JULIO JARAMILLO
Quito. 08.02.91
Son solo dos letras que le identifican. Pero bastan.
Porque, con solo pronunciarlas, se pronuncia toda una época
del canto. Y del amor, con su secuela de desolación y de
tristeza. De abandonos y traiciones. Dos letras que aglutinan
más de mil canciones. Dos letras que dan inicio a toda una
leyenda. A nostalgias que giran alrededor de la rockola.
Dos letras grabadas para siempre en el corazón del pueblo.
Son dos letras que lo dicen todo: J. J.
Julio Jaramillo, "El Ruiseñor de América", es uno de esos
rarÃsimos casos en que la popularidad se acrecienta después de
muerto el personaje.
Igual pasó con Carlos Gardel, con Pedro Infante, de quienes se
dice que cada dÃa cantan mejor. El mismo fenómeno ocurre con
el cantante ecuatoriano, cuya muerte, registrada hace 13 años,
será recordada mañana.
Desde hoy, las estaciones de radio dedicarán buena parte de
sus audiciones a recordar al Ãdolo, alrededor de quien se han
tejido las más variadas historias, reales unas, producto de la
fantasÃa popular, otras.
En Julio Jaramillo se aglutinan las cualidades del artista
nato. Como nadie, llegó al corazón del pueblo y por muchos
años logró mantenerse en la cima de la popularidad, no solo en
el Ecuador, sino en muchos otros paÃses.
Por eso no es raro que en Japón exista un club de admiradores
de J. J., cuyos integrantes imitan inclusive la voz del
artista.
J. J. murió en Guayaquil el 9 de febrero de 1978 y con su
muerte se inició la leyenda. La fama y la popularidad
alcanzadas en otros paÃses (Venezuela, México, Argentina,
Uruguay, Chile, Costa Rica o Guatemala), no fueron suficiente
motivo para que en el Ecuador haya llegado a los mismos
niveles de aceptación.
Sus canciones fueron mayormente escuchadas en los sectores de
la costa y en los estratos netamente populares. No habÃa
rockola que no contara con sus discos. Pero la muerte del
artista cambió el panorama. Las radios locales comenzaron
entonces a difundir su música con mayor asiduidad, como
despertando a una realidad y pagando el tributo que se le negó
en vida al cantor.
Ese 9 de febrero se apagaron 24 años de canciones, noches de
bohemia y amorÃos tempestuosos que le causaron más de un
problema en cada paÃs que visitó.
Cuando regresó al Ecuador para quedarse definitivamente, en
los últimos meses de 1976, estaba enfermo. Su voz ya no era
la misma. HacÃa muchos esfuerzos para superar sus dolencias.
Nunca estuvo muy claro el origen de sus achaques. Unos
hablaban de un hÃgado muy estropeado; otros, de un corazón
cansado.
Zapatero de zapato fino
Julio Jaramillo nació en Guayaquil el primero de octubre de
1935. Entre saltos y brincos concluyó el segundo curso del
colegio Mercantil de su ciudad. Se retiró "porque más le
gustaba el canto", según relatara su madre, Apolonia Laurido.
Pero también habÃa que trabajar y consiguió ocupación en una
zapaterÃa vecina. Doña Apolonia recordarÃa luego que "Julio no
era el zapatero remendón, como se ha dicho, sino zapatero de
zapato fino".
Pero un dÃa dejó la zapaterÃa por la carpinterÃa. Y no
desmayaba su interés por el canto. A la edad de 20 años se
casó por primera vez. Ella se llamaba MarÃa Eudocia Rivera,
que resultó ser la expresión de la nobleza y del
desprendimiento. El matrimonio se realizó cuando otra mujer,
recordada únicamente como Odalia, esperaba un hijo del
cantante-zapatero.
Pero el amor de su vida fue la vedete Blanquita Garzón, una
guayaquileña de espléndidas cualidades anatómicas que le dio
tres hijos y que hizo que siempre volviera.
Fatalidad
Vals
(Laureano MartÃnez)
Nocturno de celaje deslumbrante,
tu encanto rememoro a cada instante,
romance de un momento que viviera,
con el alma iluminada,
descubriendo en tu mirada,
un amor que nadie tuvo para mÃ;
aunque aciago el destino
dividió nuestro camino
y angustiado para siempre te perdÃ.
Fatalidad, sino cruel,
que en mi rodar se llevó,
el más valioso joyel,
que tu querer me brindó;
el calor permanente de un cariño
que ávido como un niño,
de tà tanto esperé.
Porque te fuiste mujer
como un sueño fugaz
dejando en todo mi ser
una ansiedad pertinaz.
Ahora espero en las noches
tu regreso al sitio donde un beso
fue chispa de mi fe.
Estrella fugitiva de mi anhelo,
me llevas por desconocido cielo;
detente, no me robes la alegrÃa,
sin tu influjo luminoso
mi existencia es un destrozo
Âoh! gitana, son tus ojos mi guión,
no te apartes del camino
bella luz que me ilumina
Âoh! gitana, mi nocturno de pasión.
