GUAYAQUIL. 21.02.91. Sixto Durán Ballén, León Febres Cordero
y Jaime Nebot son los protagonistas del conflicto del partido
Social-Cristiano, después de cuarenta años de haberse fundado.
Jaime Nebot Saadi tiene el apoyo de Febres Cordero, por lo que
se supone que él ganará en esta batalla partidaria. También
están a favor de Nebot los caciques provinciales: En
Esmeraldas: Carlos Saúd; en Manabí, César Acosta y Simón
Bustamante; en Los Ríos, la familia Andrade y los Ponce Luque;
y en El Oro, Carlos Falquez Batallas.
A pesar del conflicto social- cristiano, Durán Ballén encabeza
las preferencias electorales en las encuestas. Sixto
considera la posibilidad de candidatizarse fuera del PSC
(Partido Social-Cristiano). Una alianza de partidos, que
podría llamarse Frente de la Dignidad Nacional, engloba a
Alberto Dahik y el conservadorismos, y al FRA (Frente Radical
Alfarista) de Cecilia Calderón.
Ellos argumentan que mientras Nebot y Bucaram se dividirán en
la costa, la sierra se cerraría alrededor de Durán Ballén.
Mientras Nebot no entra en Quito, Durán Ballén puede pelear
en Guayas y en Manabí.
HISTORIAS PARALELAS
Sixto Durán Ballén, León Febres Cordero y Jaime Nebot Saadi
tienen una larga historia que mezcla la política con los lazos
de sangre.
César Durán Ballén, hermano de Sixto, contrajo matrimonio
con una hermana de León, María Auxiliadora Febres Cordero;
León se casó con Eugenia Cordovez, prima de Sixto.
Entre los Febres Cordero y Nebot existe una amistad de
décadas, que se inició entre el padre de Jaime Nebot Saadi,
Jaime Nebot Velasco y el hermano mayor de León, Agustín Febres
Cordero.
En 1958, cuando Camilo Ponce Enríquez era presidente de la
República y Sixto su ministro de Obras Públicas, Jaime Nebot
Velasco ejercía una ardua oposición al gobierno social-
cristiano.
A fines de la década de los 60, León ya se encontraba en el
escenario político: en 1966 fue senador funcional por la
industria, y reelegido en 1968.
Sixto es elegido alcalde de Quito. Son los úlimos días de un
largo período democrático que termina con el quinto
velasquismo. Luego viene la dictadura.
En 1977 la dictadura convoca a elecciones, uno de los
principales candidatos. Inicialmente Frebres Cordero quiere
ser su binomio, pero Sixto se niega por los lazos familiares
que los unen. Febres Cordero entonces trabaja por la
candidatura de Raúl Clemente Huerta.
Cuando Sixto pasa a la segunda vuelta, le pide a León que
encabece la lista para diputados nacionales por PSC. León
acepta y se afilia.
Durante la campaña de la segunda vuelta se prevé la derrota de
Sixto. León le pide que renuncie a la candidatura para
provocar un vacío constitucional. Pero Sixto se mantiene y
pierde ante Jaime Roldós Aguilera. Tiempo después Durán
Ballén anuncia su retiro de la política.
En 1981 se niega a ser nuevamente candidato presidencial. En
1983 se candidatiza León y Sixto acepta apoyarlo, encabezando
la lista de diputados nacionales.
Jaime Nebot Saadi es el principal coordinador de la campaña en
Guayaquil. Más tarde se convierte en el Gobernador de la
provincia.
En 1987, Sixto inicialmente se niega a ser candidato
presidencial, pero más tarde acepta.
Aquí comienzan, nuevamente, las divergencias entre Sixto y
León. Durán Ballén considera que ser candidato del partido de
gobierno lo perjudica y comienza a distanciarse.
El ministro de Gobierno de León, Luis Robles Plaza es
enjuiciado y destituido por el Congreso, sin embargo el
presidente Febres Cordero lo mantiene. Sixto pide
públicamente al ministro Robles que se retire. León le
contesta, también públicamente, que primero gane las
elecciones y luego decida crisis de gabinete.
Después de algunos días, Sixto enfatiza que ninguno de los
ministros de León serán ministros suyos. Durán Ballén pierde
las elecciones y queda tercero después de Rodrigo Borja y
Abadalá Bucaram.
Sixto y León se recriminan mutuamente; Durán Ballén llega a
declarar que el regreso de Abdalá Bucaram (permitido por
Febres Cordero para dividir el electorado de Borja), lo
perjudicó sobre todo a él. Para León la culpa es
exclusivamente de Sixto, que no tuvo la fuerza suficiente para
ganar.
LA CAMPAÑA DEL 92
Luego de su segunda campaña, Sixto anuncia nuevamente su
retiro de la política. Se dedica a la construcción.
Pero a pesar de esto, su nombre empieza a sonar como una
reserva política de la democracia y de sectores independientes
del país.
En 1990 se niega a ir como diputado al Congreso y deja así el
protagonismo a Nebot Saadi, quien espera que su curul en el
Congreso sea, al igual que para Febres Cordero, un trampolín a
la presidencia.
Nebot se afilia al PSC y desarrolla una agresiva campaña.
Pero su extraña alianza con el roldosismo para poner a
Averroes Bucaram en la presidencia del Congreso, no es acogida
por la opinión pública. Su imagen queda totalmente
desdibujada cuanado protagoniza un bochornoso espectáculo,
insultando al diputado Granda ante las cámaras de televisión.
Mediante un golpe de mano, el gobierno logra destituir a
Averroes Bucaram de la presidencia del Congreso y es elegido
el socialista Edelberto Bonilla.
Los socialcristianos anuncian que se retiran del Congreso.
Hábilmente, el gobierno los coloca en una paradoja: Andrés
Vallejo es llamado a interpelación. Nebot está en una
encrucijada: o reconoce a Bonilla como nuevo presidente del
Congreso y vota por la destitución de Vallejo, o no lo
reconoce y salva al ministro. Nebot se ve obligado a asistir
al Congreso, reconociendo tácitamente como presidente a
Bonilla, y censurar al ministro.
Sixto, mediante una carta pública, se queja de la conducción
partidista. Mientras tanto, Nebot decidio ser el candidato
del partido en el 92, empieza a comprometer a los líderes
provinciales. Estos ante la indecisión de Sixto, que nunca
los llamó a pedir apoyo, y temerosos de quedarse fuera del
juego, se fueron alineando con Nebot.
Jaime Nebot decide ganar primero la dirección del partido.
Sixto impugna los procedimientos, pero no presenta su
candidatura y Nebot es elegido Director Nacional de PSC.
Viejas y tradicionales figuras social cristianas, como Camilo
Ponce Gangotena y Pilar Puig de Serrano respaldan a Nebot.
(Revista Vistazo, No. 564, p. 79-82)