HOY SE CUMPLEN DOS AÑOS DEL GOBIERNO DE MENEM
BUENOS AIRES, 07.07.91. Conductor según algunos de la "mayor
revolución de Argentina" en décadas, o responsable de "haber
traicionado promesas, esperanzas y doctrina" en opinión de
otros, el polémico presidente Carlos Menem cumple el lunes
(hoy) dos años de gestión en el gobierno.
Ungido por el peronismo, históricamente nacionalista y
populista, Menem se alió con los "archienemigos" liberales, se
alineó tras Estados Unidos, envió tropas al Golfo, privatizó
-y extranjerizó- a diestra y siniestra e indultó a generales
condenados por asesinar bajo la dictadura de 1976-1983.
Tampoco faltaron, ni mucho menos, anécdotas frívolas y
escándalos explotados por los adversarios del jefe de Estado,
quien con 61 años recién cumplidos, se apresta a dar un
balance el lunes (hoy) por radio y televisión.
El presidente asumió su cargo el 8 de julio de 1989, cuatro
meses antes de lo previsto, en el marco de la más grave crisis
socioeconómica que recuerde Argentina y ante la renuncia
anticipada de Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica
Radical.
Mientras el nuevo mandatario tomaba posesión, la sociedad se
reponía de una oleada de saqueos de alimentos y la inflación
llegaba ya al 200 por ciento mensual. Siete meses después
Argentina iba a enfrentar una segunda hiperinflación al
fracasar el primer plan económico.
El mismo hombre que en campaña electoral se había referido a
la recuperación de las Islas Malvinas hablando, como Winston
Churchill, de "sangre, sudor y lágrimas", resolvió menos de un
año después reanudar las relaciones diplomáticas y comerciales
con Londres, suspendidas desde la guerra de 1982.
Propuso -infructuosamente- la pena de muerte para
secuestradores y narcotraficantes. Meses después surgió a la
luz la creciente actividad de los carteles de la droga en
Argentina y fueron involucrados por la justicia española
funcionarios de segunda línea y familiares del jefe de
Estado.
En estos dos años también hubo espacio para el divorcio de
Menem y Zulema Yoma, que incluyó el desalojo, en junio de
1990, de la impulsiva primera dama de la residencia
oficial.
Menem, durante el primer año y medio de gestión alternó el
gobierno con las fiestas del "jet-set" local, la práctica de
deportes populares y exclusivos (fútbol y motonáutica;
baloncesto y rally) o sus apariciones en televisión entonando
y bailando tangos.
En febrero pasado, en año de elecciones legislativas y de
gobernadores y cuando Argentina parecía encaminarse a una
tercera hiperinflación, Menem restructuró su gabinete, reforzó
los equipos técnicos y se adentró en un estilo de vida
recatado, tras un retiro espiritual en un monasterio.
Ese último cambio fue el preludio al lanzamiento del más audaz
plan económico concebido en Argentina, diseñado por el
"superministro" Domingo Cavallo, virtual "primer ministro
fantasma" y "visir" de un presidente de ascendencia árabe.
El programa devolvió la convertibilidad del austral frente al
dólar, ancló por decreto la paridad cambiaria y por bando
ministerial desindexó en forma la economía, impacto que se
atenuó en parte por el escándalo provocado tras la detención,
con drogas, del astro futbolístico Diego Maradona.
En el convulsionado invierno de 1989, cuando Menem se
aprestaba a asumir, se refería a su país como a un cadáver al
que había que resucitar. Sin dudarlo, el candidato "de la
esperanza" como se lo llamó entonces, parafraseó el Nuevo
Testamento y, cual Jesucristo a Lázaro, exhortó "Argentina,
levántate y anda".
Tirios y troyanos admiten hoy (ayer) que este país
sudamericano de 32 millones de habitantes "está en movimiento"
y "pasan cosas". Pero algunos opositores, con ironía agregaron
que "nos movemos, pero no sabemos hacia donde vamos". (REUTER)
(8-A).
