Quito (Ecuador). 30 mar 96. El ambiente se percibía tétrico y
desolador incluso antes de llegar a Latacunga, capital de
Cotopaxi después del sismo. Tras el susto y en medio del
llanto cayó un aguacero. Esa fue la secuencia que los
pobladores de las provincias de Tungurahua y Cotopaxi
experimentaron el jueves último.
A la entrada a Latacunga una camioneta Toyota de color rojo,
de placas PEG-118, permanecía clavada en un declive. Junto al
vehículo una pareja que cargaba dos niños detuvieron al
vehículo de HOY clamando ayuda.
En Latacunga el nerviosismo de la gente era evidente poco
después del sismo. En las calles la gente aún formaba grupos.
"En esta ciudad, el temblor más que daños materiales, provocó
miedo y un apagón momentáneo". Las iglesias del Salto, la
Merced y la Catedral quedaron semi destruidas.
En las afueras del hospital de Latacunga los médicos
comentaban el suceso. "Por el momento solo tenemos tres
hospitalizados", dijo el médico de turno, Vicente Zapata.
En el hospital se improvisaron camas para auxiliar a todos los
heridos que se esperaba tras el desastre. "Recién salieron más
ambulancias a Pujilí donde parece que existen más víctimas",
comentó el médico.
En una sala del segundo piso del hospital eran atendidas
Miriam Pacheco, Margot Araque, Karen Mango, Rocío Vivas, Paola
León, Claudio Alexisar. Todos presentaban heridas y
traumatismos.
En las afueras del hospital un grupo de pobladores del barrio
las Cuatro Esquinas, de la parroquia Eloy Alfaro lloraba y se
lamentaba entre sí.
Más allá otras personas removían los escombros mientras una
delegación pedía carpas a la Defensa Civil, para que pudieran
dormir allí siete familias que se quedaron sin techo.
En la carretera Latacunga-Pujilí abundaron los obstáculos de
tierra. Eran los derrumbes ocasionados por el temblor. Los
carros pasaban con dificultad. Gente asustada se dirigía a
visitar a sus parientes en los lugares más afectadas por el
temblor.
En Pujilí las personas improvisaron camas en la calle, en los
parques o en los carros. Nadie quería entrar a sus casas. El
temor rondaba en cada esquina. En el parque del barrio Simón
Bolívar la gente se agrupó detrás de una fogata; en unas
grandes ollas se prepararon canelas.
Los niños dormían en unos buses, los adultos se acostaron en
colchones amontonados en el parque. "Nadie quiere regresar a
sus casas. La gente duerme en la plaza Sucre, en el mercado,
en la plaza Rosita Paredes", dijo un damnificado.
Por todos lados se podían ver casas destruidas. Cada calle y
cada parque servía de dormitorio. "Nos estamos organizando en
cada barrio", dijo uno de los moradores del lugar. "Cinco
segundos más y Pujilí desaparece completamente", dijo otro.
Solo en Pujilí se fueron al suelo alrededor de 70 casas. La
gente que no lloraba, cabezeaba de sueño.
En el barrio del Señor de la Buena Esperanza, una casa se cayó
justo en el dormitorio en el que dormían dos ancianos. "Se
salvaron con las justas", comentó una señora que intentaba
dormir sobre una vereda.
En la ruta hacia San Juan tres mujeres corrían desesperadas.
"Se ha muerto la Teresa", gritaban entre llantos. A diez
minutos, en San Juan, al nor-occidente de Pujilí, el desastre
era peor.
A las 22h30 se hicieron presentes miembros del ejército
pertenecientes a la Brigada Patria. Comenzaron a improvisar
carpas en lugares baldíos. A las 23h00 empezaron a llegar
ataúdes a San Juan.
Más arriba, en Cuturiví, los campesinos del lugar velaban a un
niño de cuatro años. Una nueva víctima. "Hay doce muertos
decían", mientras en la radio el coronel Luis Almeida, jefe de
la Brigada Patria, aseguraba que hasta esa hora, las 02h00,
había contabilizado 17 víctimas mortales.
