Madrid. 12 feb 96. El recuerdo de la visita de Eva Perón
con barcos cargados de trigo para un paÃs hambriento por
la posguerra, la mansión donde residió Juan Domingo Perón
durante su exilio, y una presencia casi permanente de su viuda
MarÃa Estela MartÃnez son los principales vestigios del
peronismo en España.
Fue en 1947 cuando Eva Duarte de Perón, cuya biografÃa
musicalizada lleva ahora al cine el director británico Alan
Parker, visitó oficialmente varios paÃses de Europa, en
calidad de esposa del presidente argentino.
Su primera y más importante escala la efectuó en una España
gobernada por el general Francisco Franco Bahamonde y cuya
situación en aquellas fechas era difÃcil: aislada de casi todo
el resto del mundo y sometida a un embargo comercial,
agradecÃa cualquier ayuda, por pequeña que fuera.
Evita se aseguró un caluroso recibimiento, al llegar con
palabras de amistad y varios barcos cargados de trigo.
A la primera dama argentina se le concedió la Gran Cruz de
Isabel la Católica y se le agasajó en todas las ciudades de la
geografÃa española que visitó, durante un extenuante periplo
en el que perdió diez kilos.
La ilustre visitante se ganó la atención del pueblo español,
agradecido por los suministros que traÃa desde el otro lado
del océano y maravillado por el aspecto suntuoso de la ex
actriz, que aparecÃa envuelta en pieles y cargada de joyas
para saludar desde los balcones, a pleno sol, a sus
admiradores.
Acostumbrada al populismo peronista, Evita no ahorró
declaraciones como las que prodigaba por toda Argentina.
Ante el Alcázar de Toledo, al observar las dificultades de sus
escoltas para mantenerla separada de los curiosos, llegó a
decir: "Que este bendito pueblo sea mi escolta".
Según contaba una amiga suya, la actriz Ninà Montián, Evita no
era precisamente una gran entusiasta de lo español.
Los periódicos españoles, en cambio, respondÃan a aquella
histórica visita con titulares tan expresivos como "Eva Perón
resume la argentinidad y la hispanidad total".
Evita, dejándose querer, dejó a la historia una frase de las
suyas, referente a su origen hispánico, que publicó en España
el ya desaparecido diario madrileño "Informaciones": "Los
trabajadores dicen que soy vasca, derecha y amiga de mis
amigos, y yo no renuncio ni puedo perder esos tÃtulos".
El fallecimiento de Eva Duarte, en 1952, motivó la celebración
de innumerables misas por su alma en la católica España.
La relación entre la "madre patria" y Evita no quedó ahÃ: un
español, el doctor Ara, embalsamó su cadáver; otro español, el
periodista Manuel Penella de Silva, reclamó la paternidad de
"Mi mensaje", libro supuestamente escrito por la primera dama
en el que se resumÃan las creencias justicialistas de la
señora Perón.
En 1955, Perón fue desposeido de la Presidencia y el cadáver
embalsamado de Evita, que ya habÃa tenido una azarosa
existencia como reliquia viajera del peronismo, desapareció.
Durante 17 años, los restos del "hada buena de los pobres"
permanecieron en paradero desconocido hasta que reaparecieron
en la "Quinta 17 de Octubre", residencia madrileña del
exiliado Perón, situada en la elitista zona residencial
madrileña de Puerta de Hierro, en 1972.
Juan Domingo Perón fijo su residencia en Madrid en 1960 y
desde aquà organizó muchos de los intentos de retorno a la
Presidencia argentina.
Quizás fuera este exceso de trabajo la causa de que el
exiliado presidente no se dejara ver demasiado en los
ambientes polÃticos y sociales madrileños durante todo ese
tiempo.
El cadáver de Evita permaneció en la segunda planta de la
"Quinta 17 de Octubre" al menos dos años.
En 1973, Perón recuperó la Presidencia argentina, pero no
llegó a ver el retorno de los restos de su segunda esposa a la
tierra que le vio nacer, ya que falleció el 1 de julio de
1974.
Finalmente, el 17 de noviembre de 1974, el cadáver de Evita
fue llevado a Argentina.
El diario "Arriba", también desaparecido, se hizo eco
posteriormente -en abril de 1975- de un rumor que recorrÃa
Madrid por aquellas fechas: MarÃa Estela MartÃnez de Perón,
tercera esposa del general y sucesora de éste en la
Presidencia argentina, hizo sesiones de espiritismo con el
cuerpo, intentando con ello "atrapar" una porción del carisma
de la mÃtica Evita.
Ventidós años después del regreso de Juan Perón a Argentina,
la lujosa mansión de Puerta de Hierro en la que el general
habitó ha sido demolida y no existe siquiera una placa que
recuerde la parte de la historia del siglo XX que allà se
desarrolló.
Sobre el solar de la "Quinta 17 de octubre" se comenzaron las
obras de unos chalés adosados, pero en la actualidad están
paradas, debido, según parece, a la quiebra de la inmobiliaria
que los construÃa.
En Madrid hay un parque "MarÃa Eva Duarte de Perón" en la zona
este de la capital, dentro del cual se halla el
correspondiente busto de la heroÃna argentina y otro parque y
una avenida dedicada al general Perón, muy cerca del estadio
del Real Madrid "Santiago Bernabéu", con una estatua de cuerpo
entero del tres veces presidente argentino, a cuyos pies
juegan los niños a la pelota.
MarÃa Estela MartÃnez de Perón volvió a Madrid tras su
dramática experiencia polÃtica en Argentina y fijó su
residencia en un elegante piso que se halla próximo a la
Iglesia de los Jerónimos, a pocos pasos de la Cibeles.
En sus primeros años después del retorno, MarÃa Estela guardó
silencio, pero el regreso de los justicialistas al poder la
animó a hablar de nuevo en defensa de Menem y a hacer viajes
esporádicos a Argentina.
En los últimos tiempos, MarÃa Estela ha vuelto a callar y a su
vida discreta y anónima. (EFE) (DIARIO HOY) (P. 11-A)
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Publicado el 12/Febrero/1996 | 00:00