La primera esposa de Julio Jaramillo, MarÃa Eudocia Rivera,
nunca objetó el comportamiento de su marido.
Ella dirÃa: "A partir de "Fatalidad", las mujeres comenzaron a
asediarlo y él se concretó a ese mundo de halagos femeninos,
hasta que llegó a comprometerse con Blanquita Garzón, y se
olvidó por completo".
Blanquita Garzón (ya fallecida) era en su momento una de las
más cotizadas bailarinas de Guayaquil. De ella se enamoró
profundamente el artista y de esa unión nacieron tres hijos.
MarÃa Eudocia Rivera recordarÃa sin rencor que jamás le
reclamó nada. "Sencillamente, no me preocupaba el asunto,
porque pensaba en aquellos años que el amor entre esposos era
igual al que se profesan padres e hijos. Cuando reparé en la
realidad, Julio ya estaba lejos de mÃ".
Un dÃa, el cantante tomó su ropa, hizo maletas, anunció que
irÃa a Cuenca en una gira artÃstica y ya nunca más volvió al
hogar.
Y cuando regresaba del extranjero, siempre buscaba a Blanquita
Garzón, recordada por su cuerpo exuberante.
Hay quienes recuerdan que la popularidad le provocó muchos
problemas de faldas a J.J. Tuvo que vérsela muchas veces ante
el Tribunal de Menores.
Como consecuencia de sus aventuras con una joven, los
familiares de la chica echaron a correr bolas que ponÃan en
duda la condición de varón del artista. El cantor se enojó de
tal manera, que decidió irse del paÃs, prometiendo no volver
jamás.
Solo el recibimiento apoteósico que le tributó Guayaquil, años
después, hizo que se borraran sus resentimientos. J. J.
regresó a instancias de los ejecutivos de la disquera J.D.
Feraud Guzman.
Su permanencia en los paÃses donde obtuvo fama y dinero estuvo
matizada con numerosos romances que siempre le causaron
problemas.
Sin embargo, su popularidad pesó más y siempre salÃa airoso de
sus lÃos.
DE NOTA EN NOTA
* Julio Jaramillo fue un cantante nato. No cesaba de aceptar
contratos para presentaciones públicas o para hacer
grabaciones.
* De la misma facilidad con que ganaba fortunas las acababa en
divertirse con sus amigos. Era generoso a manos llenas.
* Mucha gente que no llegó a conocerlo en vida, solo pudo
verlo cuando yacÃa en el féretro, en la capilla ardiente
levantada en el Coliseo Cerrado Voltaire Paladines polo.
* Después de la muerte del artista, mucha gente reparó en el
contenido y en la melodÃa de sus canciones y se quedó con él.
Su popularidad ha ido en aumento. Cada año son mayores las
expresiones de recordación.
* El éxito de J.J. puede tener su explicación en su manera muy
peculiar de expresión, "de ponerle mucho sentimiento en cada
interpretación", dice el ejecutivo de J.D. Feraud Guzmán,
Marcos Espinosa.
* Indudablemente fue y sigue siendo un Ãdolo popular que
difÃcilmente ha podido ser igualado por otro artista
ecuatoriano.
* Julio Jaramillo grabó canciones con Fresia Saavedra, Olimpo
Cárdenas, y otros populares cantantes de la época.
* Uno de los más memorables capÃtulos de su vida fue el
recibimiento que le tributaron sus admiradores en Uruguay,
cuando se encontraba en el pináculo de la fama.
* Entonces, la PolicÃa tuvo que recurrir a la ayuda del
Ejército para contener la marea humana que se habÃa formado
alrededor del Palacios de los Deportes.
* Las crónicas de prensa recuerdan que fuera del escenario se
quedó sin poder ver al Ãdolo igual o mayor cantidad de público
que la que estaba dentro.
* Olimpo Cárdenas, una de las grandes voces ecuatorianas ha
decido volver al escenario local. Cárdenas, contemporáneo y
amigo del inolvidable Julio Jaramillo, marcó una de las etapas
más importantes en la música ecuatoriana.
* Original de Vinces y dueño de una voz cálida, como forjada
entre la brisa de su puerto natal y la espera aguardentosa de
sus miles de seguidores, el famoso Olimpo Cárdenas realizará
una serie de presentaciones en Ecuador.
Los cientos de discos grabados por Cárdenas incluyen
valcesitos, pasillos, tonadas, entre otros que forman parte
de la memoria musical del pueblo ecuatoriano.
Su debut en Quito, previsto para el próximo viernes 15 de
febrero en el tradicional coliseo cerrado Julio César Hidalgo
ha levantado una gran espectativa entre el melómano romático
de la vieja guardia. (C-1).
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Ciudad N/D
Publicado el 08/Febrero/1991 | 00:00