BUENOS AIRES, 07.07.91. Conductor según algunos de la "mayor
revolución de Argentina" en décadas, o responsable de "haber
traicionado promesas, esperanzas y doctrina" en opinión de
otros, el polémico presidente Carlos Menem cumple el lunes
(hoy) dos años de gestión en el gobierno.
Ungido por el peronismo, históricamente nacionalista y
populista, Menem se alió con los "archienemigos" liberales, se
alineó tras Estados Unidos, envió tropas al Golfo, privatizó
-y extranjerizó- a diestra y siniestra e indultó a generales
condenados por asesinar bajo la dictadura de 1976-1983.
Tampoco faltaron, ni mucho menos, anécdotas frívolas y
escándalos explotados por los adversarios del jefe de Estado,
quien con 61 años recién cumplidos, se apresta a dar un
balance el lunes (hoy) por radio y televisión.
El presidente asumió su cargo el 8 de julio de 1989, cuatro
meses antes de lo previsto, en el marco de la más grave crisis
socioeconómica que recuerde Argentina y ante la renuncia
anticipada de Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica
Radical.
Mientras el nuevo mandatario tomaba posesión, la sociedad se
reponía de una oleada de saqueos de alimentos y la inflación
llegaba ya al 200 por ciento mensual. Siete meses después
Argentina iba a enfrentar una segunda hiperinflación al
fracasar el primer plan económico.
El mismo hombre que en campaña electoral se había referido a
la recuperación de las Islas Malvinas hablando, como Winston
Churchill, de "sangre, sudor y lágrimas", resolvió menos de un
año después reanudar las relaciones diplomáticas y comerciales
con Londres, suspendidas desde la guerra de 1982.
Propuso -infructuosamente- la pena de muerte para
secuestradores y narcotraficantes. Meses después surgió a la
luz la creciente actividad de los carteles de la droga en
Argentina y fueron involucrados por la justicia española
funcionarios de segunda línea y familiares del jefe de
Estado.
En estos dos años también hubo espacio para el divorcio de
Menem y Zulema Yoma, que incluyó el desalojo, en junio de
1990, de la impulsiva primera dama de la residencia
oficial.
Menem, durante el primer año y medio de gestión alternó el
gobierno con las fiestas del "jet-set" local, la práctica de
deportes populares y exclusivos (fútbol y motonáutica;
baloncesto y rally) o sus apariciones en televisión entonando
y bailando tangos.
En febrero pasado, en año de elecciones legislativas y de
gobernadores y cuando Argentina parecía encaminarse a una
tercera hiperinflación, Menem restructuró su gabinete, reforzó
los equipos técnicos y se adentró en un estilo de vida
recatado, tras un retiro espiritual en un monasterio.
Ese último cambio fue el preludio al lanzamiento del más audaz
plan económico concebido en Argentina, diseñado por el
"superministro" Domingo Cavallo, virtual "primer ministro
fantasma" y "visir" de un presidente de ascendencia árabe.
El programa devolvió la convertibilidad del austral frente al
dólar, ancló por decreto la paridad cambiaria y por bando
ministerial desindexó en forma la economía, impacto que se
atenuó en parte por el escándalo provocado tras la detención,
con drogas, del astro futbolístico Diego Maradona.
En el convulsionado invierno de 1989, cuando Menem se
aprestaba a asumir, se refería a su país como a un cadáver al
que había que resucitar. Sin dudarlo, el candidato "de la
esperanza" como se lo llamó entonces, parafraseó el Nuevo
Testamento y, cual Jesucristo a Lázaro, exhortó "Argentina,
levántate y anda".
Tirios y troyanos admiten hoy (ayer) que este país
sudamericano de 32 millones de habitantes "está en movimiento"
y "pasan cosas". Pero algunos opositores, con ironía agregaron
que "nos movemos, pero no sabemos hacia donde vamos". (REUTER)
(8-A).
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