Mientras tanto, en los alrededores de Ambato todo estaba más
tranquilo. El doctor Angel Herrera médico del hospital de
Píllaro, comentó que Germania Sandoval, se asustó tanto
durante el sismo que salió corriendo de su casa. Una pared le
cayó encima.
En la parroquia Picaihua, caserío-Rumichaca, a diez minutos de
Ambato, se produjo un deslave. Dos niños quedaron atrapados
junto a sus padres.
Una anciana, María Rosario Córdova, lloraba porque su hijo
Angel Roberto Villafuerte y su nuera fueron llevados por el
río.
Un testigo dijo que al momento del temblor estaba a cinco
cuadras del lugar del deslave. Allí encontró una persona que
le pidió ayuda, porque dos niños se iban en el río. Cruzó el
río y 50 metros más abajo encontró un niño que estaba
totalmente cubierto de lodo.
"Yo me sorprendí porque conocía al niño, le pregunté: Iván,
¿qué pasó?, ¿dónde está tu tía?. El me dijo, mi tía ya se
murió, mi tía se despidió conmigo", concluyó.
A las 02h00 comenzó a caer un fuerte aguacero. Era como que la
naturaleza se ensañaba. La gente se abrigaba como podía. Los
más afectados fueron los pobladores de Cuturiví que
confundieron sus lágrimas, por la pérdida de sus seres
queridos, bajo la lluvia.
Pared le partió el cuerpo
"Yo le dije que ya no lave, que descanse, pero no me hizo
caso", dijo el esposo de Teresa Cabrera, una de las víctimas
del "pequeño terremoto".
En una mesa que antes servía de comedor, descansaba el cadáver
de Teresa Cabrera, una mujer de 35 años, que dejó en la
orfandad a tres niños.
Su esposo Nelson Romero relató que cuando ocurrió el temblor,
Teresa Cabrera lavaba ropa. La pared le cayó encima y la mitad
de su cuerpo quedó enterrado.
"Intenté sacarla, pero no salía, estaba muerta", dijo entre
llantos Nelson Romero. La casa es apartada. Al lugar se llega
a través de pequeños caminos, cruzando chaquiñanes y evadiendo
el ladrido de los perros.
En el lugar todo era llanto. Los familiares y amigos de Teresa
Cabrera le pedían que se levante, que no los deje solos.
Abrazados al cadáver lloraban. En el patio los vecinos
maldecían, mientras Nelson Romero, parado en una piedra de
lavar, solo llora. Los tres hijos se quedaron solos, sin
Teresa. Aunque nunca dejaron de pedirle que se levante.
Cortos
- Según informes del Instituto Geográfico de la Politécnica
Nacional, hasta el mediodía de ayer se registraron más de 300
réplicas del sismo.
- El gobierno noruego fue el primero en hacer presente su
solidaridad. Hizo una donación de 100 mil dólares para los
damnificados por el temblor que parecía terremoto.
- El presidente de EMELEC, Enrique Ponce Luque, puso a
disposición de los damnificados, un encuentro gratuito para el
próximo 14 de abril. Todos los gastos serán cubiertos.
- En Ambato fue común recordar el terremoto de 1949, que
obligó a mover de lugar a la ciudad.
- "Ahora que vengan a hacer simulacros", decían las personas
en Pujilí, muy molestas; en alusión al simulacro de
evacuación, en caso de erupción volcánica, realizado días
atrás por la Cruz Roja.
- La Cruz Roja informó que en Cusubamba 80 personas se
quedaron sin alojamiento; en Pujilí 50 casas quedaron semi
destruidas y 100 cuarteadas.
- En Latacunga el 30 por ciento de casas antiguas están
inservibles y cuatro edificaciones se cayeron.
- La carretera que cubre el tramo Santa Barbara-Cachi Alto,
esta totalmente inhabilitada. En tanto que San Juan está sin
energía eléctrica porque los cables de alta tensión están en
el suelo.
- La Iglesia Matriz, en San Juan, ubicada frente al parque
Luis Fernando, estaba totalmente destruida. Una de sus torres
se balanceaba en el aire. (Diario HOY) (2A)
en
Explored
Publicado el 30/Marzo/1996 | 00:00