de prueba y, en todas, el SIAT también tiene
participación; con la reconstrucción del accidente, o la
realización de los peritajes.
La muerte en números
- Desde el 1 de enero hasta el 31 de julio del año anterior se
registraron 5707 accidentes de tránsito en Quito, con un saldo
de 1179 heridos y 186 muertos, a un ritmo de 180 accidentes
diarios.
- En el mismo año, fueron 7323 las personas detenidas por
tales accidentes e infracciones. De ellos, 1056 conducÃan en
estado etÃlico, 1043 eran indocumentados o menores de edad, y
4864 ocasionaron el accidente solo por imprudencia.
- Según las EstadÃsticas Vitales del Instituto Nacional de
Evaluaciones y Censos, en 1995 los accidentes de tránsito
representaron la tercera causa de muerte en el paÃs, con una
tasa de 19,7 muertes por cada 100. habitantes.
Crónica de un viaje sin retorno
El último accidente registrado en la provincia de Pichincha
cobró dos nuevas vÃctimas, MarÃa Méndez y Washington Cardoso.
El hecho sucedió el pasado 16 de marzo, en el cruce de las
calles Imbabura y Babahoyo.
Para el teniente Jaime Amores, quien estuvo a cargo de la
investigación por ser miembro del SIAT, "la causa basal del
accidente fue que el conductor de la buseta, con sus
habilidades fÃsicas reducidas por el estado de embriaguez,
invadió el carril contrario de circulación, impactándole en
primera instancia al automóvil".
El relata, desde un principio, todo lo que aconteció en pleno
Centro histórico, ese sábado en la noche:
"Estuve tranquilo en mi oficina, hasta que me llamaron por la
radio para comunicarme que habÃa un accidentes de
proporciones, inclusive con una persona atrapada al interior
de un auto, entre las calles Babahoyo e Imbabura.
Debido a que esa noche estaban bloqueadas las vÃas, por el
paro de los transportistas, me demoré un poco, pero cuando
llegué, ya estaba ahà un subteniente de policÃa, quien habÃa
sacado del auto a la persona atrapada. Era una mujer y estaba
muerta. El otro policÃa me indicó que un hombre estaba aún con
vida, que era posible salvarlo.
No fue asÃ, al llegar al hospital Eugenio Espejo, él también
murió.
El responsable del accidente habÃa sido el chofer de un bus de
la Cooperativa 27 de Junio, que habÃa estado conduciendo en
estado de embriaguez...No lo conozco, porque el subteniente de
la policÃa ya lo habÃa llevado detenido.
Empecé a tomar los datos y cuando estuve en la fase del
vehÃculo me pude dar cuenta de que el bus no tenÃa
absolutamente ningún daño, en comparación a los que tenÃa el
auto. Pienso que la señora murió tal vez por la comprensión
del volante hacia su pecho o estómago.
ParecÃa que ella habÃa sido comerciante, por la cantidad de
ropa que habÃa en el auto, claro que en ese momento estaba
toda ensangrentada. Mientras anotaba los datos, una indÃgena
pobre empezó a sacarse toda la ropa, para mi concepto ya no
servÃa, pero esa persona dijo que ella sà la usarÃa. Sé que
luego los familiares reclamaron todas las pertenencias de los
fallecidos".
Como la masa de la buseta es mucho mayor que la del auto, ésta
arrastró aproximadamente 12 metros al auto, hasta estrellarlo
contra un poste, lo cual produjo la muerte instantánea de la
mujer que conducÃa el vehÃculo.
"HabÃa gente que decÃa conocerle al señor del bus, quien
también era del barrio, y que lo habÃan visto beber desde muy
temprano. DecÃan que incluso casi habÃa atropellado a otras
personas. Nosé si venÃa del paro o de una fiesta...pero es
tÃpico que cuando los choferes están en paro, eso les incita a
beber", expresa seguro el teniente Amores.
