Quito. 19.09.91. Dos anomalías con secuela marginal en la
sociedad. En el primer caso, infraproducción de hormonas del
crecimiento, en el segundo, una súper producción. El
crecimiento físico del ser humano es bastante curioso y
complejo. Varía según razas, regiones naturales, clima,
costumbres alimenticias, herencias familiares y disfunciones
glandulares.

El tamaño corporal distingue físicamente a un anglosajón de un
indio, un negro de un chino; e inclusive entre ramas de una
misma raza.

Así, la estatura promedio de los pigmeos africanos es de 1,35
metros; mientras que en la misma Africa, los watusi (también
de raza negra) conservan una estatura promedial de 1,85 metros.

Con respecto al tema, la historia se ha encargado de
revelarnos las lamentables discriminaciones de las que han
sido objeto los seres humanos afectados por un anormal crecimiento
corporal.

Algunos defectos genéticos o de formación marcan de por vida
el desarrollo social de los individuos que tienen la mala
suerte de padecerlos.

Este es el caso del enanismo y el gigantismo, dos
anormalidades corporales que obligaron a sus portadores, por
cientos de años, a someterse a exhibiciones circenses y que,
hasta ahora, llaman la atención. Aunque las discriminaciones
sociales han disminuido radicalmente, siempre quedan las
miradas ostigantes sobre estos seres diferentes.

CULPABLES: LAS GLANDULAS

Con resultados en extremo diferentes, a simple vista, el
enanismo y el gigantismo responden a similar anormalidad biológica.

En el primer caso a una infraproducción de hormonas del
crecimiento, y en el segundo, a una súper producción. Estas
hormonas influyen en el crecimiento de todos los huesos. Las
hormonas en mención son segregadas por la hipófisis, diminuta
glándula de la base del cráneo cuya función principal es
dirigir a las demás glándulas.

La segregación de hormonas puede alterarse a una hipo o hiper
producción por deficiencias genéticas o enfermedades
contraídas. El enanismo hipofisario, por ejemplo, está
originado por una enfermedad llamada ateliosis. Esta afección
disminuye la segregación de hormonas de crecimiento, y, como
consecuencia, el cuerpo conserva durante toda la vida su
tamaño infantil. Las personas que padecen este tipo de
enanismo tienen una inteligencia y duración de vida normal e
incluso superior, además de completamente saludable. En
cambio, la mayoría de ellos no se desarrolla sexualmente, dado
que la pituitaria que fabrica la hormona del crecimiento es
también la productora de las hormonas sexuales.

También la insuficiencia de tiroxina, hormona producida por la
glándula tiroides en el cuello, puede producir ciertos grados
de enanismo. Esta deficiencia de tiroxina puede ser congénita,
como en el caso del cretinismo.

Otro tipo de enanismo es la acondroplasia, provocada por
fallos congénitos en la formación ósea. Esta malformación
-para la que no existe tratamiento- altera el crecimiento de
todos los miembros menos de la cabeza que alcanza su tamaño
normal. Las piernas de los acondroplásicos no crecen porque
los cartílagos entre los tallos y los extremos de los huesos
son excesivamente pequeños. Su cráneo es desproporcionadamente
grande, las manos pequeñas y pesadas y las piernas encorvadas.
La espina dorsal también puede deformarse. Las personas que
padecen acondroplasia son mentalmente inteligentes,
sexualmente normales y físicamente fuertes.

Aunque menos comunes existen además otras causas de enanismo
-para las que sí existe tratamiento- como las perturbaciones
de hígado, riñones, corazón, pulmones y páncreas, que provocan
una anormal absorción de nutrientes.

GIGANTISMO

Con una talla que sobrepasó los 2,70 metros, el norteamericano
Robert Wadlow (muerto en 1940) fue, probablemente, el hombre
más alto del mundo. Evidentemente padecía una disfunción
hormonal: el gigantismo, originado por un exceso de producción
de hormonas del crecimiento, a menudo como resultado de un
tumor en la glándula pituitaria.

Esta alteración provoca efectos diferentes según se produzca
en la niñez y juventud o en la adultez. En una persona joven,
el crecimiento normal de los tejidos de todo el cuerpo se
acelera hasta alcanzar estaturas excesivas, de 2 a 2,5 metro o
más. Esta anomalía es más frecuente en los hombres que en las
mujeres.

Si el tumor de la glándula sigue creciendo, pueden presentarse
complicaciones, como la destrución de las células que producen
hormonas con otras funciones, en estos casos, la función
sexual también falla. Además se producen intensos dolores de
cabeza y en muchos casos, dada la presión sobre los nervios de
los ojos, puede desencadenarse la ceguera.

Ya en un adulto, la producción excesiva de estas hormonas del
crecimiento puede dar lugar a la acromegalia, crecimiento
desproporcionado de ciertos huesos, como el maxilar inferior,
la cabeza, las manos o los pies. Estas deformaciones no podían
darse en los huesos largos de las piernas y brazos, como en el
caso de los jóvenes, ya que en la adultez alcanzan su
crecimiento máximo.
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 19/Septiembre/1991

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el