JUGAR ES VIVIR, Por Mirta Raimondo
QUITO. 13.09.91. Es tanto o más importante que comer o dormir.
El juego es, para el infante, el modomás acabado de viviry
aprender. Un dÃa el bebé comienza a descubrir que su cuerpo es
una fuente inagotable de aventuras. Sus ojos, poco a poco, se
acostumbran a seguir los objetos con la mirada, los alcanza,
se los lleva a la boca, los manipula, los suelta, los explora
de todas las formas que son posibles a su edad.Pasa el tiempo,
se sienta sin ayuda, comienza a gatear. El mundo es para él
muy atractivo: es de él y para él. El impulso de jugar es
irresistible. A través de sus crecientes e inagotables
experiencias, conoce, diferencia, descubre y piensa. Su
pequeño gran mundo puede resumirse en una palabra:
jugar.
Cuando es más grande, ya no solo tiene en cuenta lo que ha
visto en su casa, sino en la calle, en la feria, en la
televisión.Esas nuevas vivencias se incorporarán a un juego
cada vez más organizado, donde no solo explorará los objetos,
sino que representará lo que percibe y siente.Al principio
habla como consigo mismo, aunque está con otros niños; otras
veces no emite palabras, solo es acción. Pero, algún dÃa, el
pequeño cumple cinco años, mamá y papá muy ilusionados lo
llevan al jardÃn: "Allà se preparará para la escuela ,
aprenderá cosas útiles".
Pero, pasa el tiempo y..."Nuestro nene va contento al jardÃn,
las maestras son muy buenas y lo quieren, pero estamos
preocupados: los chicos no hacen otra cosa que jugar .Y una
vez en la escuela: "Mis alumnos vienen a la escuela para
aprender ¿Jugar? SÃ, claro, pero en los recreos o en la casa,
porque durante las horas de clase no hay tiempo, tengo que
cumplir el programa y es tan extenso..." O, "la maestra de mi
nene dice que el primer grado no puede ser algo tan diferente
del jardÃn y que jugar sigue siendo muy importante, lo mismo
que recortar, pintar, dibujar.
Ella parece muy buena e inteligente, pero...". Estos y otros
comentarios similares, lamentablemente cotidianos en algunos
padres y maestros, marcan pautas erróneas de lo que el niño es
y hace.
Dejan traslucir no solo falta de conocimiento y de respeto
hacia la personalidad infantil, sino que delimitan los caminos
para seguir manteniendo un sistema educativo totalmente
represivo y absurdo.No comprenden que el juego es para el
infante, el modo más acabado de vivir y aprender, tanto o más
importante para él que comer o dormir. "No hay infancia sin
juego, ni juego sin infancia", dicen algunos pedagogos, y
tienen razón.
A través de esta actividad se ejercitan de manera plena, las
potencialidades fÃsicas, psÃquicas y sociales. El niño reunirá
las experiencias necesarias para conformar una personalidad
armónica e independiente.
Para jugar no existen dificultades, el niño sentirá la
necesidad imperiosa de hacerlo, cualquiera sea su edad, la
latitud que se encuentre o el contexto social que habite.
EL JUEGO Y ELLOS
Los niños no necesitan instrucciones precisas para jugar, sino
que lo hacen según sus propias reglas, marcadas por pautas de
maduración individuales.
No es necesario, y más bien puede ser contraproducente, darles
juguetes sofisticados. Los mejores juguetes son los que "dejan
volar la imaginación".
A través del juego, el niño estructura funciones básicas que
le servirán para los aprendizajes formales.
Las experiencias vitales de exploración lúdica, despertará un
mayor interés en el mundo de las personas, de los objetos y de
los conocimientos.
Al jugar, el niño expresa sus sentimientos: alegrÃa, tristeza,
desconfianza, temor, sorpresa.
Representa roles, resuelve situaciones nuevas, elabora
conceptos, crea sus propias manifestaciones expresivas,
asimila, articula determinadas imágenes sociales de su
entorno.
Desarrolla y enriquece su lenguaje interior y articulado, en
forma personal y creativa.
Incorpora pautas de socialización que lo llevará al logro
paulatino de su autonomÃa.
Logra considerables niveles de tolerancia al fracaso,
seguridad en sà mismo y en quienes lo rodean.
Nunca será poco recalcar, que padres y maestros debemos
facilitar experiencias vitales, que permitan jugar y
expresarse de muchas maneras distintas.
Poseer siempre la oportunidad de expresarse a través del
dibujo, la pintura, el armado con papeles, elementos del
medio, modelar en plastilina, arcilla, barro, etc.
No comprarle libros para que pinte sino facilitarle las
posibilidades que realice y por supuesto pinte sus propias
expresiones.
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 13/Septiembre/1991 | 00:00