Lo cierto es que otro accidente de tránsito ha enlutada un
nuevo hogar
ecuatoriano. ¿Cuántos más deberán probar esa amarga
experiencia para que aunemos nuestro apoyo a las propuestas,
propias o ajenas, que otorgaren una verdadera solución a esta
caótica realidad?
Una rutina de muerte
El bus perdió los frenos y se convirtió en un bólido
incontrolable, arrasaba con todo lo que encontraba a su paso,
hasta que se impactó contra dos camionetas de servicio público
que circulaban por la avenida.
Nadie podÃa salir, el pánico era contagiante y ya la sangre
estaba repartida por algunos rincones; finalmente, tres
mujeres dejaron de gritar, ellas fenecieron...
El bus de la empresa Tungurahua, que habÃa estado cumpliendo
con un recorrido de rutina, perdió los frenos a la altura del
sector de la Mascota y Avenida 12 de Noviembre. Desde ese
momento empezó a invadir vÃa en un intento por no aplastar a
personas y vehÃculos pequeños que transitaban por la parte
baja de la calle. Inicialmente habÃa chocado contra un kiosco
de la Asociación de Apicultores de Tungurahua, una camioneta
color verde y un Suzuki Forsa, sin que por ello logre
detenerse.
Por más que el conductor habÃa intentado maniobrar el bus, no
pudo impedir que, al paso, el bus levantara por los aires a
tres señoras que vendÃan en la acera, las mismas que murieron
instantáneamente. Tampoco, el herir a seis personas que
ocupaban los autos impactados en el camino y a otras que
transitaban por el lugar.
Los heridos fueron luego conducidos al hospital Regional de
Ambato, mientras que el chofer, VÃctor Sánchez Bayas, fue
detenido por el mayor de PolicÃa Washington Escobar, quien
tuvo a su cargo el operativo de rescate de las vÃctimas y el
retiro de los vehÃculos accidentados.
Este accidente se produjo el 25 de octubre de 1995, en Ambato,
a las 08H00, debido al mal estado de la unidad de transporte
urbano. Al momento, el responsable del hecho salió con
libertad, porque pagó su fianza; mientras que los familiares
de las vÃctimas claman por mayor justicia.
De no haber salido libre por el derecho a la caución (o
fianza), el chofer, como es muy frecuente en estos casos,
quizá pudo haberse dado a la fuga.
Historias de sobrevivientes
La mirada de Marcelo recorre toda la avenida, cada vez que
alguien le pregunta sobre el hecho. No lo cuenta a nadie,
prefiere callar, bajar su mirada y demostrar, con un suspiro,
que su cansancio le obliga a retirarse.
Sube entonces a la silla, se acomoda en ella y empieza a
rodear con sus brazos la pesada rueda que poco a poco lo
conduce hacia la cama.
Otra vez Marcelo oculta su pasado, pero el silencio de su
cuarto le incita a llorar.
Elena ya no quiere quedarse con la duda, era la quinta ocasión
que su amigo rehuÃa a su pregunta sin darle una buena
justificación. ¿Qué le habrá pasado?, se decÃa y, para
terminar con el misterio, decide seguirlo esa noche.
- "¿Por qué vienes?, ya te he dicho que no quiero contarte, no
insistas Elena", advierte nervioso Marcelo.
- "Yo solo querÃa saber si en algo puedo ayudarte", dice con
voz calmante la sonriente chiquilla, quien apenas llevaba dos
dÃas interna en el hospital.
Sin darse cuenta, entre recuerdo y recuerdo compartido,
Marcelo refirió a Elena lo que ella querÃa escuchar. Con
detalles, le dijo que fue un accidente de tránsito el que
ocasionó la inmovilidad en su pierna derecha.
"Yo me dirigÃa al colegio, estaba apurado por los cinco
minutos que llevaba de retraso. De pronto, cuando iba a cruzar
la calle, escuché un ruido estridente que me asustó. Era un
colectivo conducido por un hombre ebrio que no podÃa
controlarlo, por eso me arrolló.
No fui el único, junto a mÃ, una señora también se quejaba por
el impacto. Ambos quedamos tendidos en la acera, ella era muy
anciana, sus fuerzas no vencieron el dolor y murió al poco
tiempo.
La ambulancia me trajo luego al hospital y, desde entonces, ya
son dos meses los que aquà llevo. Mis padres procuraron
hacerle pagar al culpable, no soportan verme asÃ, los
entristece demasiado, al igual que a mis compañeros del equipo
de básquet. Cómo me gustaba ese deporte. Pero, ni modo, quizá
luego pueda acostumbrarme a vivir de esta manera.
El chofer, según supe, no pagó prisión ni por mà ni por la
señora muerta; más bien habÃa pagado una fianza y, como mis
padres no aceptaron arreglar el problema con dinero, todavÃa
no han recibido ni el pago de mi operación. Eso es todo Elena,
ahora debo procurar afrontar mi nueva situación, soy un
parapléjico pero quiero que todos me consideren otra vez un
joven normal".
Solo salimos a dar una vuelta...
Mi nombre es Carolina, tengo 18 años y mi deseo más grande es
salir adelante y conseguir mis metas por mà misma, a pasear de
mi situación.
Mi vida antes del accidente era muy activa. Siempre he sido
una persona tÃmida y callada, a veces me encerraba en mÃ, pero
fácilmente salÃa de esa soledad.
En mi hogar me gustaba realizar cualquier actividad, y todo lo
que empezaba, lo terminaba, y bien hecho.
En el colegio siempre me gustó estar en todo como lÃder, o
como sea, organizando o dando ideas. Mis estudios iban bien,
solo que a veces los descuidaba por el amor y la dedicación al
básket, mi deporte favorito.
A mediados del tercer trimestre, el 29 de mayo de 1993, salà a
completar unos deberes n la casa de una compañera. Terminamos
cerca de las 10 p.m. y, como era sábado salimos a dar una
vuelta mis dos compañeras, dos amigos, mi enamorado y yo.
Nunca pensamos que aquella noche, mejor dicho, aquella
madrugada, serÃa fatal para nosotros. Nos dirigimos al mirador
de Tumbaco, hacÃa mucho frÃo y mis amigos decidieron tomar
licor, yo no tomé. A las 12:05 de la madrugada regresamos,
pero el camino estaba muy nublado y habÃa poca visibilidad. Yo
iba conversando y ni siquiera me percaté de la velocidad a la
que Ãbamos ni de la posición en la que iba sentada (de lado).
De pronto, el carro chocó contra el muro, con el impacto me di
la vuelta y caÃ.
En ese momento ya no sentÃa desde la cintura para abajo, me
fracturé en el hueco de la vértebra afectando el 50% de la
médula. En ese momento solamente pensaba en los demás.
Seguridad
El CONADIS tiene la obligación de coordinar las labores de los
organismos y entidades de los sectores público y privado a
los que compete la prevención o atención de las discapacidades
o la integración social de las personas con discapacidad,
según lo establece la Ley de Discapacidades.
Por eso una Comisión del CONADIS, conjuntamente con la
elaboración de las reformas a la Ley de Tránsito, propuso un
Plan Nacional de prevención de Accidentes en el Tránsito, a
fin de disminuir la incidencia de enfermedad muerte y
discapacidad por tal motivo.
Los programas puestos en ejecución gracias al plan, hasta el
momento, son seis:
- Seguridad Vial.
- Educación Vial.
- Atención Emergente y Vigilamiento Epidemiológica.
- Mejoramiento de Supervisión y Control Policial.
- Renovación del Parque Automotor.
- Centro de Información sobre Accidentes de Tránsito. (Revista
Blanco y Negro No. 99) (Diario HOY) (págs 1-8)
en
Explored
Publicado el 24/Marzo/1996 | 00:00